Capítulo 18
- Aioria ¿Qué fue lo que dijo Albafica? – Shaka trataba de calmar sus nervios, no podía procesar la información que acababa de escuchar en compañía del castaño.
El de cabellos castaños y mirada parda, toma el rostro de la persona que amaba en secreto para así los dos mirarse fijamente – Antes de que responda a tu pregunta, necesito que nos ayudes a nosotros los vampiros, te aclarare todas tus dudas, si hace falta no iremos a clases de historia, porque presiento que Camus y Milo corren un gran peligro – Shaka se desvanece de la impresión, cayendo hacia atrás pero Aioria le amortigua la caída, quedando así en una posición muy romántica.
(Opening - Voodoo Doll de VIXX)
Se ruboriza al ver que el rostro de aquella persona estaba a pocos centímetros de la suya, podía apreciar aquellos ojos pardos, se perdía en ellos y podía notar que destellaban una preocupación bastante notable – Aioria – Lo llama en un tono bastante tímido, no sabía si lo que pensaba era correcto, no quería ser grosero con aquella persona – No podemos saltarnos las clases así porque sí, para mí eso es – Aioria deja salir un bufido y se acerca más al rubio con el fin de lograr su cometido, junta su frente con la de Shaka, quedando así los dos muy juntos – A…Aio…Aioria – Lo mira fijamente para después atraerlo hacia su pecho y lo abraza por la cintura, Shaka estaba tan rojo por la cercanía de sus cuerpos, no sabía que hacer o decir, desconocía ese extraño acercamiento - ¿Haces esto para que ceda ante tu petición? – Aioria asiente en silencio pero sin dejar de abrazarlo y despejar su frente con la del rubio – Lo acabas de conseguir – Aioria esboza un sonrisa para después tomar el rostro del rubio entre sus manos y depositarle un beso en la frente, simplemente Shaka sonrió, sabiendo que su corazón latía sin parar con el simple hecho de estar a solas con Aioria.
- Muy bien, mi querido Shaka – Aioria toma la mano del rubio para guiarlo hasta los baños de la segunda planta, con el fin de empezar a desvelar secretos y de paso ser él quien medite la situación.
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Las horas de estudio concluyeron, todos los que estaban en sus respectivos clubes, en sus clases o incluso pasando un rato libre. Camus sale del salón rumbo a un pasillo que supuestamente estarían las máquinas expendedoras, quería tomarse un aperitivo, ya que sus horas de clase y explicándole también a su amigo Mu, todo el examen de Ciencias, sabiendo que él tenía problemas de estudio, pero supo cómo sobrellevarlas con un buen tutor.
Al llegar a una de las máquinas expendedoras, buscaba en sus bolsillos alguna moneda o billete para así sacar algún dulce, pero no se había percatado que atrás suyo estaba Aiacos.
Lo observa de abajo hacia arriba, pensando las diferentes maneras, métodos de tortura, que usaría contra aquel hermoso y perfecto muchachito, sentía como su cuerpo alzaba unas temperaturas que indicaban algo más – “Contrólate, hoy mismo será tu momento de gloria, estarás a solas en la casita de tu amorcito, entre sus sabanas de ceda, viéndolo retorcerse del placer que pretendo darle con todo mi amor” – Al pensar aquellas cosas se relame los labios como si de un platillo se trataba, se acerca un poco más y sin quitar su mirada en el trasero de aquel muchachito que amaba con demencia.
Cuando ve que su bocadillo salió de la máquina expendedora, se agacha un poco para agarrar el sobre entre sus manos, se endereza, y se voltea para encontrarse con la amplia sonrisa de Aiacos, no sabía qué hacer, ya que aquel muchacho de estatura más alta que él, lo acorrala contra la máquina y entre los brazos de este.
- A…A…Aiacos – Dice muy atemorizado y tímido, quería irse de allí, pero no podía, sabiendo que su mirada estaba siendo prisionera en el destello lujurioso que despedía los ojos violetas de Aiacos.
