Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Imposible pero es verdad (Fanfic de koi suru boukun) por patyunam

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo 3 ¿Tu decisión es firme y real?


.


Me encantan sus review y créame cuando les digo que les presto bastante atención a lo que me dicen. Siempre se aprende algo nuevo cuando escuchas a otros, exceptuando cosas sinsentido y sin fundamento real. Ahora bien, respondiendo dos review, me esforcé para hacerlo más descriptivo en esta ocasión, espero les agrade; además que el anterior capítulo estaba a la mitad como les comenté. La segunda respuesta va a ¿Cuál es el sentido de la historia? Bueno en lo personal creo que nos enamoramos de la esencia de la persona y no de su cuerpo, por ello que a pesar de sentir este profundo amor, Morinaga debe ver si en verdad él puede ponerse en los zapatos del otro y aceptarlo sin más, cosa que como habrás leído no le resulta tan sencilla ¿no? Aunque llega una pequeña parte de su amor en el bebé que se está gestando en el interior de la persona que fue objeto de su deseo, no le es posible aceptar las cosas. Debe pasar por diferentes pruebas difíciles para entender lo que realmente siente en contra de cualquier pronóstico. Aunque como podrás haber visto una vez que es posesionado su cuerpo, descubre que las cosas no son tan malas, que a pesar de todo puede sentir deseo por una mujer y no cualquier mujer. Ahora vamos al capítulo...


.


.


.


Todo el día en el laboratorio me sentí bastante nervioso, pensaba que ir a espiarlo es demasiado; pero ahora que las cosas parecen ser tan diferentes y dentro de mí una vida se gesta, todo parece mucho más fácil de realizar. La fuerza que necesito esta en mi corazón, es sólo que... iré a ver si la realidad coincide con lo que él me dice.


Esa noche llegue al departamento y me preparó la cena, una vez terminó limpio los trastes, mientras él hacía eso yo comí apresuradamente para poder acabar antes de que se fuera, cuando observé que terminaba de lavar los trastes y entró a cambiarse fue cuando prendí la televisión para fingir que estaba entretenido. Una vez se cambió salió de casa. Lo seguí a distancia, caminé detrás de él y a pesar de lo lejos que estaba podía verlo, pues es más alto que la mayoría. Observé que entró en un bar, seguramente un bar gay, quizá decía la verdad, por lo cual solamente debía asegurarme de que las cosas que decía eran reales y no estuviera con ese tipo Masaki adentro.


Esperé un poco de tiempo afuera en lo que agarro valor para entrar; además debo asegurarme que no me vea ingresar y a esa hora hay muy poca gente llegando al lugar, si me meto seguramente seré visto. Pasó alrededor de una hora mientras me senté a comer varios helados y una malteada en un negocio que está cerca del lugar. Aguardé hasta que noté que se hacía tarde, por ello finalmente me decidí a ingresar en el lugar. Afortunadamente para mí, hay bastante gente, así que simplemente me metí algo temeroso buscando con la mirada en dónde pudiera estar el tonto de Morinaga, tomé un menú de una mesa y me cubrí un poco el rostro, fue cuando lo vi. Él se hallaba sentado en la barra con un tipo que se veía bastante afeminado, seguramente un homo más de los que hay en este espantoso lugar; su cabello rubio un poco más oscuro que el mío, ojos grandes y expresivos, me llamó la atención puesto que lo miraba emocionado. Me senté lo más lejos posible, en una posición en la cual Morinaga no pueda verme, me da la espalda a donde estoy. Parece que es una cita, incluso observé que aquél tipo le tocó la mano y él sólo la retiró. Entonces apareció otro chico y les dijo algo, seguramente es el cantinero puesto que llevaba una charola y una libreta con una pluma para anotar la orden; como no escuché nada por la distancia y la música, sólo pude intentar adivinar que regañaba a Morinaga por los manoteos que hacía y la negativa en el rostro de mi ex kohai.


En un minuto todo se volvió lento para mí, la música dejó de sonar y mis ojos vieron algo que jamás olvidaré...


POV Morinaga.


Lo tenía de vuelta en casa y me incomoda pensar en lo que le prometí, de cierta forma es mi deber ayudarlo con todos los deseos que le causa el embarazo, entre ellos el sexo; estoy realmente seguro que piensa en eso, ya que no puede satisfacerse por sí mismo, él me lo dijo. Pero tengo miedo, cada que lo hacemos una parte de mi yo se pierde y quizá si las cosas vuelven a la normalidad me costará trabajo verlo de la misma forma. No es que me parezca del todo malo, de hecho yo mismo lo deseo porque amo su entrega, su tacto y el aroma de su piel, sin embargo el precio es alto pues pierdo mi identidad poco a poco.


Los días volaron mientras lo miraba en la distancia y al transcurrir una semana completa, cuento los días para que su cuerpo reclame el mío. Desde que sabemos que un nuevo integrante llega para hacernos una familia, me permite interactuar de manera distinta, es posible que lo proteja, cuido su dieta mientras lo observo comer tan a gusto.


— ¿Por qué no has comido nada Morinaga?


— Es que veo que te gusta ese platillo de verduras, pensaba repetirlo mañana ¿eso te gustaría?


— Si, pero si lo acompañas con pan de melón, ¿puedes?


— Tenlo por seguro.


Lo que antes resultaba difícil de hablar con él y a todo lo que yo le decía el respondía "lo que sea". Cambió radicalmente y me permite participar de sus deseos excepto uno, el cual es el más importante de todos. Toma las vitaminas y todo parece mejorar, a pesar de sus nauseas matutinas, las calmo con un té de jengibre que le dejo aun lado de su cama para que lo beba en el instante en que despierta, de modo que ya no vomita todas las mañanas solo unas cuantas.


Desde que seré padre procuro leer cosas sobre el embarazo y cuidados de niños, cosa que sempai también ha hecho pues sabe tantas cosas sobre eso. Recuerdo que el segundo día que regresamos le compre un brasier de maternidad para abrochar al frente, forrado con hombreras para sujetar sus senos y al mismo tiempo ocultarlos sin lastimarlos. Cosa que no le pude decir, sin lugar a dudas se molestaría si le digo que era un sostén de mujer, por lo cual me inventé que era un artefacto para ocultar su feminidad sin lastimarlo y que yo lo hice con algunas cosas que compré.


