Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡El chico tiene diecisiete! por koru-chan

[Reviews - 65]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

.


¡Me enamoré de un adolescente! [Parte dos]


XVl


El viento mecía su castaña cabellera descubriendo su rostro ensimismado en el ocaso. Lo observé un par de segundos sentado sobre aquellos simplones banquillos de concreto rectangular; no movía ningún músculo manteniendo una posición estoica con las manos en sus bolcillos y su dorso un tanto caído. Desvié mi vista de aquel cuerpo admirando aquel paisaje frente a nuestros ojos; un bello lago que colindaba con aquel pulmón verde de la ciudad.


—Takashima—esbocé su nombre acercándome luego de contemplarlo desde la espalda; el adolescente no se inmutó, parecía perdido en las pequeñas olas que seguían la fluidez del viento helado de aquellas horas de la tarde. Me senté junto a él cruzándome de piernas pensando en las palabras exactas con las cuales comenzaría aquel encuentro pactado horas atrás.


—Tú y Akira están saliendo—aquello murmurado con sumo dolor se oyó espetar de los labios de aquel chico. No era una pregunta, era una afirmación. Mudo miré el semblante de aquel castaño, vislumbrando una mueca tristona enmarcando su fino rostro—. ¿Lo amas?—me cuestionó finalmente y tras un suspiro hablé:


—Aún… es muy pronto para saber lo que siento por ese chiquillo—esta vez me miró con un semblante desaprobatorio.


—Yo lo amo—dijo firme observándome con la mirada rota y un temblor casi imperceptible en sus palabras—, lo amo y no es justo que…


—No es justo que me metieras en medio—continúe su frase distorsionándola a mi favor—. Este asunto es tuyo y de Suzuki—bufé con el cejo fruncido.


—¡Se supone que me dijiste que no gustabas de Akira!—alzó la voz bajando la cabeza mientras veía como tensaba su mandíbula y se aferraba con ira del borde de aquel duro asiento—. Cómo es posible que tú le gustases y que yo no…—habló quebrado en un debilitado tono de voz. Suspiré largamente dejando que el viento intentase llevarse aquellos destructivos sentimientos esbozados con tanto rencor.


—Sí, lo dije. Me intentaba hacer creer que no me gustaba aquel bobo. Pero, ¿los sentimientos se pueden controlar?—pregunté al aire viendo como el cielo se volvía cada vez más oscuro y los postes de luz se encendían poco a poco—. A mí Reita siempre me gustó; me encandiló de apoco con sus tiernas palabras y su molesta insistencia—sonreí rememorando aquel tiempo—. En un principio, cuando nos escribíamos por chat, creí que aquel chico era un hombre mayor, tal vez un cincuentón gordo y calvo—sonreí al cielo—. Creí que su cuento tan bien formulado se lo había repetido una y otra vez a miles de adolescentes, así que “seguí su juego”— hice una pausa como si degustara mis propias palabras—. Con el tiempo me fui dando cuenta que aquel extraño me gustaba, pero era tan absurdo todo—suspiré—... Nos juntamos y la cara casi se me cae a pedazos al darme cuenta que el idiota mentiroso aquí era yo. ¿Estudiante universitario? ¡Habían pasado más de siete años que me había titulado!—me reí de mis recuerdos recibiendo silencio de mi acompañante—. Aquella primera “cita” se mantuvo al margen. Nos juntamos en una plazoleta y hablamos un par de horas. Suzuki estaba algo cohibido y deduje que se había percatado de mi falsedad y que no nos volveríamos a juntar. Pero siguió un segundo encuentro—exhalé largamente—, había pensado no ir, pero inconscientemente ya me encontraba ahí; me gustaba, de verdad me gustaba y con tristeza terminé cortando contacto con él tras decirle la verdad. Pero aquel chico es tan malditamente obstinado... Terminamos siendo amigos. Claro, no por mucho tiempo; ninguno de los dos pudo resistir más allá de simples miradas—como respuesta a mis palabras obtuve un resoplido cansino.


—Hubieras desaparecido—dijo mordaz.