- Jeje – Se ríe en voz baja mientras esbozaba una sonrisa más confortante, sabiendo que el joven Afrontes estaba bastante incomodo con su presencia y eso le gustaba – Parece que te acuerdas de mi – Camus se relaja un poco al escuchar aquella extraña frase, mira hacia sus costados como si tratara de encontrar algo lógico, pero Aiacos se estaba irritando al verle actuar de esa manera – “¡¿Qué se cree esta zorra?!” Se ve que no, pero me ubicas – Ambos se miran a los ojos una vez más, pero el de cabellos lacios y aguamarinas, se cruza de brazos y mira de mala manera a Aiacos.
- Sabes una cosa, ya me estas cansando con tus acosos, no me gustas, detesto a los bichos raros como tú que estén detrás de mí y menos pretender que no te conozco, para eso déjaselo a Albafica – Aiacos se asombra ante el mini discurso que se dio Camus, se aleja un poco de él, pero Camus aprovecha para marcharse de allí rumbo a su salón.
Estaba tocado mal de la cabeza, cuando el zumbido en su cabeza le había dado la señal, lo alcanza para posteriormente sacar de su chaqueta un paño con una sustancia desconocida y apresura el paso para balancearse hacia él – Ahora mismo no sabrás quien eres, perderás todo, a tus amigos, a tu familia e incluso hasta tu propia vida – Camus estaba horrorizado por lo escuchaba, ya sentía como sus fuerzas desaparecían para posteriormente caer inconsciente. Aiacos lo toma como un costal de papas para posteriormente llevarlo a la sala donde se junta el centro de estudiantes, con el fin de que Radamanthys le asigne la próxima tarea.
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Los dos caminaban en silencio y tomados de la mano, jamás creyó que su prematura enamoramiento tenga algo que ver con el cambio repentino de aquel muchacho de cabellos cortos y castaños, mirada parda, tez bronceada y su cuerpo tonificado, algo que jamás pensó. Shaka estaba callado, no sabía que decir al respecto, dado que únicamente disfrutaba el contacto de su mano con la del otro.
Sin embargo, Aioria estaba muy nervioso, no quería que aquella personita tan especial y extrovertida sea víctima de la furia de los cabecillas de la comunidad vampírica, tenía muchísimo miedo, pero estaba consciente que algo entre ellos dos había florecido, pero deseaba estar seguro si era aquel día que vio ingresar por aquella puerta del salón a un chico de cabellos largos y rubios, aquellos ojos celestes que eran obstaculizados por unos lentes, aquella sonrisa poco factible ante su punto de vista, que parecía ser impropio de un chico tan bello y con esos brackets, sacude su cabeza, ya eso quedo en el pasado, ahora estaba perdidamente enamorado de la persona que tenía tomado de la mano.
Al llegar a los baños de la segunda planta, ambos ingresan al sitio, Aioria cierra la puerta de ingreso con pestillo, Shaka se asegura que nadie esté en los baños, ya presintiendo que lo contaría Aioria seria de suma importancia.
- Ya estamos solos – Dijo Aioria mientras se apoyaba en los lavabos, trataba de auto-controlar sus nervios, aquello sería una simple platica entre dos amigos.
Shaka se acerca al chico que ya sentía cosas, se apoya en los lavabos dando la espalda a los espejos – Entonces ¿Me explicaras todo lo que anda ocurriendo? – Aioria se gira para asentir con firmeza ante la pregunta, Shaka esboza una sonrisa y espera a que Aioria le comience a contar lo que anda ocurriendo y todo el asunto de Albafica.
- Primero que nada este asunto de Albafica tiene una explicación que únicamente él u otra persona podría contarte, ya que no estoy muy al tanto de todo esto que le concierne, sin embargo – Hace una pausa para tomar un poco de aire y relajarse un poco, no quería involucrar mucho a Shaka, pero lo necesita muchísimo dado que podía confiar en él – anoche cuando me llamaste, estaba en una reunión en casa de Milo y cada vez que Kardia, el hermano mayor de mi mejor amigo, siempre nos solicita, a mi hermano, a Saga y Kanon, Shura, Dhoko, Manigoldo y Deathmask, ya que somos amigos desde que éramos pequeños – Shaka estaba muy impresionado ante la confesión, tenía una duda y deseaba que Aioria se la contestara, pero el castaño leyó su mente – Ante tu duda, hablamos todo el asunto de Milo y su ex prometido – El rubio abre sus ojos enormemente ante lo que escuchaba, jamás se le cruzo aquel disparate pero estaba al tanto de que Aioria y Milo eran de la misma edad, incluyendo a Deathmask.