Esa tarde, sempai me dijo que tenía ganas de ir a un bar para comer unas alitas picantes, cosa que me pareció normal debido a su estado y sin dudar acepté ir con él. Una vez ahí mientras revisaba el menú él pidió tres órdenes de alitas y un té helado, además de una jarra de cerveza para mí. Cosa que me pareció algo extraña, nunca es tan amable y ordena cosas para que yo las consuma. Las bebidas llegaron pronto y simplemente comencé a tomarla, sin embargo al llegar la alitas él comía bastante lento, algo que jamás había ocurrido desde que está embarazado. Terminé una jarra y pedí otra, cuando estaba por acabármela noté su mirada tan directa; fue entonces que estuve seguro de que era una trampa para llevarme a la cama. Hacer algo tan atrevido era halagador para mí, sempai haciendo que beba para tener sexo es algo inigualable, como me hubiera gustado que lo hiciera cuando era hombre, sin lugar a dudas lo habría tomado salvajemente hasta hacerlo venirse varias veces.


El tarro se terminaba y de pronto sus ojos reflejaron fuego, uno que requeriría mi ayuda para contenerlo. Es idéntica esa cara, esos ojos miel que me desean, tal cual las interminables noches que lo hice mío; aunque siempre se mostró remiso, una vez mi lengua recorría su piel y succionaba su miembro erecto, sus ojos tenían ese brillo encantador, lleno de pasión.


Mientras mis pensamientos se marchaban al pasado, el sonido de mi celular me trajo de vuelta y sin ver quien era respondí:


— ¿Hola?


— Hola Tetsuhiro como has estado.


— ¿Masaki?


— Si soy yo, tiene tanto tiempo que no me llamas, que tenía ganas de saludarte.


— Que gusto saludarte.


— Es que tengo ganas de ir a visitarte para salir un rato.


— Ya sabes que no puedo hacer eso


— Solo será un rato e iremos a donde no nos pueda ver tu loco novio. No puedes negarte será un rato, además no es como si lo estuvieras engañando.


— Las circunstancias son diferentes y nosotros...


En ese instante recibí un puñetazo bastante fuerte, que me hizo tronar la quijada y mi celular cayó al piso. Era sempai con un rostro herido lleno de dolor, sin esperar a que le dijera algo salió prácticamente corriendo del lugar. Los meseros llegaron de inmediato.


— ¿Se encuentra bien señor?


— Si descuiden, no fue nada, podrían decirme cuanto les debo, necesito irme.


Sin hacerme esperar me dijeron cuanto y les di el dinero para correr a buscar a sempai; debía aclarar las cosas, tenía miedo que se marchara de nuevo. Corrí en dirección al departamento y pude ver que caminaba bastante rápido, entonces grité con desesperación:


— ¡SEMPAI!—


Al escuchar mi llamado corrió y yo detrás de él. Afortunadamente no era muy veloz puesto que con tanta comida que ingirió seguramente se sentía pesado, además de sus extraños síntomas. Le di alcance y sujeté su brazo, entonces intenté explicarle todo para calmar sus inseguridades:


—Te prometí no volver a verlo y lo he cumplido, no hay nada de malo con que me hable por telé... mmmmnnn.


Parecía olvidar todo y devolverme a esos pensamientos colmados de un ardor pasional irresistible, con un beso violento pero también dulce y tentador. Todo es como salido de un sueño, sempai embriagándome y ahora acorralándome en la vía pública contra la pared del callejón solitario donde nos encontrámos. Su lengua empuja en mi boca con esa sensación tan caliente en la que me es inevitable excitarme. Aunque una parte de mí quiere dejarse llevar por esto, las cosas son algo incómodas al estar con él como ella, requiero la privacidad de nuestra casa para hacer esto, por lo cual intente disuadirlo:


— Estamos en la calle, deberíamos ir al departamento. —


— Antes no te hubieras rehusado... es porque detestas mi cuerpo ¿verdad?


Su respuesta con ese mirar afligido me llevó a tocarlo, no podía dejarlo creer que me molesta tener que hacerlo con él, a pesar de que intento imaginar que las cosas son como antes, pero por ahora me parece perfecto que no, puesto que anhelo conocer a nuestro bebé.


Desabroche su camisa y puse uno de sus senos en mi boca, notando por sus quejidos placenteros la agitación que eso le produce, aparentemente el ser una zona erógena y ahora estar sensibilizada da como resultado una especie de éxtasis por unas cuantas caricias. Regresé a besar sus labios que me recibieron llenos de ternura, tembló entre mis brazos, parece desearme desesperadamente, cosa que me prendió aún más, por ello abrí sus pantalones y al meter la mano me topé con la humedad en medio de sus piernas; abrigué una profunda decepción al no tocar su miembro y me detuve en seco. Justo cuando pensaba sacar la mano de ahí, con sus propias manos y como parte de su iniciativa tocó con firmeza mi miembro que estaba duro bajo la ropa. Recibir un caricia tan privada sin pedirla y de una forma tan lasciva hizo que olvidará que era mujer, deseaba más, me hirvió la sangre de inmediato, lo besé salvajemente para que continuara y abriera mis pantalones. Llevé mi boca a su cuello mientras permanecía tocando y le dije al oído:


— Tócalo... por favor... demuestra que tú también puedes aceptarme.