—Takashima…


—Akira me estaba comenzando a querer. ¿Por qué tuviste que aparecer de nuevo?—boté airé nuevamente y me levanté de aquel incomodo asiento acercándome a la barra de metal que resguardaba aquel perímetro. Observé el agua calma y danzante frente a nuestros ojos al mismo tiempo que me mantenía pensativo admirando aquel entorno, que dada la rutina, era desapercibido. Luego de un par de segundos de quietud terminé bajando mi mirada y emití:


—No te conformes con migajas. Tú vales más que “un me estaba comenzando a querer”—me giré mirando aquel rostro ajado—. Yo igual pasé por esto, siempre me enamoraba de sujetos equivocados, hasta de un hetero “curioso” terminé cayendo—resoplé —; lo único que quería era juguetear un poco y quitarse la calentura con el primer bobalicón que se le cruzara—sonreí recordando mi pasado con nostalgia—. Un chiquillo inocente siendo lastimado por un tipo que ni siquiera le importó dejarme llorando cuando le confesé lo que sentía. Takashima él se rió en mi cara—concluí—. Tú tienes la ventaja de que Suzuki es tú  amigo—emitió un bufido sarcástico y en el acto se limpió las lágrimas que no tardaron en caer.


—Ya ni me habla—suspiré acercándome a él mientras me acuclillaba—, ni me dirige la mirada—murmuró con la voz quebrada.


—¿En serio?—cuestioné—. Me dijo que tú no le hablas y si lo hacías, era con reproche…—musité viendo como éste, con las mejillas surcadas por húmedas gotas salinas, mordía su labio inferior mojado por aquel recorrido aguado de sus lágrimas—. Hablen, díganse todo lo que sienten; limpien este caos. Son amigos, pueden hacerlo—dije viendo como su rostro entristecido negaba. Me volví a parar y miré la figura plantada tras nosotros: Suzuki. En silencio cogí mi bolso y caminé hacia su dirección estática. Lo observé un par de segundos para luego pasar junto a él sintiendo un sutil roce cómplice de sus dedos acariciar el dorso de mí zurda.


—Habla con él—en aquella instancia vi como el castaño se volteó sorprendido mirando al susodicho que lo mantenía lleno de pesar. Analicé como el rubio se acercó y se sentó junto aquel frágil muchacho al cual, cuidadoso y protector, tornó sus fuertes brazos sobre su hombro. Dejándome ser partícipe de sutiles espasmos provocado por un llanto lleno de tormentos mientras su voz quebrada se disculpaba repetidas veces con aquel adolescente quien me volteo a ver dolido por el estado de su amigo.


.


Me subí a mi auto exhalando todo el aire que mis pulmones habían guardado en aquellos minutos de conversación abatida. Acomodé mi espalda contra el acolchado de aquel cómodo asiento de mi vehículo suspirando largamente. Mi mente era un torbellino afligido de emociones porque, por un lado, estaban los sentimientos fieros de aquel castaño estilizado quien intentaba desquiciadamente obtener el amor de aquel rubio y yo, por mi parte, rehuía a los efectos colaterales que traía consigo cualquier tipo de relación.


¿Qué sentía realmente por Suzuki? Me debatí una y otra vez en mi mente rememorando las palabras de aquel castaño.


—¿Lo amaba?—murmuré para mí mismo. ¿Desde hace cuánto no me cuestionaba aquello, desde hace cuánto que no me permitía sentir nada por nadie?


Siempre estaba reacio. No accedía, inconscientemente, a tener fuertes sentimientos por nadie. Estaba harto de ser el frágil muchacho que fue mutilado por varios sujetos en su pasado. Y cuando dije: No más, me cerré al punto de sentir vacío y mis sentidos se durmieron hasta que apareció ese niño el cual removió todo a su paso…


Mi vista se alzó tras ver como una rubia cabellera entraba por el lado del copiloto y dejaba sus pertenencias en el asiento de atrás mientras yo lo observaba enmarcando una ceja por su atrevimiento; ocultando, claramente, felicidad al verlo nuevamente.


—¿Qué se supone que haces?—fruncí el ceño viendo su impecable sonrisa para luego sentir un beso en mi mejilla—. ¿Y, Takashima?—lo miré algo sorprendido por aquel acto efusivo.


—Me dijo que quería pensar; debía digerir todo lo que había pasado con calma y que iba a necesitar un largo tiempo—su tono sonó con pesar. Y aún junto a mí, acarició mi barbilla y en el acto relamió sus labios expectante para que lo dejase poseer mi boca—. Posiblemente tendré que esperar hasta que él considere prudente volver— asentí besando fugaz sus rosados labios viendo como se volvía a enderezar en su asiento correspondiente satisfecho—… y también— murmuró con su nuca apoyada en el respaldo tapizado de los asientos —, dijo que sentía mucho haber actuado como un loco; llamarte, mensajearte y acosarte fue únicamente un medio para que “me dejaras” en paz—enfatizó destacando con un par de comillas en el aire terminando con los labios apretados desaprobatorio. Suspiré aliviado cerrando mis párpados.


