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La burbuja congelada por Mare

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Notas del capitulo:

Gracias por los comentarios y los leídos <3

La burbuja congelada 

 

0A. Introducción: Sehun

 

Estornudo por décimo quinta vez. Algunos de los tantos productos para el baño de aquellos perros le estaban afectando. Paso su antebrazo cubierto por la manga del sweater por su irritada nariz, subió más sus mangas y siguió frotando la espesa melena de ese bobtail, su pelaje gris con blanco se escurría por todos lados mientras masajeaba por su lomo. Sehun sonrió cuando el perro acerco más su cabeza a sus manos cubiertas por guantes, él sabía que aquel pillo le encantaba los mimos, no por nada se comportaba como un cachorro y jugueteaba a cada rato, era uno de sus perros favoritos de los tantos que cuidaba.

Luego de enjuagarlo el desgraciado se sacudió con fuerza mojándolo de pies a cabeza, se río de lo acontecido y fue tras el canino con distintas toallas en brazos. Le costó atraparlo más sin embargo lo logro y mientras frotaba contra la melena húmeda del perro trataba de sacar su celular que estaba vibrando desde hace poco. Con el aparato en su mano izquierda y la otra intentado que Titán, el nombre del perro, no le baboseara la cara con su lengua contesto.

 

Era un número desconocido.

— ¿Diga? — hablo entre risas ya que Titán seguía dando lametazos a sus mejillas o sus ojos.

— ¿Con Oh Sehun? — pregunta una voz fémina al otro lado. Sehun traga seco, sabe de qué trata la llamada, ojala no la hubiera contestado. — Si, con él habla ¿Qué necesita? — pregunta lentamente, aguantando un suspiro. Se levanta del piso donde estaba con el perro y se aleja caminando hacía el balcón de la casa ajena.

—Buenas tarde señor Oh. Soy Lee Yoona de la entidad estudiantil en la universidad nacional de Seúl. Me comunico con usted para informarle que el plazo de la matrícula es hasta el 18 de febrero. Lamento si el recordatorio es molesto sin embargo es lo único que podemos hacer ya que ha ignorado nuestros mensajes, cartas y correos. Así que esta es nuestra única opción. Si la paga de la matricula no se hace hasta la fecha anticipada antes de las seis de tarde, me temo señor Oh que tendremos que cancelar sus clases para este semestre. ¿He sido clara señor Oh?

Respiro con dificultad, sabía que tarde o temprano darían con él. Aún se cuestionaba el hecho de que no lo echaran de una vez por todas, JongIn insiste que es por su promedio que alcanza la excelencia, pero Sehun se pregunta si eso es en verdad suficiente como para no expulsarlo. Él podría tener el mejor promedio, la mejor disposición, ganarse una beca, pero no era suficiente… nunca era suficiente.

Sus esfuerzos en mantenerse estudiando para graduarse se estaban yendo abajo.

—Sí, la entiendo perfectamente. Que tenga un buen día. Adiós. — Colgó. Guardo el aparato en su bolsillo y se quedó viendo el paisaje. Apoyo sus antebrazos en el barandal del balcón y observo como poco a poco el sol iba apagándose dejando consigo un rastro anaranjado, rojo y rosa y finalmente se escondía en algún horizonte, dejando el cielo oscuro y frío.

Paso sus manos por su rostro frotándoselo con persistencia, ¿Y ahora qué? ¿Qué se suponía que debería hacer? No tenía los medios necesarios para poder pagar su matrícula hasta la fecha impuesta, con los sueldos de los  trabajos de medio tiempo que tenía no le alcanzaba para completarlo.  Sehun se dejó caer al suelo de espaldas a la vista de la ciudad iluminada. Recogió sus largas piernas y con sus dedos delgados empezó a tironear de su cabello castaño, estaba frustrado, triste, decepcionado y sobre todo enojado consigo mismo por no ser lo suficiente capaz. Si tan solo fuera más osado y carismático como su amigo JongIn tal vez tendría más oportunidades de trabajo, tal vez si él no fuera tan…

Los lametazos de Titán detuvieron el tren de pensamientos deprimentes. Empezó a reír por las cosquillas que le causaba la lengua del canino — ¡Basta ya Titán!— expreso desesperado pero el animal no hacía caso y le seguía atacando. Sehun siguió retorciéndose en el suelo porque el constante forcejeo había hecho que se resbalase de su posición original.

Cuando la bola de pelos dejo de atacarlo con su lengua Sehun estaba en suelo respirando entre cortadamente  y con una pequeña sonrisa en sus labios. Acarició el lomo del perro, también lo hizo con sus orejas, cara y parte de la pansa — ¡¿Quién es ese perro tan bonito?! ¡¿Quién, quien?! — dijo con un tono de voz alegre y algo aniñado, como si le hablara a un bebe, el perro se revolvía en el suelo buscando más mimos y con las preguntas cariñosas de Oh empezó a aullar con felicidad, Sehun río por ello y siguió hablando —Si tú, tú lo eres. Mi querido Titán— Cuando los mimos se acabaron, ambos se quedaron en el suelo tranquilos.

Titán se apoyó su mandíbula en la pierna izquierda del castaño, sus ojos se mantenían cerrados y su cola danzaba arriba y abajo contento. Sehun se encargaba de darle caricias tenues y cariñosas tanto en la coronilla como en el lomo. El canino le había hecho olvidar sus preocupaciones, justo en ese instante sonrió de nuevo. Por cosas como esas él amaba ese trabajo, sin importar que solo durara unas cuantas horas. Los animales eran sin lugar a dudas una muy buena compañía. Ojala él pudiera tener el tiempo y los gastos necesarios para adoptar a uno.

Sehun escucho como la puerta de la casa era abierta y esa era la señal de que la dueña de Titán había regresado de su trabajo. Se levantó de su puesto separando al canino de él con mucho pesar para ambos, y camino hacía el recibidor con Titán pisándole los talones. Justo cuando el perro reconoció a su ama, salió corriendo tras ella y se le aventó sin importar la fuerza.

La señora Kang reía ante la euforia de su perro. Sehun solo se quedó ahí al pie del umbral observando como el animal repartía besos con su lengua en la cara un poco arrugada y cansada de su dueña. Rápidamente el castaño se dio cuenta de las bolsas que traía la mujer y con rapidez las recogió llevándolas hacía la cocina.

