Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Imposible pero es verdad (Fanfic de koi suru boukun) por patyunam

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Disculpen la tardanza aquí la continuación de esta historia.

 

Capítulo 6: ¿Y finalmente respuestas?

PDV SEMPAI

La persona más importante en tu vida: un chico amoroso, dulce, atento, un hombre capaz de esperar por ti durante años aún sin esperanzas de ninguna índole. Que a pesar de todo te acepta y te cuida con devoción, siempre pendiente ante las necesidades mías y las de nuestra pequeña semilla que crece en mi vientre. Sí, aquél hombre único y especial se lo llevaron frente a mí. ¡Demonios! ¡Odié ser una mujer indefensa! Pude haber hecho más que mirar a ese acosador llevárselo, pero por más que intenté empujar la maldita puerta, por más que luché hasta sentir mis fuerzas marcharse ¡no pude! ¡Maldición! ¡No pude hacer nada!

El silencio luego de ver como se llevó a Morinaga me asustó demasiado. Me tumbé recargando mi espalda sobre la puerta desganado, las lágrimas que habían salido goteaban todavía en mi rostro. En ese instante lo sentí, la fuerza que llevo dentro me suplicó, me ordenó de inmediato salvar a su padre. Casi podía sentir sus súplicas, él no quería crecer sin conocerlo. Acaricié mi vientre y le dije:

— No voy a dejar que nada le ocurra. Te prometo que lo conocerás.

Dejé de autocompadecerme, me levanté y recordé que entre mis ropas está el celular, lo tomé y llamé a Kanako pues requería de mi familia en primer lugar para salir de aquí:

— Necesito ayuda … Alguien se ha llevado a Morinaga…

No pude explicar más, los nervios hicieron que mi garganta se cerrara. Luego recobré el sentido, respirando aceleradamente y marqué a la policía rápido, además de vestirme para poder salir inmediatamente a buscarlo. Los minutos fueron eternos, me vestí a prisa mientras esperé y luego volví a empujar con fuerza la puerta. No escuché en que momento llegó la ayuda, hasta que la voz de mi hermana me hizo reaccionar:

— ¿Hermano?

— ¡Aquí estoy! — grité con desesperación.

De inmediato desatoraron la puerta y noté que un mueble se encontraba justo deteniéndola, haciendo presión contra el muro de enfrente. No dije nada, sólo camine hacia la puerta para ir por Morinaga hasta que me detuvo mi hermanita:

— ¡Que pasó hermano! ¿Quién se llevó a Morinaga? — Preguntó Kanako intrigada al lado de Tomoe, Kurokawa e Isogai que la acompañaban.

Yo sabía qué debo hacer pues de antemano estoy al tanto que ese loco tipo acosador, es amigo del idiota del cantinero de aquella vez.

— Kanako tu quédate aquí, la policía no tarda en llegar. Sólo diles que un tipo secuestró a Morinaga, yo iré a buscarlo. — No me iba a detener a explicar detalles mientras alguien daña a mi compañero, a mi mejor amigo.

Isogai, Kurokawa y Tomoe me miraron impactados a los hechos recientes y mi actitud tan tensa, yo simplemente los ignoré, no le pediría a nadie que viniera, si alguno lo hace será porque así lo ha decidido.

Corrí a la calle más próxima a tomar un taxi hasta el bar de la última vez. Me siguieron de cerca los tres y caminaron a mi paso rumbo la calle, en donde un taxi se detuvo y nos subió a todos. Le di la dirección del bar y prácticamente imploré que estuviera ahí el cantinero. Camino ahí, Tomoe preguntó:

— ¿Cómo se lo llevaron? ¿Quién querría dañar a tu amigo?

— No sé qué rayos quiere ese malnacido pero voy a encontrarlo y cualquier cosa que se atreva a hacerle la va a pagar.

Isogai me miró con sorpresa mientras toqué mi abdomen para calmarme un poco.

— Sou-kun pareces distinto… pareces más… llenito. Además tengo una duda ¿Dónde vamos?

— El cantinero sabe dónde vive el tipo que se llevó a Morinaga.

De inmediato llegamos, por lo que pagué el viaje y le di un par de yenes extra para que esperara por nosotros. Salí del carro mientras me apresuré a tocar el timbre y gritar a todo pulmón:

— ¡Sal de ahí ahora estúpido cantinero!

Un par de momentos después, una ventana del piso superior se abrió con el ojeroso cantinero que respondió:

— ¿Qué ocurre?

— ¡El tipo ese ha secuestrado a Morinaga en mis narices! Ahora mismo nos dirás dónde encontrarlo.

El rostro de asombro no cabía en el tipo que bajó en pijama hasta donde nosotros con unas pantuflas.

— ¿Maeda secuestró a Morinaga?

— Necesitas que te lo repita o estás sordo. Dime ahora dónde encontrarlo porque no sé qué pueda ser capaz de hacerle ese malnacido ¡mientras charlamos el clima imbécil!

Sin decir más estupideces el marica me dijo dónde encontrarlo y se ofreció a ir con nosotros. Usando su auto nos llevó hasta unos departamentos a poca distancia.

Corrí al salir del auto, mis piernas temblorosas me impidieron subir como yo hubiera querido y me sentí un poco pesado cargando a mi bebé, además del tiempo que estuve empujando la puerta que me debilitó. El cantinero, Kurokawa e Isogai se adelantaron mientras Tomoe se quedó conmigo caminando a mi lado, hasta que llegamos para ver a Kurokawa rompiendo la puerta con una patada en la esquina de la misma e Isogai sometió al acosador de inmediato. Yo entré asustado buscando a Morinaga. De inmediato lo vi en el suelo atado luchando contra los amarres, lo único que hice fue gritar:

— ¡Morinaga! ¡Qué bueno que estás bien!

El alma volvió a mi cuerpo luego de verlo ileso. Desatando sus manos lo apresé entre mis brazos con fuerza y finalmente me descompuse sobre él. Las odiosas lágrimas cayeron a todo su cuerpo nublando mi vista. Posé las manos en su rostro lastimado y sentí una total angustia de pensar en lo mucho que fue herido. Casi lo pierdo… Simplemente yo…no sabría qué hacer si él me falta.

