Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amor imposible por Huitzil

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

XIV

La gran cena había llegado, le llevo a su esposa un ramo de lilas (sus favoritas) y pidió reservación en el mejor restaurante que conocía, casi vacío su cuenta bancaria para llevar dinero para esa noche pero no le importo mucho, quería recuperar a su esposa a como diera lugar e incluso le había comprado un lindo anillo de plata de esos caros que costaban más de la mitad de todo su salario de un año, el sacrificio fue mucho sin embargo estaba convencido de que era el mejor plan de todos para tratar de hacer las paces con ella.

Mycroft se encontraba hablando por teléfono y debía ir en persona averiguar sobre una reunión que se llevaría en secreto para tratar de realizar un levantamiento en contra de la corona Inglesa propuesta por un subordinado (por eso la desconfianza al personal)  y tenía que conocer en qué términos se llevaría dicho plan, el lugar no era de sus preferencias y ya que nadie que no fuese su majestad le conocía realmente el solo pasaba como chacho o perro político de los demás, estaba seguro que no llamaría la atención de nadie.

Lestrade llegó temprano al restaurante, se veía guapísimo con su esmoquin negro y sus zapatos de igual color, algunas mujeres le miraron con lujuria ya que no era un tipo feo, los años en la policía y gimnasio le habían otorgado un buen físico y era simpatiquísimo. Se sentó en su mesa y  pidió una botella de champagne. Jugo con sus dedos y espero paciente a que ella llegara, checo el menú pero le pidió al mesero más tiempo en lo que llegaba su dama.

Mycroft se encontró sentado en la barra del bar disimulando ser un tipo más que gracias a su capacidad no llamaba la atención de nadie, lo suficientemente cerca para oír, lo demasiado lejos para no ser descubierto y pidió un simple Martini con hielo, su mirada brillo cuando se percató que llegaba el líder junto con un par de sujetos más de la banda que planeaba levantarse en armas contra la reina. Pobre idiota, Mycroft tenía todo ampliamente calculado.

Pasaron dos horas, una conmoción surgió en un bar cercano pero eso no molesto a Lestrade de todas maneras siempre en los bares pasaba algún contratiempo y la esposa de Lestrade se dignó a aparecer, llevaba un vestido negro ajustado como el de la última vez y su cabello estaba un poco alborotado y el maquillaje desacomodado, ella hizo una mueca al verle y se sentó de mala gana sin saludarlo pidiendo que cambiaran la botella de champagne por una bebida más fuerte. Lestrade fingió que todo estaba bien, le sonrió, le pregunto cómo le había ido el día, alago su vestido y como siempre agrego que se veía hermosa, su esposa soltó un suspiro y hablo al fin, confeso al moreno que ya no sentía lo mismo que en la boda, que le quería pero que ya no lo veía como un hombre y que sus intentos por acortejarla en lugar de honrarla la exasperaban y molestaban, que ya no le amaba y le pido el divorcio. La botella llego y sirvieron dos copas, ella dio un trago y tomo de la mano a su esposo, se disculpó y le sonrió pidiendo que la comprendiera pero que ya no le amaba, se fue sin decir más.

Mycroft glorioso prefirió quedarse en el bar un momento más para asegurarse que nadie más perteneciente a la banda llegaría, aunque era improbable porque ya se habían llevado a la mayoría y serian interrogados por personas capaces y desalmadas. Se había armado un revuelo cuando los agentes encubierto los acorralaron pero todo se controló enseguida y se llevó con tal discreción que ni la policía sospecho de lo que sucedió.

La esposa de Lestrade se marchó y él se quedó en ese restaurante caro en completa soledad, pidió un bocadillo como si nada y se terminó la botella, Anderson llego junto a Donovan no porque los hubiese invitado sino a petición de Sherlock y Watson, al preguntarle qué había pasado con la cena romántica, Lestrade se hizo el desentendido y excuso a su esposa con que un familiar se encontraba enfermo y ella había tenido que ir a socorrerlo, no lamentaba su ida. Les dijo que si querían ir por un trago al bar cercano, Lestrade se veía un poco ido y ebrio pero lo suficientemente cuerdo para pagar y marchar. 

El mayor de los Holmes estaba por terminar su bebida y dispuesto a pagar cuando vio a un hombre ebrio entrar tomado del brazo de otro por la puerta, se reía por algo que le contaron o que dijo muy seguramente lo último  y cuando le vio le pareció tan perfecto como la última vez a lo que decidió quedarse para convencerse de que estaba siendo un poco condescendiente con sus sentimientos.

Estaba tan dispuesto a probarse a sí mismo y a encontrar todos los defectos que Gregory Lestrade podría representar en este momento que los enumeraría, los dividiría alfabéticamente, los acomodaría por incorregibles e insoportables, pondría de ellos un moño rojo y se los enviaría así mismo para recordarse porque el tener alguna clase de emoción por una persona era incorrecto y hasta vulgar y entonces…

Lestrade se tropezó y cayó al suelo.

Pero por alguna razón al verle tan despreocupado e inocente en el suelo riendo a fuertes carcajadas no pudo sino que pensar que ninguna sonrisa jamás se había visto tan hermosa como esa y su corazón latió fuertemente, soltó una sincera risita disimulada ante todo, no había reído de placer por algo desde hacía bastante y se quedó disfrutando de todo lo que el inspector le podía brindar. Greg se puso de pie, había tirado algunas copas y entre ellas la copa de Holmes, el ultimo no le dio importancia ya que su traje no se ensucio por su capacidad de prever los movimientos del moreno, solo se alejó un poco más era  apreciando que el traje negro que llevaba puesto el inspector le quedaba de mil maravillas, entallaba su masculina figura, se veía más jovial y simpático además de que le daba un aire de galantería y coquetería infinitas.

De un momento una canción se escuchó en el lugar, Lestrade intento bailar pero tan pronto como empezó, termino, miro a todos los que le veía se burló de todos su mirada café, ardiente y sensual se cruzó con el insípido azul frio calculador de la mirada del mayor de los Holmes pero en lugar de desviar la mirada como siempre hacia, la sostuvo con fuerza y determinación, le saco la lengua enseñándole el dedo de en medio para concluir con una sonora burla hacia el político. Su sonrisa era hermosa y simpática, algo juguetona e infantil, se sentó resignado mientras sus compañeros lo abandonaban seguramente estaban hartos, le habían suplicado que salieran de ahí pero el cano insistió tanto en quedarse que se cumplió su voluntad aunque fuese completamente solo.

Notas finales:

Bueno, gracias a todos los que se atreven a comentarme,y a los demas que pokiteros como si un comentario de "pudrete" o algo les hiciera daño :( da igual espero que les este gustando tanto como a mi me gusto escribirlo, besos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).