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AMORES ROBADOS por desire nemesis

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Notas del capitulo:

Kureto intentaba asimilar lo que sus oídos habían escuchado. Lentamente sus ojos carmesí se volvieron hacia la persona que se sostenía de él mismo con una pregunta en ellos. Una pregunta que podía ser adivinada por cualquiera.

26-Es mío.

        

Kureto intentaba asimilar lo que sus oídos habían escuchado. Lentamente sus ojos carmesí se volvieron hacia la persona que se sostenía de él mismo con una pregunta en ellos. Una pregunta que podía ser adivinada por cualquiera.

 

No le…--trató de decirle Shinya en su pésimo estado pero Ferid lo interrumpió.

 

¿Acaso mi señor Pendragón no se los ha dicho? Los mestizos son muy especiales. Si bien comparte todas las fortalezas vampiras también tiene algo que ningún vampiro tiene, el poder de generar vida en si mismo. Tal vez lo ha heredado en parte de su padre ya que el progenitor podía generar vida con una humana pero el hecho es que nuestro emperador posee la capacidad de generar vida tanto con hombres como con mujeres y he ahí el enorme potencial por el que los vampiros odian a los mestizos. Ellos tienen la capacidad de multiplicarse por ellos mismos de la que los simples vampiros carecemos. Es una rara amenaza a la sociedad vampírica—dijo Ferid con una media sonrisa mientras Crowley lo miraba con una ceja levantada.

 

Con que eso era lo que todo ese tiempo había estado escondiendo y pensando el maldito loco, pensó Crowley mirando la espalda de Bathory para luego sonreír un poco. Era verdaderamente entretenido. Tal como el peliplateado había asegurado.

 

¿Qué te sucede? ¿Acaso no puedes contestar? ¡Dime si lo que dice ese vampiro es cierto!—reclamó el Hiiragi haciendo que el otro se pusiera delante suyo al agarrarle los hombros con ambas manos, su cara inquisidora llena de furia destacaba ante los ojos del peliblanco.

 

¡Oye que él también es medio vampiro!—dijo actuando como ofendido Ferid pero ninguno de ellos lo escuchaba.

 

Al sentir el aliento del otro en su cara los sentidos de Shinya empezaron a reaccionar y su boca casi inconscientemente comenzó a acercarse a la del otro que algo sorprendido titubeó en alejarse y le espetó--¿Qué haces?—Pero el deseo era patente en el ojos azules que también comenzó  a acercar su cuerpo enfebrecido.

 

Lo siento… Aún con ellos mirando…--las palabras se entrecortaban mientras los ojos del Pendragón solo se fijaban en los finos labios del pelinegro que algo sorprendido no podía evitar que tan raro accionar por parte del otro le afectara.

 

Debe ser la preñez. He oído que sus sentidos se afectan mucho. Se vuelven voraces—dijo con una risilla el peliplateado mientras los ojos de Bathory se volvían más felinos--¿Acaso está sediento, su majestad?—preguntó Ferid mientras sonreía de cabo a rabo—Puede que el niño necesite al que lo engendró o simplemente puede que lo haga desear a cualquiera—

 

Kureto estaba pensando mientras contemplaba el rostro deseoso del otro. Si todo lo que el segundo estaba diciendo era verdad podía explicar el extraño comportamiento que exhibía ahora su antiguo medio hermano. Con esa premisa en mente y con las extrañas sensaciones que el comportamiento y el roce del otro le estaban provocando Hiiragi agarró al medio vampiro y se lo llevó a la puerta mas próxima y se encerró con él en la ignota habitación.

 

¡Uy, pero que apasionados!—dijo con sorna el peliplateado dispuesto a seguirlos para divertirse molestándolos pero una mano lo detuvo y mirando atrás vio el rostro de Crowley.

 

Es mejor dejarlos solos—dijo el pelirrojo.

 

¿Qué? No me digas que ahora quieres que esos dos sean una pareja feliz. ¡No te conocía esos dulces deseos!—dijo Ferid alegre.

 

Con una sonrisa falsa Eusford contestó—No pero tenemos cosas de que hablar. Como por ejemplo como es que me envolviste en una traición a la corona otra vez—

 

Por un momento un atisbo de preocupación pasó por la cara de Bathory pero fue momentáneo ya que como siempre lo ocultó tras una falsa máscara de camaradería—Pero mi querido Crowley… fue divertido. ¿Cierto?—

 

¡Cierto, pero ya no vas a escaparte por más tiempo con estupideces y vas a contarme de una vez la verdad, a menos que quieras que me vengue de mi hermano mayor de una vez por todas!—dijo el otro ojos rojos con una sonrisa algo siniestra y por fin el otro puso su cara seria.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los labios de Kureto tenían el sabor a la gloria y su piel se quemaba con la sensación de tenerlo cerca. Su angustia aumentaba con cada segundo que el prolongado beso tomaba. Mientras que su cuerpo reaccionaba solo con cada toque. ¿A que jugaba su cuerpo? No lo sabía solo que el deseo que sentía le estaba llevando a cometer demasiadas locuras.

