Acostado en su cama mirando el techo de su habitación, no podia dejar de pensar en quienes eran los hombres con los que habia visto hablar a Severus en la boda.
Todos se le habían hecho muy raros, pero el hombre de túnica negra que habia visto hablar con la prima de Sirius, era el que extrañamente más preocupación le causaba. Aquel sujeto no le habia parecido humano.
Cuando se dio cuenta ya se encontraba de nuevo en el expreso a Hogwarts listo para cursar su quinto curso. Acompañado en un compartimiento por sus amigos.
Después de la boda de Lucius y Narcissa, Severus habia quedado algo curioso por conocer la identidad de aquel hombre que hacia tan dócil a su amigo, pero la curiosidad que habia tenido durante las vacaciones habia sido pasada a segundo plano por el regalo que le habia obsequiado Lily.
—Sev te tengo una sorpresa— le habia dicho Lily alegre a Severus mientras se encontraban en un compartimiento rumbo a Hogwarts.
— ¡Una sorpresa! —dijo Severus algo sorprendido y curioso ya que no era su cumpleaños ni navidad.
—Claro, que no puedo regalarle un pequeño regalo a mi mejor amigo sin ningún motivo en particular— le dijo Lily adivinando lo que Severus pensaba por la expresión en su rostro.
—No debiste Lily — dijo alegre de recibir un regalo de su pelirroja amiga.
—Ten Sev, lo vi en el callejón Diagon y supe que ya tenías que tenerlo— dijo Lily entregándole con mucho cariño, el regalo envuelto en un verde del mismo tono que sus ojos.
Severus sonrió enternecido y alegre por igual, al mismo tiempo que desenvolvía muy cuidadosamente su regalo, encontrándose con un libro de elaboración de pociones avanzadas.
La primera semana de su nuevo curso habia vuelto a mandarle cartas a Severus, pero seguía pensando en cómo acercarse más al Slytherin, sin que sus amigos se dieran cuenta de ello.
El primer mes pasó y su avance con las cartas que le mandaba a Severus y que este le respondía, por fin estaba teniendo el resultado que habia esperado. Ya que ahora él le contaba cosas sobre él, y de vez en cuando le preguntaba cosas a Severus, acompañadas de poemas o cosas que simplemente le quería decir.
Con la sorpresa de que Severus le respondía sus preguntas o le contaba cosas sobre el. Sin embargo a pesar de que con sus cartas iba de maravilla, en el día a día era todo lo contrario Severus ahora lo ignoraba más que antes, antes de iniciar el último curso de vez en cuando lo veía poniéndose alerta por si Sirius y él le querían hacer una broma, pero ahora ni siquiera para eso lo miraba.
Toda la concentración de su Slytherin estaba en Lily, Regulus y un tonto libro que siempre cargaba.
Y como si no tuviera suficiente con no recibir ni un mínimo de la atención de este, también habia notado que Mulciber y Avery, dos Slytherin de su mismo curso, que nunca habia visto interesados en Severus lo observaban a la distancia.
Mientras mandaba sus cartas, pensaba en cómo sacarle a Severus la información de quienes eran los hombres con los que lo había visto en la boda, trabajaba en su mapa y practicaba para ser un animago, todo aunado a sus clases y deberes del día a día, descuido un poco las bromas de Sirius. Cundo se dio cuenta este ya le habia hecho una broma a Severus que hasta lo habia mandado a la enfermería.
Lamentablemente él habia estado con Remus en la enfermería, quien se estaba sintiendo mal por su condición de hombre lobo. Cuando Sirius y Peter decidieron hacerle una broma a Severus que provoco que rodara por las escaleras.
Estaba a punto de ir a buscarle un libro a Remus a la biblioteca cuando. Por la puerta entraron una muy cabreada Lily seguida por Regulus y la Profesora McGonagall. Con un Severus herido.
Ver a Severus en ese estado no le habia gustado nada, tanto que tenía ganas de crucciar a Sirius, pero sacando todo el autocontrol que tenía tanto para no correr a auxiliar a su Slytherin como para no ir a buscar a sus amigos. Se quedó solo observando como Severus era atendido por la enfermera, mientras Lily y Regulus no se despegaban de él, siempre manteniendo una distancia prudente entre ellos.
Cuando madame Pomfrey termino de curar a Severus, decidió irse ya que Lily y Regulus lo miraban como si él hubiera sido el causante de lo que le habia pasado a Severus y no Sirius y Peter.
Se mantuvo todo lo que resto de la tarde alejado de sus amigos quienes fueron castigados pero cuando la noche llego se hiso el dormido para no tener que verlos ni practicar como transformarse en un aula en desuso con ellos.
