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Aunque eres más de lo que puedo manejar... por Yeta

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Tony no estaba interesado en las exposiciones del museo, pero tenía que admitir que se estaba divirtiendo y pasando una mañana agradable con Steve. O mejor dicho: observando a Steve. El Omega se veía fascinado con cada exposición y prestaba atención a todas las explicaciones de los que exponían. No importó si las piezas que se presentaban ante sus ojos eran egipcias, griegas o pinturas de reconocidos artistas antiguos o nuevos. Steve se veía como niño en dulcería y con la tarjeta liberada de papá.

Tony se rió bajito buscando un paquete de dulces de su bolsillo, había comprado varios y los guardaba en casi todos los bolsillos de sus ropas, en la cocina, su taller y hasta en los autos. Pepper señaló que estaba siempre que lo veía estaba masticando algo, Tony culpó a sus nervios por su proyecto con Steve. El Omega que aparentemente no tenía ningún interés en almorzar, a pesar que solo tomó un té como desayuno mientras Tony bebía su tercera tasa de café y comía casi media caja de donas cuando pasó a buscarlo. Clint se había burlado de él cuando le negó tomar una de las donas de la caja, pero aquellas eran para Steve y que su Omega no quisiera comerlas solo lo hizo pensar en que era mejor guardarlas a dárselas a otros. Que Clint se buscara sus propios dulces.

Cuando pasaron las doce del mediodía, Tony no podía ocultar que ya se estaba cansando, ¿de dónde sacaba tanta energía Steve? Solo paraban lo justo y necesario, lo veía hablar con las personas que estaban igual de interesadas de él y de vez en cuando le tomaba la mano cuando notaba que el Alfa se estaba quedando muy atrás. Cuando vio un banco libre se sentó sin prestar ni mínima atención a la pintura frente a él. Cuando Steve se sentó a su lado sonrió al sentir sus feromonas, todo indicaba que Steve estaba en su salsa.

—¿Quieres irte?— escuchó la pregunta e hizo una mueca, no quería arruinar la diversión de Steve. Aunque el concepto de diversión entre su Omega y él tenía una milla de diferencias. —Siempre quise visitar un lugar así, gracias.— recibió un beso en la mejilla que lo hizo mirar el rostro del rubio, si su sonrisa no delataba que estaba encantado por el lugar que visitaron sus feromonas si lo hacían —Pero creo que me prometiste un recorrido por tu torre.

—Más específicamente: mi cuarto— recalcó más animado, pero estaba seguro que el sueño que se le pegó de tanto tiempo en un lugar tan tranquilo lo haría tardar en ponerse a tono.

Se fueron tomados de la mano hacia fuera de metropolitano y para agobio del Alfa Steve comenzó a contarle lo que los expositores hablaron, sabiendo que él no prestó atención.

Su teléfono vibró y miró en el sin dejar de sentir con la cabeza a Steve. Tenía varias llamadas perdidas de Clint y Loki, los ignoró. Antes de salir les había dicho que dejaran sus riñas para ellos mismos y si se tratara de Peter sería Happy o Pepper quién lo llamaría, así que decidió no darle mayor importancia.

Mientras viajaba olfateó nada disimuladamente a Steve, cerca de su cuello. Cuando había ido a verlo en el día anterior había sentido su aroma más dulce, diferente al habitual, aunque no empalagoso. Pero hoy cuando fue a buscarlo no lo sintió de la misma forma, volvió al mismo aroma armonioso de siempre. Pensó que tal vez su celo se estaba acercando, el que tuvo en su hogar fue considerado como un falso celo, uno provocado por su presencia aparentemente. Steve lo miró con una ceja por lo que hizo y él de encogió de hombros. Ya lo había analizado, debatido consigo mismo y Bruce (un Bruce que de durmió antes de la mitad del debate) y también había hablado con psicoterapeuta de su adolescencia sobre el tema. Realmente lo había pensado y su conclusión fue que estaba aterrado hasta los huesos del compromiso y el futuro. Pero también quería, realmente lo hacía, no perder la oportunidad de formar una familia más allá del mocoso.