A pesar de estar fuera de nuestra zona de confort abrió mis pantalones y como salido de mis fantasías, con sus manos sacó mi miembro y lo frotó vigorosamente. Resulto increíble su toque y su aroma inundando mi rostro, me prende sobremanera, mis piernas se sienten tan débiles por ese tacto tan lujurioso. No supe que hacer en ese momento, solo me recargue sobre su cuello y lamí detrás de su oreja, recibiendo un ligero quejido. Obtener tanto placer de su mano me hizo pensar en retribuirlo, ansiaba también extasiarlo por lo cual devolví mi mano a su clítoris y lo froté suavemente, esperando causarle placer, sus latidos aumentaron conforme lo tocaba, su respiración se aceleró y la humedad en mis dedos creció; lo besé para evitar sus quejidos y fue demasiado el placer en los movimientos de su mano que me corrí sin pensarlo. Es tan perfecto todo excepto por los cambios en él, aunque a pesar de todo quería penetrarlo para llevarlo al orgasmo, siempre es tan satisfactorio para ambos, me llena de afecto, me completa pese a todo. Detuvo sus movimientos cuando sintió que había terminado y mientras me recuperaba le dije:


— Lo siento no podía detenerme más y tú no puedes venirte solo así ¿Necesitas que vaya dentro verdad?


— Ya sabes que decirlo así es desagradable, vamos date prisa hay que llegar a casa.


Su urgencia por mis atenciones era algo extraña pero tierna, nunca tuve una oportunidad así y seguramente una vez que su embarazo finalice ya no sucederá, de modo que me llevaré su pasión entre tanto.


Al siguiente día fui a trabajar y volviendo como todas las veces preparé la cena saludable a sempai. Picaba unas verduras cuando insistentemente sonaba mi celular, lo dejé pasar dos veces pero a la tercera respondí porque sempai parecía impacientarse cada que vibraba sobre la mesa de la cocina. Al ver el nombre supe que era Hiroto:


— Hola Hiroto ¿qué ocurre?


— Ya no nos visitas, nos tienes muy abandonados. Necesito que vengas hoy con urgencia, hay algo importante que necesito contarte, tengo unas fotos muy raras que debes ver.


— No puedo, es que sempai está algo sensible y no le gusta estar solo, aunque no me lo diga debo quedarme.


— Mira Angel-kun de verdad es importante que vengas, te mostraré una foto para que veas de que necesitamos hablar.


Llegó la imagen a mi celular, la abrí mientras la llamada seguía en curso, entonces al verla no podía creer lo que estaba ahí: sempai conmigo en el callejón de ayer y yo tenía mi boca en uno de sus senos y mi mano bajando a sus pantalones.


— Hiroto yo...


— Menos mal que ahora entiendes la razón para que hablemos, te espero aquí.


— Si, le dejo la comida y salgo para allá.


Cuando le serví en un plato sempai me preguntó:


— ¿Qué sucede? Parece que algo malo ocurre ¿No te quedarás a cenar?


— Disculpa sempai debo salir, Hiroto mi amigo del bar necesita decirme algo importante.


Agachó la cabeza y comenzó a comer sin decirme ninguna palabra. Por mi parte sentía algo de preocupación por lo que me diría mi amigo, seguramente me regañaría. Me apresuré por la calle, incluso salí sin despedirme de sempai, lo recordé mientras caminaba. Una vez en el lugar...


— Angel-kun, de verdad llegaste rápido.


— Si Hiroto... creo que te debo una explicación.


— Por supuesto, vamos atrás a hablar en privado...


Fuimos a donde los empleados se cambian y me dijo:


— Tu sempai es una mujer y nunca nos dijiste, ¿Entonces no eres gay?


— Por supuesto que soy gay.


— No comprendo, entonces que haces con una mujer. Llevas años con ella y nos contabas que era un hombre ¿Por qué? Además tu familia, ellos no te hubieran rechazado si les dijeras que te gustan las mujeres o que llevas una relación de años con una. No te entiendo...


— No es tan sencillo, él es un hombre.


— Pero claro que no.


— ¿Es un hombre con senos? Yo lo vi y están en la foto, además no se ve que tenga ningún bulto en los pantalones.


— Es complicado, no puedo decirlo, prometí no contar nada, pero es un hombre y punto.


— Bueno no tienes opción, de todas formas tengo fotos y podría mandarlas a tu familia en Fukuoka, seguro será sencillo de encontrar la dirección de los Morinaga en Fukuoka.


— ¿Por qué haces eso? ¿No se supone que somos amigos?


— Por esa razón lo hago, no puedo permitir que dejes de ser gay es parte de tu identidad.


— De acuerdo ...Te lo contaré... Hace poco más de un mes me levanté y sempai era una mujer. Aunque intenté alejarme de él, usó un afrodisiaco y tuvimos sexo, entonces se embarazó. Dijo que se alejaría de mí para que yo buscará un hombre, pero de alguna forma no quise que se marchara.


— Ya entiendo, por tu hijo ¿no? Pero si es así y tú estás por el bebé, ayer parecías disfrutar tocarlo y ser tocado por ella. No parece que sea solo eso.


— Es complicado, no lo sé, es que tengo años con él y de alguna forma mi cuerpo reacciona a pesar de que sea mujer.


— ¿Pero no puedes llevar una relación de amigos y estar para tu hijo?


— Al principio eso íbamos a hacer, sin embargo las cosas son extrañas y yo a veces siento que lo deseo.


— ¿Entonces te gusta aunque sea mujer?


— Creo... que si...


— Eso no lo puedo permitir Angel-kun, no puedes cambiar tu identidad. Todo esto debe ser a razón de que no has estado con otros hombres, por eso no puedes alejarlo de tu cabeza, sólo estás confundido. Yo te voy a ayudar, vas a salir con algunos chicos lindos y verás que la confusión se irá.


— No puedo...


— Claro que sí, conozco muchos que les gustará salir con alguien tan atractivo como tú.


— No quiero... simplemente me gustan las cosas como están.


— No lo voy a permitir.


— Pues tú no tienes voz ni voto.


— Pero claro que sí, tengo estas fotos y como dije las mandaré a tu familia en Fukuoka, además le diré a tu sempai que se su secreto, seguramente a él no le gustará que se divulgue ¿no crees?


— No te atreverías a arruinar mi vida. Eres mi amigo.


— No la arruinaré. No te pongas así, hagamos una cosa, yo no diré nada e incluso borraré las fotos si tú tienes citas en el bar con varios chicos, desde hoy. Vas a conocerlos y platicar, para que veas que la vida no se reduce a tu sempai. No necesitas estar con una mujer si no te gustan, sólo porque estás acostumbrado a su compañía.


— No me obligues por favor.


