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La Bandida por porfavorviolameShizuma

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CAPÍTULO 8

Los Líos del Amor

 

KIRIGAYA

 

Muy temprano mi hermana ingreso a la habitación que estaba compartiendo con Chitaru. Sigilosamente se acercó hasta llegar a la cama y se sentó a un lado, vio que Chitaru aun dormía abrazada a mí y aunque el gesto en su rostro no fue de aceptación, igual no me importo pero tampoco se atrevió a decir nada al respecto.

-Tengo que decirte algo- me dijo usando un tono de voz suave mientras su mano colocaba uno de mis mechones detrás de mi oreja, cuando hacia eso sabía que algo iba mal con ella. Hizo una pausa mientras me miraba y volvió a hablar.

-Me iré, regresare a la ciudad, pero quiero que te quedes, Chitaru y tu merecen pasar algún tiempo juntas-

-¿porque te vas?- le pregunte con mis manos, -es por Kuma ¿verdad?-

Desviando la mirada no me quiso responder, así que me zafé del cuerpo de Chitaru con cuidado para no despertarla y abrace a mi hermana. Shizuma correspondió pero a la vez unas lágrimas rodaron por sus mejillas, no era necesario preguntar algo más todo estaba muy claro y lo mejor que podía hacer era apoyarla, pero esa no era la mejor opción, no podía simplemente huir ella era más fuerte que esto, por más que ahora le estuviese doliendo no podía ceder ni dejar al descubierto esa oculta relación. Lo correcto era regresar con ella a la ciudad, pero en cuestiones del  amor a mi hermana le gustaba hacerse la fuerte como en casi todo, aunque esta vez parecía que la estaba nockeando, sin embargo insistí en volver con ella, pero nuevamente ella reafirmo que no era necesario. Limpio las lágrimas rezagadas que aún quedaban en sus ojos, cambio de tema y me conto sobre la mujer que había conocido la noche anterior. Dijo que al regresar trabajaría en sus novelas para poderlas enviar lo más pronto y eso la mantendría ocupada.

Acepte  su decisión pero le sugerí algo más. Si aquella mujer estaba aquí en esta ciudad porque no trataba de aprovechar los días que nos quedaban para mostrarle sus publicaciones y para contarle sobre las que tenía en mente, así no tendría que permanecer en la casa y sería una buena excusa para estar afuera, además de que estaríamos juntas para la navidad.

- lo pensare- me contesto mientras nos dimos un abrazo de despedida

Justo cuando cerró la puerta Chitaru me abrazó, -perdón por escucharlo todo, pero ¿te encuentras bien? ¿Segura que se quieren quedar?- Asentí con la cabeza. Aunque no estaba muy segura de aquella decisión no sabría cómo explicarlo pero desde el mismo momento en que mi hermana se marchó una sensación extraña se apodero de mí. Chitaru que se dio cuenta opto por no hablar más al respecto y me consintió.

Horas más tardes tuve noticias de mi hermana diciendo que se quedaría y que tomo mi sugerencia en cuenta, lo cual en algo me tranquilizo pero aún continuaba con esa rara sensación, así que trate de dejarla a un lado y continuar disfrutando del viaje.

Junto con la familia de Chitaru paseamos nuevamente por la playa y disfrutamos del mar, sin la presencia de mi hermana mi novia estuvo mucho más relajada, no sé porque después de tanto tiempo seguía teniéndole tanto miedo, creo que a mí me daba más vergüenza estar acarameladas delante de su familia.

Pero esas eran cosas efímeras, finalmente lo que importaba era que estábamos juntas disfrutando de momentos que muy pocas personas tenían la oportunidad. Cuando estaba junto a Chitaru me sentía tan llena, tan segura, tan normal. Hasta por algunos minutos se me olvidaban las caras de aburrimiento de Kuma y Kaori tras el vacío que había dejado mi hermana pero su decisión de estar por algunas horas lejos de ese par era lo mejor que podía hacer, pues estar en medio de ellas sí que podía significar un verdadero Karma. Aunque dudaba que tanto sabia una de la otra y hasta donde había llegado Shizuma con Kuma, no obstante esas dos, Kaori y Kuma guardaban muy bien las apariencias y creo que mi hermana no tanto como ellas y por eso huyo.