— Sempai estoy… — Intentó hablar pero al instante lo interrumpí:

— ¡Eres tan tonto! ¡No puedes dejarme así!

Sin dudar un segundo más, uní sus labios a los míos, sin embargo unas palabras me devolvieron a la realidad:

— ¡Vaya! Veo que al fin tu kohai recibe reconocimiento.

No quise soltarlo, ni responder, me abracé a su pecho y le pregunté a Morinaga:

— ¿Te hizo daño?

— Lo intentó, pero llegaste a tiempo. Relájate sempai, recuerda que no debes estresarte. Por favor respira profundo y tranquilo. De verdad yo estoy bien. Llévame a casa.

Kurokawa e Isogai se aproximaron a ayudarnos, mientras me sentí tan inútil por permitir su secuestro. Levantaron a Morinaga y Tomoe me ofreció su mano para levantarme a mí, con dificultad. Caminamos hasta la puerta observando a los policías llegar en grupo a interrogarnos y llevarnos incluso a rendir declaración en la estación de policía.

Al llegar ahí, con Morinaga bastante enfermo y débil por su infección estomacal debía ser revisado por el médico de la estación para dar cuenta de sus lesiones. El médico nos pidió salir a todos para hacerle las preguntas de rutina y revisarlo. Lo recostaron en una camilla Kurokawa e Isogai que lo traían ayudado y cuando terminara su revisión tendría que dar su declaración formal sobre los demás hechos.

Al salir nos sentamos en la sala de espera aguardando a ser interrogados sobre los hechos y que las versiones coincidieran pues entramos a una propiedad privada. El problema fueron las discusiones iniciadas por los problemas que todavía no se resolvían entre Tomoe y Kurokawa.

— Tomoe por favor dime ya qué es lo que pasa contigo ¿por qué quieres separarte de mí?

El tonto de Kurokawa se tiró a los pies de Tomoe y se abrazó de sus piernas humillándose.

— Aléjate de mí que no quiero escuchar tus explicaciones. Te digo que te vi engañándome y tengo pruebas. Simplemente quiero el divorcio.

— Pero Tomoe, jamás te he engañado, ni lo haría. De verdad no tengo idea de que hablas. Tienes que decirme porque piensas eso. Ya te dije yo te amo sólo a ti.

— ¡Crees que es fácil para mí! Si tú sabes cuándo y con quien, no me hagas humillarme a decirlo y confiesa.

Con fastidio me levanté e intenté razonar con ese par que tensaba todo el ambiente todavía más en la estación de policía.

— Kurokawa, Tomoe te vio citándote con una mujer e incluso te siguió hasta que ambos ingresaron a su casa. ¿Tienes una explicación lógica a eso?

— ¿Mujer?

— Si una mujer alta, delgada de cabello castaño claro. Debí tomarte una fotografía par que no te pongas a negar que lo hiciste. — Recalcó Tomoe.

— Tomoe yo no he salido con mujeres ¡a menos que! ¡Azuma! Es una profesora de baile y me cité con ella porque me dijo que en cinco lecciones podría aprender a bailar, para nuestra fiesta de aniversario. Era una sorpresa para ti.

— ¿De verdad? — Preguntó Tomoe con la voz quebrada.

— Claro que si mi amor, yo jamás cambiaría tu amor ni tu confianza por nada del mundo. — Exclamó con lágrimas en los ojos sin soltarse de sus piernas.

— Pero entonces por qué ya no eres como antes, tiene días que no me tocas.

— Lo siento cariño yo te vi muy cansado todos los días, no quería causarte más problemas. De verdad discúlpame, nunca quise ponerte triste. Sólo quiero estar contigo por siempre.

Este bebé me pone mal, soy una copia falsa de mí mismo. En vez de sentirme asqueado de verlos darse un beso, me conmovieron, lloré como un tonto y entonces me di cuenta de algo importante… Luego de estos más de diez años de conocer a Morinaga, con él yo tengo eso.

— ¿Sou-kun finalmente vas a confesar? De verdad que siento que hay algo raro contigo, pareces más pequeño y un poco llenito, aunque hay un brillo en tus ojos que seguro es ese kohai tuyo. — Expresó Isogai burlonamente mientras Kurokawa y Tomoe se besaban. Se detuvieron y de inmediato Tomoe dijo:

— ¡Hermano! ¡Es verdad! ¿Ahora si nos dirás que hay entre Morinaga y tú?

— ¿De qué hablan? Es mi mejor amigo ya lo saben. — Contesté ignorando sus comentarios.

— Los vimos darse un beso, además no es cualquier cosa lo que le dijiste cuando lo tenías abrazado. — Respondió Isogai.

¿Yo dije algo? En realidad no recuerdo haber expresado alguna cosa. ¡Maldita sea! ¡Ese Morinaga es… ¡Es culpa suya!

— ¡Cállense todos! No es lo que creen. Yo sólo estaba preocupado porque alguien lo secuestró. Recuerden que somos amigos desde hace años, es como un hermano para mí.

Todos me miraron con asombro y comprendieron que quizás tenía razón en mis palabras. Aunque Isogai frunció el ceño y movió la cabeza negativamente.

— ¿Así que vas a negarlo? — Se alzó la voz del cantinero detrás de los chicos. El tipo en pijama y pantuflas caminó hasta mí y me apuntó con su dedo continuando: — ¿De modo que necesitas verlo perdido para confesar lo que sientes? Si no fuera por mi promesa que le debo a él, se los diría a todos para que sepan que ni siquiera la semilla del amor que crece en ti, es capaz de acabar con esos prejuicios. Si yo fuera tú, estaría agradecido de tenerlo fiel a mi lado, a pesar de las circunstancias, pues su amor es capaz de sobrepasar lo que alguien como yo no haría, ni como tú por lo visto. Estoy seguro que él en tu lugar jamás negaría a quién será indispensable en ese nuevo vínculo que los une.

Sin notarlo sentí el aire faltarme y recordé en un instante sus caricias sobre mi vientre mientras la intimidad nos cubre con su saciedad. El profundo amor que siempre confesó todos estos años y tal como dijo ese hombre, Morinaga se quedó a mi lado sin importarle los cambios de mi cuerpo.