— No tienes opción, además no estás haciendo nada malo, solo charlarás. Aunque si alguien te gusta, pues ya podrás cambiar tu trato con tu sempai.


.


POV SEMPAI


Morinaga se levantó, tomó el rostro del muchacho que lo acompañaba y puso sus labios sobre los suyos; lo besó y parecía disfrutarlo. A pesar de que una parte de mí siempre supo que no terminaríamos juntos, quise creer que él me amaba sin importar nada, pero poder tener este hermoso regalo en mi cuerpo tiene una consecuencia tan grande, perder la cosa más preciada para mí. Su amor incondicional, se esfumaba de mi cabeza, algo dentro de mí parecía romperse y dolía; como consecuencia las lágrimas rodaban a mares sobre mi rostro. Me aproximé hasta donde ellos estaban, sentía muchas ganas de vomitar. Lo único que pude decir antes de correr al baño fue:


— ¡ERES UN MALDITO BASTARDO MENTIROSO!


Se separó de aquél hombre y me miró lleno de arrepentimiento y temor. Tenía ganas de golpearlo, sin embargo las fuerzas abandonaban mis piernas, mi corazón se aceleró y podía sentir los latidos en mi garganta; todo empezó a dar vueltas, se oscurecieron las luces a mi alrededor y de pronto no supe más.


.


POV MORINAGA


— Está bien Hiroto, como tú quieras pero sólo lo haré tres días y si no consigues hacerme caer, entonces me dejarás en paz y no dirás nada.


— Es un trato. Siéntate aquí y dame un segundo, la casa te invita una bebida por ser un chico bueno.


— Tráeme algo fuerte.


Lo observé hablar con un muchacho que estaba en la barra sentado bebiendo y sonrió volteando a verme. Sentí una profunda incomodidad de ser observado como carne; se aproximaron y Hiroto me hizo una seña para que sonriera. Intenté sonreír lo más natural que pude pero hacer esto se sentía tan mal, era un error, no obstante como decirle a sempai todo esto, es mejor tener estas citas inocentes y evadir los problemas.


— Angel-kun él es ... — no escuche su nombre y realmente no me interesaba.


— Tanto gusto de conocerte, toma asiento.


— Tu amigo me dijo que tienes algún tiempo sin pareja y eres realmente atractivo, no comprendo por qué estás solito.


Esa misma noche fue una pesadilla, aparentemente es un fastidio conocer a nuevos tipos, gente falsa que me miraba y les gustaba mi apariencia, los cuales no tenían tema de conversación. Escuchar esas preguntas clásicas, ¿Cuántos años tienes? ¿Dónde trabajas? ¿Qué estudiaste? Para después escuchar cosas aburridas de la vida de gente que realmente no me interesa conocer en ese plan romántico en el que estaba siendo obligado. Hiroto me traía chicos bastante atractivos pero totalmente huecos, no eran gente interesante como sempai, no tenían una meta o plan de vida que me importara. Algunos hablaban demasiado, otros muy poco y de esa forma terminé teniendo cuatro pequeñas citas durante esa noche hasta que vi que eran casi las dos de la madrugada y me despedí de mi cita y luego de Hiroto para que viera que había cumplido con mi trato:


— No me digas que tampoco te gustó este chico.


— Ya te lo dije Hiroto, mi vida ahora es diferente, no pienso acostarme con nadie que no sea sempai.


— Ya veremos, seguramente habrá algún chico que logre cautivarte.


— No creo que ocurra.


— Déjame presentarte otro.


— Disculpa mañana trabajo y debo ir a dormir.


— Está bien, ve a dormir, pero no olvides que te espero mañana para que cumplas con nuestro acuerdo.


— Como olvidarlo... mi mejor amigo obligándome a hacer cosas que no quiero.


— Ya verás que cambiarás de opinión, si conoces a la persona adecuada.


— Esa persona se esfumó cuando se volvió mujer.


— Hay tantos chicos, seguramente uno es incluso mejor que tu sempai cuando era hombre.


— Me voy Hiroto, hasta mañana.


Sé que soy grosero con Hiroto pero obligarme a tener citas es horrible, siento que estoy engañando a sempai, pero todo lo hago por su bien, no creo que sea bueno para su embarazo preocuparse porque alguien divulgue que es mujer.


Este tipo de citas rápidas me recuerdan cuando todavía no me enamoraba de sempai. Un chico guapo me abordaba y posteriormente a unas copas salíamos del bar para tener sexo en hoteles o en el departamento de alguno; realmente no es que me interesaran, era siempre tener sexo y aliviar de alguna forma mi corazón roto que Masaki me había dejado. Sin embargo ahora las cosas son tan distintas, me causa algo de repulsión pensar en compartir mi cuerpo con otra persona, el único con quien me imagino es con sempai, extraño tanto su antiguo cuerpo; a pesar de ello sé que sigo gozando de su compañía, de su amor y hasta de la intimidad.


Furtivamente moví la llave para no despertarlo, abrí y dejé los zapatos; luego de eso solo me tiré en la cama a pensar sobre lo que sería mi vida, hasta quedarme profundamente dormido.


Muy temprano por la mañana me levanté a hacerle su desayuno y preparé varios platillos de sus favoritos para complacerlo un poco, puesto que sentía tanta culpa por lo de anoche. Escuché la puerta de su cuarto abrirse y tenía miedo de mirar sus ojos y confesarle todo; estoy seguro de que con tanto tiempo juntos puede notar cuando oculto algo, más ahora que está embarazado.


— Buenos días Morinaga ¿Qué cosa importante te dijo tu amigo?


Si mi "amigo" me está obligando a tener citas y me gustaría contarte pero no puedo...


— ...Nada en especial, tiene problemas y quiere que hoy vaya también a ayudarle en el bar.


— ¿Podrías quedarte hoy? Es que me siento extraño ¿Qué tal si estas en el bar y me desmayo?


Su respuesta tan insistente no parecía propia de sempai, ¿pero y si algo malo le ocurre mientras estoy fuera? Creo que debería quedarme a cuidarlo, no obstante me atengo a las graves consecuencias, si Hiroto ve que no llegó esta noche.


