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Mercy por Isaku Uchiha

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Notas del capitulo:

Al fin actualización lml

\\\Flash Back//////


 


- Pero mira nada más. ¡Qué bonito!


Sus oídos retumbaron con el sonido de aquella femenina voz que lo había despertado; le dolía la cabeza y todo le daba vueltas. Pensó que el incesante golpeteo que sentía era sólo una ilusión más del alcohol dejando su cuerpo, pero cuando recuperó el sentido y pudo levantar el rostro, se dio cuenta que aquella figura en verdad estaba pateándole la pierna para que se incorporara; la luz era demasiado intensa en donde sea que estuviera, lastimaba sus ojos como si se tratara de agujas que le llegaran hasta el cerebro, por ello contraía todos los músculos de su cara en una graciosa mueca de desprecio involuntario, evitando que distinguiera más allá de la silueta borrosa que le increpaba.


“Vete al carajo, maldita zorra”


Fue lo que salió de su mente, pero no de su boca. Apenas había hecho amago de pronunciar la primera palabra cuando un súbito mareo lo atacó sin piedad y le hizo volver el estómago sobre sus propias ropas; sólo en ese momento se dio cuenta de que estaba acostado bocarriba sobre un montón de basura, y estaba tan débil que su cuello cedió al peso de su cabeza enviándolo hacia atrás, haciéndolo probar por segunda vez su propio vómito mientras escurría por su rostro hasta sus cabellos. Inevitablemente aquello le llegó a la nariz, y por mero reflejo su cuerpo comenzó a estremecerse entre carraspeos para expulsarlo y librarse de una penosa muerte, terminando bocabajo en el suelo.


- Es patético, no vale la pena.


Escuchó una segunda voz mientras aún tosía y sacaba el resto del contenido en su estómago, pero esta vez se trataba de un hombre. Reuniendo las pocas fuerzas que le quedaban y recogiendo algo de dignidad, se arrastró por el suelo hasta poder apoyarse en un costado, lo más lejos posible del desastre que había provocado; entonces trató de mirar de nuevo en dirección de aquellos bastardos que lo habían traído de vuelta a la realidad. La excesiva luz aún le impedía enfocar bien la vista, pero pudo distinguir con mayor claridad ambas siluetas. Un hombre y una mujer… jóvenes, tal vez incluso de su misma edad, no podía estar seguro hasta no ver bien sus rostros, pero antes de poder hacerlo sintió frío, mucho frío en todo su cuerpo, comenzando a temblar incontrolablemente.


- Yo decidiré si lo vale, Kankuro.


Dijo la chica mientras se aproximaba a él. Sintió que su rostro cosquilleaba con el mismo ritmo que los temblores en su cuerpo. ¿Acaso los músculos en su cara estarían bailando como idiotas también? Así no podía verse tan intimidante como solía para alejar a esos dos; seguro era una porquería de chiste y vómito. Sintió una sacudida distinta provenir de sus pies, pero no podía decir qué era; se cubrió un poco de la luz con el antebrazo para mirar en aquél lugar, viendo a la chica de cuclillas en el suelo mientras trataba de quitarle uno de sus zapatos. Apenas tuvo fuerzas para protestar.


La misteriosa chica se incorporó y examinó con cuidado el calzado en sus manos, hurgando en el fondo de éste y encontrando lo que buscaba en un segundo; aliviada de no tener que buscar en el otro zapato, leyó con cuidado cada credencial mostrándosela a la vez a su acompañante, contó los billetes que quedaban y después se guardó todo entre sus ropas.


- Sólo otro ridículo mocoso extranjero que se perdió en alcohol y drogas.- Dijo simplón aquél joven.- Parece que también le dijeron que se guardara todo en el zapato para evitar a las carteristas.- La chica rio bajo.


- Lástima que no guardó la dignidad también.