De inmediato noté que las lágrimas rodaban por mi rostro pues una de ellas me dio comezón en la nariz. Una de mis manos se paseó sobre mi vientre como entendiendo que por lo menos debo decir la verdad. Morinaga quizá no me ama por ser esta extraña aberración de su sempai, pero ha sabido aceptarme tal vez por los viejos tiempos, o por nuestro hijo, pero es un muro solido que me protege de todo. Alcé la mirada y los enfrente respondiendo:

— Morinaga y yo somos amigos. No es como un hermano, ni tampoco somos una pareja, pero es mi compañero, tenemos mucho tiempo juntos y así seguirá siendo. ¡Bueno en qué momento nos van a interrogar en este lugar! — Grité al final para cortar la tensión y la seriedad de todos ante mis palabras.

Caminé sintiéndome como un robot, hasta fuera de la puerta dónde se halla Morinaga, con tal de alejarme de todos y preguntar hasta cuándo podremos marcharnos.

No tardaron ni diez minutos, cuando me llamaron por ser el más cercano a Morinaga compartiendo el departamento, además de que presencié el secuestro.

Respondí muchas inquisiciones, inclusive mencioné lo de la fiesta en la farmacéutica en donde todos podrían dar parte en que Maeda es un acosador. Luego de veinte minutos de preguntas me sentí algo débil pues necesito alimentos, aguanté hasta que finalizaron el interrogatorio y salí pidiendo al siguiente en la lista: Kurokawa.

Recordé que Morinaga necesita suero oral por su deshidratación y yo comida por el bebé, así que salí acompañado de Tomoe que también dijo tener hambre. Llegamos a un restaurante cercano a la estación, pedí varios platillos y comí como desesperado. No podía parar, aquellos rollos de sushi tenían un sabor increíble. Sin embargo mi odioso teléfono tenía otros planes, comenzó a sonar en mi bolsillo y no pretendí contestar hasta terminar de comer.

Tomoe por su parte, se impacientó por los timbrazos molestos al igual que los fastidiosos clientes que nos miraron. Saqué el celular y lo dejé en la mesa con un bocado a medio masticar. Miré la pantalla con un número desconocido y no quise responder:

— ¿Puedo responder por ti hermano? ¿Qué tal si es Morinaga?

Asentí sin dejar de meter con los palillos un nuevo bocado, seguramente Morinaga llamaría con su celular, no con un número desconocido:

— ¿Hola?... No señorita, soy el hermano de Souichi, Tatsumi Tomoe. Él está un poco ocupado… ¿Hombre? … Por supuesto señorita Watanabe yo le digo en este instante.

Tomoe colgó y me miró con extrañeza, nunca antes me vio así. Se sentó a mi lado y de inmediato subió una mano colocándola sobre mi pectoral y se horrorizo.

— ¿Hermana? — Preguntó al tiempo que yo me aterré gritando.

— ¡Que tonterías dices Tomoe!

— En el teléfono la señorita Watanabe Karen me comentó que la llames porque arregló la máquina y puedes volver a ser un hombre. Cuando me dijo que por error te convirtió en mujer muchas cosas tuvieron sentido, sólo lo comprobé.

De inmediato sentí que una corriente fría recorrió mi espalda. Luego pensé en que esto es muy raro… no recuerdo… algo sobre una máquina. Sin embargo al repetir el nombre de aquella mujer en mi cabeza recordé la lista de asistencia y que una de mis mejores alumnas de las clases de "Química avanzada" tenía ese nombre. De pronto todo tuvo sentido pues recordé ese día…

Aquella tarde salí temprano del trabajo dispuesto a que Morinaga me rogara para acompañarlo a la celebración de boda de un par de sus desagradables amigos homosexuales. Por lo que al llegar, timbró un mensaje a mi celular que me hizo sentir tan solo:

"Disculpa por incomodarte esta mañana, regresaré algo tarde. Te amo sempai".

Sin comida para la cena, salí a caminar con tal de buscar un lugar donde dejar de lado de todo. Llegué a un pequeño bar, pedí muchas cervezas y botanas, hasta que luego de muchos tragos comencé a olvidar a Morinaga y que en realidad no me importa lo que haga.

Mi frente topó sobre la mesa y un par de lágrimas salieron mientras a mi tonta cabeza, llegaron las veces que me ha mirado con su estúpida sonrisa. En ese momento una voz femenina me dijo respetuosamente:

— ¡Tatsumi sensei! ¡Es usted!

Levanté la cara con orgullo y discretamente limpié las lágrimas de mis ojos. Cuando la vi no supe quién era, no sé si es por el alcohol o que tengo demasiados estudiantes. De inmediato continuó diciendo:

— No se acuerda de mí, pero yo de usted sí, soy Watanabe Karen. Tenía que venir a agradecerle, gracias a usted he llegado lejos y son una investigadora en Tokio. Todas las veces que dijo que con la ciencia podemos lograr lo imposible yo le creí. Hoy venimos a Nagoya con la máquina para buscar fondos. Y Estamos de fiesta pues conseguimos patrocinadores fuertes.

— Oh si felicidades chica. — Dije sin ánimos.

— Sensei tiene que venir a verla, ¡es una máquina impresionante! Desciframos por completo el ADN de plantas, luego de animales y estos descubrimientos tienen aplicaciones médicas. Además de que estamos a punto de conseguir modificaciones a nivel celular regenerando tejidos. Justo hoy probamos conmigo pues me hice una cortada en el dedo y la reparó sin dejar ninguna marca.

Me sentía mareado y enojado, sin embargo comenzó a hablar de las aplicaciones a la agricultura, por lo que con todo y la borrachera fui arrastrado a su laboratorio en compañía de dos de sus compañeros.

Al entrar, una máquina un poco más grande que mi escritorio de la universidad, esférica en metal azulado.

El aletargamiento comenzó a pasar un poco y vi a los muchachos sentarse en un par de computadoras mientras me pidieron esperar en una silla cercana a la esfera pues me tambaleaba un poco. Miré un sinfín de cables adheridos a la esfera, cuestionándome la razón de mi estadía en ese lugar.

Las náuseas me llegaron a la garganta, por lo que pedí entrar al baño y me refresqué un poco para no dar espectáculo.