Y de paso ir a la tumba de su padre para decirle que se equivocó, que no era un Alfa mediocre. Qué podía hacer las cosas bien, no siendo un maldito en el proceso.

Al llegar a la torre muchos saludaron y miraron a Steve curiosos. No llevaba a ninguna de sus conquistas a la torre desde que Pepper lo amenazó con cortarle las pelotas si la hacía "sacar la basura" nuevamente. Pero Steve no era una conquista más.

Notó la incomodidad del Omega por las miradas, en el Metropolitano no habían sido tan observados. Debía decirle que pronto tendría más que miradas sobre él si desidia quedarse. Toda su vida estuvo bajo los reflectores, los periodistas y paparazzi eran algo tan común que olvidó que para otros no era así.

—Se calmaran cuando te vean todos los días— dijo cuando el ascensor comenzó a llevarlos al piso que le correspondía —. A Peter ya lo saludan como si viviera aquí hace años.

—Es bueno escucharlo— sonrió y lo miró de costado —¿Planeas traerme aquí todos los días?

—Planeo hacer que te quedes aquí todos los días— contestó con un tono serio que lo sorprendió.

Y Steve también aparentemente, porque solo asintió mirando hacia las puertas cerradas. Cuando se sonrieron para dar paso a su hogar notó la mirada crítica de Steve, era la misma que Peter cuando llegó por primera vez. Y al igual que el mocoso cuando captó su mirada sobre él carraspeó y dijo:

—Es lindo.

Tony soltó una carcajada, era obvio que el Omega estaba intentando no decir algo que lo hiciera hacer mal.

—No te gusta— afirmó y Steve lo confirmó con ese leve sonrojó, se veía como si hubiera sido atrapado haciendo algo malo.

—No, lo siento, es que se siente tan solitario. Cómo si acabaras de mudarte— explicó mirando a su alrededor.

Tony mantenía el lugar ordenado y limpio, los muebles eran los justos y necesarios para dar "bulto" en cada espacio. Pero entendía el punto de Peter y Steve. Las paredes blancas y pulcras parecían recién pintadas y los muebles, hasta el gran sillón parecían nunca usados. Jamás le dio importancia, pasaba más tiempo en su taller y su cuarto, hasta tenía un pequeño refri en su taller para no ir a la cocina. Usualmente comía fuera, en su taller o en el laboratorio de Bruce. Lo único que pareció ahora ser usado con más frecuencia fue la cocina, gracia a Peter. Tomó un gusto por compartir el desayuno y las demás horas de comida del día en ese lugar con el mocoso, Bruce y de forma ocasional Pepper. Y Steve pareció darse cuenta porque sonrió un poco al entrar a ese lugar.

—Huele a casa— escuchó el comentario y tuvo que asentir de acuerdo. El aroma de Peter, Bruce y suyo estaba en el lugar. Al contrario de las demás partes, éste parecía estar marcado con sus aromas en armonía. Pero...

El Alfa en él gruñó en desacuerdo, faltaba el aroma y la presencia constante de su Omega.

—Sería mejor si te tuviera aquí también— mencionó abriendo la heladera, sacó jamón y queso. También aderezos y luego buscó en todos los gabinetes pan. —¿Por qué siempre me esconden las cosas?

—Tony— volteó a ver a Steve, tenía una canasta con pan en la mano. —Estaba en la mesa.

Hizo dos sándwich y le ofreció uno a Steve, pero recibió una negativa como respuesta.

—¿Quieres otra cosa? Haría algo más pero lo último que quiero es intoxicarte. Puedo llamar...

—No, gracias. No tengo hambre.

—¿Estás enfermo?— preguntó preocupado, masticando ya su sándwich —No desayunas, ayer casi no comiste tampoco. No me digas... ¿estás en una dieta rara? Porque tú cuerpo es perfecto, cariño. Pilates te hace muy bien.