- ¿Milo estaba comprometido? – Aioria asiente ante su pregunta bastante obvia para él, pero volvió aspirar un poco de aire para tranquilizarse.
- Sé que no me creerás nada sin tener pruebas, pero ¿Conoces el museo del pueblo? – Shaka se lleva su mano al mentón y trata de ubicarse en su mente en el supuesto camino donde estaba el museo del pueblo, para posteriormente dejar de pensar y asentir a la pregunta de Aioria. El castaño se coloca al frente de Shaka para así ambos observarse con seriedad – Bien, antes fue una casa y vivía una familia de nobles franceses, en sí, el nombre del museo tiene el apellido de esa familia – Shaka deja salir el aire contenido en sus pulmones ya tratando de entender toda la historia. (*)
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Solamente se disponía a estudiar para el examen de ciencias, amaba la materia y adoraba nutrirse de conocimientos, él siempre se caracteriza como una persona con mucha capacidad intelectual, pero jamás se detuvo a pensar en el futuro, desde que su vida tomo un rumbo bastante erróneo, haciendo de él un chico bastante encerrado en su propio mundo, frio con las personas que lo rodean, un simple cretino ante los ojos de los que no lo conocen e incluso un abusivo. No obstante, todo aquellos calificativos hacia su persona eran el disfraz perfecto para esconder su verdadero yo.
- Milo – Alza su mirada hacia su mejor amigo Deathmask quien parecía estar algo preocupado y eso le molestaba - ¿Te encuentras bien? – Deja salir todo el aire de sus pulmones mientras desviaba la mirada para esbozar una sonrisa sarcástica, detestaba muchísimo que los demás se preocupasen por él, aquello jamás le agrado.
- Por supuesto que estoy bien “¡¿Por qué siempre estos dos me preguntan si estoy bien?!” – Sacude un poco su cabeza al pensar aquello, deja salir un suspiro y vuelve a estudiar para el examen ignorando a su mejor amigo.
Death se cruza de brazos y lo mira de mala manera – No tienes remedio, cada vez que te vemos pasando tiempo con Camus lo primero que pensamos que estas cambiando de parecer, pero cuando él no está cerca de ti lo primero que nos haces es demostrando que no has cambiado en nada – Milo abandona su lectura para mirar de la misma manera que lo estaba observando Deathmask, no quería escuchar más un regaño y menos escuchar las opiniones de los demás – y no me intimidas con esa mirada, no soy como Aioria que él si se asusta con lo más mínimo que le hagas, sin embargo noto tus cambios y en lo que piensas, haces lo puesto a tus pensamientos, prácticamente sigues a tu corazón teniendo en tus ojos unas vendas negras – Milo se da por vencido ya que era imposible con Death, ya que era el más astuto de los tres y él simplemente era la cara bonita – No obstante, ahora Camus no está en el salón y el timbre sonó, tenemos quince minutos para saber dónde está o preferirás seguirle el juego a Radamanthys – Milo se pone de pie y mira hacia el pupitre donde se siente Camus, se alarma con no verlo, pero se percata de que Afrodita se había levantado y estaba al frente suyo.
- Perdonen que los interrumpa en su conversación, pero Aiacos se acaba de llevar a Camus y… - Milo se gira hacia su mejor amigo quien lo mira bastante aterrado, ya que el peli celeste estaba destellando preocupación, los dos le agradecieron y se fueron corriendo del salón. Sin embargo, Afrodita se voltea para ir hasta donde estaba Mu, el peli lila lo mira con una cara bastante seria - ¿Qué hacemos Mu? – Le pregunta en un tono triste, no quería pensar lo malo que le podría ocurrir a Camus, sabiendo que tenía el mal presentimiento de que algo muy malo iba a ocurrir.
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El timbre del recreo había sonado, todos salieron de sus salones rumbo al patio por un poco de aire fresco. Albafica junto a sus dos mejores amigos iban con dirección a los baños de la segunda planta, al llegar al lugar donde querían lo más alarmante era que Aioria salía en compañía de Shaka, ambos tomados de la mano.