— Si te sientes un poco mal llama y yo llegaré de inmediato. Tengo que ir, disculpa. Nos vemos en la noche, te haré la cena y me iré, no te preocupes.


— No importa, creo que me las puedo arreglar sólo, no necesito tu lástima.


— No lo tomes así, son cosas importantes que tengo que hacer. Me tengo que ir, es bastante tarde.


Después de decirle eso, se dio la vuelta a sentarse a la mesa y mientras me marchaba observé su rostro cabizbajo. Cuando esto terminé no quiero volver a ver a Hiroto, es cruel esto que nos hace.


Estando en mi empleo en la farmacéutica, catalogaba algunas sustancias y los suspiros no dejaban de salir, por una parte creo que tener citas a escondidas está mal, pero por otra quizá Hiroto pueda tener razón y sempai estará mejor siguiendo un camino distinto. Esta última vez que se fue, la determinación en su rostro parecía real, no me pidió quedarme a su lado, me dejaba libre para encontrar mi camino, no obstante ¿cómo podría seguir sin él? Realmente creo que dentro de mí lo sigo amando, es solo que me cuesta saber por qué.


Por la tarde al llegar a casa, sempai estaba durmiendo en el sofá y tenía el rostro lleno de angustia, quizá es por culpa mía. Lo levanté suavemente, se acurrucó sobre mi pecho y lo lleve a su cama poniendo una cobija sobre su cuerpo. Es tan hermoso, adoro verlo dormir. Me retiré a preparar la cena y dejé todo listo para que lo recalentara en cuanto despertara, ya que no quise interrumpir su sueño, evitando preguntas de su parte.


En el bar de Hiroto de nuevo conocí a un par de chicos e incluso uno de ellos descaradamente me propuso irnos a un lugar más privado, cosa que evidentemente rehusé. Todo resultó igualmente aburrido para mí, contaba los minutos para volver a casa. Ese día no puedo negar que uno de los chicos que me presentó fue interesante su plática, pero jamás sentí algo que hiciera brincar mi corazón un poco, sólo nos hicimos amigos.


A la una de la madrugada moría de cansancio, necesitaba descansar correctamente, mis pensamientos no me dejaban tranquilo y el día anterior no pude conciliar el sueño rápidamente; de modo que Hiroto me permitió marcharme a dormir. Otra vez entré furtivamente para no molestarlo y lo vi sentado en la mesa comiendo lo que horas atrás le había dejado, sé que es malo para las embarazadas el desvelarse, por lo cual lo regañe:


— ¿Qué haces despierto sempai? Deberías estar durmiendo, es malo que te desveles para nuestro bebé.


— ¡Qué rayos te importa! Llegas a la hora que quieres y te atreves a decirme algo sobre mis horas de dormir.


— Lo siento sempai, de verdad es que Hiroto tiene problemas y debo ayudarlo, mañana también debo estar ahí, no creas que eso me gusta, estoy obligado a estar ahí.


— Si estás obligado deberías quedarte.


— Ya te dije que no puedo, de verdad disculpa, mejor voy a dormir, ya sabes que mañana trabajo.


Debía evitar la confrontación, en su estado hormonal seguramente sería bastante feo si discuto con él, además tiene razón de enojarse conmigo. Mañana es el último día de mi tortura y no volveré a mentirle, ¿Qué pasará si alguien me llega a interesar? En toda mi vida no he podido sentir lo mismo que al lado de sempai, el amor a primera vista y ese fuego dentro de mí es inigualable, porque con Masaki fue distinto, me enamoré con el tiempo, lo fui conociendo y me gustó. Tengo miedo de enamorarme de alguien más y dejarlo sólo, no quiero...


La mañana siguiente me preocupaba que su malestar es más intenso de lo normal, vomitaba y las lágrimas salían de sus ojos, incluso parecía llorar de verdad, cosa que me hace sentir terriblemente culpable; pareciera que el padece por mis mentiras. Sostenía su cabello y entonces dijo:


— Ve a la cocina, déjame solo, no necesito tu ayuda, me molestas.


— Lo siento, te prepararé más té y algo ligero para tu estómago.


— ¡Largooo! No quiero tenerte aquí, tu perfume me da más nausea.


Me fui a la cocina y sentí una terrible intranquilidad, sólo me quedaba pensar que sus hormonas lo hacen rechazarme, pero aun así una lágrima salió sin que pudiera evitarlo. Intenté no hablar mucho para no molestarlo más, solo le entregue su comida para la universidad y simplemente tenía ganas de abrazarlo, aunque no podría hasta no solucionar mi problema con Hiroto.


El trabajo pasó bastante lento ese día, quería terminar con mi problema y a la vez no comprendía cómo es posible todo esto, estar con una mujer y seguir pensando que es mi todo. Me siento bastante nervioso mientras se acerca la hora para llegar a casa, por alguna causa creo que él sabe lo que hago y las cosas se pondrán bastante feas; aunque nada de eso ocurrirá, debo pensar positivo e intentar relajarme, todo saldrá bien.


Llegue a casa y parecía bastante tranquilo el ambiente, lo vi sentado en la sala revisando sus apuntes en la laptop:


— Estoy en casa.


— Bienvenido Morinaga, muero de hambre.


— Por supuesto, en seguida te preparo tu comida.


Me apuré con la cena y supe que de verdad estaba hambriento puesto que cuando yo lavaba los trastes él comió velozmente, luego de eso se sentó a ver la televisión mientras yo me cambiaba para retirarme:


— Nos vemos sempai, procuraré llegar más temprano.


— Si, ya márchate que no me dejas escuchar la tele.


Al llegar con Hiroto me puso las cosas más difíciles:


— Angel-kun no estas cumpliendo con nuestro trato. Ayer que te fuiste, uno de los chicos que te presenté habló conmigo, me dijo que tú no quieres una relación, parecías no escuchar lo que te platicaba y estabas muy callado. Debes ser más amable, y participar un poco; como es el último día, quiero que lo intentes de verdad y pongas todo tu esfuerzo.


— Así lo haré...


— Te sentarás en la barra para que yo vea que cumples con lo que dices.