Cuando volví, la chica emocionada tomó mi dedo y con un cuchillo hizo una fisura que sangró. Me metí dentro de la esfera un poco incómodo pues me tenía que poner en cuclillas. Con el afán científico y con el valor del alcohol, los miré cerrar la esfera que no tenía ventanas ni nada, de manera que me quedé en completa oscuridad. Accionaron los mecanismos, puesto que escuché un ruido raro a mí alrededor y sentí una extraña electricidad. Una especie de vacío se produjo y comencé a asfixiarme, al tiempo que sentí dolor en todo mi cuerpo. No podía gritar ni hacer ningún ruido debido al vacío, hasta que se me cerraron los ojos con pesadez.

La mano de la mujer se agitó frente a mi cara con algo blanco que pasaron frente a mi cara. No pude enfocar bien nada sólo una extraña luz blanca a mis ojos y las voces con eco sin saber de quién son:

— Tat..umi se …sei….pupilas… respu..e… Ta..t..sumi… sen..sei ¿Se encuentra bien?

— ¡Aleja esa luz de mis ojos! ¡Estoy bien!

Me senté y el mareo volvió horriblemente, mi vista no enfocaba bien y todo daba vueltas.

— Tatsumi sensei, disculpe. La máquina no debió hacer eso y no entiendo cómo ocurrió, además se quemaron varias resistencias de algunas tarjetas madre en la máquina. No podemos hacer nada por ahora, pero yo lo buscaré en cuanto tengamos todo y le aseguro que volverá…

Los ruidos horripilantes con esa voz chillona de esa mujer me hicieron callarla de inmediato.

— Guarda silencio por favor, no quiero escuchar más. No me importa, sólo necesito volver a casa que no me siento bien.

Uno de los muchachos me ayudó a caminar junto con la mujer que parecía muy preocupada pues no dejaba de mirarme. Llegamos al automóvil de uno de ellos y con dificultad les dije la dirección. Una vez ahí, me ayudaron a llegar al departamento, sacaron mis llaves del bolsillo y entramos. Me recostaron en la cama y se despidieron pero antes me volvió a decir:

— Sensei yo arreglaré este problema y volveré.

El mareo se intensificó y mi cabeza dolió, un zumbido me hizo sentir que se oscureció lentamente todo…

Cuando esos recuerdos volvieron a mi cabeza sentí una migraña que me hizo zumbar los oídos. Tomoe me sacudió un poco pues sujeté mi cabeza con ambas manos.

— ¿Hermano te encuentras bien?

— Si, sólo me dio un poco de dolor de cabeza.

— Debió ser por comer como desesperado. Esto va a ser divertido, nadie me va a creer cuando les diga que eres una chica.

— TO-MO-E ¡No te atrevas a contar cosas que no te incumben!

— ¿Entonces nadie sabe sobre esto? ¿Ni Kanako o Matsuda? ¿Ni Morinaga?

— Morinaga si sabe y tú harás como que jamás escuchaste una palabra de esto o en cuanto vuelva a ser normal me las pagarás. ¡Nadie! ¿Escuchaste? ¡Nadie debe saber una sola palabra de esto!

Lo sujeté con fuerza de la camisa y procuré intimidarlo con la mirada, hasta que asintió y lo solté. El dolor de cabeza se fue afortunadamente con mi sobresalto y continué comiendo hasta terminar mi plato.

— Yo sabía que algo extraño pasaba contigo hermano, te veías un poco distinto, como más pequeño de estatura. Además con esa barriga por tantas cosas dulces que comes no me sorprende que te veas distinto, aunque pareces más relajado y feliz. Tengo una duda ¿Qué siente Morinaga respecto a tu cambio?

— ¡Y eso que importa! Déjame comer tranquilo.

— Si importa porque él es tu compañero, tú lo dijiste. ¿Entonces él se alegrará que vuelvas a la normalidad? Puesto que parece ser el mismo chico atento que te cuida.

Su pregunta a la que no respondí ignorando sus palabras me carcomió ¿Se alegrará de que sea un hombre? ¿Qué pasará con el bebé si intento regresar a la normalidad? No quiero perderlo, tengo más de cuatro meses cargándolo, imaginando como será, soñando con sus ojos y sus sonrisas. Tengo miedo a su reacción.

— Tomoe no se te ocurra decirle a Morinaga sobre la máquina ni la llamada de Watanabe.

— ¡Qué tiene de malo! Seguro se alegrará por la noticia.

— Hay algunas cosas que tengo que resolver antes de volver a la normalidad. Son sumamente importantes, no me decepciones hermano.

— Vaya sí que te has suavizado. No te preocupes yo te ayudare, no me importa si te gusta ser una chica. Tener dos hermanas es bueno y ambas son tan intimidantes que me cuidan.

— No me gusta ser mujer, es que tengo algo importante que hacer.

— Bueno hermano, yo te voy a acompañar para hablar con la chica, necesito saber cómo ocurrió todo eso.

Mi celular comenzó a timbrar y esta vez el número de Isogai nos hizo volver aprisa, pues es el turno de Tomoe para declarar. Compré el suero oral y lo llevé a Moringa que se quedó en una de las camillas de la enfermería. Afortunadamente ya había rendido declaración y podríamos marcharnos en cuanto saliera Tomoe.

La idea de que pudiera pedirme regresar a la normalidad me asaltó, entonces le cuestioné:

— Morinaga… si encontrara.

Sin embargo me interrumpió.

— ¿Ya comiste algo? Recuerda que debes comer a tus horas.

Prefiero creer que él desea al bebé igual que yo y no le molesta esta apariencia. Además no sé si realmente funcionará y esa mujer pueda devolver mi cuerpo en cuando nazca mi bebé. Así que mejor guardaré el secreto.

— Si, vengo de comer algo.

— Espero que no sólo postres y un poco de comida nutritiva.

— ¡Te gusta hacerme enfadar o qué! Comí un poco de sushi. — Salí molesto a esperar por Tomoe pero decidí llamar a Watanabe para informarme, la cual me pidió vernos al siguiente día para explicarme a detalle los pormenores.

Sentí un poco de miedo, creo que me gustaría que Morinaga fuera conmigo para escuchar lo que ella tiene que decir, que tal si es muy riesgoso el cambio. Hay tantas preguntas que pasan por mi cabeza como si esto pueda dañar mi propio cuerpo o aún más mi cerebro. Pero también temo por la reacción de Morinaga ¿Cómo afectará nuestra relación esto?... Prefiero ir yo solo.

