Pasaron los días y Kamijo por fin se había recuperado y fue a la empresa de Masashi para comenzar a trabajar, algo que le molestaba demasiado. Lo colocaría en algún puesto donde no se tuvieran que ver y en caso de hacerlo en lo más mínimo como mensajero pero recordó que el trato era en un buen puesto y ya sea para su buena o mala suerte su secretaria y asistente personal había renunciado pues se mudaría de ciudad, así que, teniendo ese lugar vacante se lo daría a Kamijo.
-Teru! Va a venir un joven de nombre Kamijo cuando llegue avíseme por favor.-le indico a unos de sus empleados que se encontraba en la oficina-
-si, como usted diga señor.
Después de unos minutos se presentó un joven entre castaño claro y rubio de ojos azules.
-Disculpé cuál es su nombre?-le pregunto otro rubio-
-Soy Kamijo Yuuji, el señor Miwa me está esperando
-Permítame -comenzó a checar- el señor no dejo dicho que una persona con su nombre vendría o tendría cita.
-No te preocupes Zin- dijo un peliplata que pasaba por ese momento- me lo dijo a mí, ven te he estado esperando, solo deja le informó que has llegado.-le sonrió-
-Claro.-lo siguió-
-Señor el joven Kamijo ha llegado.-dijo tras tocar la puerta-
-Pasen- y así lo hicieron -Teru te presentó a Kamijo Yuuji el es desde ahora mi secretario y... Asistente personal.-muy a mi pesar, pensó-
-Mucho gusto soy Teru Yamashita y bienvenido.
-Hola
-Bien, muéstrale la oficina y dile todo lo que tiene que hacer por favor.
-Como ordene señor.
Salieron de la oficina y comenzó a presentarlo con algunos empleados, le mostró donde está el área de mercadotecnia, administración, legal, el jefe de servicios, los de sistemas, recursos humanos etc.
El sería el encargado de agendar las citas y reuniones de trabajo de Masashi, pasarle las llamadas, revisar que los papeles estén en orden y dárselos a él, enviar y recibir documentos importantes, encargarse que en las reuniones todo esté en orden, hacer reportes, redactar algunos documentos entre otras cosas y llevarle el café.
Al principio le costó adaptarse al ritmo en el que trabajan pero al cabo de unas horas ya no le fue tan difícil. Y bueno al parecer el primer día para ambos no había sido tan malo.
Al día siguiente llegó temprano y comenzó con su trabajo al igual que Masashi, pues tendría una pequeña reunión en su oficina, al salir de esta con la persona que se acaba de reunir percibió un sutil aroma así que, respiro profundo.
-Que es ese aroma?-pregunto confundido-
-ah! Es esencia de rosas junto con otras plantas que sirven para aromatizar el ambiente mientras te relajan-le contesto un alegre Kamijo-
-escénica de rosas?- pregunto serio-
-si, no te ayer que todos están muy tensos al trabajar, no le gusta?
-No, has el favor de quitar y tirar esa porquería y ponte a trabajar y que esto eso?!- pregunto al ver el escritorio-
-Que cosa?
-eso?!-señalo el escritorio-
-Mis cosas -También recoge eso, esto es una oficina no un mercado.
-No! Primero quieres que quite la escénica y ahora que tire mis cosas pues quien te crees?!
-tu jefe!!
-pero es mi lugar de trabajo y yo lo decoro como yo quiero.
-pero es mi oficina!!-alzo la voz algo irritado-
-No, su oficina es de esa puerta para adentro.
-No me importa este es mi edificio mi empresa y aquí se hace lo que yo ordene!!!
-Pues no lo hare- le dio la espalda para seguir trabajando- amargado...
-Que dijiste?!!-grito molesto, Mientras todos los miraban asustados y Kamijo se daba la vuelta y lo veía a los ojos poniéndose de pie-
-Que eres un amargado!!!
-Esto es suficiente!!!estas…
-estoy que?! Despedido? Estas seguro?- Masashi guardó silencio comenzando a respirar profundo, contando hasta diez para tranquilizarse mientras apretaba sus puños. -Vez, todo el mundo aquí esta tenso hasta tu.-lo tomo e hizo que se sentara y comenzó a masajear su cuello y hombros- Santo Dios!! Estas muy tensó, mira que bolota tienes aquí- tras unos segundos masajeando esa zona comenzó a sentir como sus nervios reaccionaban a esto-
-ahhhh...
-Estas muy estresado
-Es que últimamente hay mucho trabajo-dijo para después reaccionar y ponerse de inmediato de pie- es suficiente!!, ya ponte a trabajar- ordeno para después entrar a su oficina-
Nadie podía creer lo que acaban de ver, si fuera alguno de ellos o alguna otra persona ya estaría despedido, pero el no. Masashi entro a su oficina y movió un poco su cuello debía admitir que tras ese pequeño masaje se sentía mejor y ya no le dolía.
Por otra parte durante el almuerzo, Zin, Teru y Yuki conversaron con Kamijo lo ocurrido y porque Masashi no lo despidió, ellos estaban sorprendidos, decían que desearían tener esa suerte de no temer ser despedidos, porque incluso aunque fueras el mejor amigo de Masashi él te despediría sin dudarlo ni un segundo si haces algo mal o le faltas al respeto, es por eso que muchos de ellos le tienen miedo.
-Miedo! Yo de él? Por favor, por cierto Teru, cuántos años tienes?
-20, porque?
- No inventes!! Yo tengo 17 y te vez más joven que yo- Kamijo se había impresionado-
-Jajaja... El esta haciendo su servicio y esta en ese puesto porque sus padres son conocidos de Masashi-le contesto Yuki-
-De todas maneras eso no quita que seas un mendigo traga años
-Jajaja... Eso en ocasiones es bueno pero en otras me ocasiona problemas y tengo que demostrar que ya soy mayor de edad.
-Si, pareces un niño- Kamijo le removió el cabello-
- Mira quien lo dice
-bueno es hora de regresar a trabajar -Dijo Zin poniéndose de pie-
Regresaron a la oficina y comenzaron a trabajar, al finalizar todos se fueron de la oficina menos Masashi el seguía trabajando en su oficina, Kamijo notó eso y lo espero unos minutos, los cuales se convirtieron en horas, al ver que no salía y a él ya le estaba dando sueño se fue a su departamento.
Paso toda una semana donde Kamijo y Masashi no dejaban de discutir, Kamijo frente a otros empresarios hacia que Masashi temiera por lo que saliera de la boca de este, porque para él lo ponía en ridículo aunque a esas personas al final les agradaba como era Kamijo, pero también había uno que otro que tampoco le agradaba la forma de ser de Kamijo. Masashi debía admitir que cada locura que hacia Kamijo en ocasiones como ya era costumbre lo hacía enojar pero también le sorprendían.