Desordenando a Acuario por kailu

Los días habían pasado rápidamente, y las heridas habían ido sanando a buen ritmo aunque todos los Espectros deberían poder comenzar a relajarse ante la disminución del trabajo, las cosas iban en realidad cada vez peor, conforme los Santos de Oro se recuperaban, pasaban más tiempo despiertos.  En estado de pánico constante, con arranques de irá, con un miedo casi inhumano a los que consideraban sus captores y no sus salvadores.

En semejante estado era imposible hablar con ellos, y nadie en todo el Inframundo era del tipo paciente y amable…  La propia Pandora que podría haber presumido de un carácter más tranquilo y modales menos mordaces había terminado sedando a Milo de Escorpio con tal de dejar de oír sus estúpidas amenazas, quejas y alaridos.

El mismo no se consideraba la persona adecuada para aquel trabajo pero no estaba dispuesto a permitir que alguien más atendiera a Acuario, cuando estaba dormido era todo mucho más sencillo, asegurarse de que las heridas estuvieran desapareciendo una a una, asegurarse de que no hubieran nuevos golpes, encargarse de mantenerle limpio y ayudarlo a fortalecerse… Todo era simple siempre y cuando estuviera dormido.

El resto del tiempo se convertía todo en una especie de batalla, y mientras más se recuperaba el francés más trabajo le costaba, había salido de aquella habitación con varios golpes, al principio apenas y podía considerarle como tales, pero pronto los golpes habían aumentado en número y fuerza, incluso un par de veces había terminado con los dedos congelados por atreverse a tocar a Acuario.

Sus hermanos le comentaban ocasionalmente sobre sus avances, sobre cómo los Santos mejoraban y cómo las cosas se habían hecho más o menos difíciles dependiendo del carácter de estos. Aquella noche decidió que prepararía algo de comer que tuviera mejor apariencia con la intención de ganarse un par de puntos con su invitado, pero apenas se había acercado a la cama donde Acuario se encontraba cuando una almohada se estrello contra él derribando la comida y lanzándole encima el contenido de algunos platos.

Por un momento su sintió su sangre hervir y miró fijamente a Acuario que intentaba aparentar calma a pesar de su claro ataque. Sonrió de lado y avanzó hacia la cama ignorando el desastre de comida y platos que crujieron bajo sus pies.  Camus retrocedió un poco e intento mantener el control de su cuerpo pero fue inútil, sus manos habían templado tan fuerte que era imposible intentar ocultar el miedo que sintió cuando el Espectro se aproximo y extendió sus brazos hacia él.

No había a dónde huir y sus muñecas habían sido sujetadas con fuerza por Aiacos, Camus echo su cuerpo hacia atrás tratando de apartarse mientras el espectro apoyaba la rodilla en la cama y se acercaba aun más.  Acuario abrió los ojos asombrado al sentir los labios de Garuda sobre su frente.  Su enemigo sonrió amplió y lo observo. — Es bueno que te encuentres tan fuerte porque la verdad ya me estaba cansando de ser tu enfermera… —  Camus lo miró sin comprender de que hablaba y volvió a intentar soltarse.

Garuda soltó sus manos y se alejo de la cama, para volver por donde había llegado, piso de nuevo la comida y avanzó a la puerta sin voltear… — A partir de ahora tendrás que salir de la habitación si es que quieres comer, y será mejor que limpies este desastre que has hecho, a menos claro que te guste vivir entre la mugre.

~

Había cumplido su palabra, no volvió a la habitación de Acuario para limpiar ni para llevar comida, siguió cocinando para ambos y sirviendo la comida en la mesa, aunque los primeros días Camus ni siquiera se animo a salir de aquella habitación…  y ni siquiera estaba seguro de que hubiera limpiado su desastre.

Después de un par de días noto que Camus solo se acercaba a la mesa cuando él se había retirado, había comenzado a salir de la habitación solo cuando estaba seguro de que no se toparía con el Espectro, lo que le divertía enormemente pues se trataba de su casa y al fondo del pasillo estaba su despacho.

Camus insistía en evitarle pero era bastante más considerado de lo que pensó, nunca rompió nada, nunca tomo nada sin permiso, ni siquiera comida.  Lavaba sus platos luego de comer y volvía a evitarle como si pudiera esconder su presencia del Espectro y conseguir que le olvidaran…  

Un par de veces lo descubrió revisando las habitaciones, buscaba probablemente a sus compañeros si no es que buscaba directamente una salida. Cuando Acuario descubrió la biblioteca Aiacos noto su deseo por perderse en aquella habitación pero como era su costumbre no tomar nada que no le hubieran ofrecido ni siquiera se atrevió a entrar…

A partir de ese día había comenzado a dejar libros sobre la mesa, del mismo modo que con las comidas al principio Camus le ignoro completamente, aunque al final acabo aceptando aquellos libros y llevándoles consigo hasta su habitación.

Aiacos lo encontró de nuevo en la mesa devolviendo los libros que había tomado. — Deberías considerar venir a comer en cuanto sirva… la comida sabe mejor cuando aun está caliente. — tal como esperaba Acuario no contesto… apretó los labios y bajo las cejas levemente pero no emitió ningún sonido… poco después se dio la vuelta y volvió a lo que consideraba su celda.