24-Encrucijada.
Joseph intentaba organizar sus ideas pero nada lograba cobrar sentido. Al llegar a su edificio, se dirigía a la puerta luego de subir las escaleras cuando sintió pasos tras suyo y por reflejo se volteó, impresionándose. Nunca se hubiera imaginado que Kaiba viniera tras él.
¡Con que esta es la pocilga en que te alojas!—dijo el millonario con evidente desdén.
¿Qué rayos haces aquí?—preguntó alerta el rubio.
He pensado en una manera en que los dos obtengamos lo que queremos—dijo el millonario mirándolo directamente con sus impactantes ojos azules. Joey no sabía a que se refería pero la inquietud crecía en él con solo tenerlo cerca.
¿A qué te…?—no pudo terminar la pregunta porque su cuerpo fue empujado contra la pared. Kaiba se mantuvo con las manos apoyadas a los lados de Wheeler mientras agachaba un poco su cara para quedar justo frente a frente.
¿Cómo es que le dicen ustedes?—preguntó de pronto buscando las palabras en su mente--¡Estás jodido!—esas palabras chocaron a Joseph que no podía reaccionar de inmediato y antes de que lo hiciera el otro prosiguió--¿Tanto necesitas que te follen?—las manos del melado se cerraron en puños pero permanecieron donde estaban.
¡Ese no es tu problema! ¡Además! ¿Cómo sabes que yo no era el que iba a follar?—quería asquearlo con su actitud y lenguaje. Aunque era el mismo usado por el otro sabía que el castaño se ofendería si le hablaba de tal manera.
Ese tipo de antes no era de los que se dejan y tú lo sabes—contestó Seto con certeza dejando al otro sin palabras para defenderse.
¡Como dije, eso…!—dijo el rubio.
¡Como dije…!--exclamó Kaiba cortándole—Tengo algo que resolverá las necesidades de ambos—añadió.
¿De qué…?—preguntaba Joseph con el ceño fruncido cuando el otro aclaró.
¡Tú necesitas quien te folle y yo quiero el número de tu hermana!—
Por un momento los melados ojos miraron estupefactos a los del otro y abrió los labios luego con ansias de decirle lo que se merecía en aquel momento mientras su cuerpo se estremecía de ira y su corazón de dolor al ver lo que el otro estaba dispuesto a hacer por tener a su hermana. Pero las palabras no salieron. Y no salieron porque una experta boca tocó los labios con infinita pericia mientras la lengua comenzó una exhaustiva búsqueda. Los brazos de Kaiba atraparon los de Wheeler en un abrazo fuerte haciendo que el contacto entre los dos cuerpos se extendiera por entero.
Dete…--trató de decir el melado escapando de su boca.
¿En realidad no quieres? Te advierto que soy muy bueno—dijo el otro junto a su oído haciendo que el otro se estremeciera y disfrutando de ello, sus dientes acariciaron descendientemente el lado del cuello del reportero mientras su pierna rozaba el lado interno de las del otro.
Wheeler lanzó un trémulo gemido y después--¡Deja…!—nada más pudo salir de su boca pues de pronto tenía esa lengua. Sus brazos fueron liberados mientras su cadera era asida con pasión. Su boca fue abandonada nuevamente para ir a por su cuello—Pero dijiste… ah! Dijiste que…--fue volteado y su cuello atacado desde atrás. La sensación del cuerpo del ojos azules tras el suyo fue demasiado para su compostura--…dijiste que eso de los hombres… lo habías inventado—sus manos se agarrotaron contra el concreto de la pared, la mano de Seto se deslizó hacia abajo por dentro de la bragueta de los jeans de Joey y este reaccionó estirándose hacia atrás de manera que su espalda chocó con el pecho del otro. El gemido que lanzó fue más largo esta vez.
Veo que te tienta, perro—susurró Kaiba sobre su oreja con voz ronroneante.
Con el ceño fruncido mientras soportaba el deseo dentro de él Wheeler sopesó todo aquello que podía pasar si el otro se enteraba del engaño en contra de ver realizado aquello que quería. ¿Dejaría que eso continuara pasando?