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La Bandida por porfavorviolameShizuma

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Notas del capitulo:

Buenas noches,

 

Primero que nada gracias a todos lo que se toman su tiempo de leer esta historia, asi con su paciencia con la misma, aqui les dejo este nuevo capitulo cargado de sorpresas para Shizuma.

 

Gracias :)

CAPÍTULO 5

EXTASIS E INTRIGAS

 

La sorpresa de ver a mi desconocida fue tal que me ahogue con el agua que estaba bebiendo. Rápidamente mi hermana me dio algunos golpecitos en la espalda pero un par de manos fueron más ávidas y me levantaron de mi silla.

-le llevare al servicio para que pueda expulsar el líquido que se ha ido a sus pulmones- dijo aquella ingrata.

-ella es médico- replico la abuela de Kagome.

Por tanto mi hermana se tranquilizó y en medio de aquel incidente me deje llevar por esa hermosa intrusa. Aunque me pareció exagerada la acción, igual estaría a solas con ella.

Sin mayor preocupación ambas ingresamos al servicio para invitados y antes de pronunciar palabra alguna me encontraba entre la pared y su cuerpo. Sus labios se posaron sobre los míos, ambas sedientas de la otra nos entregamos a esos besos sin rendición. Nos abrazamos, mis manos buscaron su cuerpo y las de ella se posaron sobre mis senos que fueron tomados con fuerza lo que produjo que un gemido se escapara de mis labios.

-me encantas mujer, desde ese día he estado anhelando volver a verte- me susurro al oído -te dejo- agregó mordiendo el lóbulo y separándose,

-debemos regresar. Luego te doy mis datos- y sin permitirme reprocharle salió a prisa.

 Me quede algunos minutos viéndome al espejo, tratando de entender lo que había pasado, quizás solo era una alucinación. Me eche un poco de agua en el rostro para regresar a la realidad, respire profundo y volví al comedor.

Cuando le volví a ver confirme que todo era realidad, la había encontrado. Me dispuse junto a mi hermana y empezamos a almorzar. Como quedamos una frente a la otra nuestras miradas se cruzaron por toda la velada, para disimular un poco fue indagando por la vida mi hermana y la mía. Estaba tan embelesada con su presencia que no me había percatado del hombre que se hallaba a su lado, solo hasta que este interrumpió la conversación. En cuyo momento lo pude analizar, se le veía fuerte y bien parecido pero tenia un aspecto arrogante; en sus ojo se sentía un odio hacia algo que aun desconocía.

Una vez todos terminamos de comer, la abuela nos sugirió ir a uno de sus jardines a tomar él té. Mi hermana y yo estuvimos de acuerdo ante aquella invitación, y se puede decir que el resto de invitados también a excepción del esposo de la hermana de Chitaru. Quien en pocas palabras le parecía un gesto de muy mal gusto invitarlo a conocer a la novia de su cuñada. Se le hacía deshonroso que una familia tan alta clase apoyara las relaciones entre personas del mismo sexo. Y sin más pudor se levantó de la mesa para no escuchar recriminaciones algunas, se despidió y le dijo a su esposa que le esperaría afuera.

-Desearía quedarme más tiempo y disfrutar de su compañía, pero debo marcharme. Son unas jóvenes encantadoras y ustedes dos (dirigiéndose a mi hermana y a Chitaru) cuentan con todo lo apoyo.

Se acercó a nosotras, se despidió con un beso y un abrazo, antes de no volver a verle le pedí que me permitiera acompañarla a la puerta, quien acepto encantada.  Caminamos en silencio por el pasillo y antes de llegar a la puerta principal donde nuestros destinos se volverían a separar se detuvo, uno de los empleados de la mansión le entrego el abrigo y la cartera, rebusco por algunos instantes en ella hasta encontrar una tarjeta que me fue entregada.

-llámame, quiero volverte a ver- y sin más se marchó.

