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Después de todo… te amo (omegaverse) por jashinista

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Notas del capitulo:

Hola, un nuevo capítulo XD

Realmente me sorprendo ya que estoy cumpliendo mi promesa, pero esto cuesta que mis otros fic los desatienda  u¬¬

en fin le echare toda la imaginación que tengo para continuar con mis otros fic, en fin disfruten la lectura 

Kotaro se levantó un poco tarde y eso daba igual a un Kotaro de mal humor.

—Maldición, maldición no debí, no debí –dijo entrando al baño y dándose una ducha rápida, al terminarse de bañar caminó hasta el espejo que estaba por sobre el lavamanos.

—Clámate, te llevaré— dijo Musashi cruzando los brazos y recargándose en el marco de la puerta.

—Cállate, que por ti me levanté tarde—Musashi sonrió, sin duda ya estaba aceptando lo que era, antes hubiera respondido de otra manera  como  “no te necesito” o “prefiero llegar tarde a que me lleves”—.Espero que tu carro sea rápido—dijo dándole los últimos toques a su peinado.

—Te ves bien,  si llegarás rápido y sin problemas.

—Muévete a cambiarte entonces.

—Quiero bañarme.

— ¡Maldición! ¡ Hazlo rápido!—enserio había cambiado.Siendo sincero con él mismo esperaba una respuesta como: “ya olvídalo, me iré solo”

Divertido por la actitud que había tomado su Omega comenzó a tardarse a propósito, al menos que lo viera Kotaro, más tenía el tiempo contado y muy bien calculado.

— ¡Musashi!—más que un reclamo parecía un berrinche.

Kotaro estaba ya en el asiento del copiloto mientras que su mano apretaba frecuentemente la bocina.

—Ya voy, ya voy—salió de la casa y cerró con llave para luego entrar al auto y ponerlo en marcha—Kotaro.

— ¿Qué?—preguntósin mirarlo.

— ¿No estas adolorido?—en ese momento Kotarovolteóa verlo a la par que se ponía rojo de la vergüenza y el coraje que tenía. La noche anterior simplemente fue un momento de debilidad, nada más.

— ¿Cómo se te ocurre preguntarme eso?

—Sólo preguntaba.

—Pues no preguntes más—una pequeña risita salió de los labios del  Alfa. Kotaro se veía tan tierno con ese sonrojo.

Al llegar al trabajo abrió la puerta para luego voltear a ver a Musashi, sin darle tiempo a reaccionar a su Alfa; lo agarróde cuello de la camisa y lo acercó a sus labios, dejando en shock al contrario.

—Que… —dijo frunciendo el ceño y desviando la mirada mientras un sonrojo de pena se  apoderaba de sus mejillas—, que tengas un buen día en tu trabajo—dicho eso salió del autoy corrió hacia el local.

—Igual tú, Kotaro—dijo mientras sonreía. Estiro su mano para alcanzar la puerta y cerrarla ya que el despistado de Kotaro la había dejado abierta por su urgencia de huirde lo que había hecho.

Condujo a su trabajo. La mañana parecía más hermosa que cualquier otro día, sin duda estaba de muy buen humor.

Llegó al trabajo y lo primero que vio fue a su jefe hablando con unos empresarios.Un hombre de cabello castaño con un mechón más claro que su cabello; su saco lo tenía sobrepuesto en sus hombros, aunado a una mirada seductora y una sonrisa hipócrita, en su oreja llevaba un pircing. En pocas palabras un Omega, un Omega dirigiendo la empresa más famosa de todo Japón más los Alfas y Betas que trabajaban en ese lugar no decían nada. Claro que no lo hacían por las influencias que tenía ese Omega o por que tuviera el respeto de todos.

En ese momento entró un enorme hombre, quizás unos dos metros o más, con cabello largo y negro,  una musculatura impresionante digna de un gigante, el Alfa más enorme que gamas había visto en su vida. Por esa razón nadie se atrevía a meterse con ese Omega, nadie.

—Estamos haciendo lo posible—dijo el Omega a los empresarios, cuando volteó de reojo y observó  a Musashi entrar—, heyMusashi—dijo a la par que se retiraba de los empresarios, algo muy mal visto para un Omega que dejara hablando solo a un Alfa, pero antes de que dijeran algo o siquiera hicieran un gesto de desagrado se escuchó una exhalación pesada, al voltear se encontraron con la mirada asesina del mastodonte que recientemente estaba a espaldas del jefe de esa empresa.

—Jefe Reiji.

—Ya te había dicho que me llamaras sólo Marco—dijo cerrando los ojos fingiendo que estaba ofendido—, eso de jefe me hace sentir viejo —levantó la mirada y se encontró con la del gigante.

—Está bien.

—Recibí una llamada esta mañana, me dijo que te diera el día libre.

— ¿Disculpe?

—Sí, tenían algo que decirte.

— ¿Tenían?

—No me dijeron los detalles pero igual no importa—dijo a la par que cruzaba sus brazos—, dijeron que te diera el día así que te lo daré, aparte dijo que no te lo descontará ya que te haría falta o al menos a tu Omega.