- ¡¿Qué se supones que haces nerd?! – Le dice Albafica a un Shaka bastante sorprendido ante la repentina pregunta y el tono que acababa de usar el peli celeste, sin embargo, Aioria estaba enojado con el escuchar el apodo bastante humillante que siempre se le usaba a su adorado amor.
- ¿Y que se supone que haces tú? Seguramente chupándole la polla de tu adorado Minos, hasta el punto de dejarte golpear por él – Albafica abre su boca de lo ofendido que sentía, Sorrento y Balder cruzaron miradas, no entendía nada, pero ellos dos debían intervenir, pero Aioria se apresuró – Lastima que eres poca cosa Albafica, antes no eras así, tu antes eras amable cuando salías con Manigoldo, eras más humilde que todos nosotros juntos, eras diez mil veces más inteligente y tu astucia superaba a la de Milo – El peli celeste esconde su mirada debajo de sus cabellos, apretaba sus puños con fuerza, se sentía entre la espada y la pared, nunca se imaginó en esa situación siendo él la victima de reproches por parte de los otros alumnos – Deberías dejar tus andanzas de brabucón, tienes tiempo de volver a rehacerte como persona, retomar tu vida desde el punto que la acabaste, tienes oportunidades para salir de ese mundo vicioso, porque tarde o temprano lo peor te llegara, porque entiendo que ser un hibrido es algo feo, pero tu padre se ahorró tu sufrimiento y ahora él debe de estar lidiando con la orden vampírica por tu caso – Albafica se da la vuelta dándole la espalda Aioria e irse de allí, dejando a sus dos mejores amigos con la preocupación. Por otro lado, Shaka jala Aioria para así ambos irse de allí rumbo al salón de clases, ya que su conversación no fue tan larga.
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Los dos recorrían todos los pasillos de la plata baja en busca de Camus, Milo se sentía bastante alarmado, ya que no podía dejar de pensar lo malo que le podría ocurrir aquel muchachito. Death no dejaba observar a su mejor amigo, algo en él había cambiado pero ¿Qué era?, esboza una media sonrisa ya pensando que después de la tormenta aparecerá el sol y entre medio del cielo azul se formara un hermoso arco iris, era su único pensamiento en esos momentos.
- ¡Milo! – Los dos se detienen ya que la voz del vice director era bastante prepotente, ambos jóvenes se mordían el labio inferior conteniendo las ganas de insultarlo, se voltean para toparse con la presencia de Kardia.
- Hola hermanito – Le saluda Kardia de manera efusiva, Milo frunce un poco su ceño con tan solo ver a su hermano mayor.
- “¿Qué estará tramando Kardia?” Milo pasa a tu salón busca tus cosas que tu hermano te retira – El menor de los Diamantidis abre su boca para reprochar, pero Kardia lo toma de la muñeca y se lo lleva a tirones. Sin embargo, Death se queda al lado de su tío abuelo, ambos viendo como los hermanos se retiraban – Death ¿Sabes lo que trama Kardia? – el menor de los Doría lo observa con suspicacia dudando si hablar o no, pero opta por irse de allí dejando al mayor con la intriga.
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Milo daba sacadas y eso demostraba que estaba fastidiado, primero Camus es agarrado por Aiacos, segundo su hermano lo retira, y tercero estaba de los pelos con el tema del examen de ciencias que ahora no lo iba a realizar, todo ese asunto le parecía una gran coincidencia.
Ingresa a su salón en compañía de su hermano, quien se había apoyado en el marco de la puerta quedándose mirándole. Va hasta su banco guarda sus libros y carpetas en la mochila, para disponerse a irse, sin embargo, paso por el pupitre de Camus y se le queda mirando como si lo extrañara.
- “Qué extraño. Nunca pensé que este muchacho se dejara las cosas en el salón, pero presiento que algo malo sucederá, no quiero imaginarme las cosas horribles que le puede hacer ese degenerado…” – Sacude su cabeza, toma las cosas de Camus, las guarda con cautela en su mochila y se va junto a su hermano Kardia.
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A mitad del recreo había sido retirado por su hermano mayor, Milo no deseaba saber el motivo, pero lo veía venir desde que su hermano le había revelado que un organismo secreto de la comunidad vampírica lo habían reclutado como un miembro más.
