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Desordenando a Acuario por kailu

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Notas del capitulo:

y llegamos al final (8) 


Pasaron unos días antes de que finalmente decidiera abrir el paquete que había enviado Aiacos, por un momento dudo que estuviera viendo correctamente… Paso sus dedos sobre la portada de aquel viejo ejemplar y casi sintió lástima por tenerle ahí… Fuera de la biblioteca de Aiacos el libro sería presa del tiempo como todo.

Sonrió y leyó en voz alta el título en francés, Las flores del mal, de Charles Baudelaire 1857. Aiacos le había presumido ese libro, más de una vez, cada que había estado en Antenora Aiacos había alardeado de su colección literaria y siempre había mencionado aquel ejemplar, siempre había dicho que era un libro especial y que no lo prestaba con facilidad… pero cada vez que estuvo ahí le había permitido leer aquel libro, como si fuera  la primera vez.

Abrió el libro y encontró una nota. "Me temo que este ya lo has leído varias veces, aun así espero que sea de tu agrado." Negó con la cabeza y dejo el libro junto a la cama, tomo la carta y contemplo el sobre, Aiacos siempre había escrito para contarle de los ejemplares que le mandaba, siempre había comentado que se encontraba aburrido o lleno de trabajo… Le pedía que saliera a divertirse, que disfrutara esa segunda oportunidad, que se portara mal y que le invitara… Ahora entendía un poco las cartas de Garuda.

Había estado olvidando muchas conversaciones con Aiacos, había olvidado cosas que habían compartido, incluso libros que había leído en el inframundo… para Aiacos debía ser difícil escribir esas cartas sin dejar entrever algo desconocido para él…  Era mucho más bromista y descuidado cuando se veían en persona, pero seguramente se debía a que "olvidaría" esos encuentros…  No pudo evitar recordar aquella vez en que al recibirle había usado las palabras… "lo siento, no sé por qué siempre  que vienes pregunto la misma cosa " haciendo referencia a su manía por hablar de que el Inframundo no era un centro turístico ni él un guía.

Sonrió pensando en que incluso con él olvidando todo, Aiacos prácticamente no había mentido, sus verdades habían parecido bromas, malos entendidos e incluso algún que otro desvarío de alguien que ha trabajado demasiado. — ¿Cuánto debo de gustarte para que pasarás por todo esto…? — suspiro y se mordió los labios para finalmente leer aquella carta.

 
Paraoh me quiere robar, deberías salvarme.
Me temo que volver al inframundo es volver a empezar porque olvidarías cada cosa que pase aquí… Lo mejor es que no vengas a menos que quieras quedarte.
Paraoh no podrá robarme, lo prometo.

Je t'aime, Camus.



Dejo la carta con el libro y sintió que de nuevo quería desaparecer donde ni la muerte lo encontrara, Aiacos estaba siendo malvado con él, dudaba mucho que el Espectro no estuviera sonriendo de lado mientras escribía esas lineas, divertido al recordarle de esa manera el berrinche que había hecho presa de los celos en aquella ocasión en que se encontraba tan molesto y confundido…  ¡Incluso lo había adulado!

Se dejo caer en la cama y cubrió sus ojos con su brazo derecho. ¿Cómo podía volver a Aiacos luego de eso? Siempre había sido claro que Garuda le coqueteaba, y era bastante desvergonzado en lo que hacía y decía, en cambio él siempre había mantenido su cara de poker, incluso en las pocas veces que le beso había mantenido la calma, y su frase de defensa ante cada insinuación había sido "ya quisieras" …

Sus compañeros pensaban que había algo entre ellos por la actitud de Garuda y porque extrañamente le toleraba, pensaban que Aiacos había sabido usar la literatura para tener un tema en común … Seguramente nadie se imaginaba que era él quien había buscado a Aiacos por las noches para sentirse seguro, que había preparado comida para el Espectro a pesar de que sus manos seguían heridas… que se su mayor preocupación esos días fue que Aiacos pudiera dejar de prestarle atención.

Ahora que recordaba y estaba en el Santuario; ¿Cómo iba a conseguir de nuevo toda esa atención?; ¿Cómo podía volver a apartar a Paraoh de Aiacos? No podía volver a menos que decidiera seguir borrando fragmentos de su vida… Je t'aime. Sonrió recordando esa ultima frase. Je t'aime. Apartó su brazo y contemplo el techo del templo, nada le iba a resultar fácil a partir de ese punto, pero tenía que encontrar la forma de que funcionara… Morir para estar a su lado no le parecía una opción, sonaba más bien dramático y absurdo.  Y ni siquiera podía imaginar que Aiacos estuviera a favor de aquello, definitivamente no sería la solución a su problema.

Se puso de pie y para asombro de todos finalmente abandono el templo de Acuario, aunque no fue demasiado lejos, de momento tan solo necesitaba comenzar a retomar el control de su vida, y bastaba con un paso a la vez. Necesitaba hablar con el Patriarca.

Aparentemente su auto-reclusión en Acuario había hecho que la culpa por haberle engañado hubiera crecido en sus compañeros, o tal vez era el miedo que tenían de que estuviera caminando al filo de su cordura luego de haber recuperado todos sus recuerdos.  Minos había dicho frente a todos que recordaría todo, incluso el tiempo en la prisión, tal vez. Mu y el resto habían guardado silencio sobre lo que había comentado y por eso sentía que había un trato distinto hacia él.

Como fuera, era evidente que nadie se negó a hablar con él cuando lo pidió, desde el Patriarca hasta la casa de Aries, todos estuvieron dispuestos a responder todas sus preguntas y aclarar cualquier duda, aportaron sus propias opiniones y algunos más osados hicieron teorías sobre lo que le convenía hacer a partir de ese punto.