—No hago pilates, no estoy enfermo y tampoco hago una dieta extraña— se rió despreocupado —En realidad tengo mucha energía, desde hace unos días me siento más activo de lo habitual. No es molesto, solo no puedo parar de hacer cosas. Aunque tengo problemas para dormir...

Tony frunció el ceño por lo que Steve acababa de decir, era preocupante que estuviera teniendo ese problema. Él sufrió de insomnio y demás trastornos del sueño como para saber que no era una dificultad minúscula.

—Debes ir al médico— Bien, él no era exactamente la persona indicada para señalar a otros sobre los cuidad de su salud, pero si se trataba de alguien por quien sentía afecto podía hacerse el saludable.

Steve solo rodó los ojos y se encogió de hombros cuando siguió mirándolo fijamente, insistente.

—No necesito uno, me siento bien.

—Si no quieres ir a una clínica puedo decirle a Bruce que te revise, le diré ahora— sacó su celular y escribió rápidamente un mensaje antes de que el Omega pudiera negarse —Listo. Todos contentos.

—Estoy bien, solo tuve sueños raros.

—¿Sucios?— su preocupación se hizo un poco a un lado para dejar pasar la curiosidad.

—¿A qué te refieres con...Oh? No, nada de eso— Definitivamente amaba ese sonrojo. Steve se vio indeciso y luego suspiró —Tuve sueños sobre estrellarme contra el mar en un avión, el ultimo fue el más real y creo que fue por eso que no pude subir al avión el otro día. Estaba en la cabina y maniobre los controles para caer en picada...

Tony se atragantó con el sándwich. Steve se movió rápido para darle un vaso con agua, el cual bebió sintiendo el hambre abandonarlo.

—Por favor dime que no eres suicida— Ya estaba pensando en llamar a su psicoterapeuta y psicólogo, ¿estaba permitido que una pareja tuviera los mismos doctores? No lo sabía, pero iba a averiguarlo.

—No, Dios... Tony, solo fue un sueño. Uno muy raro, pero un su sueño nada más. ¿Tú nunca tuviste alguno así?

—No en el que provoco mi muerte— contestó aun incomodo, no le agradó nada lo que escuchó, ahora tardaría en quitarse la imagen de la cabeza. —El más raro fue el estar comiendo donas en una dona gigante con una armadura roja y dorada puesta. ¿Quieres donas? Sé que tienen que estar por algún lado.

—Deja de intentar darme comida y definitivamente el tuyo es más raro.

—Puedo discutir eso— Podía y pensaba hacerlo, pero recordó que también habían galletas por algún lado. Sentía que si lograba hacer que Steve comiera algo su inquietud se esfumaría.

—Se que puedes— escuchó a su lado, Steve estaba cerrando las alacenas y cajones que abrió y dejó abiertos —¿no me prometiste un recorrido por tu cuarto?

Tony lo miró de costado, apretando los labios captando el cambio en el aroma de Steve. Sus feromonas querían atraer al Alfa y él se dejó engatusar. El Omega no había hecho eso con sus feromonas antes.

—Te dije que extrañarías tener un poco de esto— fue todo lo que dijo tomando su mano para prácticamente correr hacia su cuarto. Miedos e inquietudes fuera de su mente cuando cayeron sobre la cama.

***

—Está furioso, no va a dejar que abras la boca antes de romperte la cara. Siempre quiso hacerlo, esta es la escusa perfecta y te aseguro que la va a aprovechar...

—¡Te puedes callar!—gritó Loki perdiendo el control de su temperamento. Clint no se callaba, el estúpido Alfa que pescó a Steve no contestaba y Bucky llamó hace horas exigiendo la dirección donde se estaba quedando su hermano, para luego insultarlos y amenazar con darles la paliza de su vida por arrastrar a Steve por el mal camino y muchas tonterías mas.

Aparentemente la gentuza se encargó de contarle con lujo de detalles, que no tenían, que Steve había metido dos Alfas en su casa y solo ellos sabrán qué mentira agregaron en la historia para que aquel estuviera tan enfurecido.

