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La Brecha por malugr

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Notas del capitulo:

Bueno bueno, son las 5 am, acabo de terminar este capitulito sobre todo para que sepan que no he muerto,pero que la universidad me tiene literalmente ahorcada asi que miren a que horas vengo a escribir jajaja. Leis sus comentarios y no saben como los disfrute, los respondere personalmente mañana porque como dije son las 5 am y muero de sueño.

 Espero pronto poder subir mas cap, pero mientras tanto deseenme suerte en los examenes y para todas aquellos que sufren lo mismo solo me queda enviarles fuerza, exito y animo que falta poco para las vacaciones! jajajaa.

 Pido disculpa si hay alguna falla en la redaccion o algo pero bueno, hace mucho sueño jajajajaja lo he hecho lo mejor que he podido como siempre pensando en alguna cosa loca para sorprenderl@s ¿Lo he conseguido? jajajaa haganmelo saber en lo comentarios.

 Infinitas gracias por el apoyo, nos leemos pronto y espero disfruten!!

 

 Saludos!

 

 Ahí se quedó, entumecido de dolor, físico mental y emocional.

 Ojos llenos de lágrimas se mezclaban con la sangre que salía timida de aquella fina herida que su atacante le había dejado. No se trataba de una agresión en si misma, pues era muy poco como para hacer verídico daño, pero era un firme recordatorio de que aquello no había sido un sueño y de que años y años de odio, revestido en la tersa piel que alguna vez lo había cautivado, ahora se volcaban contra el sin contemplación alguna.

 Muerte reflexiono sobre aquello contemplando a un abatido Ciel que poco a poco recobraba el aliento, extrañada de ella misma al no mostrarse apática ante los vulgares asuntos de mortales; pero lo recordaba bien, el mismo dia que presa y cazador abrieron sus ojos al mundo, supo que serían desgraciadas sus vidas y que jamás hallarían paz, ni juntos, ni separados.

 Esta noche no será… Ciel.

Murmuro mientras se desvanecía de aquel cuarto al tiempo que ciel se libraba una vez mas de sus garras. Viviría una noche más, aunque muerte ya sabía, que para cuando los mortales lograban comprender las verdades ocultas tras sus existencias ya era demasiado tarde…

 Era la ironía más grande de todas, la verdad y los propósitos reales de la vida eran revelados justo en el instante que muerte les rozaba para quitar la venda que les hacía imposible ver todo claramente, pero como ya había dicho, para ese entonces el último suspiro se ha exhalado y ya no había forma de volver a atrás.

 Muerte había perdido la cuenta de cuantas almas vio quedarse con amargura, sujetas al infeliz plano terrenal, lamentando por toda la eternidad los errores de los que no fueron consientes hasta que ella les libero de su vida de ceguera.

 Tarde, tarde, tarde…

 Continúo con sus labores muy lejos de aquella clínica, pero con su mente secretamente concentrada en el par de desdichados que con odio destruían sus ya escasas oportunidades de vivir en paz.

 ¿Cómo acabara?

 Dijo mientras pensaba en azules ojos llenos de lágrimas, en grises ojos llenos de odio.

 

 

.

  La luz solo me parecía aterradora y con ojos cansados veía aquella puerta, suplicándole al destino que antes de volverle a ver cruzarla cegara mi vida con un zarpazo final.

 Eran las dos de la tarde y mi desayuno y almuerzo reposaban en la papelera del baño y un nudo en mi estómago a penas me permitía beber agua.

 ¿Cuál es el siguiente paso?

 Ni en mi más optimista faceta podía siguiera imaginar una forma de escapar de todo lo que sabía que se vendría sobre mí, una tras otra imágenes aterradores cruzaban mi mente, todo de un diabólico color sangre.

 La puerta se abrió.

 Era mi madre.

 Supero el micro infarto respondi con una sonrisa a la suya y me relaje.

-          Ciel ¿Seguro te sientes bien?

-          Si si… Solo no he descansado del todo.

-          Eso puedo notarlo, lo que no se es porque

-          Bueno, tal vez sea por tanto estar en cama.

-          Mientras sea solo eso entonces creo que podremos ayudarte.

La mire interesado ¿Qué queria decir?

-          ¿A qué te refieres?

-          Bueno he estado hablando con el doctor…

 Un salto en mi corazón me hizo recuperar algo de color.

-          ¿Qué te dijo?

-          Me dijo que te ve evolucionar muy bien así que me recomendó…

 ¿Pudiera ser?  Dije escéptico de mi propia suerte.