Tales sugerencias iban desde olvidar al Espectro ahora por voluntad propia, rechazar definitivamente a Aiacos, dedicarse de lleno a su vida como guardián de Acuario, leer toda la biblioteca, ir de viaje o salir en alguna misión para despejarse "no había prisa", "no había necesidad de tomar ninguna decisión apresurada. " … incluso hubo quien le dio la sugerencia de volver con su ex. Aquello le asombro no solo por lo absurdo que le parecía, hace demasiado tiempo que no había pensado en la amazona, y definitivamente volver con ella no estaba entre sus opciones.

Paso varios días tratando de repasar sus recuerdos, llenó un  cuaderno con ellos intentando darle un orden a los hechos que habían ocurrido desde que Aiacos le había llevado a Antenora por primera vez, a la par de esto había vuelto poco a poco a los entrenamientos aprovechando para escuchar opiniones y tranquilizar un poco a sus compañeros, la cordura era algo que afortunadamente no había perdido.

Paso otro mes, y una nueva carta llegó desde el Inframundo.

¿No te parece que es el momento perfecto para que decidas hacerme caso?

Deberías ir de fiesta, divertirte, aprovechar para portarte mal y de paso invitarme.

Te extraño.


Sonrió notando que era la segunda vez que Aiacos no firmaba con su nombre. Ahora que las cartas eran más personales el Espectro escogía dejar su nombre fuera del recado.  Guardo la nota entre sus ropas y agradeció a Mu por haberle mandado a buscar cuando supo de la llegada del mensajero, se despidió de él y fue directo a su templo, tenía cosas que preparar. Aiacos tenía razón era hora de "divertirse" e invitarle.

Una vez que obtuvo el permiso del Patriarca y de la Señorita Saori comenzó a preparar su equipaje, no tenía demasiadas posesiones tal como había remarcado siempre Aiacos, pero había varios libros y cartas que no quería dejar atrás.  Había accedido a la petición de Shion sobre su armadura, la llevaría consigo para evitar que pensaran que estaba dando definitivamente la espalda a su deber, volvería al Santuario ocasionalmente y cuando fuera el momento entregaría la armadura dorada a su Hyoga que aun sin las vestiduras de Acuario había accedido a quedarse en el templo ocupando el puesto de su maestro mientras esté estuviera ausente.

Antes de partir se despidió de sus amigos y compañeros, y entrego una carta para Aiacos a DM, ya que el caballero de Cáncer era la única persona que conocía que podía ir y venir cuando lo quisiera, aunque procurara no pasar demasiado tiempo allá abajo para evitar encontrarse con los Espectros, y la idea de ser mensajero no le apetecía nada, el Italiano le prometió entregarla sin demora alguna.

Había tenido razón al tomar aquella decisión, su casa en Siberia era el lugar en el que necesitaba estar, la vida sencilla y el paisaje eran suficientes para él que se contentaba con cosas simples, podía volver a entrenar e incluso había adoptado a un par de perros en el pueblo a pesar de que solamente le implicaban más trabajo, los cachorros crecerían fuertes y el tendría compañía ahora que sus alumnos estaban lejos.

Trabajaba para tener lo necesario para sí y para sus perros, aveces ayudaba en el pueblo regalando la leña que le sobraba. Entrenaba a sus perro, leía sus libros, releía las cartas y dejaba que las cosas se enfriaran tanto en el Santuario como en su cabeza. Cuándo la fecha marcada en el calendario finalmente llegó los nervios se habían acumulado tanto que esa mañana no salió de casa, se había quedado con sus cachorros aguardando el momento en que escucharía la voz del Espectro.

Cuando finalmente Garuda estuvo frente a él, estuvo tentado a reírse, había olvidado por completo que para Aiacos aquel clima no sería agradable, vestía un abrigo grueso y guantes, apretaba los dientes para evitar el temblor que le provocaba el frío. — Prenderé una fogata… — se puso de pie apenas le vio, Aiacos se abrazo así mismo y se acerco a los perros.

—No te molestes, me moriré de frío incluso si le prendes fuego a la cabaña… — Los perros parecían curiosos y se dejaron acariciar por el Espectro. Camus había prendido una fogata rápidamente y ahora miraba fijamente al Espectro — … Lo se, vestido de este modo, parezco un miembro de la tribu del agua… — Sonrió y observó el gesto de serio del francés.

— ¿Paraoh no te robo? —

Aiacos se rió con la pregunta y dejo tranquilos a los perros. — No, ¿te castigaron mandándote aquí? — Camus negó con la cabeza — No me digas que es un premio, nunca entenderé porque a Athena le cuesta tanto desprenderse de algo de dinero para asegurarse de que estén cómodos. Debiste pedirle por lo menos algo de dinero. —

Camus volvió a negar con la cabeza. — No me atrevería a pedirle nada ella — además de que consideraba que tenía lo necesario, el francés se acerco un poco — además, tengo un novio que se preocupa demasiado por mi comodidad… — Acuario se abrazó al Espectro y beso su mejilla levemente antes de girar el rostro y alcanzar los labios contrarios.

Aiacos no tuvo tiempo de contestar, no hizo ninguna broma al respecto tan solo le estrechó con fuerza entre sus brazos. — Tu novio se va a morir de frío, tal vez no sea de mucha ayuda. — Garuda había sonreído, besó su rostro varias veces y despeino su cabello mientras Camus se reía.

— Yo cuidaré de ti. —

Notas finales:

Saludos a todos los que como Cid y Aiacos tuvieron que esperar 4 años para ver a Camus aceptar al Espectro xD 

Todo lo que pudiera haber pasado entre ellos, me lo reservo para ver si continuo escribiendo oneshots más adelante, como en el caso de "la biblioteca" creo que tengo material para rato. 


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