— Como tú digas.


Una vez más, no sé lo que Hiroto tenga planeado, sin embargo seguramente todo saldrá bien y terminaré con esto el día de hoy. Me trajo un chico bastante interesante, llevábamos alrededor de una hora charlando sobre mi empleo y el suyo, ya que él también trabajaba en una farmacéutica, tocó mi mano y simplemente la alejé con esa sensación extraña en mi pecho desde hacía unos minutos. Hiroto me vio rechazar su avance y se aproximó a nosotros para decir:


— Angel-kun nos seas grosero con Maeda, él es un buen amigo mío.


— No te preocupes Hiroto, me alegra que me presentaras a este hermoso chico, de verdad que pareces un ángel Tetsuhiro. — Expresó Maeda.


— Disculpa Maeda-kun, es sólo que ya tengo a alguien.


— Una mujer no cuenta, se nota a leguas que eres gay.


— ¿Cómo? ¿Tú sabes que vivo con una chica?


— Hiroto me contó una parte, dijo que estabas ebrio, te acostaste con una chica que se embarazó y ahora te sientes obligado a está con ella.


— Cómo te atreviste Hiroto. Las cosas no son así Maeda, me gusta ella.


— Sabes que Angel-kun, no estas cumpliendo el acuerdo.


— Ni tu tampoco, dijiste que no contarías nada.


— Pero no conté nada, al menos no la parte escabrosa.


— A mí me gustas Tetsuhiro, saca a esa chica de tu cabeza y dame un beso. Tienes una hermosa boca, debes ser un excelente besador, según Hiroto eras un conquistador.


— Eso no está en nuestro trato. — respondí enojado.


— Hagamos una cosa Angel-kun, si le das un beso a Maeda y no te gusta, te libero y puedes volver con tu sempai.


Parecía una buena opción para irme de ahí, además sentí una tremenda curiosidad y hacía tanto tiempo que otros labios que no fueran los de sempai tocaban los míos, ¿será que besar a alguien puede hacer cambiar mi forma de pensar? Me levanté, sujeté el rostro de Maeda y lo besé mientras sus labios fueron repulsivos para mí, no se trataba de que lo hiciera mal, o su aliento en mi boca fuera malo. Es sólo que... era tan frío, el sabor no era dulce, ni los labios cálidos llenos de emoción, cuando su lengua tocó la mía, me alejé.


— ¡ERES UN MALDITO BASTARDO MENTIROSO!


Esa voz venía de atrás de mí, era sempai con el rostro desencajado y con lágrimas en los ojos. Se puso pálido, parecía querer vomitar pues tocaba su boca, sus ojos se pusieron extraños y corrí para sujetarlo ya que estaba desmayándose. Lo tomé en brazos y le grité a Hiroto.


— Llama una ambulancia, está embarazada y si pierdo a mi bebé jamás te perdonaré.


Uno de los clientes se levantó y corrió hasta nosotros.


— Soy médico, ¿hay algún lugar más privado donde pueda revisarla?


No podía parar de llorar, el chico tocó su pulso y me preguntó qué había pasado. Expliqué en pocas palabras que ella recibió un gran disgusto y por eso se desmayó.


— Su pulso es normal, quizá un poco bajo, pero todo parece estar bien, aunque una embarazada no debe recibir disgustos, puede perder a su bebé. Será mejor que la lleven a urgencias y le hagan un ultrasonido ¿Cuál es su nombre?


— Tatsumi, Tatsumi Souichi.


— Señorita Tatsumi, ¿puede oírme?


Sus ojos se apretaron y un par de lágrimas rodaron por su cara.


— Deja de decirme así... — dijo en voz muy baja.


— Sempai lo siento, no quise hacer eso.


Abrió sus ojos y miró al médico, entonces él le dijo:


— No se levante. Dígame algo, ¿siente algún dolor en el vientre?


— No, ya me siento bien... debo irme...


— No se mueva señorita Tatsumi es por su bebé.


— ¿Quién rayos eres para mandarme? Además deja de decirme así.


— Soy médico, usted sufrió un desmayo y me dijeron que está embarazada.


— Ya estoy bien, no puedo seguir aquí mirando la cara de ese traidor.


— Sempai no... es que yo...


— ¿Te lo dije no? Podías seguir tu camino tu solo y yo podría con esto, pero querías quedarte... ¡Eres un imbécil! No quiero volver a saber de ti, para mí y para este bebé tú estás muerto.


— No hagas esto por favor, yo no quería causarte un disgusto y por eso oculté todo, yo no quiero estar con nadie más que contigo.


— Ya deja de mentir que yo te vi, nadie estaba obligándote a hacer nada.


— Yo lo obligue. — respondió Hiroto que observaba la escena.


— No tienes que cubrirlo maldito homo de mierda, dejen de meterse en los asuntos entre este tipo y yo. —


Sus palabras llenas de rabia asustaban al médico que simplemente se marchó para dejarnos hablar.


— Hiroto me chantajeo con hacer público tu embarazo si no tenía citas, no hice nada solo hablé con ellos.


— ¿Qué estupideces dices? Se notaba que lo hacías por tu voluntad, reconócelo de una vez, querías ver si encontrabas algo mejor. Si, es verdad, a mí tampoco me gusta ser una mujer, pero lo soy, y tú eres un hombre gay. ¡Maldita sea Morinaga! Solo deberías haberme dicho que querías intentar estar con otras personas y yo me habría hecho aún lado.


— ¿Yo soy el único que miente? Tu tampoco me puedes decir las cosas, me drogaste y abusaste de mí apropósito, luego me llevas a embriagarme para tener sexo, lo que quieres no tienes el valor de decirlo.


— Tú también abusaste de mí y terminé perdonándote no recuerdas, de cierta forma fue culpa tuya que bebiera eso, te acepté y te pedí quedarte conmigo.


— Es cierto, pero en todos los malditos años que tenemos juntos nunca me has dicho que me quieres y mucho menos que me amas, a pesar de eso me tienes aquí disculpándome. En serio discúlpame, es cierto, lo besé porque necesitaba saber si lo nuestro es costumbre, ¿sabes que descubrí? Que no es así, cuando te beso siento latir mi corazón emocionado, siento una unión indescriptible contigo así seas hombre o mujer no me importa. ¿Nunca te preguntaste que sería para ti hacer lo opuesto e intentar algo con una mujer?