- ¿Se puede saber porque me llevas ahora y no me llevaste las otras veces? – Kardia se voltea a su lado derecho para mirar a su hermano menor, ambos cruzaron miradas frias y a la vez neutras.
- Por qué no le veía alguna importancia, pero ahora si es importante que vengas conmigo a la Orden Vampírica – Milo asiente ante la respuesta bastante convincente, esbozó una sonrisa de satisfacción ya que el ambiente entre ellos dos había cambiado. Kardia lo nota y deseaba saber el repentino cambio en su pequeño hermano – Cambiando de tema – El menor de voltea para mirar extrañado a su hermano mayor - ¿A caso hay alguien que te haya hecho cambiar de parecer? – Milo abre sus ojos enormemente, estaba asombrado y no se había percatado de que estaba comenzando a sudar de los nervios.
- “¿Por qué me pregunta estas tonterías? Siempre es curioso, jamás entenderé porque mi comportamiento afecta a los otros, me da rabia admitirlo, pero…” Puede ser – Dice esto mientras desvía la mirada hacia el paisaje que mostraba el viaje, Kardia sonríe al ya estar sacando sus conclusiones, sin embargo, debía darle espacio a su hermano menor.
- Seguro que esa persona era la que estaban buscando tú y Death, ¿No es así? – Lo vuelve a cuestionar con el mismo tema, fija su mirada en el camino y trata de buscar la ruta en el GPS que los llevaría directo al sitio donde está la Orden Vampírica.
- No es él – Dice Milo en un tono enojado y se voltea para mirar de mala manera a su hermano mayor, sin embargo, desvía un poco su mirada hacia el GPS y tratar de ver que buscaba su hermano – y aclaro que no es mi tipo de chico – Kardia sonríe para posteriormente reír a carcajadas, Milo deja salir un suspiro cansino sabiendo que era imposible hablar con Kardia.
- Si claro, Camus Afrontes es idéntico que tu antiguo amor, ambos tienen las mismas actitudes de señoritos perfectos, pero lo que los hace distintos, es que el primo de mi Degel, es amable y considerado con los demás, en cambio, tu difunto prometido era un arrogante por completo – Milo lo fulmina con la mirada, odiaba que su hermano hablara mal de su antiguo amor, no podía dejar que lo insultaran de esa manera y menos que sean su círculo de amigos.
- ¡Él no era un arrogante! – Le grita Milo y Kardia se voltea por unos segundos bastante asombrado, hacia demasiado tiempo que su hermano no le gritara de esa manera - ¡Tú no tienes el derecho y nadie tiene el derecho de insultarlo! ¡Yo lo amaba Kardia! Lo amaba – El de cabellos azules se detiene a mitad del camino, aparca el coche a un costado de la carretera y apaga el motor, se sentía mal por haber hecho llorar a Milo, no era su intención.
- Milo – Lo llama, pero el menor simplemente sollozaba en silencio, dándole la espalda y mirando a la nada – Te estoy indicando algo que no logras ver, el primo de Degel es igual que Camus Monthay, te llevo a las instalaciones de la orden vampírica para que tú mismo sepas que sucedió con él desde esa tarde, cuando las sirvientas te traían una carta y de paso presencias una de las reuniones del lugar – Milo se gira un poco y mira a su hermano con tristeza, Kardia lo podía ver y lo entendía a la perfección, pero era el mejor plan que pudo haber creado en conjunto con Manigoldo.
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En todo el viaje permanecieron en silencio, ninguno de los dos se dirigía la palabra. Kardia estaciona el coche al lado de una limusina color negra con vidrios polarizados, Milo se asombra al notar la estatuilla que estaba en la punta del coche, se gira para mirar a su hermano mayor.
- Si Milo, la familia Solo está aquí – Ambos se bajan del auto, para ir hasta el porta equipaje donde sacaron dos capas largas y negras – Es mejor que uses esta, yo usare la que me es un poco pequeña – Milo asiente para así colocársela, Kardia hace lo mismo, pero nota que la capa es pequeña y debía conformarse con lo que tenían los dos.
