Nacseo estaba delante de él, con una sonrisa, tendiéndole una toalla para secarse el sudor.
Namjoon tuvo que parpadear dos o tres veces para creerse la presencia del mayor en esos momentos. ¿Realmente Nacseo, el chico al que más interés tenía en conocer ahora mismo, estaba dándole una toalla? A decir verdad, era mucho más guapo de cerca. Pero también bastante más delgado, ¡mira qué brazos! Los de Namjoon eran el doble de los suyos perfectamente.
—Has estado muy bien, Runch Randa —comenzó a hablar Nacseo. Su voz sonaba un poco más grave que cuando rapeaba, pero aún así tenía su característico tono agudo que a Namjoon tanto le llamaba la atención—. Realmente has llamado mucho mi atención. Me recuerdas mucho a cuando yo empecé. Tienes mucho potencial, muchacho.
El moreno se sonrojó bastante respecto a aquellas palabras. No podía creerse que Nacseo le estuviese comparando con él cuando empezó… Simplemente no podía. Menos mal que había poca luz en el club o si no, pasaría la vergüenza de su vida.
—M-muchas gracias, Nacseo —agradeció Namjoon, intentando que su voz sonase lo más estable posible—. El rap es mi vida entera, y quiero dedicarme a esto en un futuro. Tú también me has llamado siempre la atención, realmente te admiro bastante.
El mayor soltó una risa cómplice y le revolvió los negros cabellos.
—No me llames Nacseo cada vez que te dirijas a mi, hombre. Mi nombre es Jiho, Woo Jiho. ¿Podría saber el tuyo, muchacho? —preguntó Jiho sentándose al lado del menor.
—Yo me llamo Namjoon, Kim Namjoon. Natural de Seúl —rió—. Aunque he pasado un tiempo viviendo en Nueva Zelanda. Ya sabes, para mejorar mi inglés.
—Ya decía yo que tu pronunciación era demasiado buena como para ser coreano. Mis opciones eran que, o eras mestizo o habías estudiado inglés en el extranjero. Veo que no estaba muy equivocado al fin y al cabo —dijo Jiho, sonriendo cómplice. Realmente le estaba cayendo bien Namjoon, cosa que era recíproca.
—Pues mira, no te has equivocado, no —rió Namjoon de nuevo—. Una pregunta, ¿cuánto llevas en el rap?
—Pues llevo dos años. Empecé con quince años, más o menos. Muy jovencito, como tú.
—Y… ¿cuántos años tienes? Si puedo saberlo, claro —preguntó de nuevo el menor. Nacseo le volvió a revolver el pelo con cariño.
—Claro, hombre. Pues tengo diecisiete, los cumplí hace poco. Tú tenías catorce, ¿no es así? —respondió Jiho con una dulce sonrisa.
—No, cumplí los quince hace poco.
—¿En serio? ¿Cuándo es tu cumpleaños? —preguntó Jiho bastante interesado.
—El doce de septiembre —respondió Namjoon con una sonrisa.
—¡No jodas! El mío es el catorce de septiembre. ¡Nuestros cumpleaños se varían dos días! ¿No es genial? —exclamó Nacseo bastante alegre. Namjoon rió alegremente.
Ambos chicos siguieron hablando un buen rato, hasta que decidieron irse a una parte V.I.P del lugar al que solía ir Jiho. Estaba apartada de la gente y del escenario, era como una especie de habitación a la cual se accedía por una puerta tras la barra. A Namjoon le extrañó un poco que aquella habitación tuviese una cama, un armario, un escritorio, una pequeña nevera, una sencilla cocina y una mesa de madera con un par de sillas. También había una puerta al final de la habitación, lo que supuso que sería un pequeño baño.
—Oh, me gusta mucho este lugar. Es bastante acogedor —dijo el menor mientras se sentaba en la cama.
—Debe de serlo, vivo aquí —confesó Jiho mientras se sentaba al lado de Runch Randa. Namjoon quedó impresionado. ¿De verdad que Nacseo vivía en el mismo club?
—¿En serio? ¿Vives en el propio Cypher? ¿No tienes casa o algo? —preguntó curioso el menor mientras observaba detenidamente la estancia. Nacseo rió dulcemente.
—Sí, vivo aquí desde que decidí irme de casa a seguir mi sueño, además de que tenía ciertos problemas con mis padres. De hecho, mi hermano mayor hizo lo mismo a mi edad. No está tan mal, el dueño es como un padre para mi y decidió dejarme esta habitación que antes usaba de almacén. La acomodó como la ves y nada, vivo aquí desde entonces —respondió Jiho tumbándose en la cama. Namjoon siguió a su lado, frunciendo un poco el ceño al conocer el porqué vivía ahí Jiho. Realmente le daba lástima, que estuviese en ese lugar tan solo y desde tan joven.