-          ¿Te dijo que podía ir a casa? – Interrumpí ansioso sin poder ocultar mi desespero.

 Pronto volveria a mi realidad.

-          Oh cariño.- Dijo mi madre conmovida.- Se lo mucho que te incomoda estar aquí.

 Solo pude suspirar decepcionado sabiendo que nada de lo que esperaba se cumpliría.

-          Pero el doctor Grell no está nada convencido de que te vayas en tu estado físico, le preocupa que haya alguna complicación.

 Un poco desconcertado analice sus palabras.

-          ¿Te dijo que evoluciono bien, pero luego te dice que teme por mi?

-          No, no me has entendido, el doctor con el que hable fue Sebastián.

 Trague con fuerza y en un segundo reviví la aterradora escena de la noche anterior y sentí de nuevo el sabor a metal en mi boca, el dolor en mi pecho y el ardor de la cortada bajo mi ojo que infantilmente debí justificar como un rasguño al rascarme con demasiada fuerza.

 Una de las maquinas a mi lado comenzó a sonar con mayor insistencia, era mi pulso que había comenzado a acelerarse.

 Mi mama se levantó aún más alterada que yo y en un salto estuvo abriendo la puerta clamando por ayuda

 Apreté con fuerza mis puños enojado conmigo mismo y con mis estúpidas reacciones. Me obligaba a respirar más despacio, pero no solo no funcionaba sino que parecía empeorar las cosas y el desesperante ruido junto a mi cama me encolerizaba aún más.

 Una enfermera entro a prisa y tras ella mi madre que observaba de lejos como la joven tocaba los monitores y se cercioraba de mi estado.

 En unos minutos habiéndome calmado, la crisis quedaba superada.

 Grell cruzo la puerta.

-          Lo siento vine tan pronto como pude.

 Se escuso y camino hasta estar junto la enfermera y comprobar por si mismo que todo estaba en orden.

-          Bueno parece que no es nada, sin embargo me gustaría saber que ha ocurrido.

 Mama avanzo algo aliviada al oir que todo estaba bien, sin embargo no te que se mostraba apenada.

-          Yo, yo lo siento supongo que he tenido algo que ver… Yo…

-          No ha sido nada.

Hable con firmeza atrayendo la atención de todos.

-          Yo solo me he disgustado un poco… Mama me hablaba de una buena noticia, pensé que se trataba de que ya podría ir a casa. El que ese no fuera el caso me altero un poco. Lo siento.

Los semblantes de la habitación se volvieron comprensivos y sentí alivio al haber desviado todo del nombre de Sebastián, mi mentira era bastante creíble.

-          Oh.- murmuro Grell.- Ha sido eso entonces.

-          Me temo que si.

Mi madre musito despacio y al notar que ella no había asociado mi reacción con Sebastian me tranquilice.

-          Bueno supongo que esto en si mismo es clara muestra de porque no quiero que abandones la clínica aun. Eres ahora mismo fácil de alterar y no es conveniente de ninguna forma.

 Maldito seas, pensé imaginando su rostro, es que hasta tu nombre me causa problemas.

 Era una maldición en toda la extensión de la palabra y su existencia se contraponía a la mía como si el mundo no fuera bastante amplio para ambos y lo único que restara fuera aniquilarnos el uno al otro.

-          Pero, imagino que no pudo darte la noticia real y esta en realidad me parece muy buena.

Fingí interés.

-          Sebastian hablo conmigo sobre su conversación de ayer…

 Respira, respira.

-          Y me ha dicho que te ha visto comprensiblemente confundido, pero que está convencido de que ponerte en contacto con parte de tu vida será fundamental para recobrar la memoria, asi que ha dado su autorización para que comiences a recibir visitas.

 Para cuando Grell termino de hablar yo no sabía bien que expresión tenia, permanecí en silencio mirándole como si no hubiese entendido una palabra.

-          ¿De qué hablamos exactamente?

-          Bueno, Sebastián ha comenzado a atender a  todos aquellos que han ido llegando desde el día de tu accidente. La verdad es que hay muchas personas que han viajado para venir a verte y aunque no los hemos dejado pasar por considerarlo imprudente, ahora con su visto bueno me parece que estarás muy ocupado.

 Si algo había aprendido, es que todo acto de perversión que provenía de él, venia envuelto en algo similar a una buena acción.

 Él sonreía mirándote a los ojos mientras que en tus manos depositaba una bomba lista para hacerte reventar.

 Le divertía alimentar esperanzas que desde un inicio no fueron más que fraude, escondía veneno del más concentrado tras esa expresión calmada que entre más acogedora lucia, más adentro hundía la estaca.