Yo aferre entre mis manos aquella tarjeta como el más preciado tesoro, entre tanto mis ojos le seguían. Definitivamente era una mujer muy hermosa, una Diosa del Olimpo, su caminar era delicado y exquisito que desesperaban todos mis sentidos. Sin embargo la presencia de una joven me hizo salir de aquel orgásmico momento.

¿Kaori que estaba haciendo aquí? y ¿porque  saludaba a mi Diosa de una forma tan especial?, casi que familiar. Deseaba escuchar sobre lo que hablaban, pero desde mi posición era imposible, por ende continúe observando la escena hasta que las dos mujeres se despidieron y Kaori se dirigió hacia la puerta de ingreso de la mansión, rápidamente y con la sorpresa de su presencia aun clavada en mis ojos volví hasta el comedor.  Sentí que mi rostro cambio completamente, mi mirada se tornó dura ante la necesidad de respuestas pero mientras las obtenía debía actuar normal, por tanto opte por apretar la mandíbula y esperar el momento adecuado para conocer la verdad. No iba a armar un espectáculo.

Minutos más tarde, la abuela nos guio a otro lugar para seguir conversando y justo cuando estábamos abandonando el comedor Kaori hizo su aparición. Sin aun vernos se lanzó sobre su abuela para saludarla. Luego se fijó en nosotras.

 

KAORI

Moría de ganas por ver la cara de Shizuma  cuando se enterara que Chitaru era mi tía, sería un golpe muy bajo para ella, pero se lo merecía por la forma en que me trataba. Esto le iba a fastidiar muchísimo. Y  así fue, cual niña buena les salude muy cordial y con una sonrisa en mis labios disfrutando de aquel momento. A Chitaru le salude por tía para que se descubriera todo de una buena vez. Note la tensión en el rostro de esa desgraciada que me fascinaba como a ninguna otra.

 

 

KIRIGAYA

 

Con cada instante el ambiente se tornaba más tenso, aproveche que nos íbamos a instalar en otro lugar de la mansión para hablar a solas con mi hermana. Solo le pedí que tuviera paciencia, que era entendible que Chitaru nos ocultara la verdad por miedo a su reacción. Aunque con algo de dureza en sus ojos acepto mi petición, terminamos la velada y ambas regresamos a nuestra casa.

 

SHIZUMA

No tarde más de un día para comunicarme con Kuma, deseaba verla, ansiaba esos besos y ese cuerpo. El corazón casi se me sale con solo escuchar su voz. Acordamos vernos en su oficina alrededor del medio día del sábado, antes de terminar nuestra corta llamada me advirtió que no le volviera a llamar, que ella sería quien se comunicaría conmigo. Y realmente nunca lo hizo. Por tanto la espera se hizo eterna.

Mientras transcurría la semana aproveche el primer momento a solas que se me presento en el colegio para hablar con Chitaru, la tome del brazo y la conduje hacia una de las tantas zonas solitarias de la inmensa institución, necesitaba escuchar él porque había ocultado la verdad de su familiaridad con Kaori. Sus razones fueron obvias y muy similares a las que mi hermana me había dado. Pero en ese instante necesitaba descargar todo ese coraje que llevaba dentro, por tanto deje que el mismo demonio se apoderara de mí y termine lanzándole varios puñetazos. Esta vez Chitaru respondió a mi provocación, en sus ojos se podían ver las ganas que tenía por darme una paliza. Lo más sínico del caso era que las dos éramos conscientes que mi hermana no se podía enterar de aquella pelea, por tanto descargamos la adrenalina de los golpes en puntos que no estaban a la vista, como era el abdomen, antebrazo, piernas y espalda. Golpes iban y venían, ambas teníamos la misma fuerza y para mi sorpresa ella sabía tanto defenderse como atacar, no obstante la poca ventaja que tomaba una de la otra rápidamente se desvanecía. Al rato de unos minutos parecíamos un par de boxeadores que se abrazaban a su oponente ante el cansancio. Aquella descarga de golpes nos dejó rendidas, adoloridas y sin energías haciéndonos caer al piso, aquel absurdo nos hizo dar risa como a un parte de tontas, a ambas nos sorprendió aquella reacción pero al final volvimos a ser buenas amigas.

