No es que detestara a Draco… de hecho comenzaba a comprenderlo y le parecía tan agradable como persona que incluso a ratos lo desubicaba en que rango estaba de su gusto siendo que comenzaba a ganar terreno con el tiempo y no estaba preparado para ello, puesto que una cosa era buscar placer físico con una persona y otra muy distinta imaginarse en una relación formal para toda la vida con él; aunque claro, eso no impedía las ganas de observarle cada que podía como en ese momento en el que desde las gradas Harry le observaba jugar.
A pesar de estar en la misma escuela, no estaban en los mismos equipos pues cada clase optó por formar el propio en un deje de individualismo, así aprovechando no tener clase en ese momento, se había escabullido en el entrenamiento de Draco junto con sus amigos siendo que, pese a no admitirlo a viva voz, secretamente le parecía maravilloso verle desenvolverse como si estuviese danzando en la cancha, pasando el balón con movimientos seguros sin cometer ningún solo error, trabajando y armando pases maestros para anotar.
Incluso se preguntaba si algún día podrían repetir aquel momento que compitieron en su especie de cita, estando solo ellos dos disfrutando de una inocente competencia y tal vez lo que sucedió después…
-Casi puedo verte babear Harry- canturreó Hermione a su lado.
-Mione...- dijo abochornado sacudiendo de su cabeza cualquier pensamiento impúdico que en su mente instaba a clavarse sin reparo.
“Es inútil” pensó cubriendo su rostro con ambas manos pero el sonrojo no se iba. Era solo una respuesta natural pero que delataba sin piedad, cada parte de su tiempo libre que pasaba en su compañía (por demanda del rubio claro está) y no es que le molestara pues la costumbre y convivencia se hacía casa vez más necesitada por su parte que no podía comprender porque. “No es como si me gustara o ¿sí?” se dijo regresando a ver el partido que llegaba a su fin.
-El hurón no se mueve nada mal- pronunció Ron con la boca llena o al menos eso es lo que entendió Harry porque más bien parecían sonidos guturales apenas entendibles.
-Ronald, a nadie le interesa lo que traes en la boca- La castaña haciendo una mueca por ver algo que no quería volver a ver, le apartó la cara con la mano.
El juego terminó con la victoria para el equipo de Draco con un marcador muy dispar a su favor, todos vitoreaban y echaban bulla por su buen trabajo, entre la multitud apenas y se distinguían unos cabellos platinados, pero para Harry no fue el caso pues de él no escapó una expresión tan fresca y divertida que casi jamás veía en Draco. Harry dejaba impregnar su retina con la bendita imagen que le mostraba con su rubio cabello desarreglado y con las perladas gotas de sudor corriendo por su torso.
Se preguntaba porque no veía seguido esa expresión en él y arrugó el entrecejo haciendo un puchero. Eso era tan injusto. “¿Por qué siempre es tan aprensivo conmigo?”
-Creo que ahí viene Draco a recibir su beso por haber ganado- Tan sumido en sus pensamientos que estaba que la voz de Hermione no llegaba a él –Tal parece ser que estamos frente al perrito de Pavlov ¿eh Ron?- su tren de pensamiento se descarrió y Harry palideció comenzando a boquear como si le faltara el aire.
“¿Cómo de ser un pobre impotente pasé a ser un fetichista del aroma y de ahí a dejar de ser humano?” simplemente no comprendía y se cubrió el rostro con las manos nuevamente.
-¿Qué es eso Mione?- la castaña rodó los ojos.
-Si pusieras atención en clases, lo sabrías Ron- contestó como si fuese lo más lógico del mundo y aunque el pelirrojo se quedó pensativo tratando de hacer memoria, Harry había comprendido perfectamente y no era nada alentador.
¨¨*¨¨*1 mes después*¨¨*¨¨
Decir que le fascinaba su aroma era poco y casi se podía sumergirse en él recordando no solo su cercanía, sino también su calidez que ya tenía días que no se repetía y eso estaba llevando su paciencia hasta el límite.
