Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vías por electroyusei

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

—Gracias—agradeció educadamente. Agarró los dos conos de helado y se volvió a su mesa donde Yuya esperándole con una expresión triste. Yuto se sentó al frente pero este no pareció darse cuanta. Pensó por un momento en decirle una vez más que dejara de sentirse mal, que no había sido culpa suya en lo absoluto, pero desistió, sabía que lo iba saturar de aquello, y no quería hacerlo. Entonces pensó en una estrategia diferente y se aprovechó de que aparentemente no había notado su presencia. Con su helado le tocó la mejilla y lo retiró rápidamente de allí.


Yuya de inmediato se exaltó un poco provocando una ligera risa en Yuto.


—Que...—exclamó al tiempo que se alzaba la mano y tocó su mejilla encontrándose con el helado. La expresión de confusión y de algo de ternura. Yuto soltó una risita audible al ver aquella cara. Yuya al notarlo hizo un puchero inconscientemente.—Yuto...—al seguir con sus cachetes inflados el aludido sólo rió un poco más. El que tenía la crema, al ver que le estaba bajando por su mejilla, la limpió con sus dedos y con un ágil movimiento de manos se lo aventó a Yuto. Este último con una sonrisa aún en su rostro trató de protegerse en vano. Su resultado fueron algunas gotas en su rostro. Sin embargo no se canso de sonreír contagiando al otro con un su risa.


Los dos rieron un tiempo relativamente corto. No sabían de que o porque se estaba riendo, simplemente estaban allí, disfrutando un poco del tiempo con el otro. Haciendo que su estancia en este mundo se sintiera mucho más reconfortante incluso cuando todo a su alrededor era oscuro. Los dos sabían cuanto necesitaban meterse en su propio mundo aunque fuese sólo por un rato. Yuya pensó por un momento donde habían estado los dos perdidos en los últimos años, encajaban muy bien los dos juntos, y se apoyaban naturalmente, parecían amigos de la infancia. Y eso se sentía extraño, él mismo sabía que apenas y se conocían, y aún así habían progresado muy rápido. Le gustaba estar así. Le gustaba tenerlo a su lado. Le gustaba ser su amigo.


—Ten,—dijo una vez paró de reír sin ninguna razón aparente y le extendió el cono de vainilla de su mano derecha.—antes de que se derrita.


—Gracias...—dijo con una sonrisa radiante, se había olvidado de todo por ese instante, todo lo que le había carcomido desde que terminó su jornada estudiantil simplemente se había esfumado de su mente.—Gracias por todo...—murmuró de manera apenas audible. No supo si él lo había escuchado, pero si vio su cálida sonrisa por un instante para después volver a su cara algo sería de siempre.


Empezaron a comer en silencio. Todo se había calmado. Ya no existía ese deje de culpa ni oscuridad que antes había visto en él. Ahora sólo estaba disfrutando de un pequeño postre en calma. Querían hablar, quieran decir algo, pero nada salía de sus bocas, no sabía qué decir o que hacer. Yuto por un momento se quedó mirando su helado de naranja. Un fugaz recuerdo cruzó por su mente y le dio una idea. Una pequeña pregunta se había formulado en su cabeza y ahora no la podía sacar de su mente, tenía que decírsela. O al menos intentarlo.


—Um... ¿Vas a hacer algo esta tarde?—preguntó de la nada. Yuya lo miró algo desconcertado, no era por nada en especial, simplemente le había tomado desprevenido.


—Ah... Estaba pensando en ir al parque...—divagó ante la intensa mirada del bicolor.—e ir a las barras...


—¿Quisieras venir a mi casa hoy después de eso?—preguntó con una voz sería pero con un deje de amabilidad bastante notable. Yuya se quedó mirándole por unos instantes. Sin saber qué hacer. Sin saber qué responder. Había sido algo un poco extraño. No le disgustaba la idea, de igual manera no iba a hacer nada y haría sus tareas al día siguiente o el Domingo. Sólo tenía un problema, jamás había ido a la casa de nadie, ni tampoco sabía que era lo que iban a hacer los dos en ese lugar. Tenía grandes dudas en su cabeza. Y su inexperiencia le hacía la decisión aún más complicada.—Yo... Quisiera mostrarte algo.—añadió al cabo de un tiempo. Al ver que Yuya no contestaba se había alarmado un poco, ¿era un mal momento? ¿Debió de esperarse a que fueran más cercanos? ¿No debió de pensarlo? Esa incertidumbre le estaba carcomiendo. Lo sabía, sabía que había sido demasiado pronto para algo como aquello. No debió de preguntar, no debería de haber insinuado siquiera que iba a aceptar. Suspiró y trató de enmendar su error.—Mis disculpas,—desvío su mirada avergonzado.—no debí de preguntarte aquello...


—N-No, está bien—se apresuró a decir.—, si... quiero ir.—se mordió el interior de su boca, sabía que había sido en parte su culpa que aquello pasara. Yuto se volvió hacia él una vez más y un pequeño brillo se posó en sus ojos.


—Espero que te guste lo que quiero mostrarte—dijo con suavidad después de un rato. Yuya le sonrió y volvió a su helado. Ya se le había olvidado si quiera porque estaba triste. El ambiente se volvió a envolver en un ambiente silencioso agradable, los dos volvieron a comer lo poco que quedaba de su pequeño postre y pensaron él lo rápido que se habían cogido confianza.


Sin embargo todo se vino abajo cuando sonó el tono del celular de Yuto.