A pesar de todo lo que estaba pasando nada evitaba que mis deseos por Chitaru fueran en aumento hasta volverse enfermizos, en mi pecho había una guerra de presentimientos y sentimientos. Los primeros por mi hermana y los segundos por esa mujer de cabellos rojos y cuerpo espectacular que al verla en ese traje de baño tan sugestivo junto con las gotas de agua caer por su cuerpo  me despertaba malos pensamientos.

No podía evitar acariciarla con deseo cuando me pedía que le colocara algo de bloqueador en la espalda, o cuando jugábamos en el mar, obviamente yo no sabía nadar y por tanto aprovechaba mi desventaja para tocar algunos de esos lugares a los que quería llegar de otras formas. No obstante Chitaru era toda una dama y no daba lugar para más, de hecho a pesar de que en las noches teníamos un dormitorio para nosotras solas como siempre nunca se sobrepasaba y lo máximo a lo que llegaba era a dormir abrazada a mí. Sin embargo eso también me gustaba, esa supuesta inocencia, aunque era desesperante de igual forma me encantaba. Igualmente tengo que añadir que a pesar de su forma correcta de actuar sus ojos la delataron la primera vez en la que me vio en traje de baño y en parte eso me tranquilizo al saber que si me deseaba.

 

SHIZUMA

 

Tras darle a conocer a mi hermana mi decisión de quedarme, salí de la casa de la familia de Chitaru con destino hacia la playa, aunque llevaba la misma ropa del día anterior y aun no me había aseado, igual no me importo, necesitaba algo de aire pues en ese lugar me sentía ahogada, necesitaba pensar muy bien que era lo que iba a hacer. ¿Por qué me iba a dejar ganar esta partida? era una villana, una bandida y no cualquiera una de las mejores  o sino ya me hubiesen atrapado. Siendo una niña buena no estaba ganando nada y eso lo había aprendido desde que mi madre falleció.

La mujer que amaba no me elegiría, por tanto no podía dejar que mis sentimientos me hicieran desfallecer, debía recuperar esa fuerza que me animaba a seguir adelante.

Una vez llegue a la playa deje mis prendas tiradas en la arena quedando solo en traje de baño y me adentre al mar hasta donde me sentía segura. Continúe con mis pensamientos dejando que las olas se fuesen llevando aquello que me ataba, específicamente ese amor que me ligaba a Kuma y en medio de ello surgieron las ideas y esas ganas de escribir nuevas historias, fue allí donde nació el título del ¨manual para infieles¨. Quizás iba a ser algo controversial, pero porque quedarnos solo con lo poco y eso me aplicaba a mí, ¿Por qué me iba a quedar solo con este sufrimiento? Ese cuento de que si no era con la persona que amabas entonces no sería con nadie, eso eran puras cursilerías, no aplicaría eso en mi vida a menos que Kuma me eligiera pero eso no pasaría, por lo cual no debía desaprovechar las oportunidades que se me presentaran y no sé si fue coincidencia o no pero esa primera oportunidad había llegado.

 A pocos metros la vi caminando sin prisa y con un libro bajo su mano, rubia, alta, esbelta con unos lentes negros cubriendo sus ojos y una sonrisa decorando su rostro al verme y con ese aire de sensualidad se fue acercando hasta donde yo me encontraba.

-Hello- me saludo. -It is a beautiful coincidence-

Ya lo creo, pensé. Le respondo a su saludo obviamente en inglés, pues este era el único idioma para comunicarnos

-Te puedo acompañar- pregunto Ana

-Claro- conteste. Si iba a aplicar lo que hacía pocos minutos estaba pensando, este era el momento justo, además Ana era mujer hermosa y sabía que yo no le era indiferente eso me lo dejo muy claro la noche anterior. Con unas gotas de erotismo se quitó los shorts que llevaba dejando al descubierto su bikini, se quitó las gafas y junto con el libro los dejo sobre mi ropa, luego fue sumergiéndose en el mar hasta quedar a pocos centímetros de mí.  No aparte ni por un segundo mi mirada de su cuerpo, a pesar de que era delgada y no tenía los bellos pechos de Kuma, esos pechos que solo las mujeres latinas desarrollaban igual era muy hermosa, no pude evitar comérmela con los ojos así como ella lo hizo conmigo. Jugamos, hablamos, le conté del manual del infiel y solo el escuchar del título le encanto. Cuando nos cansamos del mar, fuimos a comer algo y luego a tomar algunas cervezas para volver a la playa, para ese momento el sol se iba escondiendo poco a poco en el horizonte, adoptando una coloración entre naranja y rojiza, se veía espectacular, fue de esos momentos en lo que el estar junto al ser amado era lo más deseado, hasta ese momento me abstuve de seguirle el juego a Ana, pero cuando sus labios me tomaron por sorpresa fue inevitable. Correspondí a esos besos cargados de deseo, nuestras lenguas hambrientas de pasión se entrelazaron.

