Mentiría a muchos si no dijera que estaba cansado; aunque prácticamente eso era lo que decía a toda persona que se atrevía a preguntarle “no, no estoy cansado”- decía si alguien llegaba a preguntar por su salud. Dirigió la mirada a la ciudad pensando en absolutamente nada, es como si su cerebro se hubiera apagado hasta que su teléfono en el escritorio lleno de papeles sonó un par de veces, tardo en encontrarlo un rato pues se encontraba prácticamente enterrado en expedientes en alguna parte hasta que dio con el ruido y se apresuró a contestar. Inmediatamente alguien le grito por el auricular y se giró calmadamente a ver nuevamente por la ventana escuchando la voz potente de su jefe.
- Buenas tardes –
Alguien entro a su oficina mientras atendía el teléfono y trataba de concentrarse en las indicaciones que se le daban. La persona se quedó esperando una respuesta y lo único que obtuvo fue un movimiento de la mano derecha del detective que ni se giró a averiguar quién era, faltaron solo un par de regaños más por un formato mal llenado de uno de sus subordinados y colgaron.
- Discúlpeme yo…
- Lo entiendo. Un día muy difícil -
El pelirrojo se encontraba inmutado de pie viendo unas condecoraciones viejas en marcadas que eran el orgullo de Lestrade o quizá veía las fotos que tenía cuando era más joven. Casi se la caía la boca al suelo al inspector al ver al hermano de Sherlock ahí. Trato de calmarse de la conmoción principal ¿y ahora este que quería?
- ejem… - se aclaró la garganta – Buenas tardes señor ¿en qué puedo servirle? – Pregunto lo más formal que podía con evidente nerviosismo puesto que era verdad que no esperaba verlo ahí es decir ¿Sherlock otra vez estaba en la cárcel o algo? Porque sus esbirros no le avisaron, no es como si lo hicieran a diario pero arrestar a Sherlock estaba prohibido; mientras seguía sacando conclusiones el pelirrojo Holmes hablo lenta y calmadamente. Sinceramente Mycroft Holmes hacía sentir menos a Gregory Lestrade y eso incomodaba bastante al segundo.
- ¿Servirme? No, de nada inspector solo me preguntaba qué es lo que estaba haciendo mi hermano en sus tiempos libres y, no me costó mucho tiempo descubrirlo…-
- ¿Qué? – pregunto Greg un poco confundido por esa respuesta.
- Usted es un servidor público honorable y respetable, no tiene ni una huella criminal en su expediente y no está asociado con ninguna banda delincuente. No puedo decir lo mismo de su familia por supuesto; sin embargo su forma de trabajar no me parece del todo honesta a decir verdad me incomoda, y me incomoda bastante mi buen señor que ande metiendo civiles a sus escenas del crimen y dejándolos hacer su santa voluntad con los muertos y más cuando estos “civiles” comparten ADN conmigo –
- ¿Me investigo? –
- ¿No es evidente? Estamos hablando de mi hermano Sherlock ¿sabe el peligro que representa una persona que no está entrenada para ser policía, ni armada y con antecedentes de drogadicción husmeando en las escenas del crimen? Usted está poniendo en peligro a una persona y esa persona es mi hermano. –
Lestrade soltó un largo suspiro torciendo la boca un poco molesto s decir verdad – Bueno… – respondió llevándose las manos a los bolsillos como muestra de que escondería algo en sus palabras; sin embargo las saco y siguió hablando con honestidad – Sí. Estoy plenamente consciente de todos los peligros de los que me habla e incluso los de mi trabajo, pero al parecer el conoce bien lo que hace y prefiero que este afuera ayudándome con los casos a que este dentro de la cárcel muriéndose poco a poco frente a mis ojos. Si usted conoce una manera más provechosa para que su hermano deje las drogas adelante aplíquela y nunca más tendrá que verme de nuevo – Mycroft enarco una ceja y por un momento desvió la mirada al mango de su sombrilla.
