21-¿Qué es esto?
¿Acaso quieres probar mi sangre?
Esa pregunta era demasiado para sus sentidos. El peliblanco cerró las manos sobre los músculos del otro sintiendo que perdía el aliento. Kureto estaba dentro de él aún pero las embestidas se habían detenido. Sus labios se acercaron a los del pelinegro con los ojos cerrados y pronunció la siguiente orden como si fuera un pedido--¡Si…gue!—
Kureto tardó un segundo antes de que su boca chocara de lleno con la del vampiro. Los movimientos se hacían frenéticos mientras la sed de Shinya se volvía intensa. Los gemidos seguidos se hicieron cada vez más fuertes y de pronto sintió en su oído la varonil voz—Esta bien, que ellos te oigan—dijo el pelinegro recordándole sus posiciones en la vida ahora.
¿Por qué de pronto estaba tan lleno de él? Su aroma y el sonido de su voz hacían estremecer cada fibra de su ser mientras su cuerpo era devorado entero por cada sensación del otro. Sus ansias se volvieron irremediablemente abrumadoras mientras trataba de contenerlas escuchó de nuevo la voz del otro—Debiste irte cuando pudiste, ahora no te dejaré ir hasta que esté satisfecho de ti—¿Cómo podía un hombre seducirlo así con semejantes palabras? Se preguntó el vampiro mientras se sentía llegar al climax y en ese momento la codicia pudo más que él, necesitaba desesperadamente ese vital líquido mientras oía el repiquetear de los corazones de ambos en sus oídos como un concierto de tambores.
Lamió de nuevo la piel del cuello del otro causando que este se viniera en el mismo instante y la sensación de su semilla vertiéndose en su interior hizo que su mismo cuerpo le siguiera y en ese mismo instante sus afilados colmillos probaron lo que mas deseaba entonces.
Tenemos que hablar—dijo el segundo progenitor ahora levantado y vestido.
¿Qué planeas hacer?—preguntó sin arrogancia Hiiragi con una mirada atenta.
Ambos sabían que lo que el peliblanco propondría no solo pondría en riesgo sus vidas sino que sería muy arriesgado pero que también era la única solución a sus deseos.
Pendragón se sentó a un lado de él en la cama y acercando sus labios a los suyos mientras con una mano tocaba su mejilla le preguntó--¿Recorrerás conmigo este camino?—
¿Acaso juegas conmigo?—preguntó Kureto con mirada decidida.
Todos estaban en el salón cuando Mikaela acompañado de Yuu entraron. Se veía en la apariencia de todos que eran vampiros de abolengo. Todos los miraron con frialdad. Yuu cerró sus puños con algo de nerviosismo y ganas de atacar a la vez pues esos tipos le recordaban sus años de encierro.
Estaban allí porque Bathory los había mandado llamar con unos vampiros alegando que nadie les haría daño mientras se comportaran como gente a sus órdenes. De pronto vieron a Ferid y se acercaron a aquel.
¿Qué sucede aquí?—preguntó el pelinegro.
El otro sonrió con esa mirada llena de secretos—Lo sabrán pronto—dijo y levantando la cabeza exclamó—Estos chicos desconfían aún de mí—
¿Y quien no lo haría?—preguntó Crowley apareciendo tras Mika—Eres el tipo de ser que causa desconfianza—agregó.
¿Ah? ¿Desconfias de mí?—preguntó el peliplateado con cara sorprendida. Pero no siguieron porque de pronto el tercero miró hacia la puerta y dijo—Su majestad ha llegado—
Un hombre de largo cabello blanco y barba prominente se empezó a deslizar por el pasillo en medio de los vampiros que se hicieron a un lado para darle lugar.
¿Quién es ese?—preguntó Yuuichiro a Mikaela.
¡No lo sé! ¡Yo nun…!—respondió el rubio.
Se trata del primero—dijo de pronto Bathory.
¿El primero?—preguntó el ojos azules sin entender y luego…--¿Te refieres al primer progenitor?—preguntó después sorprendido y asustado el Hyakuya. El otro solo sonrió con su soberbia mirada.
Ambos Hyakuya pensaron que ahora si estaban atrapados. Después de todo con todos esos vampiros allí solamente era una cosa difícil pero el primero, el tercero y el séptimo, si era una trampa…
¡Tranquilos! ¡Nadie piensa en matarlos! ¡Aún!—sonrió feliz Bathory.
Y luego quieres que confíen en ti—murmuró el pelirrojo mientras miraba al supremo emperador de todos los vampiros que había llegado a un dorado trono en ese salón lleno de mármol antiguo e iluminado por velas en una araña del mismo metal dorado.
Luego de percibir cierto movimiento Ferid miró hacia la puerta de nuevo y anunció—Y ahora el invitado de honor llegó—estaba algo divertido e intrigados los Hyakuya miraron en dirección a la puerta.
¡Algo estaba mal! ¡Terriblemente mal!
¿Qué hacía Shinya Hiiragi ahí y vestido como un vampiro?
¿Lo han convertido?—preguntó Mikaela a Ferid algo nervioso.
Yuu sentía que su mundo se tambaleaba al pensar que su querido general había sido convertido contra su voluntad y llevado a ese lugar.
¿Pero porque Hiiragi lucía tan en su lugar?
La respuesta de Bathory sorprendió a ambos chicos.
¿Convertirlo yo? ¿Cómo crees que me atrevería a convertir al segundo progenitor?—dijo con cara de pasmo y luego con sonrisa superior el peliplateado.
¿Segundo?—exclamó Yuu mirando de nuevo a la figura de la que había quitado la vista un momento.
Así es, él no es el Hiiragi que creían conocer. En realidad él es medio vampiro, su madre era humana. Se infiltró entre ustedes para destruir a la familia Hiiragi y su ejército y debo decir que lo hizo realmente bien. Incluso se deshizo de Tenri Hiiragi y ahora trae un hermoso presente para su padre—contestó Bathory y entonces pudieron ver que tras el peliblanco venía atado Kureto Hiiragi y unos pasos detrás junto a unos vampiros que lo custodiaban estaba Guren Ichinose.
¿Qué estaba pasando?