- … sigo vivo… hijos de… perra…- Exprimiendo el aire en sus pulmones pudo decir aquello con notoria dificultad; si iban a robarlo, bien, pero al menos que lo dejaran tranquilo en su miseria. Vio a la chica aproximarse de nuevo a él, poniendo su mano en la cintura y alzando en el aire el zapato que le había quitado como si fuera un lindo trofeo; entonces la fina silueta se redibujó en algo nuevo: una pequeña sombra se desprendió de la chica, pero no totalmente; algo rechoncho se mecía con elegancia detrás de ella, como una extraña serpiente… ¿peluda?


- Lo sabemos. Hay que ver si continuarás así.- Dijo la extraña fémina mientras parecía mirarlo fijamente, después se volvió a su compañero y le habló con voz firme.- Nos lo llevaremos.


- Ajá. No voy a cargar a ese cabrón asqueroso hasta la casa, Temari.


- Tienes 6 metros de cuerda enrollada en el brazo. Usa tu imaginación, hermano.- El chico resopló molestó ante la osadía de su hermanita, pero terminó haciendo lo que quería. Mientras Kankuro pasaba la cuerda varias veces por debajo de los brazos de aquél joven ebrio, Temari veía fijamente aquellos ojos intoxicados de alcohol y rabia que la desafiaban; descubrió ahí un reflejo de tristeza y desamparo que clamaba por libertad… pobre niño mimado. Cuando su hermano terminó de atar al chico comenzó a arrastrarlo despacio fuera de aquél lugar, un edificio abandonado que era nido de drogadictos y malvivientes; por fin el sol de mediodía volvía a tocar la blanca piel del borracho adolescente que se movía torpemente para librarse de sus captores, optando mejor por cubrirse los ojos con las manos por tanta jodida luz.


- Maldita sea Temari, en serio apesta; creo que este no fue su primer vómito del día.


- Pero sí será el último de su vida…- Respondió la chica caminando al lado de su hermano y mirando sobre el hombro a la curiosa carga que llevaba a cuestas, dando ligeros golpes sobre los cabellos de aquél desafortunado chico con su esponjosa cola de kitsune.- Ya sea que mueras o encuentres valor… Sasuke Uchiha.


 


\\\Fin del Flash Back//////


 


 


- ¿Disculpa?- La suspicacia en los ojos de Madara era genuina por primera vez en muchos años, pero la firmeza con la que su pequeño nieto le hablaba no era para menos en esas circunstancias; se le antojaba calificarla de temeraria, pero no por ello imprudente. Sasuke le sostuvo la mirada sin titubear y le reiteró su convicción.


- Iré a Japón y cumpliré la estadía durante el festival... pero no me iré ahora.- El Uchiha mayor le miró con seriedad, por lo que Sasuke se explicó mejor.- Aún resta una semana para que inicie, según dijiste, así que me quedaré aquí a trabajar todos los pendientes del taller con Itachi.- Y entonces el joven azabache jugó la carta que sabía su abuelo no podría resistir.- Sería una irresponsabilidad marcharme y dejar todo eso botado.- Madara no era ningún imbécil, sabía perfectamente lo que su adorado nieto pretendía con ello, y de haberlo querido, pudo endurecer su amenaza para obligarle a partir en ese mismo momento sin más estupideces, pero no lo hizo. En vez de eso, simplemente relajó sus facciones y asintió despacio con la cabeza, siguiéndole el cuento.


- Es razonable. Partiremos en una semana.- Sentenció con gran satisfacción a la vez que daba unos ligeros golpes a la vieja puerta de madera, abriéndola despacio por el empuje. Por un instante, le pareció ver algo moverse en la oscuridad de la habitación, así que clavó la mirada ahí para satisfacer su curiosidad; más rápido de lo que pudo procesar, Itachi se plantó a su lado y cerró la puerta en sus narices, sorprendiéndolo con tremenda actitud tan impropia de él.


- Bueno, si eso es todo…- Le escuchó decir con molestia. Era obvio que su presencia causaba más disgusto que agrado, por lo que se limitó a sonreír tranquilo y encaminarse a la puerta principal; antes de salir dirigió una última mirada a Sasuke.