—¿Puedo saber qué te pasaba con tus padres? —volvió a preguntar el moreno, con un claro gesto de preocupación en la cara. Nacseo se dedicó a sonreír dulcemente, para asentir luego.
—Mis padres peleaban constantemente conmigo, y entre ellos. El mundo del hip hop siempre les ha causado cierto rechazo, ¿sabes? Mi abuela era la única que me apoyaba en mi sueño pero, por desgracia ella no está ahora —empezó a hablar Nacseo, Namjoon escuchaba atentamente—. Ellos me decían a mi y a mi hermano mayor que nos dejemos de tonterías. Que hagamos el favor de estudiar algo de provecho, trabajar como abogados o alguna mierda así, nos casemos y tengamos hijos. Mi hermano fue el primero que dejó la casa con diecisiete años, para audicionar para una agencia y poder cumplir su sueño. Yo poco más tarde, a los quince, también me fui. El viejo Jisang, el dueño de este local, me conocía de haber venido aquí varias veces y cuando se enteró de lo que pasó, inmediatamente me dio techo en su antro. Y aquí estoy, amigo mío.
A Namjoon se le encogió el corazón de escuchar la historia de Jiho. Él siempre pensó que tendría una buena familia que le apoyase en lo suyo, como la que él mismo tenía, y no la que tiene en realidad. El moreno se sintió feliz de que Jiho le hubiese abierto su corazón de aquella forma.
—¿Y no estudias? Es decir… ¿no vas al instituto ni nada?
—No, sólo tengo la secundaria. Quiero dedicarme a esto profesionalmente —respondió Nacseo, fascinando aún más a Namjoon—. Me gano algún dinero con el que pagarme mis gastos, y, de hecho, quiero audicionar la semana que viene para la Stardom Entertaiment.
—¿En serio? Es decir, yo también voy a audicionar pronto para otra empresa, una nueva. Quiere comenzar un proyecto totalmente Hip-Hop y mis padres me han animado a presentarme. La compañía es Big Hit.
—Espero que te vaya genial, muchacho. Ya te dije que tienes muchísimo potencial. Seguro que te cogen, Namjoon —dijo Jiho dedicándole al menor una de sus mejores sonrisas, cosa que hizo a Namjoon sonrojarse. A Nacseo le fascinaba Namjoon, más desde que había hablado con él así tan de cerca.
—Igual te digo, hyung. En verdad, llevo viéndote actuar desde hace tiempo. Quería conocerte —confesó el moreno, bajando un poco apenado la vista. Nacseo le revolvió de nuevo los cabellos.
—Me halagas mucho, muchacho. Realmente me has caído muy, muy bien. Me das un sentimiento un poco de hermano menor, ¿me entiendes? —De repente, Jiho se levantó de la cama, en dirección a su pequeño escritorio. Cogió un pedazo de papel que descansaba encima del escritorio y un bolígrafo que había al lado. Apuntó un número de teléfono y se lo tendió al menor con una amplia sonrisa—. Toma, mi número de teléfono. Cuando quieras, puedes llamarme y charlamos. También podríamos quedar un día de estos.
Namjoon cogió el papel entre sus manos y no se lo podía creer. ¡Nacseo, el mismo Nacseo al que admiraba, le había dado su número de teléfono! El sentimiento fanboy se apoderó del moreno y su corazón se estrujó.
—C-claro, hyung. Muchas gracias, te llamaré —dijo Namjoon, un poco sonrojado. Bajó la vista a su reloj y se impresionó por la hora que era. ¡Sus padres le matarían! — Bueno, Jiho hyung, un placer conocerte y hablar contigo, pero me tengo que ir. Mis padres me matarán si me paso de la hora.
—Sin problema, Namjoon. Espero que nos veamos pronto —se despidió Jiho guiñándole un ojo. Runch Randa soltó una risita nerviosa y asintió antes de salir por la puerta.
Un sentimiento extraño empezó a crecer en el pecho de Jiho luego de conocer a ese talentoso muchacho. Algo que le decía que tenía que hablar con él de nuevo, tener mucha más relación con él.
El sentimiento de Namjoon no era diferente. Sin duda, llamaría al mayor una y todas las veces que harían falta. ¡Incluso le invitaría a dormir un día de estos! Seguro que se sentiría solo en aquella habitación pero, ¿aceptará? ¿Querría convertirse en alguien cercano? Esas preguntas asaltaban la cabeza del más pequeño mientras éste iba de camino a su casa.
Sí, en cuanto llegase a casa le llamaría y le invitaría a quedarse a dormir la noche siguiente, ya que sería viernes.