Al ya tenerla puesta, Milo se aleja un poco de su hermano para después encontrarse con dos coordinadores de curso, Andreas y Hades, se voltea para preguntarle a su hermano - ¿Qué hacen ellos dos aquí? – Le pregunta mientras los señala, Kardia se acerca y los ve, pero deja salir un gruñido.
- Ellos también son miembros de la orden Milo, pero Hades es hermano de Julián, lástima que Hipnos también está en compañía de la zorra de Pandora – Milo se vuelve a girar y se encuentra con el padre de Radamanthys, lo malo de todo eso era que todos ingresaban a un granero – Bien, vayamos entrando – Kardia toma a su hermano de la muñeca para guiarlo hasta la entrada del granero, Milo no parecía estar muy convencido de eso, pero debía hacerlo.
Al entrar, nota que el lugar parecía otro, era como si fuese una casa en verdad, las paredes eran adornadas por un papel tapiz de color rojo vivo, agacha un poco la mirada para observar que el suelo era de baldosas blancas, vuelve alzar su cabeza y admira la decoración del lugar, lo más llamativo era que había estatuas de gárgolas en las esquinas del sitio.
- Esto es magnífico, dobla en belleza a la casa de Aioria – Kardia asiente ante el cumplido hecho por su hermano menor, ambos avanzaban hasta una puerta de roble oscuro, Milo fija su mirada en la puerta, dudoso de lo que vendría a continuación.
- Colócate la capucha, oculta tu uniforme y no te quites de mi lado, porque podrían atacarte los vampiros de sangre inmunda y terminarías muriendo si te muerden – Milo hace caso a su hermano, se cubre la cabeza y se aferra al brazo de Kardia – No te asustes, yo estaré aquí para protegerte como cuando eras más pequeño – Milo y Kardia cruzan miradas para rememorar aquel día.
---- 1867 ----
Un pequeño de cabellos rizados y rubios estaba jugando con un perrito de la calle, él corría por toda la calle de tierra en compañía de aquel cachorrito con manchas marrones y otras negras en su blanco pelaje.
- Jajajaja – Reía mientras tomaba una ramita y se la lanzaba al otro lado de la calle, el perrito iba a buscar la rama, pero en ese mismo momento un señor enjaulo al perro. Milo se queda observando al hombre bastante triste ya que habían enjaulado a su amigo, cruza la calle y se para al frente del señor bastante enojado – Señor ¿Me puede regresar a mi amigo? – El hombre agacha su mirada y toma la manija de la jaula para así llevarse al perrito.
- No puedo entregarte a este animal, niño – Le dice esto mientras lo empujaba, el pequeño Milo se cae al suelo golpeando su cabeza contra la calle de tierra, el hombre comenzaba a reír por su hazaña.
- ¡Ah! – Comenzo a llorar sin escrupulos asustando al hombre que no sabia que hacer, dado que en ese mismo momento en la casa del frente salían varias personas, un hombre de alto de cabellos largos hasta por las caderas en una tonalidad azulada, una mujer bastante bella de cabellos rubios, ambos adultos con ropas de alta costura demostrando que eran de la alta sociedad. Entre medio de los adultos salía un niño de nueve años bastante enojado, ya que el pequeño Milo se puso de pie y corrió hacia su familia - ¡Mami! – Gritaba en medio del llanto, su madre lo alza para revisarlo que no se haya lastimado.
- ¡Maldito gusano! ¡¿Qué le haces a mi hermanito?! – Grita Kardia mientras se acercaba al sujeto y le arrebataba la jaula, pero el desconocido lo empuja de la misma forma que lo hizo con el otro niño.
- ¡DEJA A MIS HIJOS EN PAZ! – Brama furioso el padre de ambos chicos, aquel hombre no dudo en propinarle un golpe al otro sujeto quien soltó la jaula donde estaba el perrito.
El sujeto se larga, ya que no había forma de lidiar con personas de la alta sociedad, Milo se baja de los brazos de su madre para ir hasta donde estaba Kardia y su padre, Zaphiri Diamantidis. – Mi amigo – Dice Milo mientras abría la jaula donde estaba el perrito, quien sale muy feliz por su rescate y comienza a lamerle toda la cara al pequeño Milo – Gracias Kardia y gracias papi – decía estas palabras con mucha emoción mientras alzaba su rostro para mirar a su padre quien estaba muy feliz de que sus hijos estén a salvo.