Al salir de ahí, Tomoe y Kurokawa se marcharon al lado de Kanako y Matsuda que esperaban saber los detalles del rescate. Ella fue la que les dijo a la policía dónde llegar luego de que Isogai le llamara con la dirección. Desafortunadamente Tomoe insistió en regresar más tarde al departamento con tal de esperar que siguiéramos bien, por lo que tuve que dejarlo quedarse al lado de Kurokawa. No pude discutir pues Morinaga está convaleciente y además es malo para mi bebé el pelearme.

Mi compañero de cabello azul padeció un poco de dolor abdominal todavía, pero el vómito cesó desde la mañana. Su agotamiento lo hizo dormir el resto de la tarde, por lo que yo tuve que encargarme de lo demás. Por primera vez me sentí solo cuando Tomoe y Kurokawa fueron a visitar a Kanako y Matsuda.

Caminé solo por las calles para comprar la comida de ambos y algunas cosas que se me antojaron, entonces sin querer pasé por una tienda llena de ropa de bebé, de manera que recordé a Morinaga a mi lado como aquella vez en que me tocó el hombro señalando emocionado un pequeño traje de osito para bebé. Su imagen desapareció de mi imaginación y comprendí lo importante que es para mí, en este nuevo estado.

Este par de meses con tantos problemas sigo cuestionando si el afecto de mi compañero es por costumbre o es el bebé. No tengo idea lo que acontecerá con lo que pasará mañana cuando hable con esa científica loca que me dejó así, por lo que guardaré el secreto hasta saber qué ocurrirá.

Esa tarde cuando volví al departamento, Morinaga se levantó mientras yo acomodaba las cosas de la comida en una charola para llevarlas a su habitación.

— Sempai que bueno que llegas, estaba preocupado. Puedo comer aquí contigo en la mesa, ya me siento mejor.

— Mejor para mí que llevarle esta charola a un inútil.

— Vamos sempai no seas grosero que estoy enfermo.

— ¿Ahora te vas aponer sentimental? Sólo recordé que ese tipo te secuestró por culpa tuya, no debiste darle alas.

— Ya sabes que me arrepiento de eso. Además me he disculpado contigo.

— ¡Ya olvídalo!

Cenamos por primera vez solos desde que Tomoe se quedó y al terminar mis alimentos un pensamiento sucio recorrió mi cabeza. Estas hormonas tan detestables me hacen desear algo que ha estado fuera de mi alcance.

— ¿Qué sucede sempai? ¿En qué piensas? — Sonrió seductoramente.

No entiendo como este sujeto puede estar enfermo del estómago, ser secuestrado por la mañana, luego dormir toda la tarde en cama por su enfermedad y ahora salir con esa mirada tan pasional.

Se levantó tranquilo, llegó a mí, se agachó y de pronto su respiración rozó con las terminaciones sensitivas de mí oreja:

— Sempai… ¿me siento un poco cansado me acompañas a la cama?

De inmediato lo empujé un poco y respondí ignorando su sugerencia:

— ¡Qué dices! ¡Estas enfermo y deshidratado! ¡Irás a dormir tu solo!

— Como tú digas sempai, pero para hacer "eso" no estoy cansado.

Se agachó y lamió mi oreja de una forma tan peculiar que sentí el fuego subir desde en medio de mis piernas hasta irrigar cada parte de mi cuerpo. Me besó metiendo su lengua lentamente y luego me dejó sentado en la mesa caminando a la habitación. Lo seguí con vergüenza detrás de él, abrió y me permitió pasar a mi primero.

Una vez dentro, apagó la luz y su lengua volvió a mi boca con ansiedad, los besos que parecían fogosos antes, no se compararon con estos que me comenzó a dar. Quizá sea por tanto desearlo que siento que me vuelvo loco con esas manos pasando por mi anatomía. Al instante en que mi cuerpo tocó la cama se subió a continuar sometiéndome con el peso de su cuerpo, pero cuidando de no aplastar mi vientre.

— Sempai tengo tantas ganas de ir dentro de ti.

No respondí sintiendo que se levantó y desabrochó mis pantalones. Con prisa se deslizaron sobre mi piel. Con sus manos abrió mis piernas y levantó mis caderas hasta colocar una de las almohadas debajo. Su cuerpo subió a la cama y ¡el maldito timbre comenzó a sonar!

De antemano sé que Tomoe está en la puerta, razón por la que me levanté al igual que Morinaga, prendí la luz, me puse los pantalones con fastidio mirando a Morinaga desnudo y erecto buscando su ropa.

— Yo voy Morinaga, tu vístete. Seguro es Tomoe y Kurokawa.

No supe si reírme de su expresión de vergüenza cubriéndose mientras el timbre sonaba o de que la erección no desaparecía a pesar de que la bajaba con la mano. Para mi fortuna pude salir caminando a falta de tener un levantamiento notorio, aunque la humedad en mis piernas es un poco incómoda.

Abrí con fastidio, mirando al par de chicos:

— ¡Hermano tardaste mucho en abrir!

— ¡Qué hacen aquí! ¡Debieron quedarse en casa de Matsuda! Aquí ya estábamos dormidos.

Me hice aun lado dejándolos pasar mientras Tomoe refunfuñó:

— No seas así hermano, ya sabes que tengo que estar cerca de ti luego del secuestro de Morinaga, además que quiero saber que pasará contigo y Watanabe.

— No sé de qué hablas, creo que deberías callar a menos que quieras que te golpee.

Kurokawa se hizo disimulado ante mis palabras y entonces cambió el tema de conversación:

— ¿Cómo sigue Morinaga?

— El parece tener una recuperación milagrosa, no sé de dónde saca tantas fuerzas.

Me miraron sonrojándose y recordé que por la mañana confesé que tenemos una relación mayor a una amistad. De manera que me crispé y sujeté a Tomoe con ansias para ahorcarlo gritando:

— ¡No es lo que creen! ¡Ni siquiera lo piensen!

— Pero no dije nada hermano, tú eres el que se altera. Además no tiene nada de malo que una pareja haga esas cosas.

Lo solté y me sentí empequeñecer ante sus palabras acusatorias, tenía que corregir su error entonces respondí:

— Dije que somos compañeros y más que amigos, nunca dije que seamos una pareja.