 

El pelinegro también se sentía algo perdido por el accionar del otro pero más que nada estaba molesto y es por eso que ni bien pudo puso fin al contacto con los labios del otro.

 

¡Dime que es todo esto que está pasando!—exigió furioso el de ojos rojos--¿Es cierto eso? ¿Puede que tu puedas…?—dijo repitiéndose pues aun no se hacía a la idea de que el otro pudiera embarazarse.

 

Yo… no quería… No sabía si es posible. ¡Yo no entiendo nada de lo que está pasando!—declamó casi con furia el peliblanco y la angustia se denotaba en su rostro—Ese Ferid… ¡No sé que creer!—tenía miedo pues un ansia desconocida por el cuerpo del otro se había adueñado de su ser haciéndolo pensar en lo que estaba diciendo antes Bathory.

 

¿Sería porque cargaba con un niño engendrado por el otro o le servía cualquiera? Hasta él tenía miedo de la respuesta mientras su cuerpo tan solo pugnaba por acercarse a Kureto.

 

¡Te desconozco! ¡Tu no eres así!—dijo su antiguo hermano mayor.

 

¿Acaso crees que no lo sé?—preguntó con sollozos el ojos azules mientras era sostenido de las muñecas por el otro--¿Crees que quiero esto?—luego levantó la vista hasta los rojos—Pero no puedo detenerlo. No sé que me pasa, solo sé que te deseo—

 

¿Solo a mi o te viene bien cualquiera?—dijo el ojos rojos con sus ojos como ascuas gracias a sus incipientes celos—

 

¡No puedo asegurarlo! Solo sé que en estos momentos nada me importa más que estar contigo—dijo el ojos azules antes de tomar por asalto los labios del azorado general humano, labios que después de un segundo le retornaron con el mismo fervor el ósculo. Las manos de ambos se escurrieron por sus mutuos cuerpos mientras pugnaban por hacerse el amor mutuamente.

 

Los pantalones del medio vampiro fueron los primeros en caer mientras su cuerpo se envolvía en las llamas de la pasión más indecorosa. Las lenguas de ambos se buscaban y encontraban con el frenesí de olas y rompientes chocando en la tormenta.

 

Después fueron la chaqueta y camisa del progenitor las que cayeron por los suelos y al ver la blanca piel por fin descubierta las ansias del moreno se volvieron incontenibles. Falto ya de toda razón pugnó por entrar en el cuerpo del otro que mantenía contra la pared de piedra mientras se alzaba sobre sus caderas, jadeante y perlado de sudor, gemía con cada embestida justo en la oreja de su ex hermano quien se aceleraba en pasión con cada sonido mientras gruñía y sus manos se agarrotaban sobre le piel de madreperla, con el deseo intenso de marcarlo como suyo.

 

Un gemido ahogado escapó de los labios de Shinya al sentirse mordido en el hombro con frenética intensidad—Ahora no hay duda de que eres mío—dijo Kureto antes de ver como el otro se pasaba, con los ojos cerrados, la lengua por los labios--¿Quieres mi sangre? Entonces deberás pagarla con sumisión—

 

¡Quiero, quiero tu sangre! Más que cualquier otra cosa—aseveró el otro y era verdad. Su mente estallaba con una insidiosa sed.

 

Entonces dime de quien es ese niño—le inquirió el otro helando su sangre.

 

¡No lo sé!—gritó desesperado Shinya.

 

¡¿De quien?!—gritó esta vez el ojos rojos y por fin el otro comprendió lo que el pelinegro quería.

 

¡Aún no lo sé! ¡Pero deseo con toda mi alma que sea tuyo!—le confesó Shinya mirándolo intensamente a los ojos un momento antes de la última embestida.

 

Ambos terminaron en el suelo rendidos.

 

Kureto arrodillado y Shinya sentado con las piernas hacia arriba y el torso atrapado entre el otro y la pared, en sus oídos los latidos de Kureto eran como tambores que traspasaban sus sentidos.

 

¡Bebe de una vez!—le demandó el otro y los ojos ahora rojos del peliblanco miraron esa zona del cuello mientras con una mano acariciaba el cabello de la nuca. Despacio acercó sus dientes a la piel sudorosa--¡A todos los efectos ese niño es mío y de nadie más!—aseveró el pelinegro y después de mantenerse quieto un segundo, como aceptando ese nuevo destino dado a los dos Shinya clavó sus colmillos en el cuello musculoso.

Notas finales:

Espero les halla gustado

solo resta el epílogo que resolverá muchas dudas y les hará gozar espero

ja ne

n.n


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