La señora Kang era una mujer de cuarenta y tantos años, es una mujer muy sabía, cariñosa y alegre, ella trabaja en un restaurante como chef.

Titán fue regalo de sus hijos hace dos años cuando apenas era un cachorrito, fue la alegría más grande que ella pudo haber recibido. Sehun nunca había visto a una mujer tan feliz, tal vez aquello se debía a su mascota Titán, ella no estaba sola con ese canino en casa y era un alivió tanto para ella como para sus hijos.

—Sehun, cariño— le llamo la señora de cabellos negros con ternura, el nombrado la miro con una media sonrisa en su boca —Bienvenida señora Kang— dijo respetuoso mientras seguía sonriendo, ella le devolvió la sonrisa y aun con Titán atacándole con sus lamidas se puso de pie. — Cariño ¿Ya cenaste? — Le dijo maternalmente— No y no creo alcanzar, tengo otro trabajo dentro de unos veinte minutos — hablo apurado. Sehun se había olvidado de ese detalle, de sus otros trabajos. La señora Kang soltó a su perro y fue a la cocina, luego volvió con una bolsa de color café y se la entrego, Sehun la miro sin entender — Aquí está tu cena, fue el especial del día— Sehun iba a replicar, pero ella fue más rápida—  Me preocupa que no estés comiendo bien, te ves mucho más delgado que la última vez— dijo tomándole del mentón y girando su rostro de un lado a otro. Sehun se contuvo de no reír, la señora Kang le encantaba consentirlo y una manera de hacerlo era dándole comida.

—Es muy amable, enserio, no sé cómo agradecerle— Sehun se sintió apenado por las molestias que le daba a la mujer. Ella negó suavemente y le mostro una enorme sonrisa — Con solo cuidar a mi hermoso Titán es más que suficiente.

Sehun sonrío tímido. Y con la bolsa de la comida en las manos se alisto para irse, sin embargo de nuevo la señora Kang lo detiene. Ella saca de su bolso un sobre blanco y se lo pasa, Sehun lo toma y mira su interior y se escandalizo por lo que vio — ¡Señora Kang aún no es tiempo para mi sueldo! — Dijo descolocado —A-además de que me está dando mucho más— Sehun saca unos cuantos billetes sobrantes y se los extiende a la mujer, pero ella se negó a tomarlos — No. Cariño, tómalo como un pago adelantado y un poco más por ser tan bueno conmigo y mi Titán — dijo ella junto con una mirada de advertencia de que no aceptaría alguna protesta.

Sehun nervioso y con mucha felicidad la abrazo, se despide de ella y su canino dándole una caricias en la cabeza. Y así marcho con muchos más ánimos a su siguiente trabajo.

De ahí tenía que ir a un bar, él trabaja ahí como barman. Ya luego en la mañana se preocuparía por la matricula e intentaría encontrar una solución.

 

 

El despertador vibro bajo su almohada. Sehun se revolvió entre sabanas hasta que por fin empezó a abrir los ojos con mucho cansancio, bostezo aun somnoliento y con pereza busco bajo su almohada el maldito aparato para detener ese titilar molesto que emitía. Su cabeza daba vueltas y el cuerpo le pesaba como si hubiera corrido una maratón.

Luego de dar vueltas constantemente por la cama el castaño se decide levantar, sale de la comodidad de su colchón y de la calidez de sus sabanas  azules. Recorre el pasillo con los ojos cerrados y una que otra vez se apoya de alguna pared, se adentró al baño y luego de una ducha medianamente rápida ya que Sehun se quedó dormido sobre la puerta de vidrío bajo el chorro de agua, de nuevo. Si JongIn se enterara de eso lo regañaría y le daría como siempre su numerito del cuidado al medio ambiente y eso. Sehun respetaba el medio ambiente y siempre separaba su basura, pero a veces, como ahora, que moría de sueño, su cerebro no funcionaba bien así que ese tipo de cosas pasaban desapercibido.

Se colocó lo primero que encontró en su armario. Tomo su mochila y la abasteció con todo lo necesario para ese nuevo día de clases. Maldijo su horario del asco y su trabajo de algebra por hacerlo trasnochar sin misericordia.

De lo poco que había en la alacena se hizo un desayuno improvisado, así tal cual como para no pasar hambre hasta la hora del almuerzo. Mientras masticaba su cereal con avena – porque era lo único que había para acompañar la granola –  hizo una nota mental para comprar comida luego de su paga quincenal.

Salió de casa con las manos ocultas en los bolsillos de su abrigo. Paso calles, senderos, tiendas y demás cosas hasta dar con el subterráneo. Bajo por las escaleras, paso la tarjeta y salió corriendo al ver su ruta detenerse en la parada. Se mantuvo de pie apretujado contra los demás pasajeros y subió el volumen de su música.

A la llegada a la universidad pudo ver su estructura y las multitudes de estudiantes entrar a ella. Suspiro agotado, algo le decía que ese día iba a ser bastante agitado.

Ya habían pasado dos clases, Sehun salía de su electiva con la cabeza gigantesca, el profesor les dejo trabajo extra y él en verdad no estaba de ánimos.

Saco sus audífonos y su celular para reproducir una de las tantos listas de canciones, mientras navega entre cada carpeta de música, no pudo evitar fijarse en la hora, las dos de la tarde exactamente, resoplo agotado, y pensar que tenía más clases. Antes de bloquear la pantalla del aparato se fijó también de la fecha. Hoy era 18 de febrero.

18 de febrero.

Maldición.

Sehun por poco hace caer su teléfono, un sudor frío empezó a caer de su nuca y sus pulmones se paralizaron. Solo hasta hoy tenía plazo para pagar la matricula. Empezó a temblar y su rostro se transformó en una mueca de espanto, a pesar de que por fuera solo apareciera un tic en la ceja, por dentro era un caos, un maldito caos, la ansiedad lo atraganto y los nervios lo volvieron a consumir.

Corrió con todas sus fuerzas por el campus, tenía que llegar a registro y explicar su situación a la secretaría, tal vez suplicando y prometer tener las mejores notas lo dejaran pasar impune de nuevo. Teniendo el sol sobre él y la cantidad de cuerpos que se desplazaban de un lado a otro solo hacían que el calor subiera, sin embargo Sehun solo sentía frío.