- Vendré a recogerte aquí, así que más vale que estés listo para entonces. Obito, nos vamos.- Sentenció mientras finalmente abandonaba la propiedad. El abogado se levantó de su asiento y siguió a su padre hasta la entrada; se detuvo antes de salir y miró a sus sobrinos, quería decirles algo, unas palabras de apoyo o consuelo, un simple indicio de que él era inocente y sólo actuaba según lo que dictaba Madara, pero lo descartó de inmediato en cuanto recordó cómo casi se molía a golpes con Sasuke momentos antes. Entonces su semblante se endureció y salió por la puerta. El joven Uchiha se apresuró a colocar todos los cerrojos de la entrada mientras veía a través de las tablas de madera cómo sus familiares partían, y cuando la calma volvió a reinar en su hogar, se giró para ver a su hermano.


- Al fin se han ido.


- Y pronto tú con ellos.- Le espetó Itachi.- ¿En verdad estás seguro?- El mayor de los hermanos sabía que Sasuke era un chico listo, y cuando la ocasión lo ameritaba, podía ser despiadadamente brillante; desgraciadamente, eso no lo salvaba de su joven impulsividad. Itachi temía que su hermanito aceptara ir con Madara más como desafío que como parte de un plan cuidadosamente premeditado.


- Es… la mejor oportunidad que hemos tenido hasta ahora para quitárnoslos de encima, a Obito y Madara.- Titubeó un poco debido a la seriedad de Itachi, le indicaba que en verdad se preocupaba por él, y por esa misma razón ahora él sería quien hiciera algo bueno para ambos.- Tenemos que usarla.- Dijo resuelto. Itachi no estaba convencido del todo, pero ciertamente parecía que era su mejor opción; después de todo, parecía que Sasuke estaba aprendiendo a controlarse.


- De acuerdo.- Miró la puerta cerrada a su costado y la tocó suavemente, llamando al interior.- ¿Naruto? Voy a entrar.- Al ingresar a la habitación no pudo escuchar ningún ruido de parte del kitsune, incluso esperando que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad no le halló cerca.- Se han ido.- Dijo esperando que eso funcionara, y así fue. Repentinamente, la cabecita rubia salió de una de las tantas bolsas de ropa en el lugar con sus orejitas erguidas y una mirada atenta clavada en el Uchiha; aquello le causó gracia a Itachi.- A ver…


Se aproximó al pequeño y lo tomó de los brazos para ayudarle a salir, notando el sonrojo en la inocente carita a pesar de la penumbra. Cuando Naruto estuvo fuera de la habitación se encontró con la mirada expectante de Sasuke, poniéndolo nervioso y haciendo que mirara al suelo; esperaba que le dijese algo hiriente por haber vuelto, tal vez incluso que le golpeara como hacía Iruka, pero sólo escuchó un tranquilo “Qué bueno que estás bien”. Un ligero escozor en sus ojos le hizo reaccionar, pero antes de poder decir algo Itachi continuó.


- ¿Quieres comer algo?- Sus ojitos azules brillaron en cuanto miraron al mayor de los hermanos, demostrando su asentimiento. Minutos después, un sinfín de formas y colores desconocidos iban de un lado a otro frente a él, sólo podía seguir con la mirada curiosa todas esas cosas desconocidas que pasaban de las manos de un hermano al otro, hasta terminar en una olla o sartén en donde se terminaban de cocinar, produciendo aquellos deliciosos aromas que le hacían rugir su pequeño estómago. Cuando se sentó a la mesa y vio el colorido arroz junto al humeante trozo de carne y las papas hervidas, volvió a reparar en el miedo inicial de cuando había llegado: ¿qué haría para ganarse todo aquello? Por un momento dudó en comenzar a comer, mirando con cierto temor a los hermanos Uchiha por la reacción que pudieran tener, pero la voz tranquila de Itachi lo sorprendió.


- Si no te gusta la carne podemos preparar otra cosa, sólo come el arroz y las papas mientras esperas.- Naruto se sintió avergonzado; su actitud había sido entendida como si no le gustara la comida frente a él y se rehusara a comerla, pero eso no podía estar más alejado de la verdad. Un nudo en su garganta evitó que pudiera decir algo para expresarse mejor mientras movía la cabeza repetidamente a modo de negativa, y justo en ese instante eterno y embarazoso, Sasuke le habló.