Aun tiradas en el piso quedamos en silencio por algunos segundos mientras tomábamos aire,

-Vi como mirabas a mi hermana-

-Ah sí, ¿cómo?-

-No te hagas, no es un secreto que mi hermana es muy hermosa, pero como ves está casada, aunque no sé qué tan feliz sea, ella es de esas mujeres que ocultan sus sentimientos y su dolor, se muestra siempre fuerte ante los demás. Sabes, a ella también le gustaban las chicas, pero un desamor la hizo caer en los brazos de ese tipo y quedar embarazada. Sin embargo el camino que tomo según ella fue el correcto, no quería que la criatura de su vientre creciera solo con una madre; al igual que ustedes mi madre también murió y aunque nuestro padre no fue el más cariñoso del mundo supo ser un hombre responsable, sin embargo al morir nuestra madre entro en un estado de depresión y pues nosotras no fuimos suficiente para que se quedara y lamentablemente se suicidó. 

-lo lamento-le dije

-No te preocupes, gracias a la compañía de la abuela y los cuidados de mi hermana he ido superando aquella perdida. En fin, con el embarazo de mi hermana, esta quería algo diferente a lo que habíamos vivido y por tanto acepto casarse con aquel hombre. Sin embargo aunque demuestre ser un hombre perfecto no me da confianza. Sé que algo esconde, pero tiene muy buenas cuartadas, además era muy cercano del director de esta escuela y eso me da muy mala espina. Tú no lo sabes, pero el director fue asesinado por el abuso de menores de edad en una redada que hicieron a un club privado, pero por el prestigio de la escuela se dijo que se había marchado al exterior. Sin embargo mi hermana fue quien me conto la verdad, verdad que obviamente su esposo había desmentido con el argumento que solo fue un complot para asesinarlo y juro mover cielo y tierra con tal de dar con las personas que inventaron aquella infamia causándole la muerte.

-Oh valla no lo sabía- dije  aparentando sorpresa, aunque sabía perfectamente en que caminos andaba el director, pero nunca supe de su muerte ni de la redada a aquel club, y eso me preocupaba porque yo había sido una de las personas que había descubierto su secreto. Pero solo había una persona a la cual se lo había contado  y esa era Levi, pero él no diría nada, a menos que el formara parte del equipo de seguridad para desmantelar los grupos delincuenciales. Tendría que comprobarlo, pero desde que decidió seguir la carrera militar, anda enclaustrado en el batallón y es muy difícil hablar con él. Por lo menos tendría que asegurarme que él no estaba en el mismo escuadrón que el esposo de Kuma. Otro asunto más que requería mi atención, pues el hecho de que el director y este tipo fueran tan amigos obviamente indicaba que ambos compartían los mismos sádicos gustos.

-Hey Shizuma creo que ya es hora de volver a clase, ya nos hemos saltado dos horas-

-Oh si, volvamos- le respondí.

 

 

Por fin era sábado y por fin iban a ser las 12 del mediodía, llevaba casi una hora merodeando la clínica donde trabajaba Kuma, mi desesperación por verla era tal que no podía quedarme en la casa ni un minuto más, tenía que salir a tomar aire, sino la ansiedad acabaría conmigo. Tras darle la vuelta a la manzana por no sé cuántas veces mi celular sonó, reconocí el número, era ella. Me dio un rápido saludo y me explico por dónde ingresar, que pasillo tomar y como llegar hasta su oficina. Y así lo hice, con facilidad me escabullí entre guardias y pacientes, hasta llegar al octavo piso, que era el último del cual estaba compuesto la clínica. Cada paso que me acercaba a ella me hacía sentir más ansiosa. Dios era el único que sabía cuánto deseaba a aquella mujer. Me coloque frente a la puerta de su oficina, respire profundamente y luego llame dos veces golpeando suavemente con mis nudillos. Segundos después la puerta se abrió y allí estaba esa diosa.

