Tercer capítulo.
Sigo buscando fics de los ilusionistas no pierdo la fe en que alguien me pase uno para leer.
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III.-
Se llevó los dedos al puente de la nariz. Estaba perdiendo la paciencia con este hombre.
Era el décimo cigarrillo del día y ni siquiera daban las doce de la tarde y aun así los cigarrillos iban desapareciendo rápidamente.
Maldito el día en que trato de apiadarse y comprender a ese drogadicto. Debió de haberlo metido en la cárcel o presentar una denuncia para que no se acercara sus escenas del crimen o, cuando menos intentarlo. De repente recordó: “ah… ya, fue por su hermano” simplemente el verlos discutir todo el tiempo en la policía, gritarse, ofenderse y demás lo hacía también a él molestarse con el hermano menor “si tan solo no lo consintieran tanto” “si le dieran un buen castigo de vez en cuando” “un buen regaño como dios manda”
Los demás se habían lavado las manos y cada que ese drogadicto caía tras las rejas era Lestrade quien lidiaba con él. Con sus ofensas, malos tratos, cinismo, desprecio por la humanidad e incluso con su indiferencia y silencio. Era Lestrade quien una vez por la madrugada en la que estaba resolviendo un caso de feminicidio cuando lo vio entrar de nueva cuenta a la celda. Se acercó para ver qué era lo que había hecho para terminar de nueva cuenta en ese lugar y ante el silencio otorgado le comento que cuando menos guiñara un ojo para hacerlo ver más humano el otro pareció escucharlo pero prefirió ignorarlo.
“- venga, que en lo personal no me importa lo que te pase, he visto a mejores personas echar su vida a perder por menos, pero no deberías tirar tu talento así a la basura, tienes futuro, me he dado cuenta que en más de una ocasión te has presentado como detective asesor, pues bien… yo quiero una asesoría sobre un caso”- le dijo viéndolo tras las rejas, el pelinegro le daba la espalda al principio luego se enderezo y lo observo como si le acabara de crecer una segunda cabeza. “- ¿Cuánto cobras?-”
“- No es dinero… quiero acceso completo a toda la información y solo deben ser casos que me importen, si no me importan no los tomo”- comento seriamente enarcando una ceja y relamiéndose los labios ansioso.
A Lestrade se le hizo extraño ese comportamiento y esas exigencias porque… eran exigencias ¿no? lo vio con más determinación de pies a cabeza. En definitiva, el pelinegro sabía lo que quería, como lo quería y cuando lo quería, muy distinto de él y desvió la mirada al techo reconsiderando la oferta. “- Bueno que si es una asesoría sobre un caso es normal que quieras la información completa del caso. Así que por mi está bien ¿Nada más?-“
El pelinegro se puso de pie como si tuviera un resorte en el trasero “- necesito entrar a la escena del crimen, ver, tocar y hasta probar el cuerpo si es necesario. Total libertad tras la cinta amarilla y afuera de ella.- “llevaba una chamarra apestosa y las manos en los bolsillos ansioso paseándose en ese pequeño trecho de celda que tenía como jaula. Un león enjaulando cazando.
“- tendría que hablar con los de Bart´s para que te dejen ver el cuerpo con más detenimiento y ¿acceso total tras la cinta amarilla? Estás loco… No puedo, si se dan cuenta me despedirían enseguida por dejar pasar a un drogadicto a la escena del crimen.”
-“Si, No, además, ya no sería un drogadicto... Podría ayudarte Detective… me necesitas”-
- “Tanto como para venir aquí a hablar contigo...”- Lestrade se llevó las manos a la cintura pensativo, le dio la espalda y volvió a mirarle con determinación - tienes una semana para estar completamente limpio y te daré los detalles del caso y después… después ya veré.- y si de alguna manera confiaba en que ese demonio se volviera uno de los buenos y aun lo seguía esperando.
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Notas del autor: Todos ustedes que leen hasta acá tienen un lugar reservado en el infierno regguetonero por no comentarme. Gracias igual por leer.