- Sea lo que sea, sólo dilo Naruto.- Su tono le pareció severo al kitsune.- No te avergüences, mientras digas las cosas con firmeza no hay problema. Alguien me lo dijo hace tiempo, y ahora yo te lo digo a ti: ya aprenderás un poco de valor.- Naruto bajó la mirada al plato sin saber qué decir; del otro lado de la mesa, Itachi miraba irritado y extrañado a su hermano por esas palabras mientras este comía sin reparos los trozos de carne que se había servido. ¿Quién demonios le había dicho semejante cosa a Sasuke? De cualquier forma, aquello no le pareció adecuado para el pequeño rubio, y antes de poder decir algo, la trémula vocecita se hizo escuchar con absoluta seguridad.


- Gracias por la comida.- Y los pequeños deditos tomaron los cubiertos para empezar a comer. Sasuke sonrió y siguió masticando. La mirada de Itachi alternó entre ambos antes de concentrarse en su comida, tratando de imaginar cómo serían las cosas de ahora en adelante, qué pasaría, qué cambios vendrían sin Sasuke pero con Naruto. No tenía ni idea. Los apetecibles aromas de la comida caliente comenzaban a llegarle a la nariz; tal vez lo único que necesitaba era tener algo en el estómago y pensar las cosas otra vez.


 


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Miraba con detenimiento a aquél hombre frente a él, sentado del otro lado de la limusina y admirando distraídamente el paisaje a través de la ventanilla. Cada vez que lo veía meter la mano dentro de la camisa y rascarse el vendaje en el pecho, se preguntaba si era consciente de ello; probablemente no, dado que finas hebras blancas salían de ahí cada que retiraba la mano y señalaba hacia afuera tocando el cristal, como si hiciese una nota metal de qué lugares visitar en un día libre, para después volver la mano y rascarse otra vez.


No le agradaba.


Las primeras veces que Kakashi lo hizo pensó que le estaba indicando lugares específicos, pistas importantes que podrían llevarlos a Naruto, indicios verdaderos que revelaran quién o quiénes habían sido los hijos de puta que le arrebataron a su pequeño manjar, pero a cada cuestionamiento que le hacía al de cabellos blancos éste simplemente lo ignoraba, indicándole al conductor que girara en una calle próxima. Zetsu comenzaba a molestarse; lejos de estar haciendo algo para encontrar al kitsune, más parecía que el bastardo novio de Iruka sólo lo utilizaba para pasearse alrededor del burdel de su difunto amado, recorriendo con tristeza todas las calles y callejones de la zona en una especie de melancólica despedida… y eso no era lo que habían acordado.


- Toma la siguiente, a tu derecha.


- ¡No! Detente aquí.- Estaba harto. El vehículo se detuvo a la orilla de una estrecha calle, junto a un enorme contenedor de basura.- Suficiente paseo. ¿Cómo se supone que me ayudarás a encontrar a Naruto? ¡Hemos estado perdiendo toda la mañana aquí! ¡¿Crees que esto es un jodido paseo en el parque?!- Kakashi no respondió, ni si quiera se inmutó ante tremenda furia; permaneció sereno todo el rato hasta que Zetsu terminó su letanía, entonces habló.


- Ya estoy buscando a tu pequeña bestia.


No supo si fue el tono despreocupado con el que lo dijo, el cinismo de decir que estaba buscando a Naruto a pesar de no hacer nada, o el hecho de haberle llamado a su tesorito de esa manera, pero antes de poderlo procesar, Zetsu se abalanzó sobre Kakashi dispuesto a destrozarle la cara; lo último en lo que podía pensar era en que el de cabellos blancos bien podría ser su única oportunidad para encontrarlo. Una fuerte patada en el pecho lo recibió, dejándolo sin aire al instante y enviándolo de vuelta a su asiento para recuperarse. El corte de cartucho y el cañón contra su sien vinieron inmediatamente después. El guardaespaldas a su lado sólo estaba a la espera de la orden para terminar con el proceso y de paso con su vida.