Llego por fin al lugar correspondiente aun con el buzo puesto, el sudor frío recorriéndole por el cuello y la frente, la respiración entre cortada y el pulso acelerado al punto que podría salirse del pecho. Entro con paso lento y con las piernas como mantequilla luego de haber corrido tanto, las manos le sudaban y temblaban al tiempo, sintió que se le secaba la boca. Se paró detrás de una chica baja que llevaba una mochila amarilla.

La muchacha avanzo a su turno y Sehun intento controlar sus nervios así como su lengua porque sentía que si hablaba se iba a trabar. La chica asintió hacia la secretaría y salió lentamente. Era su turno. Con el corazón en la boca y los nervios a flor a piel, dio un paso débil al frente hasta llegar a la ventanilla que lo separaba de la señora que estaba al otro lado.

 

—Buenas tardes joven ¿En qué te puedo ayudar? — Dijo la mujer de manera monótona. Sehun trago fuerte y suspiro para equilibrar su nerviosismo —Es sobre la paga de mi matricula— Hablo quedito, aun con la lengua seca. La mujer empujo sus gafas a su lugar de nuevo  —  Claro, ¿Quiere saber cuál es su estado? — pregunto mientras tecleaba algunas cosas. El castaño negó repetitivamente —No, lo que sucede es que yo no he podido pagar por motivos personales y… y era para saber si me podían aplazar el pago ¿Si? — Pregunto atropelladamente como si de eso dependiera su vida y en parte era algo similar.

— ¿Cuál es su código? — dijo mirándolo por encima de sus lentes, por un momento a Sehun se le olvida los numero, sin embargo consigue recomponerse de inmediato —167825— le dicto cada uno de los números de manera lenta. Ella checo su número hasta con dar su documento — ¿Joven Oh Sehun? — pregunto volviendo a verlo, él asintió repetidas veces de nuevo, la mujer tecleo otra vez y por el reflejo en los lentes de ella Sehun pudo darse cuenta que observaba varias ventanas sobre su currículo.

—Joven Oh, su matrícula ya fue pagada  — le dijo mientras entrelazaba sus manos debajo de su mentón. Sehun parpadeo varias veces confuso — ¿No habrá algún error? — dijo suave aun sin podérsela creer —No, hoy en la mañana cancelaron su matrícula—  dijo firme. Sehun se quedó quieto, él no tenía el dinero aun de la matrícula, en la mañana estuvo en clase, es más, ni siquiera se acordó que hoy tenía que pagarla — ¿T-tiene idea de quien hizo el deposito? — pregunto aun aturdido. La mujer parpadeo unas cuantas veces más, como queriendo recordar —No me acuerdo de su nombre, pero un chico joven de cabello negro y piel morena— dijo mientras se acariciaba la cien.

Cabellos negros y piel morena.

JongIn

Agradeció a la secretaría y salió corriendo de nuevo, esta vez rumbo a la facultad de administración. Buscaba por los distintos salones y los pisos en los que acordaba haberse encontrado con el mayor, incluso pregunto por él a las personas que pasaban por ahí, algunos dijeron que no lo conocían, otros que no lo habían visto y así sucesivamente.  

Sehun ya se estaba cansando de correr sin rumbo ni con resultados, así que se sentó enojado consigo mismo y con el moreno que tenía como amigo. Estúpido negro siempre metiendo las narices donde no le incumbe, siempre estando tan pendiente de sus costos sin siquiera preguntarle, maldito idiota que tenía por amigo. Se desordeno el cabello con esos pensamientos sobre su compañero de apartamento. Lo iba a matar cuando lo encontrara.

— ¿Sehun? — Hablando del rey de roma. El castaño lo jalo de los hombros y lo miro con furia — ¿Tú pagaste mi matricula? — dijo entre dientes, todo su cuerpo se encontraba en tensión y temblaba por ello. JongIn lo miro con cariño desesperando más al más joven —Si ¿Y? — dijo casi con malicia, como si lo que hubiera hecho no fuera nada, como si su matrícula no hubiera costado tanto.

­— ¡¿Por qué lo hiciste?! — Alzo la voz — ¡A duras penas te alcanza para los materiales que te piden! — Se exaspero viendo como el moreno seguía sin inmutarse por su desesperación — ¿Y? — Volvió a decir con suma tranquilidad — ¡¿Cómo que “Y”?! ¡Yo no te pedí tu ayuda! — dijo fastidiado y perdiendo la poca paciencia que le quedaba — Pero yo quería ayudarte, Hunnie— La voz del mayor era cariñosa. Sehun lo miro a los ojos buscando alguna falacia en sus facciones sin embargo no la encontró. JongIn podía ser tan claro como el agua cuando se lo proponía.

— ¿P-por qué? — suavizo su expresión al igual que su agarre, el más oscuro entrecerró los ojos como si su pregunta fuera la más estúpida de todas — ¿Cómo que por qué? Eres como mi hermano, idiota— le dijo tranquilo. Sehun por fin lo soltó del agarre — ¿De dónde sacaste el dinero? ¿No robaste un banco, cierto? — JongIn puso los ojos en blanco por la última pregunta y le dio un golpe en la cabeza ofendido — ¡Ya! — le siguió pegando al darse cuenta de la risa involuntaria que salía de los labios del menor. El castaño esquivo sus ataques y cuando se calmó volvió a su postura sería o algo así.

—No enserio, hyung ¿De dónde sacaste el dinero? —Preguntó de nuevo un poco más tranquilo pero con la duda latente — De mis trabajos de medio tiempo y de mis padres, claro ¿De dónde más lo sacaría, estúpido? — dijo divertido mientras lo hacía ver como retrasado. El más alto viro los ojos de nuevo, miro a JongIn y con un nudo en la garganta insistió en respuestas — ¿Por qué siempre tú y tu familia me ayudan? — lo dijo en un susurro.

— ¿No te lo dije ya? Eres como de la familia, bueno no, eres parte de nuestra familia— JongIn se lo dijo con voz suave y llena de cariño. Sehun se mordió el labio sintiendo los recuerdos golpeándolo con fuerza — Pero yo no soy un Kim— dijo bajo, tanto que JongIn casi no lo escucha. Este suspiro cansado como si ya se lo hubiera explicado mil veces, como si Sehun fuera un niño que no comprendía algo primordial —Eso es porque no has querido cambiarte el apellido— susurro burlón —Sabes que nosotros siempre estaremos para ti— JongIn poso su mano en el hombre dándole un apretón. Sehun tembló al tacto y los recuerdos de la secundaría llegaron a él como puños en el estómago.