— Hey chicos, siento interrumpir, pero la ambulancia está aquí. — Dijo Hiroto con timidez.


— ¡Qué no entienden que no necesito ninguna ambulancia!


— No es por ti, es por nuestro bebé, vamos sempai.


— Vamos al hospital pero no en ambulancia no la necesito.


Partimos en un taxi y una vez ahí, esperamos mientras charlamos un poco:


— ¿Crees que el bebé estará bien? — Cuestionó sempai.


— Estoy seguro, el medico que te revisó dijo que si tenías dolor era una mala señal.


— Pero si he sentido dolor desde que estoy embarazado, aunque no es algo anormal, lo leí en los libros de maternidad.


— No sé qué sería de mí si los pierdo, por favor no me dejes. Estos días que tuve esas citas obligadas, entendí que eres la persona con la quiero estar.


— No lo vuelvas a mencionar, no quiero escuchar que deseabas a alguien más.


— Pero no es así, no he deseado a nadie desde que tú y yo lo hicimos la primera vez. Deberías decirme cuando necesites que yo te lo haga, siempre es algo que yo también disfruto.


— Eso es algo que no puedo hacer, sabes que no soy así, por más desesperado que me sienta, no puedo decirlo.


Me acerque a su oído y en voz muy baja le dije:


— ¿Te parece bien hoy?


Su mirada cambió y un sonrojo cubrió sus mejillas, me miró un instante girando la cabeza de inmediato y preguntó:


— ¿Puedes preguntarle al médico?


Ahora era yo quien se sonrojaba, era tan lindo su gesto, lleno de vergüenza y necesidad. Entonces nos llamaron:


— Tatsumi Souichi, adelante


Entramos al consultorio y el médico dijo que como tenía apenas dos meses el ultrasonido debía ser vaginal, para revisar que no hubiera desprendimiento. Sempai se puso una bata y salió, su rostro se llenó de pánico, se colocó en la cama y abrió sus piernas; entonces le metieron el aparato. El doctor miraba la pantalla hasta que señaló en ella:


— Miren todo está bastante bien. Eso que ven aquí es su bebé, no hay síntomas de aborto ni nada, todo está perfectamente. Checaré su presión.


En toda mi vida nunca tuve una alegría como esta, una pequeña parte de ambos vivía cómodamente dentro de sempai. Sin pensarlo su mano tomó la mía y compartimos aquella felicidad; sus ojos miel me miraron con ternura y se volvieron cristalinos.


El doctor finalizó la revisión con un regaño hacia mí por hacerle pasar tan mal rato:


— Debe cuidarla más, evite estresarla. Ella será agresiva y grosera muchas veces por las hormonas, pero usted debe ser paciente y tratarla con amor.


— Claro doctor, no volverá a ocurrir otra vez. Solo tengo una duda, nosotros podemos seguir ... ya sabe... haciéndolo...


— Pero claro, el sexo en una pareja es importante, los orgasmos la relajan y por eso deben hacerlo tan seguido como ella quiera.


Sentí una vergüenza total al escuchar eso y simplemente lo miré a él, agachando su rostro totalmente rojo. Nos marchamos y al llegar al departamento dejó los zapatos y se retiraba a su habitación cuando tomé su mano para evitar que se alejara:


— ¿Qué rayos haces Morinaga?


— Es algo tarde pero yo quiero... ¿Te gustaría que nosotros?


Se sonrojó al instante con mis palabras, me aproximé a él y lo abracé suavemente. Lo apreté un poco entre mis brazos diciendo con un sollozo que salió sin que yo quisiera:


— Te quiero tanto, discúlpame por hacerte sufrir, a ti y a nuestro bebé. No sabes la alegría que me causó conocerlo.


Me despegue de nuestro abrazo y lo miré deseoso de besarlo, sin embargo él puso una mano en mi boca para detenerme:


— Ve a lavar tus dientes en este instante, no pienso compartir saliva.


Sin responder fui a hacer lo que me pidió y al mismo tiempo él también lo hizo. Como terminó primero, mientras yo me limpiaba con el enjuague bucal se marchó a su habitación, lo seguí inmediatamente y al encontrarlo de espaldas frente a su cama me pregunté si esta vez podríamos hacerlo ahí. Lo sujeté despaldas pasando mis manos sobre su cuerpo suavemente, me detuve un poco en su vientre y respiré suavemente en su oreja. Su largo cabello olía tan dulce, era un aroma embriagador, tan seductor que me llenaba por completo. Pasé mi lengua por el pabellón de la oreja y saboree su piel, un pequeño gemido salió de su boca:


— ...aaaahhh... Mori...naga.


— ¿Te gusta? ¿Yo te gustó?


Pegué mi pecho contra él, mis caderas se juntaron hacía su trasero para moverlas y aumentar mi excitación. De inmediato noté sus orejas enrojecerse, regresando a lamerlas y succionar un poco en el lóbulo. Usando el tono de voz más leve y lleno de este ardiente deseo le dije:


— Voy a tocarte todo, hasta que supliques porque vaya dentro de ti.


— Eres demasiado atrevido, no digas eso.


— Sabes que puedo hacerlo.


Desabroche sus pantalones y acaricié sus hermosos glúteos, los cuales me hacían pensar todo era igual que antes. Baje su prenda interior y toque la humedad entre sus piernas, froté un poco su clítoris y recibí el líquido viscoso que usé para introducir un dedo por el mismo lugar que me encantaba penetrar cuando era hombre:


— aaaahh...


— ¿Es igual que cuando tenías otro cuerpo?


— No...aaaaahhh...


— ¿Es mejor?


— nnnnn... no.


— ¿qué hago para mejorar la sensación?


— Tú sabes...aaaahhh.


Saque mis dedos de su entrada, desabroche su camisa, le quité sus hombreras y pasé mis manos por su espalda, la mordí un poco y luego conduje mis manos al frente tocando su pezones.