—Qué bueno que al final no era ningún asesino desquiciado—sonreí mirando a Reita quien hacía lo mismo que yo.


—Lo siento—lo miré cuestionándolo con mis ojos—, por involucrarte en todo esto—continuó buscando mi mano la cual reposaba sobre mi muslo diestro. Sentí sus sutiles caricias sin quitar su dorada mirada de mis ojos al mismo tiempo que negué con mi cabeza.


—Son las consecuencias de salir con un niño—viré mis cuencas y tras una leve sonrisa guardé silencio viendo como nuestras manos se entrelazaban por largos minutos. El aire me comenzó a escasear y un cosquilleo conocido me hizo alertar. Rápidamente las pulsaciones habían tomado un ritmo descontrolado; mi corazón me estaba advirtiendo con su bombeo alocado—. Te llevo a casa—interrumpí aquel ambiente que se estaba formando con un torpe carraspeo despegando, algo incómodo, mi mano de la suya. Me acomodé y crucé algo nervioso mi cinturón terminando por encender el motor para encaminarnos hacia la casa de aquel rubio percibiendo una densa y analítica mirada del adolescente recorrerme en completo sigilo tras mi acción.


.


Aparqué mi vehículo fuera de aquella vivienda que en el pasado había conocido y, con el motor  aún en marcha, me iba a despedir de aquel rubio cuando mi boca, sorpresivamente, fue poseída por aquel desalineado muchacho.


—¡Para!—espeté fijando mi vista hacia los cristales una vez que logré despegar mis labios de los suyos—. ¡Estás demente!—susurré con histeria—. ¿Qué pasaría si alguien nos ve, idiota?—bramé entre dientes viendo como los ojos de aquel niño estaban… ¿dolidos? Extrañado solté aire deteniendo el motor quedándonos a oscuras dentro de aquel pequeño coche.


—¿Te arrepientes de todo esto, cierto?—abrí los ojos enormemente observando su perfil que me mostraba unos ojos tristes.


—¿De qué hablas?—no entendía sus palabras. Lo miré con el ceño fruncido mientras éste inmiscuía sus ojos en un punto fijo frente a él.


—Nada, nada. ¡Olvídalo!—habló atropellado abriendo la puerta del copiloto dispuesto a salir. Con los labios fruncidos me acerqué a él. Cerré la puerta y me senté sobre sus muslos para que no se escapara. Suzuki me quedó mirando y, en aquella instancia, yo me crucé de brazos a la espera que escupiera lo que recién había insinuado.


—Habla—titubeante vociferó:


—¿Qué sientes por mí?—me golpeó de sopetón


—¿Qué? ¿No te dije el otro día?—ladee mi cabeza sin entender sus palabras.


—Me dijiste que te gustaba… Y hoy Uruha te preguntó que sentías por mí y dudaste en responder, indicando que era muy pronto para saberlo—resoplé dando paso a una extendida pausa como si se debatiera internamente a verbalizar. Y con temor, al fin formuló: —. Yo… Te amo—terminó soltando obteniendo mi semblante absorto sin saber que decir tras sus palabras.


—No digas eso a la ligera sólo porque nos acostamos un par de veces—susurré viendo como Suzuki cogía mi diestra y la posaba en su pectoral izquierdo revelando el latido frenético de aquel músculo vivaz. Abrí mis ojos; él estaba igual que yo.


—Sé que soy un niño que no sabe nada de la vida. Pero aun así tengo más claro mis sentimientos por ti que tú por mí—por primera vez me quedé sin habla. Restringiéndome a mirarlo por largos segundos al mismo tiempo que sentía como los latidos de mi corazón me dejaban sordo. Suspiré prolongadamente y con aquel gesto tomé ahora su mano, la que apresaba sobre su pecho, para posarla en el mío viendo, de inmediato, como sus ojos se agrandaron como platos.


—Es molesto; cada vez que me tocas, besas, veo o simplemente escucho tú voz no deja de palpitar como loco—afirmé con la voz bajita como si me avergonzara que algún tercero escuchase aquella revelación tan íntima.