Aquella hambre nos llevó a terminar en la cama de la habitación de su hotel bajo mi dominio. Sus ojos se dilataron ante el placer que estaba experimentando, su cuerpo me pedía a gritos que la amara y así lo hice. Aunque era a Ana a quien la iba a satisfacer sexualmente mi mente me hizo ver a otra, amar a otra. Era como si un hechizo o un encantamiento se activara y transformara a Ana en Kuma. Aunque cerraba y abría los ojos Ana volvía pero al parpadear desaparecía y Kuma tomaba su lugar. En verdad estaba enloqueciendo pensé, pero este no era momento para reflexionar, pues la mujer bajo mi cuerpo estaba deseosa, necesitaba ser atendida y así lo hice. Como un pirata goberné ese mar que era su cuerpo. Mis labios no descuidaron ningún centímetro de su piel, por el contrario mis besos llegaron a esos espacios donde otros amantes no habían querido explorar. Con mis largos dedos invadí su intimidad, llegando a ese punto donde los orgasmos se creaban como las olas del mar.

Casi toda la tarde pase deleitándome con su cuerpo, haciéndola mía. Amando a un demonio más de Kuma, pero una vez el cansancio se fue apoderando de mí, el hechizo termino. Ahora veía a esa mujer rubia de piel blanca casi pálida, con algunos tonos rojos en su cuerpo fruto del deseo y que me miraba con una sonrisa de satisfacción dibujada en sus labios.

 

KAORI

 

Casi a las 7 de la noche Shizuma regreso a la casa, para cuando lo hizo nos encontramos dispuestos a cenar, ella con un descaro total nos saludó y se sentó a mi lado. Mi abuela fue la primera en interrogar su ausencia, aunque sé que le hubiese gustado preguntar él porque estaba alejada de mí, pero por discreción sé que no lo hizo, así que nos contó su historia de la editora y sus escritos bla bla bla, luego de la cena dijo estar cansada y se fue a la habitación. Entre tanto yo dudaba de aquella historia y odiaba el hecho de que ella y mi madre fueran corteses y a la vez indiferentes, si estaban ocultando lo que estaba pasando lo estaban haciendo muy bien y eso me enfermaba, se suponía que con esta situación la tendría bajo mi dominio, pero no era así, esa marginal del demonio siempre lograba zafarse.

No obstante no me iba a quedar con esta. Cuando paso un tiempo prudente decidí ir a descansar con mi supuesta pareja. Una vez ingrese a la habitación y verla allí recostada, hermosa y tranquila me hizo explotar en un mar de sensaciones, como era posible que estuviese tan tranquila mientras yo moría por dentro, tenía tantas ganas de arrojármele encima, que me hiciera suya como lo hacía en el pasado pero las imágenes de ella entrando al consultorio de mi madre me hacían odiarla y en medio de esa volubilidad termine lanzadme sobre ella y golpeándola.

-detente, ¿qué estás haciendo?- me dijo mientras se cubría con sus brazos ante mi arremetida

-¿Por qué?, ¿porque?, ¿porque juegas conmigo? ¿Porque no me correspondes? ¿Porque te revuelcas con mi madre?- le reproche llorando.

-Detente, esta no es la forma de hablar- me repitió mientras forcejeaba tratando de atrapar mis brazos y con fuerza pegándome a su cuerpo.

-Calmaté, por favor esta no es la forma de solucionar la cosas, además deja de decir disparates- me repetía mientras me dominaba por completo

-No son disparatadas, no me tomes por idiota sé que mi madre y tu tienen algo y lo disimulan muy bien, pero, pero a mí no me engañan, porque yo la vi entrando al consultorio de mi madre varias veces- le grite nuevamente

-Eso no es cierto, tu madre y yo no tenemos nada, simplemente la visitaba al consultorio por cuestiones médicas, no sé de donde sacas esas ideas tan tontas, tu madre es toda una dama, jamás la irrespetaría, jamás me metería con ella. Te estas armando ideas equivocadas, además lo que estas es dolida porque yo no te sigo el jueguito. Que creíste, que con este show de relación que armaste ibas a lograr algo?, acaso ibas a descubrir algo que………..