 

 

Sehun creció en un orfanato. Nunca supo que paso con sus padres y tampoco le interesaba, sus días en ese maldito lugar eran una pesadilla, pesadillas que aún lo atormentaban. El maltrato era cosa de todos los días, los niños más débiles tendían a ser los que más sufrían de bullyng por los más grandes y corpulentos, generalmente les quitaban lo poco que tenían, les decían cosas hirientes sobre el por qué estaban ahí y de paso, a veces, por maldad solo los encerraban en algún lugar pequeño, oscuro y muy húmedo. Sehun tuvo que pasar por eso y hasta más. Las palizas eran casi diarias, las burlas el pan de cada día y su aversión a todo lo que le rodeaba crecía cada vez más.

Muchas veces mientras era azotado contra el piso se le escapaban palabras  de ayuda, gritaba por piedad, llamaba a sus padres y sus agresores solo se reían y lo golpeaban más, le decían con burla palabras lastimeras… Tus papas sé murieron y nunca volverá, o a lo mejor te dejaron aquí tirado porque fuiste una carga para ellos, nadie querrá llevarte a casa, eres una basura.

Eres basura.

Esas palabras se repetían en su mente tantas veces que llego a punto en que se lo creyó. Dejo de pedir ayuda en las palizas, dejo de decir una palabra, dejo de sentir dolor, dejo de tener expresión. Y así los matones lo golpeaban hasta que se aburrían por no producir ni un solo sonido de lamento, lo dejaban en el piso ensangrentado y le escupían. Y ahí se quedaba tirado hasta que su cuerpo se sentía frío y se levantaba con pesadez, los labios reventados, moretones en todo el cuerpo y el pie cojo. Paso mucho tiempo donde se despreciaba a sí mismo, donde lloraba a escondidas y gimoteaba por el abrazo de su mamá o el consuelo de su papá, pero cada que lo hacía se acordaba de las palabras de los revoltosos y una llama de enojo y soledad se encendía en él, y empezaba  a reclamar a la nada sobre la ausencia de ellos, del por qué lo habían dejado ahí, del por qué lo botaron.

No fue hasta los doce años que decidió seguir adelante, de olvidarse de que tuvo padres, de las golpizas y las noches sin comer, de las lágrimas y el enojo. Se olvidó de todo eso y se concentró en sacar  buenas notas, en ser buen estudiante y triunfar. Porque Sehun no quería ser más un pobre niño huérfano, él ya no quería que lo vieran con lastima. Él se iba a convertir en alguien y construiría una vida de lujos y llena de felicidad. Él lucharía por ser feliz porque ese es y será su sueño siempre.

No fue sino a los catorces donde conoció a JongIn. Sehun iba a sus clases en la mañana de un jueves como siempre, en ese tiempo no era muy alto pero se defendía, era el primero de la clase y también el solitario, nadie se le acercaba a hablarle por su falta de expresión, de cierta manera él lo prefería así ya que no se sentía cómodo alrededor de los demás. No fue sino hasta que pasaba por esos callejones antes de llegar al instituto que escucho un forcejeo, algunas groserías y alaridos de dolor. Su yo interno le gritaba que saliera lo más rápido de ahí y así no quedaría involucrado o sería visto, impulsado por el miedo y sus malos recuerdos paso por el callejón donde se producían esos sonidos, la idea era que no mirara y así se sentiría menos culpable por el pobre diablo que estuviera siendo azotado, sin embargo su curiosidad fue más grande y termino descubriendo a un chico moreno en el piso. Iba a seguir derecho, pero su instinto lo hizo devolverse, además de que nadie mejor que él  para entender lo duro que era ser lastimado y no tener nadie quien te ayudara.

Corrió hacia ellos con un poco de cautela y en un movimiento rápido le lanzo una patada al tipo del medio, eran tres, el mastodonte del medio se balanceo y callo de trasero, los otros dos fueron de inmediato a recogerlo. Sehun volteo a ver al chico en el suelo, le extendió la mano y este la acepto con gusto. El chico era de cabellos negros y piel tostada,  sus labios estaban hinchados y el inferior reventado, ya tenía un moretón en la mejilla derecha y su uniforme estaba hecho un desastre. Él lo miro y luego vio a esos tipos.

—Bien, ahora ya no estamos tan desiguales ¿Verdad? — dijo el moreno, Sehun estaba a punto de salir corriendo de nuevo, si lo salvo era para que salieran huyendo no para que terminaran peleando con esos idiotas. Rayos nada salía como quería. No iba a irse porque ya se involucró y el chico a su lado se le encendió una llama en la mirada, y sabía que a lo mejor ese tipo estaba arraigado a las peleas. Se maldijo internamente, pero se puso en posición de pelea.

Al final tuvieron que salir corriendo, no era que no fueran buenos, era solo que al quedar solo uno de ellos, porque si derrumbaron a los otros dos, el ultimo tipo saco una navaja y ellos sabían que con armas era otra historia. Sin mucho a su favor salieron disparados a algún punto de la ciudad. Sehun no fue a clases ese día. Los dos terminaron en un parque bastante alejado del sector, estaba vació por las hora mañaneras. Se tumbaron en el césped y estuvieron en silencio hasta que el pelinegro rompió en una escandalosa risa, Sehun quedo impactado por la reacción, pero la risa de aquel chico era tan alegre y contagiosa que termino mostrando los dientes en una pequeña sonrisa.

—Kim JongIn— se presentó entre risas, el castaño apretó los puños un poco desconfiado, pero ya pasado todo aquel royo simplemente acepto compartir información con aquel chico — Oh Sehun— susurro viendo el cielo azul que se cernía sobre él. JongIn se sentó de la nada y le quedo viendo como si fuera una locura, el castaño solo levanto una ceja en forma de pregunta — ¿Oh Sehun? ¿Ese Oh Sehun que es el número uno de la clase y no habla con nadie si  no es extremadamente necesario? — Preguntó entrecerrando los ojos, el nombrado torció la boca en forma de burla — El mismo — dijo casi con arrogancia. JongIn lo siguió viendo hasta que volteo su mirada al cielo y suspiro, Sehun hizo lo mismo —No puedo creer que PokerFace me haya salvado el trasero — ironizo  con sorna. Sehun no dijo nada  por el apodo ya que estaba acostumbrado a ellos desde que entro a secundaría.