— ¿Sempai tu dijiste eso? — Expresó con sorpresa la voz tan conocida de mi compañero.

Morinaga había salido de la habitación escuchando lo que dije. Respiré agitadamente sintiendo el piso a mis pies moverse, Morinaga me abrazo.

— Respira tranquilamente sempai, no es para tanto. Calma que te hiperventilas. Haz respiraciones profundas. — Dijo con un tono de voz tranquilizante.

— Pero Tomoe. — Expresé con aire entrecortado.

— A ninguno le molesta y ya se van a dormir a mi habitación. Tú tienes que calmarte, recuerda que el médico te dijo que debes aprender a relajarte.

Mi hermano y Kurokawa entraron a la habitación mientras Morinaga me miró con una sonrisa y me llevó hasta nuestro cuarto. Yo seguí en shock luego de que todo el mundo se enteró de mis intimidades, menos mal que no saben la más grande de todas. No sé qué escándalo harían de saber que vamos a ser padres.

— Sempai, creo que esto sería perfecto si fueras un chico. Soy tan feliz que finalmente le dijeras a tu familia esas cosas. Gracias.

Tomó mis manos entre las suyas y por alguna razón sus palabras están mal en algún sentido, creo de alguna forma el renegó de nuestro hijo. Me hizo olvidar lo demás y pensar en que quizás él podría preferir tener de vuelta a mi otro yo masculino que conocer a nuestro hijo.

— No llores sempai… ¿qué ocurre?

Limpié las lágrimas y respondí:

— Creo que estoy cansado. Han sido demasiadas cosas por hoy. Vamos a dormir.

— Si ellos ya saben ¿no podríamos hacerlo en silencio?

Me indignó su proposición. No puede decir aquello, sin hacerme sentir tan mal.

— No te acerques a mí, si quieres ve al baño y alíviate a ti mismo. ¡No me importa lo que hagas!

No entiendo cómo pero logré herirlo con mi rechazo, me miró con seriedad y salió. Cambié mi ropa colocándome el pijama, me recosté y me cubrí reflexionando sobre muchas cosas. No quería dormir pero en medio de las lágrimas acaricié la pansa pensando en que mi bebé pronto expresará mis emociones. Sentí una paz extraña de imaginarlo recibir mis caricias, recordé el arrullo de mamá y me quedé dormido.

Por la mañana sonó el despertador y advertí una mano sobre mi cintura, además el cuerpo caliente de Morinaga sujetándome por la espalda y su erección invitándome a llevar lejos las cosas. No obstante el día de hoy pretendo charlar largo y tendido con la mujer que me metió en este predicamento. Sigo sin entender como una estudiante de posgrado en cuatro años puede crear una máquina de ese tipo. Lo dejé en la cama durmiendo todavía, por lo que me paré a darme una ducha y arreglarme para irme antes de responder preguntas.

Tomé una ducha, me acicalé, agarré mi laptop y de pronto Tomoe me interrumpió:

— ¿A dónde crees que vas hermanita? Te dije que quiero ir contigo, necesito saber que estarás bien cuando yo me vaya.

Pretendí gritar, pero recordé que no debo despertar a Morinaga, por lo que bajé la voz exclamando:

— ¡Estás loco! ¡No me digas hermana! ¡Yo soy hombre aunque mi cuerpo diga lo contrario! Tú cuida de Morinaga y nos vemos al rato.

— No hermano, tengo miedo de que algo te ocurra. Voy a ir o le contaré a todos tu condición. Además no sabes si esa mujer es de fiar.

— Está bien, pero ya cállate que si despierta me preguntará a dónde voy y no quiero que sepa.

Esperé veinte minutos a Tomoe y salió dejando a Kurokawa a cuidar a Morinaga para decirle que fuimos a ver a la tía Matsuda por un encargo. ¡Cómo no se me ocurrió eso desde el inicio!

En el camino, no sabía cómo pedirle a la chica algo de tiempo sin ponerme al descubierto. Además de cerciorarme de leer sus datos y cálculos antes de volver a arriesgarme en algo que me puede dejar metido en un problema mayor. Llegamos poco antes de la hora acordada, justo en el área de posgrados y ella corrió hasta mí:

— ¡Sensei! ¡Tatsumi sensei! Aquí estoy.

Me aproximé hasta ella y de inmediato le dije:

— Vamos a hablar a un lugar más privado.

— Claro sensei, yo tengo planeado llevarlo a mi laboratorio, ahí podremos hablar sin interrupciones. No sé cómo lo logra pero si no supiera de su problema creo que no lo adivinaría aunque hay algo raro… viene con un chico y ¡Está embarazada!

Esa mujer me abrazó como una loca mientras intenté apartarla diciendo:

— Suéltame y aléjate de mí, no sé de qué…

— ¡Tatsumi SOUICHI! ¿Qué estás ocultándome? ¿Quién es ella y porque te citaste clandestinamente? — ¡Lo que me faltaba! Morinaga llegó con aura maligna y sus tontos celos a descubrir todo. Lo peor, dentro de la universidad, en día laboral y muchos estudiantes pasando cerca de nosotros.

.

PDV Morinaga.

Mi rescate justo a tiempo y en aquellas manos que parecen siempre desnudarme ante su mirada tan profunda. Sus ojos miel envueltos en un llanto de auténtica angustia y alivio, en ese amor que nunca fue capaz de decirme, de expresarme todos estos once años de conocerlo, aunque de tener una "relación", si se le puede llamar así a nuestro acuerdo de permanecer juntos, son como seis. Este hombre que vuelto mujer hace cada vez más cosas por demostrarme su afecto y que le importo mucho más de lo que yo creía. Él ha podido rescatarme valientemente con cuatro meses de embarazo, lo más curioso es que conseguí algo que siempre anhelé, pues en ese instante llegó directamente con sus dulces labios tocando los míos, no en pasión sino en una dulce entrega de afecto delante de su hermano y un par de amigos. Aunque uno de ellos dijo algo, no pude escuchar sus palabras pues de inmediato preguntó consternado:

— ¿Te hizo daño?

Todo este estrés causado por mi culpa puede dañar a nuestro pequeño, entonces respondí al instante:

— Lo intentó, pero llegaste a tiempo. Relájate sempai, recuerda que no debes estresarte. Por favor respira profundo y tranquilo. De verdad yo estoy bien. Llévame a casa.