— Duele...


Detuve mis movimientos bruscos en sus pezones y le di la vuelta para mirarlo desnudo, entonces dije:


— Desnúdame, quiero que me aceptes como yo lo hago contigo.


— Yo te acepto pero esto es demasiado, sabes que es extraño. Tú eres un hombre...


— Tu eres una mujer y yo soy gay, aun así quiero hacerlo. Me gusta tanto tu rostro, es hermoso, es casi igual, eres tú.


De pronto se acercó a mí y me besó tan tiernamente, sus labios tibios con ese aroma a menta era encantador, los abrí y su lengua entró de inmediato. Mientras él hacía eso, entendí que no puedo pedirle tantos avances de inmediato, por lo cual me quité la playera en un instante que nos separamos. Me miró bajando sus ojos al suelo para evitar verme. Retiré con celeridad mis pantalones y los bajé junto con mi ropa interior. Regresé a los besos recostándolo en la cama tocando su cuerpo con mis manos, me levanté para mirarlo completo y tomé su mano colocándola en mi pene para frotarlo.


— Vamos tócame, me gusta que lo hagas.


Frotó con timidez al tiempo que no despegaba mis ojos de los suyos, hasta que pasó un dedo por el glande y se sintió tan bien que cerré mis ojos.


— Sempai es suficiente voy a ir dentro de ti, ¿dónde quieres que lo ponga?


— No preguntes... ya cállate.


— Para mí es igual, aprietas tan rico por cualquier lugar, pero en uno estás más húmedo, ¿quieres que lo haga ahí?


— Demonios solo date prisa.


Lo metí en su vagina y de inmediato comencé las envestidas percibiendo los espasmos de placer en su cuerpo. Necesitaba unirme completamente por lo cual besé sus labios que se abrían jadeando.


— Mmmmmnnnn...


Adoro sus labios, sus besos son tan tiernos siempre, a pesar de estar en medio del placer me besaba juntando sus labios con fuerza sobre los míos y procuraba meter mi lengua en su boca sólo un poco, para probar su dulce saliva. Por alguna razón toda la tensión de estos días me tenía sumamente estimulado, tanto que los movimientos que parecían succionar mi eje extasiaban mis sentidos totalmente, a tal grado que siento que me corro y es irresistible el cosquilleo que se expande desde mi eje hasta todo mi cuerpo. Sin embargo no puedo sentir en él que su orgasmo esté cerca, por ello mientras mi orgasmo es casi irresistible me detuve y no fue suficiente, se quería apoderar de mí el orgasmo, entonces lo saque apretándolo para no correrme, respiré aceleradamente para controlarme pensando en otra cosa. Sentí que ya podía continuar y regrese a las envestidas, percibí que me comprimía tan increíblemente rico que de nuevo mi corazón estaba latiendo acompasado a mi sensación que se expandía nuevamente:


— ¿Qué haces? — Preguntó sempai mientras salí de su interior para apretar mi eje nuevamente.


— Es que ya no aguanto, creo que me correré sino paro de inmediato.


Volví a entrar y todo cambió en él, la presión se volvió tan rítmica que estoy seguro estamos cerca del orgasmo ambos. Aparentemente el decirle que mi placer es incontenible logró en él una reacción favorable, en ese instante surgió una idea para apresurarlo, puesto que me distrae un poco pensar para no venirme. Me agaché a su oído y le dije en voz baja:


— Es increíble el sexo, aunque me gustaría poder succionar tu pene y que me des tu esencia, me encanta tu sabor.


Una vez dije eso sentí la dureza de los músculos que me estrechaban tan increíblemente que me obligó a correrme fuertemente apretando las sábanas mientras él gritaba en el éxtasis:


— ¡Ah!... ahh... mmmmmnnn...


Después de haber tenido sexo en su cama me parece que las cosas son más personales, no obstante debo pensar en una forma que él pueda decirme que necesita intimidad, sin avergonzarlo. Lo miré dormir tan tranquilo, que simplemente me retiré a mi cama para no sofocarlo, aunque deseaba abrazar su frágil cuerpo y poder besarlo por la mañana.


El siguiente día en el trabajo se me ocurrió una idea, mientras recordaba que ahora es él quien necesita más del sexo que yo; a mi cabeza llegó la remembranza de que alguna vez hicimos el acuerdo de hacerlo una vez por semana y que tiró la agenda que le regalé. De esa forma pienso que eso nos ayudará con este problema y por la tarde:


— Estoy en casa sempai.


— Bienvenido Morinaga.


— Ven un segundo sempai.


— ¿Ahora qué quieres?


— Compré esta agenda, la voy a poner en este cajón y la voy a revisar todos los días. Servirá para cuando necesites que lo hagamos, marcas con un tache o con algo y tomaré la iniciativa sin que tengas que decirme nada.


Se puso totalmente rojo y se dio la vuelta diciendo:


— Eres un idiota.


— Si no es eso, entonces iré a tu habitación todos los días a preguntar.


— De acuerdo, pero es sólo porque me obligas.


— Si, no te preocupes es culpa mía. — Lo abracé de espaldas y sentí su cuerpo despertar de nuevo en pasión, puesto que sus latidos se aceleraron. Se giró y con un beso selló nuestro nuevo acuerdo.


Durante nuestra tranquila cena recibí un par de mensajes extraños:


1 Soy Maeda, el otro día que la mujer esa se desmayó no pude darte mi número, pero aquí lo tienes. Me gustó tu beso, espero pronto poder vernos.


2 El día de hoy estaré en Adamsite. Te espero.


3 Olvidé decirte que me pareces muy interesante y me gustas.


Borré los mensajes y simplemente me dedique a convivir con mi nueva familia de dos.


 


 

Notas finales:

Que les parece, ¿Quedó mejor? Espero sus comentarios, se que me tardé bastante y fue para hacerlo mejor que el anterior. Amé el POV Morinaga.


Como todas las veces agradezco a Gaby que nos trajo la hermosa imagen que adoré, además de ayudar dando algunas ideas en el argumento. Tendrán que esperar un poco para el especial de año nuevo, es otra historia bastante linda


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).