Los labios de su Slytherin habían empezado a seguir el mismo ritmo que los suyos, por lo que no pudo evitar unir más sus cuerpos al mismo tiempo en que introducía lentamente su lengua, sintiendo como Severus la recibía sin ninguna objeción.
Su lengua y la de Severus se saludaron como viejas rivales, dispuestas a convertirse en las mejores amigas del mundo, entrelazándose entre sí, al ritmo que marcaba.
Era sumamente feliz de que su Slytherin correspondiera a sus besos, tanto que cuando se dio cuenta sus labios se encontraban en el níveo cuello de Severus. Donde dejo su marca con una ligera mordida, que estremeció todo el cuerpo del Slytherin.
—Me mordiste— soltó Severus apartándose con un jadeo, mirándolo extrañado.
—Perdón, no me pude controlar— dijo apenado.
—Más te vale, que eso no se vuelva a repetir.
— ¿La mordida o el beso?— cuestiono con una traviesa sonrisa.
Severus lo miro pensativo y dijo levemente sonrojado—La mordida.
—Eso, significa que aceptaras mis sentimientos— soltó ilusionado, volviendo a retomar su cercanía.
Severus lo miro dudoso, antes de sonreír levemente y clavando su negra mirada en sus ojos dijo—Tal vez Potter. Antes de irse y dejarlo radiante de felicidad.
Después de dejar a James, Severus se fue a toda prisa hacia su sala común, pensando que estaba loco por haber aceptado los sentimientos del Gryffindor. Ya que su talvez en verdad habia significado un sí. Y James lo habia comprendido, lo pudo ver en sus brillantes ojos avellana.
«Por Merlín pero que he hecho» se dijo internamente.
Seguramente haberse pasado todo el verano pensando en James lo habia vuelto loco, solo así se explicaba aquello que acababa de hacer. El haber besado a James y sentir su cuerpo contra el suyo, sus labios sobre los suyos y su lengua jugueteando con la suya; habían acelerado irremediablemente los latidos de su corazón y nublado la mayor parte de su raciocinio.
Se habia enamorado de James Potter y esperaba no arrepentirse de la decisión que habia tomado.
A la mañana siguiente, bajo a desayunar tarde encontrándose con la sorpresa de que James aún seguía desayunando en la mesa de Gryffindor. Y en cuanto lo vio, le dedico una cálida y traviesa sonrisa, que no pudo evitar corresponder levemente.
Cuando estaba a punto de terminar de desayunar, James se levantó de su mesa y salió del gran comedor con una amplia sonrisa en su rostro. Que él descifro rápidamente.
Por lo que le dio los últimos bocados a su comida, y salió del gran comedor rumbo a la sala en donde le daba sus clases privadas al Gryffindor.
Encontrando a este con una radiante sonrisa; una pila de libros y al lado de ella una gran manta verde terciopelo, con cojines plateados de diferentes tamaños esparcidos.
—Quita esa sonrisa o me voy— dijo mientras se acercaba hacia la pila de libros.
James, ensancho su sonrisa aún más y tomo un libro, al mismo tiempo en que Severus se dejaba caer sobre la manta.
Y para cuando se dio cuenta, el Gryffindor ya estaba acostado con su cabeza recargada en una de sus piernas; de un momento a otro sintió las incipientes ganas de tocar el cabello revoltoso de James. Así que sin pensarlo mucho, coloco su mano sobre su revoltoso cabello y lo acaricio cuidadosamente revolviéndolo más en el proceso, llevándose la sorpresa de que contrario a lo que parecía el cabello de James no era áspero, sino todo lo contrario.
Durante el desayuno, sintió una pesada mirada sobre él, pero no miro hacia donde esta procedía, sabía muy bien que era la mirada de Regulus sobre él.
Desde el primer día que habia vuelto al castillo, pudo sentir la mirada, llena de resentimiento y de abandono que le dedicaba su hermano. Habia estado ignorándola, pero ese día en particular. La mirada de Regulus, tenía un sentimiento diferente que le taladraba la piel.