Loki sabía bien que si alguien iba a ser golpeado aquí, no seria él. Antes le entregaría en bandeja a Tony.

—¡Malditos calenturientos, atiendan!

—No lo harán— Clint cantó desde la cocina, mandando un mensaje a Bruce. El Alfa le había dicho que Tony estaba en la torre, Happy se lo confirmó. Estaba preocupado por Steve, sabía que por ser su hermano el único familiar que le quedaba y no verlo seguido suele permitirle cosas que a otros no. Bucky no era malo, solo demasiado sobre protector.

Cuando Loki se quejó de la falta de celular de Steve rodó los ojos. Su amigo tuvo una larga lista de celulares, pero se rindió cuando no logró mantener ninguno por mucho tiempo. La habilidad de Steve por romper aquellos aparatos era impresionante.

—Al diablo, no pienso estar aquí cuando ese estúpido llegue— dijo Loki lanzándose al sillón dramáticamente —Del uno al diez, ¿Cuánto gritaras al ver a Laura?

—Cero— contestó olvidando a Steve, su sugar Alfa y Bucky.

—Dije del uno al diez, idiota— mascullo Loki acomodándose —Vas a verla, con su abogada y la jueza de la corte familiar que nos tocó. Tiene que verte como un santo, para eso no debes abrir la boca o mostrarte molesto. Te pondré a picar cebolla antes de irnos.

—Va a olerla— dijo nervoso por ver a su ex de nuevo, estaba molesto pero deseaba estar con sus hijos nuevamente.

—Claro, por eso te bañaras para quitar el olor y no te limpiaras los ojos, que te vea destrozado. Desconsolado.

—Lo estoy— y era cierto, todavía no sabía como no se había desmoronado como lo hizo en el hospital.

—Pero Laura, la madre, tiene las de ganar así que hazme caso. Y antes de que digas algo estúpido escucha. Ser la madre le da puntos y tener una relación "estable" con un Alfa que la mantiene y provee para sus hijos suma más puntos. Tú, por otro lado, eres el padre y eso no te hace indispensable. Ya sabes lo que dicen: padres hay muchos, madre hay una sola. Y estas desempleado, tu familia no te apoya, tu reputación no es la mejor...

—¡Espera, espera, espera...! ¿Qué con mi reputación?

—Aquel imbécil presentó una demanda para impedir que veas a los cachorros porque eres peligroso, con tu esposa como testigo confirmándolo.

—¡Eso es mentira!

—La verdad no importa, solo lo que es creíble. Así que repite conmigo: Haré y diré todo lo que digas.

—Haré y diré todo lo que digas— repitió mirando al techo desanimado, ni siquiera podía enojarse, solo sentía decepción por su esposa.

—Buen chico— Loki le dio unas palmaditas sobre la cabeza, se había levantado y caminaba hacia el perchero cerca de la salida. —Iré por un café, si Steve se digna a dar señales de vida avísame.

Asintió en silencio y fue hacia el balcón. Un aroma fuerte, territorial llegó junto a una briza erizando su piel y distrayendo sus preocupaciones. Había un Alfa molesto cerca. Miró hacia la calle, estaba muy lejos. Se estiró un poco hacia abajo y olfateó, frunciendo el ceño esperó que la barandilla fuera resistente porque si no sufriría una caída muy fea o hasta mortal. Se estiró hacia abajo y solo pudo ver una cabellera roja. Captó su aroma y sí, su vecina de abajo era Alfa, una muy molesta por su aroma. Cuando la mujer miró hacia arriaba captando su mirada con sus ojos verdes y penetrantes se tensó dándose cuenta que estaba espiando a su vecina, una vecina con un aroma y mirada demasiado amenazadora.

*

*

*

—Steve— la forma en la que Tony jadeaba o gruñía su nombre le encantaba. No mintió cuando dijo que se sentía con demasiada energía.