-hola, pasa-

-hola- respondí mientras ingresaba a su consultorio y realizaba una rápida inspección del lugar, aquel como todos se hallaba impecable, su decoración era algo sobria, con paredes de color blanco. Estaba su escritorio, una silla que se veía muy cómoda y dos más algo sencillas que era para los pacientes, aun lado del escritorio pero distante se hallaba una pequeña sala con una mesa de centro y un sofá doble, eso sin mencionar que solo esta parte del consultorio el piso estaba cubierto por una gruesa alfombra, aunque carecía de conocimientos textiles podía afirmar que era del medio oriente por la forma de sus figuras al igual que sus colores.

-estaba deseosa de verte-  fue lo siguiente que dijo para abalanzarse sobre mí, empujándome hasta lo que sentí era el borde de su escritorio, quedando presa entre él y su cuerpo.

Nuestros labios se juntaron reclamando los besos de la otra, haciéndolos suyos, sin embargo cuando quise acariciarla y pegarla a mi cuerpo, Kuma retomo el control de la situación deteniendo nuestros desenfrenados besos.

-no quiero perder ni un segundo hablando, necesito hacerte mía- lo decía con voz extasiada mientras me tomaba con fuerza de las muñecas, evitando que pudiera tocarla.

-Confías en mí- me pregunto con voz de súplica y con sus ojos que habían perdido esa tonalidad miel y ahora se veían oscuros

-¿cómo puedo confiar en una desconocida?- le conteste dejando un ambiente pícaro en el aire.

-jum me encanta eso, entre mejor sea el toro más exquisita es la corrida- me dijo con voz seductora mientras su dedo índice bajaba por entre mis pechos y me devorada con su mirada.

-solo déjate llevar, muero de ganas por hacerte mía, te deseo Shizuma, después de nuestro primer encuentro he soñado cada noche con tenerte y pasar mis manos sobre ese cuerpo. Pero tras nuestro segundo encuentro todo dentro de mí arde incansablemente por poseer cada gota de deseo que pueda despertar en ti- me confeso con un tono de sensualidad en su voz. –Déjate llevar- suplico mientras besaba mi cuello para luego morder el lóbulo de mi oreja.

Con aquellas palabras e insinuaciones de sus besos no pude resistir, yo también le deseaba desde el mismo momento en que la conocí, pero el hecho de que no lo hiciéramos de una forma desenfrenada como lo imagine me inquietaba. ¿Qué era lo que quería? O más bien ¿a qué quería jugar? Por consiguiente iba a seguirle el juego.

-Bueno, digamos que confió en ti, entonces que harás-

-¡Que no te hare!- me contesto con una sonrisa maliciosa para luego relamerse los labios.

Yo que estaba embelesada con su belleza, sus ojos, sus labios, con toda ella, no me percate de donde saco una pañoleta que ahora estrechaba entre sus manos y la cual sirvió para véndame los ojos. Ahora solo podía sentir, oler y escuchar.

-Relájate y solo dedícate a sentir- me susurro.

Hábilmente sus manos comenzaron a desnudarme, aunque me hallaba tensa porque estaba confiando mi intimidad a una perfecta desconocida no obstante el tacto de tus labios en mi cuello y en cada parte que iba quedando desnuda me hacían olvidar aquel pensamiento e ir perdiendo la cordura. Mis manos inquietas también querían sentir su piel, por tanto intuí en sus ropas desnudándola, pero solo puede quitarle la bata blanca característica de todos los doctores pues rápidamente remetió contra mis muñecas, llevando mis brazos hacia mi espalda

-Quédate quietica- me susurro

-No me parece justo, muero por tocarte- le conteste excitada

-Luego me tendrás, pero déjame primero saciarme de ti- me contesto para luego arremeter contra mis labios y besarme con ese deseo que hacia arder todo mi interior. Entre cada roce de nuestras lenguas y cada mordisco de nuestros labios mis manos reclaman más su cuerpo, mientras las suyas dejaban al descubierto mis pechos. Nuevamente detuvo mi arremetida para llevar una vez más mis brazos hacia mi espalda, pero esta vez los amarró.

-eres una chiquilla desobediente- me dijo mientras sus largos y habilidosos dedos jugaban con mis pezones.