“Y todo por los exámenes…” pensó mirando cómo se movían los dedos largos y delgados de Draco a través del teclado de su laptop y casi podía sentirlos nuevamente en su piel no ayudando para nada a su bochornoso calor que sentía.
Para no descuidar su peculiar ¿relación? que compartían, quedaron de estudiar juntos en la biblioteca pues Draco al ser de los mejores estudiantes de la escuela con las calificaciones más perfectas, no quería perder tampoco su beca y esperando poder motivar a Harry a asacar mejores calificaciones.
Al principio el moreno pensó que fue una buena idea, pero con forme los días pasaban sin nada más que libros, repasos y cuestionarios, sin ningún roce más que de hojas pe papel, Harry ya no aguantaba más; era como estar con una versión mejorada Hermione 2.0 y eso no le agradaba ni un poco.
Tamborileaba el lápiz contra la mesa de madera y observaba, esperando alguna señal de su parte por complacerle y darle aquello que necesitaba; acallar ese ardor en su cuerpo.
-Si no dejas de mirarme, me largo Harry, hablo enserio- dijo Draco mirándolo por arriba de su ordenador con total seriedad –ponte a estudiar- le acercó nuevamente los libros que había dejado de lado para ocuparse de su peculiar trabajo de estarle observando.
-Peero…- murmuró Harry acerándose solo unos centímetros e Inocentemente pensaba que realmente podía convencerlo de hacer algo más si ponía ojos de borrego a medio morir, aquello funcionó en el pasado, pero lo único que consiguió fue que Draco frunció el ceño.
-Si no vas a ser serio me voy, nos vemos mañana- dijo cerrando de golpe su laptop recogiendo sus cosas de la mesa, retirándose sin siquiera mirar atrás y Harry se sintió tan solo, pero también muy ofendido.
“¡¿No que me querías imbécil?!”
¨¨*¨¨*1 semana después*¨¨*¨¨
Draco casi satisfecho por los progresos que tenía con sus estudios, decidió volver a admitir en sus momentos de estudio a Harry.
“Se ve adorable” pensó con una disimulada sonrisa viendo los intentos fallidos de moreno por ocultar su absurda necesidad de olfatear su cabello, apretaba los parpados, la boca y las manos como si fuese imposible hacerlo, pero estaba mansamente obediente a su petición de que lo dejase estudiar.
Realmente lo quería y adoraba lo que tenía con él, era bastante divertido el tiempo que compartían, sin embargo aunque siempre sabía cómo reaccionaría con sus temblores y sonrojos, a veces lo sorprendía.
-¿Qué quieres mi camisa?- le preguntó con la ceja arqueada. Harry jugueteaba con sus pulgares y miraba al suelo como debatiéndose lo que acaba de pronunciar.
-Si… bueno… yo… la necesito…- se apresuró a añadir – ¡no haré nada extraño!- casi se podía carcajear con ganas por tremenda petición que le hizo, pero se contuvo y poniendo su mejor cara de poker regresó a ver su camisa de deportes, no tenía nada de especial pero intuyendo como para qué la quería no puso más peros.
-¿Pero es necesario que sea la que traigo?- el sonrojo llegó y Draco sonrió ante el bochornoso asentimiento –pero no hagas nada extraño ¿eh?- inflando los cachetes Harry comenzó a hacer aspavientos.
-¡Ya dije que no lo haré!-
¨¨*¨¨*¨¨*¨¨*¨¨*¨¨
Cuando regresó a su clase, guardó en su mochila la playera de Draco más que avergonzado. “No es como si fuese algo malo ¿o sí?” se preguntó. En definitiva sería la última vez que le hacía caso a Hermione.
-Veo que lo hiciste- dijo la chica sonriendo enigmáticamente y Harry se acalambró. En definitiva no fue una buena decisión sin embargo lo hecho, hecho estaba y ya ni para devolverle la playera a su legítimo dueño. “Es por el bien de la ciencia” se dijo auto engañándose pues aunque usaba el champú que le recomendó Draco con el mismo aroma a delicioso coco cremoso, no era lo mismo que olerlo del cabello o piel del rubio.