 

SHIZUMA

 

Odiaba ver a una mujer llorar, fuese cual fuese la razón, por ello no podía seguir torturando a Kaori, mientras le daba mis mentirosas razones sentí como su cuerpo fue cediendo hasta dejar de poner resistencia, ahora solo se limitaba a llorar, por tanto en vez de dominarla comencé a acariciarle el cabello, era tal como lo recordaba suave y sedoso, también le brinde algunas caricias a su espalda. En ese momento me sentí tan fuerte, tan bien, como era posible que la súper Kaori, la joven que todos respetaban en el colegio, la niña mimada de la familia Namatame en este instante estaba tan frágil, tan desprotegida que hasta sentí pena por ella; pero esta oportunidad no la iba a desaprovechar, cedería ante los caprichos de esta muchachita, iba a corresponder a su cariño y esta vez yo sería quien ganaría esta partida.

No sé cuánto tiempo paso hasta que por fin Kaori dejo de llorar y cayo rendida a los brazos de Morfeo, con cuidado la baje de mi cuerpo, le quite los zapatos y le arrope con una delgada manta.

Este era el resultado de su absurdo juego, pero tenía que hacerle cambiar de opinión sobre sus sospechas  de la relación entre su madre y yo. Era evidente que no habíamos tomado las precauciones necesarias y en cualquier momento nos había seguido hasta el consultorio de su madre, pero menos mal nunca tuvo el valor de traspasar esa puerta y descubrir la verdad;  entonces el declarar su amor por mi delante de ella solo era  una simple estrategia para ver como reaccionaríamos.  Que tonta, tuvo todo en sus manos y al final no supo cómo utilizar la información que había recopilado ni como dar el golpe final.

Me dispuse a salir un rato de aquella habitación para reacomodar mis pensamientos.  Una vez afuera camine con rumbo a la cocina, pues este cambio de clima me mantenía todo el tiempo deshidratada, es que el calor de aquella ciudad en verdad era asfixiante sin embargo antes de llegar a mi destino una voz me detuvo.

-¿Cómo está mi hija?.... Perdóname, pero no pude evitar escucharlas.

-Está bien, ahora duerme profundamente-

-Lo sabe todo, verdad

-No, solo lo sospecha, pero yo me encargare de que le quede claro que entre la señora Kuma y yo no hay nada.

-Ah sí, y ¿cómo lo harás? Además, ¿Porque no me habías dicho que tenías una relación con ella?

-porque no la tenía, la tuve hace mucho pero las cosas no se dieron y simplemente terminamos, además la forma en que convenceré a Kaori depende mucho de algunas retribuciones- le conteste pegando mi cuerpo al suyo y susurrándole a su oído esa última palabra

-Que pretendes Shizuma Hanazono con esa insinuación- me respondió alejándome con sus brazos -es obvio que este jueguito entre las dos tiene que terminar, mi hija te ama y yo no voy a ser la causante de su tristeza amorosa, independientemente de que tú le correspondas o no-

-No pretendo jugar con las dos, solo soy una víctima más de las circunstancias además el que me haya enamorado de usted es algo que no pude evitar, usted simplemente llego, me beso y me encanto, sé que lo correcto era no haberle ocultado mi pasado con Kaori, pero sé que la perdería si lo hacía. Para una madre pesa más las palabras de los hijos que las de un extraño- le replique

-Ay Shizuma, que vas a saber tu del amor, aun eres joven, te falta mucho por vivir. Además esto que ahora sientes por mí solo es un apego, algo pasajero, estas confundida, Igual esto se tiene que terminar, desde anoche tome esa decisión, mi hija te ama y yo no voy a dañar su felicidad.

-Que no sé qué es el amor¡ eso lo dices tú que no sabes nada, que no has sufrido en este mundo. Como has nacido con privilegios, ni te alcanzas a imaginar el significado del  verdadero amor. Además el hecho de que sea más joven que tú no implica nada, me atrevería a asegurar que he vivido más que tú, que conozco el verdadero valor de las cosas. Pero bueno juguemos a que yo soy la ingenua y así lo dejaremos- Le conteste utilizando un tono entre sarcástico e iracundo y me separe de ella. No tenía sentido discutir con ella, ninguna iba a ceder y lo que solo íbamos a lograr era empeorar la situación.  

Alcance a dar creo que dos o tres pasos cuando Kuma arremetió sobre mí, quedando frente a la pared y de espaldas a ella.

-Entre más bravo el toro mejor la corrida- susurro a mi oído dándole un pequeño tirón a mi oreja con su boca.