— ¿Pero quién pudo haberle pedido eso?

—Hay cosas que no te combinen saber—dijo dándose la media vuelta y caminando hacia los empresarios—, después de todo el mundo se rige de una sola forma—sonrió de lado a la par que le lanzaba una mirada filosa—,  los que crees superiores en realidad siguen ordenes de alguien mayor—dicho eso se marchó del lugar junto con los empresarios.

—De acuerdo ¿seguimos?—fue lo último que escucho Musashi antes de que Marco desapareciera por el pasillo.

Una extraño sensación sintió en sus adentros, ¿un presentimiento? ¿Una corazonada? No lo sabía más le dio a entender que tenía que tener cuidado de ahora en delante.

Su celular sonó, rápidamente lo sacó de su bolsillo y miró el número, desconocido, apretó la pantalla para contestar.

— ¿Diga?

— ¿Estás listo Musashi?—escuchó la voz al otro lado de la línea, era el hombre que quería discutir acerca de su Omega.

.

.

Después de salir corriendo del auto como un completo cobarde entró al local, dándose un golpe mental por la acción que había hecho hace unos momentos, digna acción para un Omega.

—Estúpido.

—Kotaro —lo llamó una chica.

— ¿Qué?

—El jefe te habla.

— ¿Ahora que quiere?

—No lo sé, sólo ve— chasqueó la lengua y fue con el jefe, metiéndose en la mente que si se volvía a sobrepasar con él lo dejaría sin descendencia  por el golpe que le daría.

—Kotaro—dijo un hombre bajito y un poco regordete,  una barba larga  y un bigote en punta, no tenía mucho pelo, su cabello era negro, una extraña razón ya que el cabello no se le había caído por la edad, que mal gusto en el corte de pelo.

El hombre miró a detalle al Omega que estaba parando enfrente de él, dándole un sorbo al tarro de sake que tenía amarrado por la muñeca, al menos la boca del tarro.

—Tienes el día libre—esas palabras sorprendieron a Kotaro, normalmente ese hombre lo tenía todo el día en el trabajo simplemente para verle el trasero y las caderas; ya que no podía mentir en una solicitud.

—Y, ¿por qué?—Dijo cruzando los brazos, no creía ninguna palabra de ese hombre y sobretodo de que en ese restaurante era el único Omega—, sabe que no quiero malgastar los días libres—añadió desviando la mirada, sabía a qué se refería  con “malgastar los días libres”.

—Veamos –dijo sacando una agenda—, estás a un mes y medio de entrar de nuevo en celo.

—Tsh—chasqueó la lengua con enfado, odiaba que ese hombre tuviera esa información; aunque era necesaria ya que no quería unas disputas con los Alfas y Betas cuando este entrara en celo. A pesar de que usara  supresores del celo, bloqueadores de feromonas y  alteradores de género: simplemente no podía usarlos tan seguido ya que eso afectaría su salud. Y en un futuro lejano le quitaría la ilusiones poder tener crías con Musashi; es la ilusión de todo Omega por más que se negara a lo que era, ¿me  descontará el día?

—No, ahora ya vete –Kotaro rodó los ojos y salió molesto de la oficina, ese maldito viejo actuaba como si nada pero su maldita oficina apestaba a lujuria cada vez que éste cruzaba la puerta. No quería imaginarse las cosas que pensaba al momento de tenerlo enfrente.

Pervertido, viejo asqueroso, poco inteligente…

Kotaro—se escuchó a sus espaladas la voz de una mujer.

¿¡Qué!?—grito a la par que volteaba a ver a la Alfa

—No me hables así,  soy un rango superior.

—Mira—dijo apuntando hacia donde estaban los clientes, la alfa volteó a ver lo que apuntaba ese Omega—, dile a alguien que le importe —en ese momento miró como un cierto pelirrojo del otro día entró al restaurante y como Kotaro estaba apuntando y mirando a su dirección éste aprovecho para sonreírle—todos son unos pervertidos en este lugar

— ¿Lo atiendes?—pregunto la Alfa al chico de cabello morado.

—Estoy a punto de irme.

—Pero aún no lo haces ¿o sí?—Kotaro chasqueó la lengua y miró a esa maldita a los ojos con mucha rabia.

—Si el jefe me ve aquí será tu culpa.

—Sólo pídele la orden, yo me harécargo de llevárselo para que puedas irte ya.

— ¿Por qué tú no lo haces?

—Porque estoy ocupada—Kotaropuso los ojos en blanco por lo dicho, ya que no era la primera vez que dicíatal mentira. Sin opción alguna metió sus manos al mandil blanco que estaba de la cintura hacia abajo, sacando de este una libreta y una pluma. Se acercó al hombre con lentes oscuros.

— ¿Qué desea ordenar?—evitó a toda costa verlo.

—No vine aquí a pedir nada.

— ¿Viene a que lo dejen plantado de nuevo? —el hombre de cabello rojo bajó un poco sus lentes a la par que le sonreía al mesero.