El Alfa acompañaba sus movimientos impulsando sus caderas hacia arriba, logrando que cuando él bajaba sus muslos chocaran contras los otros haciendo un ruido obscenamente exquisito. No supo bien cuándo ni cómo terminó con Tony tendido sobre la cama y él montando su pene enérgicamente. Se arqueó nuevamente gimiendo sin ocultar como se sentía, sintiendo sus músculos tensarse, con la realización de que necesitaba más. No tardó mucho en darse cuenta qué era lo que quería.

—Tu nudo... lo necesito, ahora...— comenzó impulsarse con más fuerza, gemir más fuerte. Sentía su entrada demasiado mojada gracias a su lubricante natural y a que Tony ya había acabado en su interior una vez. Recordaba vagamente el dolor y la incomodidad luego de cada vez que terminó con el nudo del Alfa las anteriores veces que lo habían hecho. Pero no importaba, quería sentirlo dentro, palpitando cada vez que se venía, sobre estimulando su próstata —¡Tony... Alfa...!

Fue empujado haciendo que su interior se sintiera vacio por hacer en el proceso que el miembro del Alfa se saliera, pero no llegó quejarse ya que Tony lo giró y comenzó a embestirlo ahora con él echado contra el colchón. Prácticamente ahora gritaba cosas que luego lo avergonzarían por como Tony levantó sus caderas, dando en cada estocada contra su punto dulce, ese que lo hacía ver blanco.

Expuso su cuello en sumisión, su glándula picaba.

Miró con los ojos entrecerrados hacia el rostro de Tony. El Alfa tenia la mirada fija en aquella marca que le pertenecía, golpeando erráticamente y mordiéndose el labio. Steve cerró los ojos cuando sintió el nudo hincharse, comenzó a venirse manchándose a sí mismo. Apretó el miembro del Alfa en su interior involuntariamente, escuchando un gemido y gruñido en respuesta. Tony apenas podía moverse ahora, pero aun así hacia todo lo posible por seguir estimulándolo mientras lo llenaba.

Pasaron varios minutos antes de poder bajar del éxtasis y volver a sentir que controlaba su respiración. Tony repartía besos en su cuello, sobre la marca. Se relajó dejándose hacer, estaba satisfecho, la energía sin control que sentía antes disminuyó.

—Nunca escuche a un Omega ronronear.

—¿Qué?—parpadeo dándose cuenta que Tony dejó de besarlo y lo miraba con una sonrisa y mirada impresionada.

—Estabas ronroneando. Hazlo de nuevo.

—No es cierto— frunció el ceño, nunca lo hizo y no estaba seguro de poder hacerlo. Su madre sí lo hacía y no, no iba a pensar en su madre cuando acababa de tener relaciones con Tony. —No sé hacerlo.

—Pues lo estabas haciendo, precioso.— Tony comenzó a besarlo nuevamente en el cuello. Pero, ahora que estaba mas consiente, solo lo hizo bufar divertido.

Tony siguió insistente hasta que se rindió cuando Steve se rió haciendo que ambos se acordaran en la posición y situación en la que estaban.

Steve suspiró volviéndose a relajar, acariciando la espalda de Tony con una mano mientras sentía besos más relajados contra su glándula.

—Tu calor se está acercando, ¿verdad?— asintió recordando las palabras de su doctor, de cómo ese celo que sufrió hace poco posiblemente no cambiaría su fecha prevista. —Quiero, si tú quieres, acompañarte. Estar contigo.

Pensó que probablemente no debería tener esta charla cuando aun estaban... tan juntos.

—Sabes que en nuestro caso, por ser tan compatibles y haberme marcado dos veces antes, seguramente no podrás resistir y me marcaras de nuevo.

Y él lo desearía, lo deseaba.

—Lo sé— Tony se levantó un poco para poder mirarlo a la cara —Y no te acuerdas porque estabas bastante borracho, así que quiero preguntarte ahora que puedes darme una respuesta consciente de lo que implica...

Sí lo recordaba, difusamente, pero lo recordaba. Ya había aceptado a Tony como su Alfa, su lado Omega se lo reprochaba por no hacer algo al respecto.