Infortunadamente no puedo ir a descansar hasta dar mi declaración en la estación de policía. En el camino, sempai lucía mucho más tranquilo, nos dejaron ir en la misma patrulla y extremadamente protector con preocupación, me revisó la cabeza.

— Sempai no te preocupes, es sólo un chichón y ya no duele. Mis manos tampoco, no pasó nada, sólo me duele el estómago todavía. —expresé mientras sujetó mis manos revisando unas marcas rojas.

— No quiero que te pase nada.

Sus palabras tiernas aunque no quiera expresar sus emociones me dieron confort, sentí la dulzura de la maternidad entre sus dedos deslizándose sobre la piel de mis manos y me percaté que será un papá increíble como el que yo quiero ser, como el que yo quise tener.

Una vez ahí me llevaron directamente a la enfermería para revisarme y dar cuenta de las lesiones que me infringió Maeda. El médico me revisó a fondo la cabeza, las manos y algunos raspones que tenía, además le comenté de mi estado de salud por la infección estomacal y anotó lo necesario en su reporte. Me permitió quedarme ahí en vez de rendir el informe completo en la sala de interrogatorio y un oficial entro a hacer las preguntas. Luego de eso sempai llegó con suero oral para hacerme sentir mejor y al poco rato pudimos salir a descansar a casa. Al llegar recosté mi fatigado cuerpo a dormir el resto de la tarde, hasta escuchar la puerta y su voz saludando que hizo notar su presencia.

El descanso alivió la pesadez de la enfermedad, además de que no tengo más vómito y sólo un poco de dolor abdominal me recuerda la afección. Me levanté un poco cansado y pude cenar a su lado, siento algo tan extraño luego de verlo tan protector en aquel momento de angustia, que produce en mi interior suma felicidad el saber que alguien le preocupa tanto el no verme nunca más, el cual es capaz de buscarme bajo cada piedra con tal de recuperarme. Una auténtica familia que protegeré con mi vida ¿Quién lo iba a decir? La familia más importante es la que tú mismo formas, la que puede corresponder a tus acciones con el mismo ahínco que tú impones.

El silencio mientras ingerimos los alimentos me recordó la soledad de nuestro apartamento en el que no hemos tenido intimidad, sin embargo cuando el plato de sempai quedó vacío observé en él esa mirada tan característica de deseo, de forma que pregunté:

— ¿Qué sucede sempai? ¿En qué piensas?

Aunque yo sé de hecho lo que pasa por su cabeza pues se sonrojó totalmente mientras me dirigí hasta él y me agaché hasta decirle seductoramente en el oído:

— Sempai… ¿me siento un poco cansado me acompañas a la cama?

Sus empujones me sonaron tan suplicantes a mis atenciones, como siempre ha sido desde que somos una "pareja". De manera que lo besé para provocarle desesperación y que no le quedara más que aceptarme. Los hermosos labios ansiosos de mi sempai semi abiertos me permitieron introducir mi lengua juntándola a la suya. Con ansiedad tembló mientras le impedí hacer movimientos rápidos con su lengua y lo guié lentamente hasta entregarle mi necesidad de obtener su retribución afable en la cama. De inmediato sus manos en mi espalda indicaron el profundo éxito de mi treta, por lo que me separé y caminé fingiendo desapego. A pesar de todo, supe que me seguía de cerca pues al detenerme en la puerta lo miré cerca de mí, abrí y esperé a verlo entrar.

Sus pasos tímidos traspasaron el umbral y expectante ante mis acciones. Apagué las luces para conseguir el efecto más propicio para imaginarlo como el hermoso chico que es y además lograr un poco de desinhibición de su parte. Sé que le molesta que fantasee con su anterior cuerpo, pero es algo que no puedo evitar, él jamás deja de ser mi sempai pero extraño mucho a su otro yo.

Un par de quejidos sensuales recibí de parte suya mientras besé una y otra vez sus labios con mi profundo deseo. De inmediato nuestro bebé se hizo notorio cuando mi abdomen rosó contra el vientre abultado, sentí ternura de imaginar que una persona pueda ser más amada por darte ese regalo, por cargar en su vientre el intenso amor, el fruto de tus anhelos más recónditos que con impaciencia esperas conocer pronto.

La pasión de sus caricias suaves sobre mi espalda me devolvieron a la realidad, por lo que besé su cuello produciendo una reacción intensa en su respirar y el quejido suyo tan sonoro me sofocó. Las sensaciones tan acentuadas en su estado de embarazo me vuelven loco, puesto que parece derretirse con muy poca estimulación, además que la entrega de su afecto es mucho más cariñosa y sé que nuestro hijo siente ese amor que viene de parte mía, aunado al suyo en medio de nuestros besos y orgasmos.

— Sempai tengo tantas ganas de ir dentro de ti.

Me sentí hervir de pies a cabeza, los días de espera me desesperaron al desabrochar sus pantalones y retirarlos. Mi ropa voló en segundos, no supe en que momento me posicioné sobre él y a tientas jalé una almohada para levantar su cadera. Las emociones previas a penetrarlo me envolvieron con ansiedad, agite mi miembro para tranquilizarme pero me obligó a llevarlo con rapidez hasta ser interrumpidos por el timbre en la puerta. Por un instante olvidé que tendríamos visitas, mejor dicho guardaespaldas.

Me levanté y él prendió la luz de inmediato evidenciando mi desnudez, me miró de forma tan lasciva que me sentí intimidado. Coloqué mi mano sobre mi pene para ocultarlo, sin embargo su estado de dureza me hizo imposible ocultarlo, tomé del suelo mi camisa cubriéndome un poco.

— Yo voy Morinaga, tu vístete. Seguro es Tomoe y Kurokawa.

Salió con sus pantalones puestos y yo respiré con agitación para calmar al demonio entre mis piernas. Me recargué en la puerta a escuchar las voces mientras intento olvidar mi excitación. Escuché la voz de Tomoe decir algo sobre un tal Watanabe y luego mi nombre en labios de Kurokawa:

— ¿Cómo sigue Morinaga?