Sehun en ese momento no lo supo, pero ahí hizo su primer amigo y tal vez único. JongIn era tan insistente y molesto como un niño de kínder y aunque a veces le daban ganas de mandarlo al carajo, se controlaba ya que el moreno a pesar de todo no se cansaba de él y su carácter tan cerrado. El tiempo paso y su amistad siguió ahí, JongIn ya no necesitaba remitir palabra para saber cómo se sentía el menor ya que aunque no hablaba su mirada decía mucho más o eso le decía el moreno a Sehun que seguía desconcertado con ese logro. Nadie lo entendía tan bien como ese estúpido negro.

No fue sino luego de una pelea de nuevo en aquel año que JongIn lo llevo a rastras a su casa, y a rastras porque Sehun no quería ir porque sentía que iba a ser una molestia para los padres de Kai. Cuando llegaron la mamá del mayor estaba en la cocina preparando la cena y cuando los vio soltó el cucharon y corrió hacía ellos, hizo un millón de preguntas en un minuto y escaneo a JongIn de arriba abajo como a él. Sehun se sintió cohibido. El moreno solo le dijo que fue una pelea y que ambos terminaron mal de ello y que él no podía dejar a Sehun solo en casa porque estaba solo.

Solo…

Sehun se dijo que él siempre había estado solo, en el orfanato, en su pieza, en la vida… hasta que JongIn lo saco de ese encierro que se tenía así mismo. La madre del pelinegro subió a la segunda planta por unos instantes, luego regreso con un botiquín de primeros auxilios y los desinfecto y curo a ambos, les puso gaza y algodón, y aunque Kai se quejaba bastante por el alcohol en sus heridas abiertas, él solo se quedaba callado sin inmutarse, el dolor seguía siendo algo con lo que ya estaba acostumbrado por lo que solo lo ignoraba.  La señora Kim era un poco baja, de cabellos castaños hasta debajo de los hombros, su piel era nívea y de mirada cálida, ella daba una sensación de confort y seguridad. Sehun tembló al verla a los ojos porque nunca nadie le había visto así, con ese cariño casi maternal…

—Tú debes ser Sehun ¿Verdad? — pregunto ella con suavidad, su voz era baja y muy dulce, como de esos caramelos que vendían en la cafetería del instituto. Sehun solo asintió nervioso sin poder pronunciar una palabra por el sin fin de sentimientos que se arremolinaban en su pecho. —Nini me ha hablado mucho de ti— dijo ella con una sonrisa tierna en los labios — ¿Nini? — Pregunto desconcertado por el apodo, JongIn enrojeció hasta las orejas y eso que su piel era un poco más oscura — ¡Mama! — se quejó como niño pequeño, pero la mujer solo se soltó a reír y darle mimos a su hijo como si siguiera siendo un bebe. Sehun se les quedo viendo perplejo por la familiaridad y el cariño. Él nunca tuvo eso.

—Muchas gracias, Sehun— dijo drásticamente la señora Kim, el castaño parpadeo varía veces sin entender — ¿P-por qué? — Logro articular, la mujer sonrió tiernamente —Por ser el amigo de mi bebe Nini— JongIn volvió a protestar por el apodo tan infantil y la mujer solo reía mientras le jalaba las mejillas al pelinegro. Sehun sintió su corazón encogerse, la señora Kim no debía agradecerle nada, antes él era quien debería darle las gracias por el hecho de que su hijo sea un cabeza dura y lo conservara a él entre todas las personas como amigo. Más solo asintió incapaz de decir sus pensamientos en voz alta.

La puerta se abrió dando paso a un hombre alto y acuerpado, su piel era morena, cabellos negros y su boca voluptuosa  era rodeada por una barba espesa y oscura. Sehun supuso que era el papá de JongIn así que trago fuerte, y su mente se empezó a llenar de pensamientos negativos. Estaba a punto de decir que se iba a su casa hasta que el hombre camino imponente hasta ellos, JongIn saludo a su padre con la mano y una sonrisa y la señora Kim se acercó a su marido y le dio un abrazo y un beso en la mejilla.

—Cariño hoy tenemos a un invitado —inicio— Él es Sehun, el amigo de Nini— dijo ella señalándolo y el castaño trago fuerte, el hombre lo miro escaneándolo con sus ojos ónix, el menor se sintió tan pequeño en ese momento que quiso esconderse debajo de la mesa. El señor Kim le sonrió de tal manera que sus ojos desaparecieron en las arrugas de los costados — Es bueno conocer al amigo de mi hijo — hablo alto con su voz gruesa y le extendió la mano en señal de saludo, Sehun contuvo el aliento y acepto el gesto demasiado nervioso.

—Bueno, ya que terminamos las presentaciones, la cena ya está lista, por favor siéntese— ordeno la señora Kim con las manos sujetas a su delgada cintura. Todos asintieron, Sehun no lo iba a hacer pero teniendo a JongIn sonriéndole como un niño y al señor Kim viéndolo desde lejos no puedo negarse. Camino hacía el comedor guiado por su amigo y se sentó a su lado, el señor Kim se sentó en frente de JongIn y viendo la silla vacía en frente suyo supuso que ahí lo haría la madre de Kai.

La señora Kim volvió con varios platos, les sirvió verdura, muchos bocadillos, arroz, raíces y el plato fuerte, la sopa de almejas. Cuando ya todos estuvieron en la mesa y dieron gracias por la comida, cosa que no sabía hacer Sehun así que solo imito la posición de los demás y cerró los ojos, cuando la voz del señor Kim concedió el de empezar a comer los abrió y aun dudoso analizo a cada uno de los presentes. JongIn prácticamente se atraganto de tanta comida que se metió a la boca, la madre de este comía despacio y con elegancia y el señor Kim iba lento pero preciso. Eran tres combinaciones bastante interesantes en una familia.

