Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

You're Mine [JaeDo/DoJae] [NCT] por Kuromitsu

[Reviews - 104]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

—Hyung, ¿no crees que deberías irte a dormir?

Se hincó a la altura de DongYoung, remeciéndole suavemente los hombros. Solo un ceño fruncido fue indicio de que efectivamente estaba siendo escuchado y, por eso, insistió.

—Ven, vamos a la cama —le acarició la mejilla derecha, pues la izquierda permanecía sobre uno de los tantos libros que le veía leer incansablemente a diario. A su lado, una verdadera torre de documentos esperaba su turno para ser estudiado por aquellos ojos que amaba tanto, pero que se veían más y más cansados con el correr del tiempo—. Es imposible que puedas comprender otra palabra si estás así de agotado.

—…No, estoy bien —escuchó susurrar con voz molesta, y sintió su mano ser alejada por la de DongYoung con movimientos torpes y adormilados—. Estoy… descansando un momento porque mañana, el consejo, debo…

—¿Mañana aplicas al consejo estudiantil?

Únicamente ahí reparó que los papeles que estaban ordenados a un costado no eran los típicos que veía siempre; tomando uno, leyó la pulcra letra de DongYoung con anotaciones y planes de acción para poner en práctica de ser escogido parte del consejo estudiantil de Periodismo. Llevaba un tiempo escuchándolo: quería llegar a la cima de ello y, si las cosas eran favorables, continuar hasta lograr un puesto en el consejo a nivel de toda la universidad. Chasqueó la lengua.

No importaba que el año pasado HanSol le repitiera de varias formas lo sacrificado que era hacer algo como ello —tanto así que el rubio ni siquiera lo había intentado y en cambio prefería hacer buen empleo de sus energías para estar a la cabeza en calificaciones—, porque de nada sirvió. DongYoung estaba empecinado en lograr cambios profundos y en ganar experiencia, por lo que no podía hacer más que apoyarle.

Aunque era ciertamente difícil verle así de cansado.

—¿Puedo ayudarte en algo? —susurró, bostezando a continuación. Se restregó los ojos. También estaba agotado, los músculos le ardían después de tantas horas de entrenamiento y las mejillas se sentían extrañas después de tener que sonreír con tirantez durante tanto tiempo, pero no podía decaer siendo que su novio estaba incluso peor—. Hacerte un resumen, o buscar información para tus deberes, o…

—¿Y si te quedas conmigo?

Le vio abrir los ojos. Su soltura le sobresaltó, y fue incapaz de responder ante la mirada tan directa de DongYoung.

Entonces, como si hubiera sido un espejismo, su voz rápida se alzó en medio del silencio y quebró de inmediato la ilusión.

—¡Me refiero a que me vigiles para que no me quede dormido! ¿Por qué me miras así?—rio ante la voz de su hyung, apresurada como nunca, y su ahora sonrojado rostro pareció explotar en indignación—. ¿En qué estás pensando? No me digas que me malinterpre… ¡¡Jaehyun!!

—No pensé particularmente en nada, Doyounggie hyung, tranquilo —intentó calmarle mas fue imposible; el rubor que adornaba sus mejillas no hizo más que intensificarse.

—¡Pero entonces deja de mirarme así! —le escuchó decir ahogadamente—. Me pones nervioso…

—Esa es la idea.

Acercándose, YoonOh depositó un beso en la limpia superficie de la frente de DongYoung, y sin decir otra palabra acercó la silla que se encontraba normalmente posicionada justo al otro lado de la minúscula mesa redonda donde solían desayunar, cenar y también estudiar, aunque el último punto tan solo lo hacía DongYoung. Por su parte tan solo se dedicaba a observarle y a ayudarle en lo que fuese necesario, tratando de hacer oídos sordos a los regaños por parte de su hyung por no encargarse de sus propios estudios antes.

Es que tenía mejores cosas que hacer, otras necesidades que apremiaban y absorbían su vida, y una de ellas era disfrutar de la compañía de su adormilado novio.

Tal como ya había hecho en más de una ocasión antes, se sentó a su lado y esperó a que levantara la cabeza del libro, mientras imitaba su posición para mirarle de forma más directa. Aquel momento sin embargo jamás llegó; para cuando volvió a abrir los ojos —cerrados en un instante del que no fue consciente—, ya era de día. DongYoung le estaba mirando, y supo de inmediato que aquellos lindos ojos observándole fijamente eran el motivo por el cual terminó por despertarse.

No fueron necesarias las palabras y le sintió acercarse mientras él mismo lo hacía también, hasta que logró besarle en apenas un roce, pero que mandó más de un escalofrío a lo largo de su espalda.

—No pude estudiar nada.

—Así parece, hyung.

—Pero no estoy molesto. Al contrario.

Con dificultad logró alzar la cabeza de la mesa, siguiendo el movimiento de DongYoung, pero desde allí tan solo le vio levantarse de la silla y desaparecer hasta el dormitorio que ahora compartían ambos todas las noches —su cuarto original ahora servía como un depósito improvisado, y era feliz de que aquello fuera así—, para acto seguido salir de allí con una toalla en el brazo en dirección a la ducha.

Las escenas, derivadas de una imaginación tal vez un poco exaltada, pasaron frente a sus ojos. Se vio a sí mismo levantándose para abrazarle, obligándole a caminar hasta que el chorro de agua les bañase a ambos, asegurándose al mismo tiempo de regar el delgadísimo cuerpo de su novio en los besos más dulces y de ahí, de ahí…

—¡Ah! ¡¿Cómo es posible que me mires así desde tan temprano por la mañana?!

La voz de su hyung resonó de forma aguda, sacudiendo sus pensamientos en un segundo. Reconoció en su ceño fruncido la misma mirada enojada y avergonzada de la noche anterior por lo que, incapaz de contenerse a sí mismo, preguntó con una sonrisa divertida entre dientes.

—¿Te pongo nervioso acaso?

Un sonoro grito de frustración y un portazo fueron las únicas respuestas que consiguió sonsacarle, pero no hizo más que divertirle. DongYoung podía ser muy esquivo a veces, pero aquello era parte de las cosas que más amaba de él.

Porque no importaba lo mucho que tratara de ocultarlo, o de demostrar cosas que no eran. Aquel brillo especial en sus ojos era el indicio más grande de que el posar sus ojos en su figura, admirándole por completo, era algo capaz de hacerle rebosar de felicidad. Por eso siguió haciéndolo al verle salir del baño, y al desayunar, y al verle partir.

Por eso, y también porque, a pesar de que lo intentara fervientemente, no podía dejar de admirar cada centímetro de la perfección que era Kim DongYoung. 

Notas finales:

¡Hola! Les dejo el penúltimo de los fragmentos <3 La última parte estará acá el viernes -y es más larga igual-, así que espero verles allí ;; ¡Muchas gracias por todo su apoyo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).