El miembro en mis pantalones descendió finalmente y me permitió salir a burlarme de Souichi que discutía a razón de que por sí solo se ponía en evidencia. Al abrir la puerta me asombró aquella frase encantadora, pues sempai le dijo a toda su familia que somos compañeros y más que amigos.

— ¿Sempai tu dijiste eso? — Pregunté con emoción.

Sin saberlo le causé demasiadas molestias, sus ojos parecían un poco idos y respiró muy rápido. Esa mirada de ansiedad la reconocí luego de provocarle anteriormente tantos disgustos e intuí que seguramente está mareado. Lo abracé con ternura y le dije con la voz más calmada que pude:

— Respira tranquilamente sempai, no es para tanto. Calma que te hiperventilas. Haz respiraciones profundas.

Miré a Tomoe y Kurokawa sorprendidos ante este hombre que parece desintegrarse por tanta timidez sin golpearme por tranquilizarlo, ni por tenerlo abrazado. Escuché un suspiro de su boca en mi hombro y me dijo con voz baja casi inaudible:

— Pero Tomoe.

Lo interrumpí de inmediato para cortar esta incomodidad y que los chicos se fueran lejos:

— A ninguno le molesta y ya se van a dormir a mi habitación. Tú tienes que calmarte, recuerda que el médico te dijo que debes aprender a relajarte.

Ambos entendieron mi sugerencia y se apartaron sin decir nada, por lo que pude llevarlo conmigo. Es la declaración más directa que he podido conseguir de este hombre luego de tantos años, por lo que al entrar a la habitación quise corresponder, sujeté sus manos temblorosas con ánimo de seguir nuestro encuentro diciendo:

— Sempai, creo que esto sería perfecto si fueras un chico. Soy tan feliz que finalmente le dijeras a tu familia esas cosas. Gracias.

De todas las cosas que aguardé por recibir en retribución a mis palabras, esos ojos tan dolidos no son lo que imaginé. Unas lágrimas que reflejaron un amargo gesto me dolió por alguna razón ¿Serás sus hormonas? Lo más feo fue que al intentar proseguir con nuestro encuentro me rechazó muy agresivamente, sin duda las mujeres embarazadas son tan cambiantes.

Me dolió su forma tan grosera de ser, no obstante no voy a discutir, merece mi infinita gratitud tan sólo por rescatarme hoy, mucho más por que cuida a nuestro bebé. Salí sin responder y perdí toda mi excitación, sólo me senté en la sala a reflexionar sobre mi vida y lo que seguirá después ¿qué será de nosotros? La única pregunta que queda en el aire con las cosas extrañas que acontecen.

Un par de horas después entré a recostarme a su lado, pasé mi brazo sobre su cintura hasta sentir la pancita miniatura y suspiró mientras me relajé diciendo a su oído muy bajito, mientras las hebras de su cabello tocaron mi nariz:

— ¿Sempai tú me amas?

El silencio continuó mientras mi mente fue al mundo de los sueños. No sé qué hora sería pues con un poco de fatiga por la infección estomacal me despertó una discusión en la puerta:

— ¡Estás loco! ¡No me digas hermana! ¡Yo soy hombre aunque mi cuerpo diga lo contrario! Tú cuida de Morinaga y nos vemos al rato.

— No hermano, tengo miedo de que algo te ocurra. Voy a ir o le contaré a todos tu condición. Además no sabes si esa mujer es de fiar.

— Está bien, pero ya cállate que si despierta me preguntará a dónde voy y no quiero que sepa.

De inmediato el sueño se me fue, algunas cosas pasaron por mi cabeza pensando ¿a dónde va tan temprano? ¿Y por qué hay cosas que me oculta? ¿Irá con una mujer? ¿Tomoe sabe del bebé? Me angustió todo, pensé en salir a preguntar pero lo conozco y creo que me golpearía antes de decirme ¿Será que de verdad no le gusto yo por ser hombre? Es tan extraño pensar que él siendo una chica pueda dejarme por una mujer. Tenía que verlo con mis propios ojos, por lo que me vestí ágilmente y me recosté tapándome para impedir que viera que estoy listo para seguirlo. Abrió la puerta con cuidado, la cerró y se marchó con Tomoe.

Esperé un par de minutos y lo seguí a discreción. Por la senda que siguió supe de inmediato que marcharía a la universidad ¿Si él tiene su licencia para faltar por qué se cita con alguien ahí? Mi corazón latió apresurado cuando creí perderlos entre los estudiantes que caminaban rumbo sus clases, no obstante con facilidad los encontré.

Llegaron hasta los salones de posgrado sin notar mi presencia, me quedé parado cerca de un grupito de alumnos que me cubría mientras fingí tomar agua del bebedero. Entonces la vi, una joven mujer muy bonita, delicada, de cabello largo y negro hasta la cintura que lo abrazó con efusión rompiendo mis ilusiones ¿En qué momento caminé hasta ellos? No lo sé, simplemente Tomoe me miró aterrado mientras busqué recibir por lo menos una disculpa. No permitiré que alguien cuide a mi bebé lejos de mí, menos con él ¡Sempai no puede hacerme esto!

— ¡Tatsumi SOUICHI! ¿Qué estás ocultándome? ¿Quién es ella y porque te citaste clandestinamente?

La mirada de temor y arrepentimiento en sus orbes miel me dijo todo. No supe de mí, tenía que decirlo todo.

— ¡Ese bebé es mío! — grité con el asombro de los estudiantes que comenzaron a cuchichear a nuestro alrededor.

.

 

Notas finales:

.

.

Hasta aquí llega el episodio de hoy ¿Muchas respuestas? Pero también muchas nuevas dudas. La explicación que nos dará Watanabe Karen será bastante interesante. Comúnmente cierro el problema planteado, sin embargo con ánimo de dejarlo emocionante hasta aquí llegamos.

Un agradecimiento a mi estimada Gabriela Ibarra que como todas las veces es muy importante su opinión y además de esos dibujos inspiradores y llenos de sentimientos hermosos que hace para ilustrar cada uno de los episodios. También a mi amiga Lizzy que igual me ha escuchado.

Sin olvidar a todos ustedes que leen esta extraña historia y comentan dandoánimos para apresurarme con las continuaciones.

Muy bien, la próxima actualización que nos corresponde es "Héroe para mí".

Espero atenta sus comentarios n_n


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).