Con algo de molestia y de mala gana disimuladas, dejó de lado su helado, agarró su celular y respondió a la persona que le estaba llamando. Yuya no notó su molestia, pero sintió que algo andaba mal y se quedó mirándole con la esperanza de haberse equivocado.


—Perdona, tengo que contestar.—dijo de manera educada y con un deje de amabilidad. El de ojos rojos negó, no tenía problema con ello. Se llevó el teléfono a la oreja y miró hacia la mesa con expresión neutra.—Hola mamá.—saludó con poco tono de expresión en su voz. Un sonido tan monótono y automático que hizo que Yuya pensara por un instante que estaba hablando un robot. Yuto movió los ojos de un lado a otro mientras escuchaba lo que decía su madre.—¿Hoy? Mamá, no puedo hoy, le he prometido a un amigo que pasaría la tarde con él.—dijo con el mismo tono de voz. El bicolor tomate volvió a su helado y trató de  hacer caso omiso a la charla que tenía su amigo, pero no pudo resistirse a seguir escuchando. Fingió que seguía concentrado en su dulce.—¿Con Ronald? ¿Llamaste a Ronald?—suspiró y cerró los ojos. Su madre sabía cómo convérsenlo, con el único entrenador que era casi como su amigo.—Mamá, él pierde el tiempo conmigo, no deberías seguir con ello.—hizo una nueva pausa algo larga en la que arrugó momentáneamente sus cejas con molestia.—Esta bien, iré, pero no más de 1 hora y media.


Y colgó. Yuya no levantó su mirada hasta mucho después. Cuando lo hizo, vio como un deje de tristeza estaba presente en los ojos grises de su amigo.


—¿Pasa algo malo?—preguntó por instinto.


—Mi mamá quiere que entrene hoy,—estaba cohibido, no quería que eso pasara pero por desgracia lo hizo.—lamentó que esto allá pasado.


—No, no, está bien—abrió una Palma en su dirección y negó con suavidad—, son cosas que pasan... No te preocupes.—no tenía decepción en su tono o en su expresión, sólo en sus ojos. Ojos que delataban una pequeña muestra de tristeza.


-.-.-.-.-


Sus rodillas dobladas eran lo único que sostenía todo el peso de su cuerpo. Se confiaba de la barra, sabía que era resistente y que aguantaba su peso. No podía permanecer mucho tiempo así pero por alguna razón le servía para pensar. Yuto fue lo único que se le vino a la mente en todo ese tiempo. Una pequeña duda reinaba por su cabeza. Varias incógnitas no estaban del todo resueltas. Y quería tener respuestas. Sin embargo no lo podía preguntar, no quería hacerle daño de ninguna forma, y tampoco tenía a nadie en quien confiara lo suficiente como para contarle su problema. Lo único que le quedaba era meditarlo él mismo y esperar no cometer un error.


Con algo de fuerza abdominal, subió sus manos hasta la barra y la agarró firmemente. Soltó sus piernas y se dejó caer en el suelo. Aunque cálculo mal y sus pies no se acomodaron a tiempo. Calló sobre su espalda. Se quejó mucho internamente, pero por fuera apenas salieron unos cuantos gruñidos de dolor. No había sido nada grave, solo había sido una pequeña caída, debería de estar acostumbrado a ellas. De igual modo le pasaban a menudo. Se levantó, se sobó la zona golpeada y decidió tomarse un pequeño descanso. Se sentó al lado de su maleta y con una toalla se secó el poco sudor que tenía en su cara. Meditó un poco más de lo que aria ahora, sin embargo, tras divagar un poco, concluyó que era mejor irse en ese momento. Ya había sido suficiente por hoy, no quería hacer nada más en las barras, solo que estirar un poco y no más, se devolvería a su casa, a su solitaria casa.


Se sentó en el pasto, extendió sus piernas, las juntó adelante y llevó sus manos a ellas. Sus manos sobrepasan la punta de sus pies por completo, sus Palmas tocaban la plantas perfectamente. Apenas si estiraba sus piernas en aquella posición, podría llegar más lejos, pero el dolor de su espalda le asustaba y prefería protegerse un poco.


Al cabo de un rato se le habían acabado las ideas de cómo estirar, bueno, casi; aún podía hacer el arco, y aunque le daba algo de miedo por el golpe que recibió, lo lo hizo de todos modos. Desde una posición boca arriba, llevó sus manos a los costados e hizo flexión en sus rodillas. Elevó su cadera y todo su cuerpo. No sintió dolor, pero tampoco sintió al músculo estirar, se elevó un poco más y llevó un poco más de su peso hacia sus extremidades superiores, ya se sentía mejor. Volvió a su posición neutral y una idea cruzó por su mente. No lo pensó dos veces.


Usando su fuerza abdominal y lumbar, logró apoyarse solo en sus brazos y alzó sus piernas. Por un momento estuvo en un ángulo de 90 grados, pero no duró mucho y dejó caer sus piernas. Aterrizaron sobre el rociado pasto a la perfección y de manera inmediata él subió su tronco y brazos. Quedó parado sin problemas. Sonrió ante su propio. Desde hacía ya un buen rato que quería hacer algo como aquello.


Pero justo cuando estaba a punto de irse a recoger e irse, una voz irrumpió con el silencio agradable que tenía el parque.


—Wow... Lo haces muy bien.

Notas finales:

Algo de calma. Espero que la hayan disfrutado. ¡Nos veamos en otra ocasión!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).