- Es de cobardes encañonar a alguien recién salido del hospital, ¿lo sabías?- Dijo mordazmente Kakashi mientras rascaba sus vendas. Después se dirigió a su flamante empleador que luchaba por recuperar el aliento.- Nadie aquí se llevó a tu kitsune, así que podemos descartar un golpe de la zona.- Zetsu clavó la mirada en él.


- ¿Y cómo… lo sabes…?- Kakashi se encogió de hombros.


- Mira a tu alrededor. ¿Acaso viste algún lamborghini o un cadillac estacionado entre la porquería? No conoces el lugar como yo, un cazador siempre domina hasta el más oscuro rincón de su guarida, y aquí nadie falta; todos los buenos vecinos de La Hoja continúan en donde deben. ¿Entiendes?- El de cabellos verdes le miró molesto y confundido, lo que le hizo suspirar fastidiado.- Significa que si alguien de aquí hubiese robado a Naruto ya habría hecho dinero con él como para hacerse notar, y si fuera alguien un poco más inteligente se habría largado con él antes de que empezaran las sospechas, pero ninguna de las dos cosas ha pasado, todo está igual. Naruto nunca estuvo aquí.- Ahora todo el paseo cobraba sentido, sin embargo Zetsu continuaba molesto, ¿tan difícil era decirle eso desde el principio?


- Y estás absolutamente seguro de eso.- Dijo con tono severo, ahorrándose el reclamo. Kakashi asintió con la cabeza.


- ¿Ya puedes quitarme a este imbécil de encima?- Con un simple ademán de los ojos dorados, el fornido hombre de seguridad guardó su arma y volvió al otro lado del asiento.


- Bien, este lugar queda descartado. ¿A dónde ahora?- El hombre en la ventanilla cerró los ojos, meditando, hasta finalmente que finalmente respondió.


- Ahora vamos al siguiente nivel.- Le dio nuevas instrucciones al conductor de la limusina, dejando atrás aquél territorio de prostíbulos y bares de mala muerte que solían ser su hogar.


 


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- Padre… ¿estás seguro?


- ¿Contradices mi voluntad?- Madara se giró un poco para dirigirle una mirada curiosa a su hijo, pero aquello no hizo sino darle escalofríos a Obito.


- N-No, en lo absoluto.- Se apresuró a decir. No quería tener más problemas, pero el hecho de que su padre decidiera pasar la semana en un hotel y no en su casa le decía que algo ya andaba mal.- Es sólo que… rara vez sales de casa, más aún a un lugar tan lejano como América. Pensé que tendría el honor de recibirte en mi hogar…- Madara retiró la mirada de su hijo más pequeño y abrió los enormes cortinajes de la habitación, descubriendo el bello panorama de la ciudad 70 pisos debajo de él.


- ¿Por qué pensaste eso?- Su tono elegante y desinteresado resultó justo como quería: hiriente. Obito sintió el despreció de su padre calarle hondo, y se repitió una y mil veces en su mente lo estúpido que era por seguir intentando arreglar las cosas. Los Uchiha no perdonan. Tantos años, tantos errores, y aún no terminaba de entender ese simple hecho. Se apartó de la columna de mármol en la que estaba recargado y se dirigió a la puerta; haciendo un esfuerzo enorme por liberar la presión en su pecho, logró decir con fingida cortesía.


- Vendré a verte en estos días… por si se te ofrece algo.


- No es necesario. Contrataré un servicio de transporte privado si lo requiero, por lo demás, estoy cubierto.- Sentenció Madara de forma cortante sin apartar la mirada del paisaje, ni hacer amago de despedirse de alguna forma. Obito miró la rígida espalda de su padre, deseando que el cristal frente a él fuera lo suficientemente delgado como para romperse en cuanto le empujara por detrás y se hiciera mierda en el pavimento tras la aparatosa caída, pero sabía que eso no iba a pasar. Sin agregar más palabras, salió de la habitación y buscó el ascensor. De nuevo, aquellas palabras hacían eco en su mente mientras bajaba piso por piso en aquella suave presión.


“Malditos sean todos”

Notas finales:

Nos leemos en los reviews!! :3


 


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