Desde ese instante se me dificulto articular palabra alguna, solo gemidos emitían mis labios. Me hallaba en una terrible confusión, el hecho de que estuviese atada de manos y sin poder ver me hacía sentir tan vulnerable con algunas pizcas de temor pero al mismo tiempo me sentía excitada, el solo hecho de sentir aquella dominación iba despertando un sentimiento que desconocía. No obstante la sutilidad de sus caricias y sus labios recorriendo mis hombros, mordiendo mis pechos y dejando huellas en mi abdomen hicieron que mis dudas se disiparan abriéndole un espacio a la pasión, al deseo, a esa exquisita sensación que me estaba consumiendo a cada segundo. Sus dedos continuaron su camino hacia mis pantalones, cuya correa y botones fueron rápidamente sobrepasados, haciendo que este se deslizara por mis piernas y sin perder más tiempo sus dedos se colaron a cada lado de mi ropa interior logrando que este siguiera el mismo camino de mis pantalones.

Una vez mi cuerpo estuvo totalmente desnudo sus dedos atendieron mi parte más urgente. Sus dedos que ahora eran mágicos rozaron mi punto de placer, el solo contacto hizo que mi cuerpo se arqueara ante su contacto, sufría ante el gozo que me causaba sus caricias.

-estas deliciosa- me dijo –tan mojada, tan exquisita, quiero beberte- y finalizadas aquellas palabras sus labios descendieron hasta mi pelvis, la cual beso y mordió hasta que me hizo caer en un estado de desesperación

-No me hagas sufrir más- logre articular aquella suplica

-Me encantas- dijo,

Lo siguiente que sentí fue su lengua arremetiendo contra mi punto de placer, rápidamente su roce alcanzo mi clítoris haciéndome estallar en un mar de sensaciones y orgasmos. Con cada segundo sentí eso que muchas canciones mencionaban como alcanzar el cielo. La intensidad de aquel sexo oral se transformó en una convulsión cuyo último peldaño fue el clímax total. Después de ello, mi cuerpo no quiso responder, mis rodillas empezaron a perder la fuerza, hábilmente sus brazos me tomaron, uno de ellos me libero las muñecas y quito la venda de mis ojos, me abrazo y con delicadeza me codujo hasta la pequeña salita y me recostó sobre la confortable alfombra, entre tanto ella se dispuso a ahorcajadas sobre mi abdomen pero sosteniendo el peso de su cuerpo en sus rodillas.

-¿quieres descansar o prefieres hacerme tuya?- me pregunto con ese tono de voz sensual que nuevamente activo ese deseo que solo ella podía despertar, entre tanto  sus manos desabrochaban sugestivamente los botones de su camisa invitándome a poseerla.

Y así fue, mi cuerpo ardió ante aquella insinuación, junte todas las energías que me quedaban y le hice el amor de la forma que más sabia, con todos mis sentidos dispuestos a ella,  entregando mi cuerpo y alma. Me deleite recorriéndola no solo con mis manos, sino también con mis labios. Su piel tan suave, sus senos deliciosos, sus pezones que se erguían al roce de mis labios y sus gemidos que eran una bella melodía para mis oídos, hicieron que esa pasión que llevaban guardada por muchos días estallara y enardecidas nos amamos hasta el cansancio.

 

 

KIRIGAYA

No sé qué bicho le había picado a mi hermana pero de unos días para acá andaba feliz. Nada borraba la sonrisa de sus labios, ni siquiera la presencia de Chitaru, al contrario se les veía muy unidas, tal y como era su amistad cuando iniciaron en el instituto. También cambio su rutina, era muy poco  lo que salía en las noches y los fines de semana. Después del colegio estaba más pendiente de mí y en los ratos libres se dedicaba a teclear y teclear en el portátil que había adquirido según ella con el sudor de su frente, pero para mí de procedencia desconocida, como muchas de sus cosas, pero que al final nunca le recriminaba. Sin embargo la curiosidad por saber que tanto era lo que tecleaba me carcomía, pues siempre que le preguntaba qué era lo que tanto hacia me contestaba con evasivas, no obstante un día una llamada a su celular le hizo brillar sus ojos verdes y sonreír más que de costumbre, queriendo un poco de privacidad salió de la casa dejando el portátil a mi disposición, aunque no era correcto espiar la información de otras personas sabía que esta oportunidad no se iba a volver a presentar.