Y unos minutos después de que estos abandonaran la habitación, él se fue con su capa de invisibilidad a ver a Severus a la enfermería, quien dormía muy profundamente, debido a que le habían dado una poción de sueño para que no se diera cuenta de que Remus no habia pasado la noche ahí.
Estuvo un largo rato observando al azabache dormir, muy tentado a probar nuevamente sus labios como lo habia hecho ya en una ocasión, pero no quería que todos sus besos con Severus fueran mientras este dormía sin ser consciente de los besos que le daba.
Él quería que Severus lo besara y sintiera lo mismo que el habia sentido cuando lo beso, así que solo acaricio su cabello y paso lentamente sus dedos por el contorno de los labios de este hasta que se acordó de que Sirius y Peter ya no tardarían en regresar a su habitación y notar que él no estaba ahí.
Cuando se levantó sintiéndose mucho mejor que cuando habia llegado a la enfermería, no pudo evitar notar que Lupin se habia ido muy rápido a pesar de que se veía peor que él.
Estuvo tentado a quedarse toda la mañana recostado pero no valía la pena perder sus clases, y menos ahora que estaba anotando todos los trucos que iba descubriendo sobre pociones en el libro que le habia regalado Lily.
Así que cuando salió de la enfermería se encontró con Lily y Regulus que venían hacia él por caminos opuestos, Regulus al ver que Lily iba a llegar más rápido que el. Le sonrió ligeramente y se giró así que él se fue con Lily.
Un lunes mientras desayunaba con Regulus recibió carta de su admirador secreto, y no pudo evitar sonreír, tenía que admitir que aunque al principio estas se le habían hecho muy sospechosas, ahora disfrutaba recibirlas, ya que las líneas escritas en estas de cierta forma le hacían feliz.
Regulus vio que habia sonreído en cuanto tomo la carta de la lechuza y le dijo.
—Es de tu amigo secreto, deberías tirarla Severus—
— ¿Por qué?— inquirió, sorprendido por lo que le habia dicho su amigo.
—Severus es obvio, que ese que te envía las cartas es un estudiante de aquí, hasta usa las lechuzas del colegio—
—Y eso que tiene—
—Sev— le dijo Regulus ahora suspirando, esa persona no es tu amigo, si lo fuera donde ha estado todas esas veces que los Gryffindor te hacen bromas o la semana pasada que mi hermano te tiro de las escaleras, Evans y yo estuvimos ahí para auxiliarte y el, ¿en dónde estuvo? Y antes de que digas otra cosa, tú sabes muy bien que yo cada vez que puedo intento razonar con mi hermano, pero el simplemente no quiere escucharme— le dijo Regulus antes de retirarse.
En la noche cuando se encontró en su habitación se dispuso a leer la carta que le habia mandado su admirador secreto, pero las palabras de Regulus habían resonado todo el día en su cabeza.
Para su sorpresa esta vez su admirador no le habia escrito líneas románticas ni de las cosas que le gustaban, sino que lo alentaba a que se defendiera de los Gryffindor.
Él nunca le habia mencionado en ninguna de las cartas que le habia contestado que fuera molestado por estos, sabía que su amigo secreto era de Hogwarts, eso era obvio. Pensaba que su admirador secreto era un Hufflepuff sangre pura despistado.
Debido a que en una de las cartas que habia recibido su admirador secreto este le habia preguntado si tenía algún prejuicio sobre la pureza de la sangre. Diciéndole que él era sangre pura pero que odiaba esa ideología.
A lo que él le respondio, que eso al él no le importaba puesto que su mejor amiga era una nacida muggle y el mismo era un mestizo.
Y pensando en todas las cosas que habia compartido sobre él, sumado a lo que le habia dicho Regulus, se sintió como un completo tonto, ya que Regulus tenía razón, que valor podia tener el amor o la amistad que le decía tener su admirador secreto. Si no se mostraba ante él, si ni siquiera tenía el coraje de defenderlo como lo hacían Lily y Regulus.
Ahora sentía que sin darse cuenta se habia convertido en un reflejo de su propia madre, quien a pesar de recibir los golpes y maltratos de su ebrio padre seguía ahí, a cambio de una mínima demostración de amor.
Y eso era lo mismo que él estaba haciendo, no lo le habia importado no saber quién era su admirador secreto a cambio de recibir palabras de afecto de otra persona que no fuera uno de sus amigos, le habia gustado sentir que habia otra persona que podia sentir afecto o amor hacia él.
Aquella noche no dejo de sentirse como la persona más tonta del mundo, por haberse dejado influenciar por la imagen de su madre y por abrirse un poco con alguien que no fuera Lily.
Por lo que decidió que ya no leería las cartas que su admirador le enviara. Sin embargo le haría caso a la última carta que le habia escrito y se defendería de los Gryffindor como antes hacía, solo que ahora él inventaría los hechizos que usaría contra estos.