Mi Alfa...mío.

>—¿Me aceptas como tu Alfa?

—¿Estas seguro que me quieres como tu Omega?

—Steve... pasé las horas más largas y aburridas hoy contigo y no quisiera haber estado con otra persona o en algún lugar diferente.— contestó aun mirándolo fijamente, esperando —Yo... sé que suena estúpido, pero en algún momento me enamoré de ti... y odio sonar cursi. Esto no estaba destinado para volverse cursi, pero no hay otra manera de decirlo para que quede claro que te quiero.

Sinceramente, no esperaba que Tony le saliera con eso. Sentía lo mismo por él, no sabía decir en qué momento comenzó a pasar de solo sentirse atraído a tener sentimientos reales. Pero ahí estaban y lo aterraba.

—Sí— se encontró contestando y Tony lo miró sorprendido —Quiero ser tuyo, Alfa.

Expuso su cuello, su glándula que palpitaba. Las feromonas de ambos demostrando cuando necesitaban sentir la unión, el lazo que formarían.

—Y yo seré tuyo, Omega. Mí Omega—Tony besó su marca antes de darle una delicada mordida, sin romper la piel.

Sintió una leve puntada de protesta en su mente, pero lo ignoró cuando la mano de Tony lo hizo voltear el rostro para poder besar sus labios. No estaba siendo rechazando por su Alfa, había pedido permiso para marcarlo definitivamente durante su celo. Pasaron la siguiente hora besándose y acariciándose hasta que el nudo disminuyó, luego se dejó prácticamente arrastrar al baño. Un impresionante baño, con una gran bañera donde cabían perfectamente los dos.

La tarde pasó con la misma tranquilidad, se sentía medio como si caminara sobre nubes o algo así. Cuando Peter llegó vieron películas, a las cuales casi no prestó atención. Disfrutó pasar el tiempo con ambos cerca, no se dio cuenta cuanto extrañaba sus aromas. Gracias a la insistencia de Peter, alentado por Tony, fue convencido a quedarse a cenar y por supuesto a dormir.

Olvidó por completo llamar a sus amigos para avisar que no volvería.

***

Peter sabía que la relación de Steve y Tony cruzo una línea, prácticamente podía ver los corazones rodearlos como a las caricaturas. Eso lo aterraba y le gustaba al mismo tiempo. Ellos eran dos personas bastante diferentes, pero podía apreciar que juntos se complementaban bastante.

Cuando se fue a la cama escuchó que Tony dijo que le mostraría uno de los cuartos para invitados, mentira de aquí al espacio. Pudo captar sus aromas y definitivamente la pareja estuvo haciendo más que pasar el rato en casa. Al despertar vio a Steve salir del cuarto de Tony confirmando la mentirita de su tutor.

—No soy un niño— dijo antes de bostezar, caminando casi con los ojos cerrados hacia la cocina. Steve era un madrugador nato, él lo hacía obligadamente por la escuela.

—¿Tienes que ir a la escuela?— Steve por supuesto no quería tocar el tema y comenzó a preparar su desayuno. Había extrañado eso. Cuando bostezó un sí Steve asintió moviéndose de un lado a otro. Nunca entendió su capacidad de tostar pan, hacer una infusión, y cocinar huevos a primera hora de la mañana sin quemar o derramar nada. —¿Puedo acompañarte? Quiero conocer tu nueva escuela.

—¡Por supuesto!—estaba seguro que a Steve le encantaría.

A mitad del desayuno Tony apareció arrastrando los pies hasta chocar contra una de las sillas y sentarse, todo con los ojos cerrados. Cuando bebió su tercera taza de café pareció despertar del todo. Steve le dijo que luego de dejarlo en la escuela volvería con Clint y Loki, Tony le mencionó que ellos habían llamado y que olvidó decirle. Steve frunció el ceño no creyendo del todo en su falta de memoria.