—¿De verdad?—murmuró ensimismado a lo que únicamente me limité asentir mudo y en acto seguido alzó mi mentón para chocar nuestras miradas algo nerviosas tras el vestigio de nuestras palabras. Su sonrisa me erizó la piel y poco a poco vi como acercó sus suaves labios para adherirlos contra los míos, los cuales expectantes lo recibieron en un dulce acople. Aquel roce de nuestras sensibles pieles fue sutil, nada antojadizo provocando un estallido de  sensaciones inexplicables recorrer cada célula de mi cuerpo de forma avasalladora. Embelesado de sensaciones nuevas, aquel niño me adosó más hacia sus caderas rodeándome de aquel cándido aroma que expelía de forma fiera.


—Suzuki, estamos frente a tu casa— solté aun teniendo mi inconsciente despierto: Estábamos en la calle, a las afueras de la vivienda familiar de aquel niño; un adolescente y un tipo mayor. Dos hombres.


Perdiendo la cordura le di paso aquel muchacho a saborear mi lengua escuchando como sonoros y lascivos sonidos nos envolvía llenando de un calor sofocante aquel reducido lugar. Sus manos, acompañaron aquel fogoso choque de nuestras cavidades, las cuales se paseaban sin pudor por mi trasero contorneando y masajeando con ímpetu. Aquel beso se había descontrolado al sentir como un jadeo cándido escapó de la boca de aquel rubio cuando apegó mi pelvis contra la suya; su boca roja y agitada se separó de mí intentando inspirar aire como loco


—Creo que ya no doy más—habló entre cortado volviendo a mi boca.


—Estás demente si crees que voy a tener sexo contigo acá—bramé devorando sus labios mientras deslizaba mis manos por su pecho hasta toparme con su pantalón. Tantee con las yemas de mis dedos aquel bultito prominente al mismo tiempo que mordía mi labio inferior algo cohibido de ser descubierto y tras un suspiro desabroché raudo aquella tela dejando al descubierto la cabecita de su pene empapada escapándose sobre su ropa interior. Estiré la goma de esta prenda tocando el glande caliente viendo como el rubio se sobresaltaba al sentir aquel sorpresivo roce.


Miré al adolescente agitado con los ojos entre cerrados sintiendo la sutil caricia de mi pulgar sobre la punta de su falo—. ¿Qué problema tienes, Suzuki? Lo hicimos en la mañana y dos veces—murmuré ronroneante al mismo tiempo que olisqueaba su cuello dejando mi frente reposada en aquel lugar sintiendo como sus torpes manos aflojaban mis pantalones e inmiscuía ambas dentro de la tela y apretaba gustoso mi trasero sacándome un gemido el cual se mezcló con el suyo tras haber estrechado mi palma contra su miembro.


—¿Te vas a correr?—hablé sobre sus labios aumentando el ritmo de los vaivenes de mi mano viendo como extasiado cerraba sus ojos y en un mudo jadeo terminó manchando mi palma con sus pegajosos fluidos. Despegué mi diestra manchada de su piel semiflácida viendo como sus mejillas estaban rosaditas  y sus labios levemente separados hinchados y brillantes—. Tienes que limpiar esto, Suzuki—alcé mi extremidad viendo como su rostro adormilado por aquel reciente orgasmo asentía sumiso y antes que se moviera para buscar algo en su bolso llevé mis dedos, aún con la sustancia caliente, a mi boca y lamí sugerente varios de ellos viendo como la cara de aquel niño me miraba asombrado tras ver aquel sexual acto.


—Mierda—emitió. Y una carcajada se me escapó al bajar mi vista y ver como su pene se había vuelto a erguir.


.


Fin


.

Notas finales:

Hoy, que es día de mi cumpleaños, les comparto la continuación del capítulo anterior y el anunciado final.

Normalmente siempre termino mis fics con una frase romántica de mi cursi corazoncito, pero ya se había dicho todo, y ¿qué más romántico que un pene erecto? Hahahah x’D

Si se preguntan, qué onda con el final, es simple: quise terminarlo como lo hacía con los capítulos.

Debo decir, también, que estoy agradecida por su compañía estos meses de escritura y también por animarme a más y más.

Gracias por las personas que siempre me comentaron y leyeron fielmente. Estoy segura que más de alguna se aburrió en el camino xD pero gracias a ti que llegaste al final de esto y fielmente me regalabas tú tiempo con hermosos comentarios, créanme que cada uno lo atesoraba con el alma <3

Espero, como siempre, volver pronto con mi amado Reituki

Por el momento, lo único que me resta decir es: ¡Nos leeremos!

¡Un beso enorme, bellezas!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).