 Me imagine a mí mismo empalado.

-          ¿Qué te parece? – Pregunto Grell.- Suena bien?

 En mi mente luchaba por organizar las palabras. Estaba jodido, eso era claro, pero aun así no podía demostrarlo a los de más.

 Si arruinaba su juego tan descaradamente nada protegería a los mios de su rabia.

-          No lo se, estoy algo desconcertado…

-          Bueno teniendo en cuenta que la mayoría de los que están ahí afuera ahora mismo son solo extraños para ti, Sebastian los ha ido entrevistando y para hoy ha autorizado a dos personas.

 El está averiguando mi vida…

 Sentí un escalofrió al darme cuenta de que la persona que mas me odiaba, se hacía poco a poco con todo el conocimiento de mi vida mientras que yo permanecía en la negra niebla de no saber nada de mi mismo.

Grell saco de su bolsillo un papel y al desdoblarlo se preparó a leer

-          Elizabeth y Alois.

 Los recordaba.

 Por un instante recuerdos ajenos a dolor y miedo se abrieron ante mi.

-          ¿Puedes recordarlos?

 Mi mente fue hasta los años de universidad, su cabello rubio, el puesto junto al mío y luego mi compañero de habitación.

 Era Alois, ahí lo había conocido y al menos podía recordar nuestra vida universitaria.

 Como las páginas de un libro fui mucho antes y la vi entrando por primera vez a mi casa, sujeta a las manos de su madre, éramos ambos pequeños niños cuando nos conocimos. Se trataba de Elizabeth.

 Asentí ahora algo emocionado al darme cuenta de que habían mas cosas en mi mente y que al menos a ellos les recordaba. Habia pasado tiempo en esta clínica aterrado sin querer ojear aquel espacio de mi memoria que sobrevivio el accidente sin notar que sebastian no era lo único que quedaba en ella, había mas y me sentí agradecido.

-          Si los recuerdo.

 La emoción se dibujó en los rostros de Grell y mi madre y amablemente el pelirrojo pidió a su enfermera que al salir les avisara que era momento de pasar.

 Mi corazón dio un brinco…

   Antes de darme cuenta ellos estuvieron entrando y pude ver lágrimas en los ojos de ambos…

 Sin embargo yo no pude reaccionar. Poco habían cambiado sus rostros, pero era fácil notar que ya no eran como yo los recordaba… Habian muchos años grabados en sus ya mas maduras caras.

 Energicos corrieron hasta mi y mientras Alois se abalanzo sobre mi pecho abrazandome, un par de manos sujetaron mi rostro.

 Lizzy sin miramientos había calzado un beso sobre mis labios.

 Mi atónita expresión se multiplico por mil.

 Con ojos abiertos de par en par, me quede petrificado mientras con euforia su boca reposaba en la mia y sus lágrimas corrían humedeciendo mi rostro.

 Casi angustiado, busque los ojos de Grell y gracias a dios lo noto.

 Amable pero con prisa sujeto el hombro de lizzy y al sentirlo tras de el Alois también se desprendió de mi pecho incorporándose. Los emocionados rostros ahora parecían desconcertados ante la frialdad de mi reacción.

 Grell hablo.

-          ¿Ciel que ocurre?

-          Yo… yo…

Musite avergonzado al verlos tras Grell luciendo cada vez mas asustados. Los había lastimado.

-          Ciel dijiste recordarlos.

-          ¿Ciel? – Lizzy murmuro, pero esta vez parecía profundamente herida.-

La mire pero no hallaba palabras.

-          Ciel.- Dijo con firmeza Grell, distrayéndome de Lizzy- Son Alois Trancy y

-           

-          Y Elizabeth Middleford lo se.- Respondí.- Pero…

-          ¿Pero?

-          La última vez juntos, fue en nuestra graduación Alois, no puedo recordarlos después de ahí.

 Grell hizo un esfuerzo por permanecer en calma, mi madre no emitio ni un sonito y Alois solo pudo quedarse tan pálido que la pared tras el me pareció más oscura…

 A su lado, Lizzy se desplomo.

 

 A mi alrededor, todo se volvió confuso y extraño. Alois salio mientras una enfermera lo guiaba, Grell llevo en brazos a la desmayada Lizzy y mi madre se quedó a mi lado contemplando como un momento feliz se convirtió en un desastre.

 Sin valor para decirme nada permaneció sosteniendo mi mano y solo silencio hubo en la habitación hasta que minutos después la puerta volvió a abrirse.