---- Actualidad ----
- Nunca voy a olvidar ese día, Antares siempre fue la mascota de la casa y el perro guardián de nuestra familia – Decía Milo en un tono melancólico, ya que su mejor amigo había fallecido una noche de tormenta, cuando a su padre se lo llevaron de la casa y su madre había desaparecido sin ninguna pista de ella.
- Él siempre estará contigo Milo, pronto tendrás a otro amigo – Ambos se miraron con felicidad, ya que los dos querían tener una mascota nueva – Porque nuestra casa es muy solitaria, los dos solos viviendo en un mansión con siete habitaciones en la segunda planta, una biblioteca, cuatro baños en la segunda planta, es mucho espacio para dos personas – Milo asiente ante el recuento de las habitaciones, eso era cierto, su casa era la más grande de todo el pueblo y eso nunca se llenaría.
(Ending – Apology de IKON)
------- En el próximo capítulo de Order Vampire -------
La reunión había dado comienzo, todos los miembros que formaban parte de la Orden Vampírica había empezado una disputa, los únicos que no discutían eran Kardia e Hipnos, sabiendo que todos deseaban exponer sus preocupaciones.
- ¡TODOS HACEN SILENCIO! – Bramo furioso un hombre de aspecto sereno, cabellos largos hasta por debajo de los hombros y rizado en una tonalidad celeste, sus ojos eran azules y su piel era bronceada, pero tenía los toques blanquecinos en su piel, característica propia de los vampiros. Todos se callaron ante el regaño impuesto por el cabecilla de la orden, su nombre era Julián Solo, un vampiro de sangre noble, encargado de las importaciones y exportaciones del país, con más de mil hoteles a su nombre, prácticamente la persona más influyente del pueblo. – Gracias por su comprensión, señores – Enfoca su mirada a cada uno de los miembros que estaban sentados alrededor de una mesa larga y en un tono negro con detalles mínimos en dorado puro – Ahora vayamos al caso – Al decir esto las puertas se abrieron dejando paso a cuatro personas cargando con un ataúd negro, las damas del lugar abrieron sus ojos de la sorpresa, pero Kardia estaba ansioso de sacarse las dudas, porque no podía dejar de pensar en la conversación que tuvo con su pareja.
(…)
Las cosas en la escuela no parecían estar en orden, muchos alumnos parecían estar cuchicheando entre ellos, otros parecían estar haciendo caso omiso a los demás, y eso alarmaba muchísimo a Deathmask.
- “¿Qué murmuraran mucho? Pareciera como si sus mentes fueran bloqueadas por algo” – Caminaba a paso tranquilo rumbo hasta la sala de música, allí podía encontrarse con Aioria y era su intención, debía alertarle lo que sucedió con Camus, pero al llegar, ingresa al salón y se encuentra con escena bastante interesante – “No me lo puedo creer” – Estaba sorprendido por lo que sus ojos le mostraban, allí estaba Aioria besando a Shaka, jamás creyó que eso sucediera en un abrir y cerrar de ojos.
(…)
Los tres estaban reunidos en su base secreta momentánea, veían aquel muchachito que ahora llevaba las ropas del joven Monthay, prácticamente estaban a un paso de hacer lo que tanto adoraban, hacerlo sufrir.
- ¿Se le parece? – Pregunto Radamanthys no muy convencido con el atuendo, algo no le encajaba con los colores, era algo que no podía entender a la perfección.
- Para mí el rojo era el color favorito de la rata – Comentaba Minos mientras se disponía a desvestir a un Camus dormido y sentado en una de las sillas de aquella sala – Pero deberíamos haber traído otra muda de ropa, porque la nuestra es muy grande para él – Los tres se voltearon hacia el escritorio para apreciar sus prendas con diferentes colores.
- Yo la puedo achicar – Dijo Aiacos en un tono feliz, sus otros dos amigos se voltearon para mirarlo con una cara de incredulidad. En ese mismo instante la puerta de la sala de junta se abre, para dejar paso a Albafica quien parecía estar asombrado por lo que estaba viendo.