Cautelosa fui leyendo varios documentos que tenia abiertos, entre ellos había una especie de planos de una máquina, pero lo que realmente llamo mi atención  fue un documento en Word, no tenia título pero si estaba compuesto por muchas páginas; como su llamada duro una infinidad de tiempo pude leer muchísimo. Me concentre tanto en aquellas letras que no me di cuenta cuando había cortado hasta que unas manos se posaron sobre mis hombros ejerciendo un poco de presión

-Valla, valla-

Me asuste y de un solo brinco quede en pie –lo siento- le dije con mis manos –pero esta genial esta historia, no sabía que tenías el don de escribir-

- bueno, yo tampoco, simplemente mi imaginación recrea muchas historias y pues solo les doy forma en el papel. Pero no debes espiar la información de otras personas- me contesto mientras tiraba de mi oreja suavemente.

-Déjame leer más, muero por saber que pasara con la protagonista-

-Bueno te la dejare leer, pero déjame termino algo-

-¿Estás trabajando sobre un proyecto?- le pregunte al recordar los planos que habían en su ordenador

-porque lo dices ¿por lo planos?-

-si- le conteste moviendo mi cabeza

-Si, es un proyecto para el colegio-

Y sin prestarle mayor atención a eso me dejo terminar de leer la novela que casi terminaba. A partir de ese momento nuestras conversaciones se centraron en su afición, me relataba de sus nuevas historias de sus personajes. Este nuevo hecho nos hizo unir mucho más, tanto que le sugerí ir publicando sus novelas por internet a lo cual accedió, pero con la condición que yo fuera quien me encargara de eso porque ella se limitaría solo a escribir, y algo mucho más importante es que no revelara su identidad.

Y así lo hice, empecé a publicar sus historias en la red. A ambas nos emocionaba la cantidad de comentarios que recibíamos al respecto y ella la motiva más a escribir, muchos curiosos deseaban contactar con ella, pero solo limitábamos a contestar que era una autora Anónima, una bandida de letras.

 

Después de varias semanas mi hermana se preparó para salir esta noche, no me dio muchas explicaciones al respecto, solo dijo que llegara muy tarde y que no le espera despierta. Por consiguiente eso hice, como a las 10 de la noche me acosté, aunque había un aire de intranquilidad en el ambiente que no me permitía conciliar el sueño. Sentia una presión que más bien parecía un presentimiento de algo. Llegada la media noche mi hermana aun no regresaba, por tanto volví a cerrar los ojos intentando una vez más conciliar el sueño pero lo que conseguí fue tener una pesadilla. Sentí como el mismo peso me empezó a oprimir el pecho, mi cuerpo quedó paralizado por completo y obviamente por mi incapacidad no podía gritar. Abrí mis ojos para encontrar a mi atacante, pero no había nadie sobre mí, sin embargo con cada segundo el peso sobre mi cuerpo era aun mayor dificultándome respirar, de pronto en el techo fue apareciendo una especie de niebla gris que rápidamente fue tomando forma de lo que parecía ser una mujer, con ropas blancas pero harapientas y una cabellera negra, su rosto ni las partes de su cuerpo que quedaban a la vista eran borrosas, de pronto un par de luces blancas se iluminaron, lo que parecían ser sus ojos. La falta de oxígeno me hizo empezar a ver a un más borroso aquel horror, estaba a punto de desmayarme, más aun a punto de morir, cuando aquella forma de mujer bajo dejando su rostro a centímetros del mío y pronunciando el nombre de Shizuma, lo escuche dos veces mas

-Shizuma, Shizuma-

Acto seguido perdí el conocimiento.

 

 

Continuara.

                                                                                                    


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