-No es lo que tú crees…- dijo pobremente creíble y la castaña solo ensanchó su sonrisa.
Queriendo reprocharle su burla a cuesta suya se detuvo al instante cuando notó a Draco pasar por el pasillo bordeado por un sequito de seguidores y siendo tomado del brazo posesivamente por una chica de cabello corto que en su interés de saber de qué se trataba salió a ver. -¿Por qué demonios Pansy Parkinson lo abraza así?- gruñó entre dientes haciendo reír a su amiga.
-Supongo que porque fue su novia ¿no lo sabías?-
No, no lo sabía, pero lo que si le molestaba infinitamente era lo cerca que estaba de Draco y lo poco que conocía al rubio; pero principalmente lo tan alegre que se veía en compañía de sus compañeros, tan diferente que cuando estaba solo con él.
- Aunque he escuchado que aún son buenos amigos, así que no es para que te preocupes-
-Ni que me interesara…- dijo en voz baja dándose la media vuelta. Hermione suspiró y lo dejó ser, aunque estaba segura que si seguía en su negativa por más tiempo, tendría que darle tremendo librazo hasta que aceptara lo que era evidente. “A problemas extremos, medidas extremas”
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Estaba molesto y por ello no se había podido concentrar en lo que restaba de clase, pero lo peor de todo es que no estaba seguro siquiera porque le irritaba haber visto a Draco de esa manera.
No es como si no esperara que este jamás en su vida hubiera estado con alguien, era obvio que así había sido pues en palabras de Lavander, era el hombre de los sueños de cualquier chica siendo que no solo tenía un agradable trato, si no que era inteligente y un adonis lo vieras por donde lo vieras, pero lo que le causaba unas irrefrenables ganas de golpear a alguien era el hecho de lo bien que se veían juntos, tan armónicos como si hubiesen sido hechos el uno para el otro que su pecho dolía.
“Aunque él dijo que me quería…”
Ya en su casa se disculpó con Remus alegando que no tenía hambre y corriendo escaleras arriba, se encerró en cuarto. Sacando la playera de su mochila la examinó unos momentos y sin darse la oportunidad de pensarlo dos veces se la colocó encima. “Prometo lavarla después” se dijo muy decidido.
“Huele a Draco…” pensó cerrando los ojos sintiendo el burbujeante coco impregnar sus fosas nasales, era tan delicioso pero no era lo mismo, en definitiva no era como olerlo de la piel de Draco “aunque es el mismo aroma, no siento nada…” dijo finalmente notando con tristeza que faltaba algo.
-Draco…- murmuró cerrando los ojos y como un destello rápido pudo escuchar la peculiar voz del ojigris llamarle con su siseante arrastre de palabras. “Harry” fue solo lo que rememoró pero que logró ponerlo alerta y demasiado emocionado –o no…- dijo en un hilo de voz comenzando a deslizarse por la puerta hasta caer al suelo.
“A que te gusta cuando te toco aquí” fue lo que dijo la voz de Draco y no pudo evitar temblar. Comenzaba a tener mucho calor y casi podía hacer tangible las manos del rubio recorrer su sensible piel.
Comenzó a jadear tratando de emular lo que hacía Draco con sus manos, jugueteó con sus pezones un poco y deslizó su mano por su estómago hacia sus pantalones.
“Mira nada más como estas ¿Qué quieres que haga Harry?” el moreno jadeó cuando tomó entre sus manos su despierta erección que reclamaba atención y comenzó a tocarla, delineando con su dedo el líquido preseminal y comenzó a bombear.
Jadeaba incontrolablemente imaginando que era Draco quien lo hacía, murmurando entre dientes su nombre, sintiendo los invisibles labios besar su coronilla instándolo a gritar.
Se corrió en sus manos en un ahogado gemido. No podía creer que lo hubiese hecho, pero ahí en sus palmas estaba lo que lo inculpaba. Estaba tan confundido que poco cabía en su negación. Sin embargo aún no se animaba a decir en voz alta aquello que se negaba a admitir.
“¿Por qué todo esto es tan complicado?”