- Aun así es mi deber como hermano mayor de Sherlock velar por su bien. Dígame cuanto quiere para retirarse o si quiere estar en un puesto más provechoso en otro lugar donde gane más dinero por hacer menos. Diga lo que quiera y lo tendrá, no se limite, lo que pueda imaginar será suyo siempre y cuando se marche lejos o no le dé más casos a mi hermano. Si quiere ser jefe de este departamento, comandante, lo que sea o pedir su retiro vivir como rey y nunca más trabajar - Lestrade tomo asiento nuevamente viendo la montaña de papeles en su escritorio y las cajas y cajas que rodeaban su lugar de trabajo – Nunca más tendrá que llenar esos absurdos formatos.-
-Suena fantástico – dijo al fin pensando en voz alta y aunque no lo hubiese dicho Mycroft de todas maneras lo habría adivinado – Mi esposa estaría feliz de tenerme en la cena todo el tiempo –sonrió imaginándose una vida así. El pelirrojo nunca había notado una sonrisa tan perfecta y triste además de que, aunque ya sabía que este policía ya estaba casado escucharlo de sus labios provoco un pinchazo de dolor y congoja que relaciono enseguida por el trabajo que había dejado pendiente en su oficina para venir a hablar con él - y tener una casita con una cerca blanca siempre fue mi sueño, un par de hijos corriendo por el jardín y un perro en el patio o un gato en la casa, pero…– respondió Lestrade nostálgico – usted me ofende señor – Mycroft Holmes se desconcertó por un momento no esperando esa reacción del policía, por lo que había leído en los informes este hombre era clase media pobre, no tenía nada en especial como tantos otros que se le habían acercado a su hermano. No había hecho absolutamente nada importante en toda su vida ¡hasta en sus calificaciones era un mediocre! Hijo de padres pobres que, a su vez eran hijos de personas pobres, sin educación, sin valores, sin dinero, sin nada y aun así el señorito se ofendía. Bueno era normal para algunos ofenderse pero como era “normal” todos tenían su precio.
- Discúlpeme, no era mi intención ofenderle siendo usted un servidor público que ama su trabajo aun así aumento mi oferta. Puede tener una casa blanca con cerca blanca y nunca se preocuparía por pagar impuestos o la educación de sus hijos, ellos asistirán a las mejores instituciones de todo Londres y yo mismo me encargare de darles puestos importantes. Depositare dinero en una cuenta a la que usted tendrá libre acceso cada quince días hasta su muerte, será una cantidad cuantiosa y…
Lestrade lo interrumpió con una risa burlona y déspota lo que molesto bastante al pelirrojo – No. usted no me entiende – Lestrade saco algo de un cajón, lo miro atento un par de minutos y lo guardo de nuevo –Hubo un tiempo que me preguntaba porque Sherlock era así, porque se había hundido en ese mundo de las drogas, ahora ya tengo mi respuesta y el problema no es solo su inteligencia o su capacidad de hablar más de ocho idiomas (al igual o menos idiomas que usted) y que aun así nadie lo entienda o de ser un sociópata altamente funcional, no… ese no es el problema, creo que el mayor y el verdadero de sus problemas es usted – Mycroft se puso tan rojo como una granada pero no dijo nada solo apretó los puños de las manos esperando a que el otro terminara -Yo no quiero su dinero, ni su casa, ni su educación… Gracias pero no gracias. Me gusta trabajar, no puedo tener hijos y adoptarlos no me parece lo mejor porque soy un asco como padre así que los deseche hace tiempo pero me gusta soñar que si puedo y, no le interesa pero parece que ustedes leen la mente y se lo diré de todas maneras me hice policía no para ganar dinero sino que yo quería hacer un cambio, hacer el bien, ser uno de los buenos – el mayor de los Holmes trago saliva viendo a este sujeto ¿Qué le pasaba a ese loco para rechazar una oferta así? – Ustedes los hermanos Holmes me dan lastima… Tienen tanto poder y poseen tan poca felicidad… no pueden hablar por más de diez minutos sin que se quieran matar, prácticamente usted cree saber todo de su hermano y realmente no sabe nada. Ahora entiendo porque Sherlock se la pasaba diciendo en la celda cuando estaba lo demasiadamente drogado para hablar que usted era su archienemigo ¿ha considerado que quizá si lo es?-
- Sí… De todas maneras vendré mañana a hablar de negocios inspector, no olvide que mi propuesta está en pie -
- No se moleste en venir mañana tendrá la misma respuesta -
Mycroft tomo su sombrilla y salió del lugar lentamente y su acompañante quien al parecer se había quedado a fuera todo el tiempo le pisaba los talones.
Donovan entro al lugar preocupada – le dije señor que ese Friki no le traería nada bueno – Lestrade negó con la cabeza y reviso de nuevo su cajón sacando de ahí la foto arrugada y vieja de una pequeña niña. Lestrade no había mentido con lo de tener hijos pero esa niña había sido lo más cercano a una aunque no existía nada, ni siquiera la protagonista de la foto para corroborarlo y de eso hacía ya bastante tiempo, tanto que ni registros quedaban. “beneficios de ser de la policía”- pensó vagamente escondiendo nuevamente la foto con la intención de romperla. Sí… algún día tenía que romperla e incinerarla.