Al principio de la primera semana fue cuando acepto que le afectaba, solo un poco, la ausencia del kriptoniano. Se sorprendió de lo acostumbrado que ya estaba a su presencia, una parte de él sentía preocupación, Superman era realmente fuerte y podía cuidarse muy bien solo pero aun así Bruce se inquietaba de que estuviera peleando con una raza extraterrestre en un lugar muy lejano a la Tierra. Durante ese tiempo toda había estado en calma por lo que dejo descansar al murciélago y puso a trabajar a Bruce Wayne ya que tenía días que no ponía un pie en la empresa.
-Señor Wayne, que gusto que hoy nos acompañe- saludo cortésmente Lucius- ¿se cayó de la cama y decidió venir?
- Haha, algo así Lucius, ¿algo nuevo que necesite la cara de Bruce Wayne?
-Bueno, a decir verdad no hay mucho que piense a usted le interesaría señor, aunque tal vez hay algo- contesto mientras caminaban los dos hacia el despacho del más grande- no es nada serio o formal pero hay una fiesta en beneficio del jardines de Gótica.
-Tú, me conoces Lucius, soy amigo de los árboles, ¿cuándo será?
-Dentro de dos semanas señor Wayne, le hare llegar una invitación.
-¿Una invitación para una de mis propias fiestas? Haha creo que debería empezar a venir más por acá.
-Nada nos alegraría más señor, se lo aseguro- respondió alegremente para después comenzar a tratar otros temas, en realidad para poner al corriente, sobre posibles inversiones y proyectos. Empresas Wayne impulsaba grandes números de beneficencias para ayudar a los niños y gente necesitaba de ciudad Gótica, a pesar de eso Bruce solo asistía a las más vitales y solo el tiempo necesario para que la prensa no hablará. Aunque no era el caso Bruce decidió asistir a la última de esas reuniones sociales, se estaba celebrado en unos de los museos más prestigiosos de la ciudad maldita. Como siempre, lucía apuesto y como su apodo lo describía parecía un auténtico caballero; su traje hecho a la medida de color azul cobalto resaltaba su negra cabellera que estaba perfectamente peinada hacia atrás, sus facciones finas y rasgos elegantes combinaban con sus movimientos haciendo que las miradas se posaran en él y los saludos le llovieran a torrentes.
Entre todo ese bullicio un hombre de cabellos rubio cenizo se acercó a él con la intención de cortejarlo.
-Ese traje combina a la perfección con unos zafiros, no lo crees?- no hizo falta voltear para saber qué se trataba de Alexandre Korsakov dueño de una gran firma Rusa quien quería invertir en Ciudad Gótica (o como Bruce lo veía, llevarlo a la cama), no tenía más de un mes en el país y ya lo había visitado más de tres veces, para según él tenerlo todo en orden.
Muy a su pesar sonrió y le extendió la mano.
-Alexandre, qué bueno que hayas podido asistir- en verdad detestaba a los sujetos como él, pero la inversión de una firma como la suya representaba grandes ganancias para el sector de empleos de la ciudad.
-Alex, mi Bruce, solo dime Alex- contesto aun sujetando la mano contraria- me encanta tu ropa en serio debes de decirme donde los compras y acompañarme.
-Bueno, eso será un problema- dijo liberando su mano de aquel detestable agarre- ya que casi todos mis trajes son hechos en mi mansión, pero conozco muy buenos lugares que estoy seguro serán de tu agrado.
La música suave de los violines cada vez se comenzó a escucharse más tenue, fosfenos nublaron parcialmente su vista y un pequeño temblor amenazaba con atacar sus músculos, puso los dedos en el puente de la nariz tratando de recuperar el control de si.
-Oh Bruce, que pasa, pareces confundido- escucho la arrogante voz de Alexandre, quien ya lo estaba sujetando de la cintura- creo has bebido de mas esta noche, por qué no te llevo a tu mansión y ahí me enseñas todos tus hermosos trajes?- término sin parecer realmente una pregunta sino más bien una afirmación.
-S...si- contestó “¿Qué rayos está pasando, por qué lo estoy permitiendo?” pensó alarmado mientras estaba siendo ya arrastrado a la salida.