—No exactamente—se levantó de la silla para estar frente a frente—. Soy HayatoAkaba—dijo agarrando con delicadeza la mano del Omega, poniendo incómodo al joven mesero.

—Ciertamente no me interesa—mencionó desviando la mirada a otro lado y apartando su mano de la contraria.

—Je, ¿Cómo te llamas?—Kotaro miró al atrevido Alfa.

— ¿Por qué cree que le diré mi nombre?

—Es la política de los restaurantes, tienes que decir tu nombre antes de atender a las personas. ¿Por qué crees que en tu uniforme está un gafete con tu nombre?

—Y… entonces ¿Por qué no lo lee usted mismo?

—No sería la misma educación, además que no está escrito tu apellido—Iba a contestarle de una manera que dudaba que jamás le habían dicho al Alfa, más su situación lo detuvo. El jefe fue muy claro: “Otro problema con los clientes y quedas despedido, ¿Entendiste Kotaro?”. Chasqueó la lengua; no pasaría nada si sólo le decía su nombre completo.

—Kotaro.

— ¿Disculpa?—el mesero volteó a ver al Alfa, odiaba volver a repetir las cosas.

—Me llamo SasakiKotaro.

—Je—cerró los ojos y formo una pequeña sonrisa en su rostro. Tomó la mano del omega y la guió a su boca, depositando un cortobeso; no le dio tiempo de reaccionar cuando el Alfa ya había retirado sus  labios de la piel.

— ¡Deja de agarrarme la mano! —explotó de rabia y qutó su mano del agarre del pelirrojo; dando una fuerte bofetada a Akaba. Le volteó el rostro, dejando una marca roja en su mejilla izquierda

—Eso…—mencionó sin mover su cabeza, solamente guió su mano a la mejilla lastimada —No me lo  esperaba —volteó a ver al Omega que seguía mirándolo con ira—. Nadie, ni siquiera un Alfa me había golpeado —fijó sus ojos rojos en los grises.

—Algún día pasaría y me alegro mucho de ser el primero en ponerte en tu lugar.

No quería seguir viéndolo así que se retiró: que los demás Betas y Alfas lo atendieran. Le habían dado el día libre y no lo desaprovecharía con un Alfa que buscaba un culo caliente.

—Hablando de culo caliente…—Detuvo su caminata y pensó unos momentos para luego sacar su celular y llamar a Musashi.

— ¿Si?

—Musashi, me dieron el día, ¿podemos ir a comer en tu descanso?

—Verás Kotaro… también me dieron el día pero tengo que reunirme con unos sujetos.

— ¿Es importante?

—Mucho.

—De acuerdo, te espero en casa —quitó el celular de su oreja para luego colgar; se sentía un poco decepcionado porque Musahsi no pasaría ese día con él.

—No seas idiota,Kotaro—se regañó a si mismo por lo que sentía en esos momentos—, así  actúan los Omegas—dicho eso a su mente siguió con la caminata hasta su hogar.

Esa tarde estaba muy pensativo… en esa mañana en donde decidió mandar a la mierda todo eso de ser un Omega, teniendo dos hermanos mayores que para mal ambos eran Alfas. Escuchaba a sus hermanos decirle el cómo tenía que portarse, un pretexto para que él hiciera todo. Al menos el mayor no era tan mandón como el que seguía.

*

*

*

Era la mañana del primer día de escuela, la molesta alarma sonaba obligando a levantarse de su cama a un chico de quince años. Se incorporó hasta quedar sentado, somnoliento miró a toda su habitación y justo en frente de su clóseetcolgaba la ropa del colegio. Las prendas eran de un color azul marino y la camisa blanca al igual que las medias y zapatos negros.

Comenzó a vestirse, colocándose la camisa blanca, el short diminuto con las mallas que le llegaban un poco más arriba de las piernas casi llegando a sus glúteos, la liga blanca que unía el short y las medias, por último los zapatos negros y la corbata.

—Sigo insistiendo que esto es una estupidez, luego se quejan que por que salen muchos Omegas violados—dijo mientras veía su cuerpo en el espejo de cuerpo completo. Después de susurrar cosas acerca de las decisiones estúpidas para los Omegas y maldecir a los Alfas por ser los superiores, a los Betas por ser normales y maldecirse a sí mismo por ser Omega.

Cuando bajo las escaleras, y en el trayecto de estas, se estaba mentalizando a lo que escucharía en la boca de su estúpido hermano, en como lo defendería el mayor, en los besos y abrazos que le daría su madre Omega y los celos de su mamá Alfa.

Al entrar a la cocina toda su familia dejó de comer y lo miraron a detalle.

—Este será un largo día—suspiró profundo y miro como su estúpido hermano abría la boca, el primer comentario del día acerca de por fin vestirse como un Omega.

Continuará…

Notas finales:

¿Qué tal? ¿Les gusto?

Siguiente capítulo la vida de Kotaro yei  XD espero que les guste, en fin hasta la próxima 


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