-Déjame-

-¿Porque debería hacerlo? ¿Acaso ya no me deseas?

-No,-

-Ah no, bueno vamos a comprobarlo- mientras pronunciaba aquellas palabras sus ávidas manos se colaron entre mi ropa, una apretó con fuerza uno de mis pechos mientras que la otra rozo mi parte intima haciéndome estremecer.

-y entonces, esta humedad-

-ohhhhh… ahhhh…- era lo único que gritaba mi cuerpo. En este momento era cuando comprobaba que no hay peor enemigo que uno mismo, tan decidida que estaba a marcharme y mi cuerpo lo único que hace es entregarse sin reparo a sus deseos.

Sin apartar sus manos torpemente llegamos hasta su habitación. Cada paso que daba era  un suplicio de placer, ejerciendo un mayor control sobre mí caímos sobre la cama en la misma posición, yo bocabajo y ella sobre mí. Yo estaba tan poseída por el placer que me estaba quemando era tal su dominio que me dejaba manejar como un títere. Hábilmente Kuma me levanto quedando ambas de rodillas, continuo moviendo sus dedos sobre mi punto de placer hasta que me hizo alcanzar el clímax, mientras tomaba aire me quito la ropa e hizo lo mismo con la suya. Sentí como sus pechos rozaban mi espalda seguidamente de su boca besando y mordiendo la misma.

Como siempre su experiencia me dominaba sus labios, sus manos me hacían presa de sus deseos, me sentía como una sumisa y era exquisita esa forma en que ella me amaba y tomaba, aunque no lo aceptábamos amabas nos amábamos.

 

KIRIGAYA

 

Llegaba el 24 de diciembre día en que el que me encantaría estar con mi familia, día en el que recordaba esas navidades que pasaba junto a mi madre preparando la cena de navidad, aunque era una comida muy normal nada de pavos ni cosas de esas que cenaban los ricos, pero aun así éramos felices. No recibíamos regalos pero mi madre hacia todo lo posible por enseñarnos que el valor de la cosas no estaba en lo físico sino en poder compartir con nuestros seres queridos, y así era. Ahora que no estaba prefería mil veces tener de regalo sus abrazos, su amor y no cosas materiales. Para mi este día y el día de su aniversario eran los más tristes, aunque pasara el tiempo no podía olvidar y por ello mi hermana siempre los pasaba a mi lado, creo que fue la razón más fuerte para que se quedara.

La noche estuvo cargada de actuaciones extrañas, mi hermana siendo más amorosa con Kaori, la señora Kuma que no les quitaba los ojos de encima, en verdad que el ambiente se sentía muy raro. Pero dejando eso a un lado Chitaru se portaba como un príncipe conmigo, estaba muy pendiente de cada cosa que hacía y no dudaba en darme muestras de afecto, aunque para mí era algo incómodo sus demostraciones de cariño delante de su familia, a ella parecía no importarle, aunque se percataba de que Shizuma no estuviese observándonos, en definitiva eso me enamoraba.

La noche de navidad  transcurrió con lo típico, una cena, repartición de regalos y una charla amena. Mi hermana y Chitaru hicieron hasta lo imposible por distraerme, pero al llegar las 12 de la noche la tristeza se apodero de mí. Nos dimos abrazos, regalos y buenos deseos de navidad, luego le pedí a Chitaru que me dejara unos minutos para encontrarme en silencio con mi madre y así lo hizo.

En el balcón de la habitación que compartíamos me quede por algún tiempo contemplando el paisaje, el mar y los juegos artificiales, luego los recuerdos de mi madre fueron llegando uno tras otro, las lágrimas no dieron espera así como los gritos ahogados que iban saliendo de mi pecho. Extrañaba muchísimo a mi madre, su perdida dejo un gran vacío en mi corazón y aunque agradecía los cuidados y amor de mi hermana y ahora la presencia de Chitaru igual el dolor que sentir era muy grande.

No sé cuanto tiempo paso hasta que Chitaru irrumpió en el balcón y me abrazo por la espalda

¿Cómo estás?- me pregunto.

Enseñándole el pulgar le indique que estaba bien.