—Sehun-ah ¿No te gusta? No has probado ni un solo bocado— dijo la señora Kim en frente suyo, nervioso y muy avergonzado solo asintió y tomando los palillos haciéndolos castañear por el nerviosismo probo los bocadillos quedando encantado por el sabor, sonrió agradecido y siguió probando hasta que sintió curiosidad por la sopa, así que dejo los palillos y tomo la cuchara, la sumergió lentamente en la sopa e hizo movimientos circulares liberando el olor delicioso de este, trago grueso y con mucho cuidado saco la primera cucharada y la dirigió a su boca. Lo probó y lo trago. Sintió como el líquido se colaba por cada una de sus papilas gustativas, era un sabor único, cálido, cariñoso, tranquilo, reconfortante… todos esos sentimientos se extendieron por todo su ser y todo su ser vibro. Sin saber cómo o por qué, simplemente empezó a llorar, en silencio por que él no es de producir ruidos, solo las lágrimas salían de sus ojos.

Y siguió llevándose cucharadas a la boca y con cada una de ellas más lágrimas salían. No quería levantar la cara, no quería ver los rostros de JongIn y sus padres juzgándolo, pero el apretón en sus hombros y la voz dulce de la señora Kim apaciguaron sus miedos. — ¿Esta bueno?— dijo ella. Sehun solo pudo asentir y siguió comiendo. JongIn se apoyó en su hombro y le susurraba en que debía comérselo todo. Sehun sintió oleado tras oleada lo bien que sabía, lo bien que se sentía en esos instantes, lo mucho que le ayudaba tener a su amigo animándolo y que la señora Kim le sonriera desde el otro lado de la mesa. El señor Kim camino hasta su lado y se puso a su altura susurrando con su áspera voz un —Ya no estás solo, hijo— Sehun soltó la cuchara y como en mucho tiempo se deshizo en llanto, uno de agradecimiento. JongIn lo abrazo dándole apoyo.

Ya no estás solo.

Del pecho le borboteaba toda la calidez del caldo, la dulzura de su sabor se extendía por sus sentidos y su anhelo más grande se vio hecho realidad. Sehun no conocía muchos sabores porque siempre estuvo rodeado de las comidas agrias del orfanato, la sazón de la cafetería en la secundaria y los sin fin de productos de comidas instantáneas en su habitación pequeña, sucia y fría. Porque esa era la primera vez que probaba algo tan lleno de amor.

Porque Sehun por primera vez en su vida probo el dulce sabor del hogar.

 

 

Desde entonces la familia de JongIn lo había acogido en su casa como uno más de la familia, como si fuera un hijo más de los señores Kim, como si fuera el hermano menor de Kai. Sehun sintió un nudo en la garganta y desvió la mirada de su amigo — ¿E-estas llorando, Sehun? — pregunto sorprendido el mayor viéndolo como si le hubiera crecido otra cabeza, pero al instante cambio la mirada a una llena de cariño. Sehun seco sus pocas lagrimas traicioneras y miro a JongIn como si no hubiera pasado nada. Más sin embargo este se inclina y atrapa al menor en un cálido abrazo reconfortante. Sehun acepta el contacto y hundió su cara en el cuello del pelinegro.

—A tus fans no les gustara esto— dijo Kai con diversión, el menor frunció el ceño aun con los ojos rojos — A quién le importa las fans ahora— resoplo enojado — A mi idiota, soy yo quien tiene que cargar con sus malas caras— respondió JongIn risueño. Se separaron y Kai no pudo evitar reírse de la apariencia de su amigo — ¡Rayos, Sehun! ¡Estas hecho un desastre! — dijo a carcajadas refiriéndose a los cabellos castaños revueltos por el sudor y los ojos rojos y un poco hinchados. Sehun frunció las cejas aún más —Cállate— Aun así JongIn siguió riendo.

—JongIn yo… yo les pagare todo, lo juro— cambio el tema de nuevo Sehun. — No seas idiota, eso no es necesario— JongIn metió sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón y lo miro tranquilo — No. Yo en verdad les devolveré todo lo que han hecho por mí —  Sehun sentía que si no lo hacía tendría una deuda enorme para toda la vida con JongIn y su familia, por darle un hogar, una familia.

—Si tanto quieres pagarnos,  hazlo cumpliendo tus sueños— JongIn lo miro a los ojos con una sonrisita cariñosa. Sehun lo miro decidido, claro que luego les pagaría con algún crucero o algo cuando trabajara, en todo caso su primer paso a cumplir sus metas era graduándose y de ahí ya lo que tengan que venir — Esta bien, los cumpliré todas. Ya lo verán y así yo pagare mi deuda contigo y tu familia— Kai le sonrió de nuevo, pero también le dio un zape en la frente — ¡¿Por qué me pegas, hyung?! — Pregunta indignado — Porque ya te dije que también es tu familia, estúpido Hunnie— Sehun lo mira mal, pero de nuevo le devolvió la sonrisa, de esas que sus ojos se hacían pequeñas líneas y dejaban ver todos sus dientes.

JongIn solo pudo pensar en cuanto le pagarían las fans de Sehun por una foto de él sonriendo.

 

 

Ya era tarde y aún seguía realizando el informe de su materia favorita, nótese el sarcasmo. Bostezo cansado, le dio los últimos toques a su trabajo y contemplo cada hoja computarizada, las cifras, lo escrito, los puntos clave y conclusiones. Luego de releer todo ese rollo lo guardo en su memoria y apago el computador. Se levantó de su asiento y se arrastró como pudo hasta su habitación y se lanzó a la cama como un bulto de papas, se acurruco en el medio y dejo que el sueño lo llevara.

Al otro día realizo la misma rutina de siempre solo que esta vez había una diferencia, estaba yendo a su destino en una velocidad increíblemente lenta, más de lo usual. Ese día estaba buscando alguna oferta de trabajo, necesitaba llenar un poco más su cochinillo de ahorros, ya que para la siguiente matricula que sería su último semestre la pagaría él a como dé lugar, no iba a molestar más a los señores Kim, al menos no con el dinero, ya tienen suficiente costeando la carrera de JongIn como para que lo hagan con la de él. No, Sehun no quería ser una carga.