 Con ojos vacilantes contemple al alterado Grell.

-          Esto, no estaba contemplado.

-          ¿De que hablan? ¿No les dijeron sobre mi memoria? ¿Por qué actuaron asi y Lizzy, que fue… eso…

-          Algo salió mal…

-          ¿De que hablas?

-          La asistente de sebastian parece haber tomado mal los nombres…

 ¿Qué la asistente de Sebastián… que?

-          Sebastian esta afuera algo enojado tratando de arreglar el mal entendido, no estaba previsto que Elizabeth entrara hoy.

-          ¿Cómo que no?- Mama pregunto casi enojada.- El papel decía…

-          Sebastian me mando los nombres de quienes entrarían por medio de su secretaria, pero parece que ella se equivocó y cambio el segundo nombre.

-          Pense que fue el quien la había autorizado.- Afirmo mi madre.-

-          Lo se, yo igual, pero todo fue un error.

 Nada tenía sentido para mi salvo que cualquier mierda que estuviera pasando, de ninguna forma era un accidente, esto es obra directa de él.  

-          ¿Por qué?

 Grell me miro fijamente.

-          ¿Por qué no podía entrar Lizzy que es lo que esta pasando?

A mi lado mama solo pudo enmudecer y Grell parecía escarbar en su mente en búsqueda de la respuesta correcta.

-          Ciel, ya habíamos hablado de que tan lejos llegaba tu memoria. Sebastian ha estado entrevistando como te dije a todas las personas cercanas a ti y ha estado indagando en tu pasado para determinar aquellas personas con las que pudieras sentirte más cómodo al principio de este proceso.

-          ¿Entontes?

-          Bueno determino que lo mejor era comenzar con personas que hubiesen estado presentes en tu vida más allá del lugar donde tu memoria se desvanece, es decir antes del margen de tus 23 años a partir de donde dices ya no recordar nada precisamente para que no te resultaran tan ajenas.

-          Perfecto ¿Entonces qué problema hay con Lizzy?

-          Ciel el problema es que cosas transcendentales en tu vida y la de lizzy ocurrieron años después del límite de tus recuerdos.

  Casi podía sentir como se zarandeaban los pilares de mundo.

-          ¿De qué habla?

 Las alarmas en mí se encendieron por completo, no había sido un accidente, no era un error…  

-          Ciel yo no estaba al tanto de que ella…- Hizo una pausa.

-          ¿Ella que?

-          Ciel hace un par de años ustedes se comprometieron.

 Tuve que apretar mis puños, obligándome a sentir mi cuerpo pues de pronto parecía que me había salido de mi mismo.

-          Por eso te beso al verte y por eso reacciono así. Sebastian ha hablado con todos incluyéndola, pero no ha dado detalles específicos de tu condición así que ella no estaba al tanto de que tan grave era lo de tu memoria.

 Mire a mi madre, esperando que ella negara lo que Grell decía.

-          Ciel, es cierto… Ustedes se comprometieron…

-          Pero ella… Ella y…

 De nuevo estuve el dia de mi graduación, junto Alois.

 Bajamos del podio con nuestros diplomas.

 Estrechábamos a nuestros familiares en abrazos.

-          Es imposible porque ella…

Tomábamos fotografías… Muchas…

 En mi mente una en específico se abrió como un archivo en una computadora.

 A un lado yo, luego Alois y su lado Lizzy…

-          Y Alois…

 A su lado Lizzy, que lo besaba con ternura, mientras el la sujetaba por la cintura.

 Por dios…

 Y casi sentí nauseas.

 Mire desconsolado a mí alrededor mientras mi pulso se iba a las nubes.

-          Ella y Alois estaban por casarse.

 En aquella feliz fotografía de mis recuerdos, vi nítidamente la mano de lizzy sobre el pecho de Alois y el brillante anillo que en mi presencia le había dado.

 

 Una pesadez agónica me aplasto y el aire comenzó a faltarme mientras mi pecho agitado luchaba con el dolor de mis costillas.

 Mientras Grell y enfermeras me monitoreaban alarmados, yo me quede completamente ausente como un vegetal.

 Entre la lucidez y la inconsciencia encontré un nuevo lugar para sufrir y torturarme, aunque no reaccionaba a lo que ocurría a mi alrededor, no estaba tan ido como para desvanecerme y dejar de pensar; fue en ese limbo en el que me perdí, mientras podía escucharlo claramente a el…

  Su risa, su risa sádica y despiadada.

 Podia verlo disfrutar, mientras estratégicamente desencadenaba la locura.


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