-Vamos a descansar, además aún falta mi regalo de navidad-

¿Su regalo de navidad? Pero si ya me lo había dado, pensé

Chitaru deshizo su abrazo para que ingresáramos a la habitación, se posó frente a mí y me dijo ¨mi regalo es que me hagas tuya¨ a que se refería con ello, medité; pero si desde que habíamos decidido ser novias se suponía que era ¨mía¨ acaso se trataba de otra cosa. Un calor recorrió mi cuerpo y se ubicó en mi entrepierna, Chitaru quería que le hiciera el amor, se estaba entregando a mí. La duda que reflejaban mis ojos se transformó en deseo. Aunque quise hacer contacto con los suyos estos me esquivaban Chitaru era un mar de timidez, era obvio pues esta era su primera vez. Era en momentos como estos que odiaba ser muda, pues deseaba decirle que la amaba y que no iba a hacer nada que ella no quisiera. No obstante en este momento tan íntimo tenía que utilizar otro lenguaje y no propiamente el de las señas sino el de las caricias, iba a hablarle con mis ojos, con el contacto de mis manos y de mi boca sobre su piel.

Corte un poco más la distancia que nos separaba y tome sus manos entrelazándolas con las mías, las lleve hasta mi boca y deposite un beso sobre cada una de ellas, en ese momento nuestros ojos se encontraron y con solo una miraba la invite a confiar. Deshice el contacto de nuestras manos y empecé a desnudarme, me quite la blusa sin apartar por un minuto los ojos de mi amaba y con un leve movimiento de mi cabeza le invite a hacer lo mismo. Con mis ojos  cargados de deseo seguí cada movimiento que hacían sus dedos al desabrochar uno por uno los botones de su camisa, era un acto torturante y más porque imaginaba que se sentiría tener esos dedos sobre mi cuerpo estrujándome a su merced, eso me calentó aún más, pero tenía que controlarme. Luego retire la linda falda de color azul claro que mi hermana me había comprado para una fecha como esta. Chitaru no pudo ocultar su pretensión al verme en ropa interior, aunque ya me había visto en bikini eso no se compraba con mis pantis y brasier de encaje. Su rostro se sonrojo, pero con un gesto de aceptación mi amada continúo.

Una vez solo con la ropa interior cubriendo nuestros cuerpos me arrodille sobre la cama y extendí mi mano invitándola a dar ese paso, a abrir las puertas hacia el placer. Al hacer contacto con su mano sentí su rigidez y al invitarla a acostarse a mi lado vi su mandíbula y el resto de su cuerpo se tensarse.  Me acosté a su lado de frente a ella, Dios cuantos deseaba decirle que la amaba que era una mujer realmente hermosa y que me sentía demasiado afortunada por tenerla a mi lado, por tanto lleve mi mano hasta su rostro y con delicadeza le brinde varias caricias para seguidamente besar sus labios, aunque quería devorarle como una salvaje me recordaba que tenía que controlarme. La bese con ternura mientras acaricia su hombro y brazo, luego deposite varios besos en su cuello y continúe hasta sus pechos, deje que mi mano fuera la primera en atenderlos, al rozarlos con la palma de la misma sentí como sus pezones se endurecieron tras mi contacto y como un leve gemido se escapó de sus labios.

Retire su brasier al igual que el mío. El sentir el roce de su cuerpo en mi senos me hizo estremecer, con cuidado lleve mis labios hasta una de sus pechos y mi mano al otro, los chupe y acaricie por segundos con fiereza y por otros con delicadeza, el cuerpo de mi amaba reacciono arqueándose y dando algunos estrujones de placer, ¨qué delicia¨ se atrevieron a pronunciar sus labios. Sin embargo sabía que todas las oleadas de calor que en este momento se estaban produciendo en mi novia iban a un solo lugar, por tanto seguí recorriendo con mi labios su suave y cálida piel.

Me excitaba muchísimo la forma en que su cuerpo se expresaba, de hecho sentía como mi entrepierna estaba mojada y como algo dentro de ella se hallaba hinchado.

Di un suave mordisco sobre su pelvis y otro gemido resonó en su garganta. Sin apartar ni un segundo mis ojos de los suyos retire la última prenda que sobrevivía en su cuerpo. Chitaru ahora se mostraba a un más tímida tanto que sus piernas se tensaron, por lo cual regrese hasta sus labios, besándola con ternura y brindándole nuevas caricias que volvieron a relajarla y a la vez me facilitaron el acceso  a su intimidad, con el tacto de mi manos y luego con mi lengua cubrí cada espacio de piel que requería atención y en medio de jalones y gemidos su virginal cuerpo me premio con ese dulce sabor a ella.

 

Continuara……

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer……..

Perdón por la tardanza 


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