Sin embargo sin importar en cuantos locales preguntaran los trabajos no estaban a la altura económica que necesitaba para poder completar la matricula antes de que se acabe ese semestre. Iba caminado por acera cuando se acuerda que debía comprar unas vitaminas. La señora Kim insistía en que estaba muy delgado y que su color de piel se ha vuelto más pálida por lo que tal  vez sea por su mala alimentación o el poco sueño que dormía últimamente. Y como a Sehun no le gusta ver a las personas preocupadas por él decidió ceder ante la opinión de las vitaminas de la señora Kim. 

Entro a una droguería y pido las vitaminas, la señora a cargo asintió y fue a su pedido. Mientras la mujer de cabellos canosos iba por los laberintos de fármacos, Sehun  miraba impaciente todo el lugar, se sentía inquieto, hasta molesto por no conseguir nada que le pudiera servir para obtener más dinero. Con gracia se acordó de la “ayuda” que le dio JongIn en pensar en alguna solución, “¿Y por qué no te prostituyes? Las mujeres te pagarían bien, con lo mucho que te tienen ganas” Rayos, ese idiota solo sabía hacer comentarios con el sexo de por medio.

Aun se acordaba de las muchas fiestas a las que JongIn les invitaba – y que aún lo hacía – y las muchas veces que se negaba por algún trabajo, exposición, ensayo, o el simple hecho de dormir todo lo que no se pudo en esa época. Sehun no sabía cómo era que Kai lograba estar en esas innumerables fiestas sin salir afectado en sus notas, desgraciado. En fin eso era tan escandaloso como que su amigo le insistía en que saliera con alguna chica. Él en verdad no tenía tiempo para esas cosas y mucho menos encontraba alguna que le llamara la atención. Su único amor en la vida siempre sería BoA, una compositora y cantante. Ella y sus canciones, su forma de ser, la manera en que conquisto el mundo del espectáculo y su valentía ante todas su adversidades.

Mientras divagaba ante sus pensamientos y su mirada se paseaba por todos los rincones, un anunció llamo su atención como un imán. Era una solicitud del hospital de fertilidad en Seúl, hablaba sobre las donaciones de espermas, sin embargo eso no fue lo que llamo su atención, sino el hecho de que por cada donación se le compensaba con una cantidad considerable de wons. Parpadeo tres veces aun incrédulo, ¿Enserio? ¿Solo por donar esperma? Porque si era solo eso, sin lugar a dudas tenía de sobra, como para regalar… bien eso se escuchó muy virgen, incluso mucho más en su cabeza. Saco su teléfono y le tomo una foto al anunció, tal vez luego se anima a averiguar sobre ello.

La señora de cabellos canosos y arruguitas en la cara regreso del sin fin de pasillos, en su mano llevaba dos tarritos de las vitaminas que había pedido, le dijo el costo y con afán le paso completo, ella le paso los dos tarritos en una bolsa con el nombre de la droguería y le deseo un día agradable, a lo que agradeció con una pequeña sonrisa y salió de ahí, rumbo a la universidad y a su detestable clase de Finanzas VIII.

Tal vez lo estaba pensando mucho, pero la idea de la donación seguía latente y aunque luego de una búsqueda sobre el tema por las paginas wed, todo lo que decía era simple, solo algunos requisitos y la conciliación del donante y demás cosas. Paso sus manos por su cara por quien sabe cuántas veces, clickqueo en otras opciones y revolvió su cabello con su mano derecha. Miro a JongIn quien se encontraba entretenido jugando en su celular e  envidio su vida despreocupada, estúpido negro. Cerró el laptop un poco estresado. ¿Esa podría ser una solución? ¿En verdad lo ayudaría? ¿No es como si alguien eligiera su esperma, verdad?  Suspiro otra vez y con todo el ajetreo se dijo que iría a la clínica mañana para averiguar todos los detalles y tomar una decisión de que si valía la pena.

La noche había pasado bastante rápido y en menos de lo que se imaginaba el castaño, este ya estaba caminando hacia las puertas de la clínica especializada en la donación de esperma. Entro con mucha confianza y listo para cualquier cosa, sin embargo al caminar hacía la recepcionista se le hizo un nudo en el estómago y unas enormes ganas de salir de ahí lo antes posible se hizo presente, sin embargo logro llegar hasta donde estaba la enfermera. Ella le miro con una sonrisa alegre, era un poco alta, de cuerpo esbelto y cabellos cortos un poco claros que apenas eran recogidos por una pequeña coleta, estaba uniformada con la camisa rosa y los pantalones blancos y sin mencionar los zapatos estilo crods.

—Buenos día, joven ¿En qué le puedo ayudar? — Sus nervios aumentaron y en su mente se martillaba un, esto es una clínica de fertilización, es obvio que vendría para donar, le pareció estúpida la pregunta o tal vez estaba demasiado nervioso que cualquier cosa le molestaba. Se fue por la primera opción. — Yo viene para donar— dijo con pesadez, aun con la duda flotando sobre su cabeza. La mujer lo miro de arriba abajo, como revisándolo, ante eso Sehun se puso más nervioso, ¿Acaso había una clausula sobre el aspecto físico? Trago grueso y espero a que la mujer dijera algo.

—Con mucho gusto. Para realizar el procedimiento, necesito hacerle unas preguntas y exámenes para estar seguros que su esperma será lo suficiente buena y sana como para entrar en nuestras instalaciones, ¿Ok? — explico la enfermera con una sonrisa agradable. Sehun asintió aun con un torbellino de pensamientos pasándole por la cabeza. Ella amplio su sonrisa y con un gesto le indico que la siguiera, él fue tras ella viendo como las paredes blancas cambiaban a un azul oscuro. —Llénalo, por favor, señor…— dijo ella dejando las palabras al aire, —Oh Sehun— dijo corto viendo el montón de papeleo — Bien, llene el formulario, señor Oh— el castaño la vio a ella como si fuera una especie de extraterrestre y con pesadez empezó a leer cada una de las preguntas.

Luego de horas eternas de llenar papel tras papel, acabo por fin, la muchacha sonrió y le pido la firma en otros papeles así como su cedula. — Muy bien, ahora necesito hacerle unos exámenes de sangre para asegurar que no sufra ninguna enfermedad de transmisión genética o hereditaria, ¿De acuerdo? — Sehun solo asintió a todo lo que le pedía, la cabeza le daba muchas vueltas y no estaba de ánimos como para opinar. Cuando la enfermera ya estaba hundiendo la jeringa en su vena para sacarle la muestra, Sehun se preguntó si su decisión estaba bien, si no se arrepentiría. Agito la cabeza desechando esos pensamientos y solo se concentró en como la mujer sacaba el objeto punzante de su brazo ya con la muestra en un frasquito.