No pudo resistirla y se fue de la mesa sin terminar su desayuno, dejando a sus amigos, Remus noto que algo andaba mal con él y lo fue alcanzar.
Y aunque la compañía de su amigo lo habia ayudado a olvidarse un poco de la mirada de su hermano, aun así no pudo evitar sentir un pequeño dejo de culpa por haberse ido de casa sin decirle nada a Regulus. Si bien ya habían dejado de ser cercanos y pensaba que este habia sido influenciado hasta la medula por sus padres, una pequeña parte de él sentía culpa por haber dejado a su hermano en las garras de sus padres.
El día que habia pasado junto a su Slytherin fue increíble, Severus habia leído la mayor parte del tiempo, pero de vez en cuando le acariciaba el cabello, o le dedicaba miradas y leves sonrisas que le encantaban. Porque esos pequeños detalles de Severus a su persona, eran su manera de demostrarle sus sentimientos.
Y aunque para él eso estaba bien ya que estaba más que claro que su Slytherin habia aceptado su amor. No pudo evitar posicionarse sobre su novio y decirle—dilo.
— ¿Decir, que?
—Sabes muy bien de que hablo.
—No voy a decir eso en vos alta.
—Hay que hacer las cosas bien Sev, yo te quiero y tú me quieres, porque te cuesta decir solo cinco simples palabras.
—Potter.
—Vamos, Sev.
—Sabes que no lo haré.
—Yo creo que sí, porque no me quitare de ti, hasta que lo digas. Y mira que no me molestaría tenerte entre mis brazos toda la noche— soltó pícaro.
—No seas ridículo.
—Severus Snape Prince ¿quieres ser mi novio? —Declaro, omitiendo las palabras de su Slytherin.
Severus se sonrojo y dijo—Escucha atentamente, porque solo lo diré una vez—soltó un casi imperceptible suspiro y añadió—Sí, quiero ser tu novio. Recibiendo un profundo beso por parte de James que disfruto plácidamente, rodeando con sus brazos el cuerpo de su novio.
El fin de Semana paso, rápido y agradable, habia pasado la mayor parte de este en compañía de James y tenía que admitir que disfrutaba mucho de los momentos que pasaba con el Gryffindor.
Por lo que cuando el lunes llego y se encontró desayunando en la mesa de Slytherin, no pudo evitar notar que Regulus miraba hacia la mesa de Gryffindor y de todos los integrantes de esta, su mirada se fijaba en su hermano, para luego pasar a James y a ambos los veía con enojo.
Aquello se le hizo extraño, ya que Regulus no era muy dado a mirar a la gente de esa forma, el menor de los Black era más de pasar de las cosas; un poco como él. No obstante si se ponia a pensar, su amigo habia estado más callado de lo usual desde que habían regresado a Hogwarts.
—Acaso quieres matar a Potter y al tonto de tu hermano con la mirada— Soltó, lo más casual que pudo.
Regulus desvió rápidamente la mirada al saberse descubierto y le dijo—Los odio a los dos.
— ¿Te hicieron algo? — Pregunto, mirando hacia los Gryffindor.
—No.
— ¿Seguro?
—Sev, nos vemos luego en la sala común— fue lo único que le dijo su amigo antes de levantarse y salir del gran comedor.
Estaba a punto de seguirlo, cuando el correo llego y una lechuza le dejo una carta de parte de Lucius.
Después de salir del gran comedor, Regulus fue hacia su clase de encantamientos. No habia sido su intención ser cortante con su amigo, pero no quería hablar del tema; no aun.
Hacía ya algunos años que daba por perdida su relación con su hermano. No obstante aun así no pudo evitar sentirse traicionado por este al huir de casa y dejar todo el peso del apellido Black sobre sus hombros.
Aparte de odiar como este habia preferido a sus amigos sobre su propia familia, sentía repudio hacia los amigos de su hermano, pero en especial hacia James Potter.