Peter se sentía animado y cuando pasaron por su amigo Ned, a quien Steve recordó que mencionó que lo conoció en un juego de Internet, habló sobre sus nuevos compañeros y los clubs de debate y matemáticas a los que se unió. Al llegar Happy les abrió la puerta de la escuela, pero como todos los días Happy lo ignoró murmurando algo de su trabajo.

Todo marchaba bien, hasta que al despedirse de Steve y alejarse unos pasos la amenaza llamada Flash apareció. O más bien su balón lo hizo al casi golpearlo en la cara, ya que gracias a que Ned lo vio lazar contra él logró cubrirse. El impacto lo hizo caer sobre su trasero.

—¡Parker eres un idiota, no sabes atrapar un balón!

Peter lo ignoraba, esperaba que el Alfa rubio lo dejara en paz cuando se diera cuenta que no sucumbiría a las provocaciones. Pero hoy no pudo ignorarlo cuando al acercarse para tomar su balón unas manos lo tomaron antes. Cuando sintió el aroma de Steve, indudablemente enojado, hizo una mueca.

—¡Lo hiciste a propósito, pudiste haberlo golpeado en la cabeza!—sí, Steve no levanto la voz pero con su tono y postura intimidaba. Peter se sintió un poquito mal por Flash. Net a su lado tirando de su brazo emocionado por la cara de su agresor —Discúlpate con Peter ahora y no te vuelvas a acercar a él.

Steve era más alto que Flash, haciendo que el rubio más bajo tuviera que mirar hacia arriaba con los ojos bien abiertos. Peter estaba por decirle a Steve que lo dejara cuando su boca quedó abierta y sintió si quijada caer al notar un aroma particular y por inercia bajar la mirada para piso notar el bulto en los pantalones de Flash.

Y al parecer no fue el único porque Ned y Steve bajaron su mirada al mismo lugar. Flash enrojeció y aprovecho el desconcierto de los tres para arrebatarle el balón a Steve. Salió corriendo, pero tuvo el atrevimiento de parar a una distancia razonable y volver a gritarle:

—¡Parker no te olvides de ayudarme con la tarea!

Peter suspiró y miró a Steve que parecía contrariado. Le sonrió y se despidió, debía ir a clases.

***

Steve no sabía qué pensar sobre ese Alfa de la escuela de Peter. Parecía todo un idiota, no podía llamarlo de otro modo. Pero olvidó todo el asunto cuando al llegar al departamento se llevó una sorpresa.

Clint estaba en la sala durmiendo, botellas de cerveza por el piso y una de vodka. Pero eso no fue la sorpresa, sino el aroma de un Alfa desconocido en el lugar. Aquello lo hizo dar un paso atrás antes de poder evitarlo. Había entrado al departamento sintiéndose totalmente seguro, no esperaba encontrar un extraño y mucho menos un Alfa. Ignoró su deseo de salir y volver a la torre, nunca se intimidó por ningún Alfa y no comenzaría ahora.

—Tu debes ser el famoso Steve— escuchó una voz femenina desde el balcón m fue hacia ese lugar. La mujer, Alfa, era pelirroja y con una mirada que parecía leer sus pensamientos. —Tu amigo me invitó a pasar, soy Natasha.

Miró a Clint, su baba recorría el almohadón del sillón. Se preguntó dónde estaba Loki.

—Mucho gusto— dijo y ella sonrió un poco. Quería que se fuera, se sentía mal tener en el departamento otro Alfa que no fuera Tony.

Ella pareció notarlo porque cambió su postura y emitió feromonas que indicaban que era una Alfa inofensiva. Steve no se relajó, pero comenzó a juntar las botellas.

—Tengo que irme— ella se encogió de hombros y se encaminó a la salida, pero paró a medio camino —Tu amigo habló toda la noche de su esposa e hijos, un Alfa nerd, pero mencionó también que tu hermano está viniendo y que no pudo contactarte para avisarte.

Steve casi dejó caer las botellas que estaba juntando.

***

Hola! Voy a ser sincera, no revise el capitulo dos veces. Perdón por cualquier error y  gracias por leer y comentar. Besos!


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