—Bien, los resultados estarán dentro de veinte cuatro horas, así que mañana a esta misma hora, viene aquí a checar los resultados y de ahí seguimos con el procedimiento. Sehun parpadeo dándose cuenta que se tardaría todo eso, suspiro derrotado, ya se había metido en eso, ahora no había vuelta atrás. —Está bien. Adiós— Se fue rápidamente del lugar y se encamino a su apartamento compartido a volver a dormir un rato.

El día como de costumbre paso rápido y Sehun ya estaba marchando a la clínica de nuevo. Entro y la chica de la otra vez le sonrió brillantemente —Señor Oh, su muestra de sangre nos ha hecho ver que está limpio de enfermedades — Sehun suspiro aliviado y asintió esperando las siguientes indicaciones. Sehun reparo en la etiqueta con el nombre de la enfermera en el costado de su pecho, se llamaba Shim Se Yong. Ella le volvió a guiar por los pasillos del lugar hasta que terminaron enfrente de una puerta negra.

Se Yong escribió un código en ella y la abrió ofreciendo a que entrara en ella. Lo hizo, ella lo siguió y fue hasta una esquina y saco unas cuantas cosas. Sehun detallo el lugar, era un poco amplio, había una silla en medio con una mesita alta, un televisor de tamaño considerable descansaba en la pared en frente de la silla y la mesa en la cual se podía ver unas revistas. La peli corta regreso en frente de él y le paso un bote, al parecer esterilizado.

—Bien, señor Oh. Ahora tenemos que analizar su esperma para asegurarnos que es de calidad y que tiene movilidad elevada. También le haremos luego de eso una prueba de congelado y descongelado, para comprobar que resiste ambos procesos sin perder cualidades. Y finalmente le haremos un estudio para descartar anomalías en los cromosomas. — le explico todo con lentitud y certera. Sehun se dio cuenta que eso de la donación se tenía en cuenta muchas cosas. Le respondió un corto a Se Yong y ella se retiró de la sala sin antes decirle un No se preocupe, nadie lo escuchara ni lo gravara, esto es confidencial. Por lo que solo relájese y haga lo de siempre.

Sehun se escandalizo por el atrevimiento de la chica, pero no dijo nada, estaba demasiado avergonzado como para hacerlo. El color subió a sus mejillas y se sintió increíblemente incómodo. Ella cerró el lugar y lo dejo solo, él aun ansioso y perdido miro de nuevo con detalle y ojos nerviosos su alrededor. Suspiro algo cansado y aun con recelo se acercó a la silla y a la mesita al lado de esta, toma una de las revistas y observo la portada, bien, era una revista porno como se la había imaginado. Trago pesado y se sentó en la silla, tomo el bote y lo posiciono en la mesita a la altura de la cabeza de su miembro.

Soltó el aire y con las manos temblorosas se dispuso a iniciar con la labor, no quería demorarse mucho y que la enfermera pensara mal, sin mencionar su extrema incomodidad en el lugar. Y pensar que en el baño de su habitación o en su cama era tan sencillo ese tipo de cosas. Sehun empezó a pasar las páginas de la revista, cerró los ojos y se dejó llevar por los pensamientos perversos de las fantasías sexuales.

Cuando acabo y lleno el bote con su esencia blanquecina, lo tapo y lentamente fue hasta el baño que estaba en la esquina de la habitación. Lavo sus manos con jabón y se organizó la ropa, paso sus manos húmedas por su cabello arreglándolo de tal manera que quedara presentable. Seco sus manos y su cara, se vio por última vez en el espejo y empezó a caminar directo a la puerta.

Al salir la puerta hizo un click señalando que había vuelto a cerrarse. La enfermera apareció entre uno de tantos pasillos  y con guantes blancos amoldados en sus manos le pidió el bote de su muestra. Sehun se lo entrego obedientemente y Se Yong le dio otro dato de información —Dentro de cuatro horas estará el resultado de su esperma y le daremos la noticia de que si fue aceptado o no, ¿Ok? — El castaño asintió y sin más se despidió aun tímido por lo que había pasado.

En esas cuatro horas se las paso divagando por la ciudad, pensando en que si lo que había hecho estaba bien. Luego de dos horas se aburrió de solo mirar por ahí así que se asentó en una cafetería y pidió un bubble tea. De hecho termino tomando seis bubble teas, la mesera del lugar lo miraba raro, pero le dio igual, él amaba el bubble tea así que el resto del mundo podía morirse  antes de que él lo dejara.

Pasaron las horas y consigo muchos bubble teas fueron consumidos por Sehun. Cuando la era la hora predeterminada que le había dicho la enfermera, este salió por fin de la cafetería y se dirigió a paso lento hasta la clínica de nuevo. Sehun entro de nuevo al centro, Se Yong le recibió con una cálida  sonrisa y al instante supo que fue aceptado. Lo siguiente que sucedió fue que la enfermera lo guiara de nuevo entre los pasillos hasta el consultorio de un médico especializado en esos temas.

El médico le hizo una serie de preguntas respecto a su familia, Sehun se sintió triste un poco tras eso sin embargo le contó su situación y el hecho de que en su vida no había sufrido alguna enfermedad mortal o muy grave como para postrarlo en cama. El señor de edad quien lo entrevisto no tuvo problemas ante ello y a partir de ahí la charla fue menos tensa o incómoda para el menor. El siguiente paso fueron las sin fines de explicaciones sobre la donación, lo que debía hacer, lo que no y demás. La única condición que debe cumplir señor Oh es que durante este periodo debe abstenerse de mantener relaciones sexuales y no eyacular entre tres y cinco días antes de venir aquí para efectuar su donación.

Sehun acepto de acuerdo a lo propuesto, de todas maneras no era un hombre que tuviera mucha acción,  es decir él es virgen, deberían tener consideración ante ello porque enserio lastimaba su hombría. La enfermera Se Yong lo acompaño luego de su entrevista con el médico, también le dijo que debía acudir a la clínica una vez por semana por nueve meses, y, que con cada donación en ese tiempo se le darían una recompensa monetaria. Sehun sonrió ante eso, aunque la chica no se hubiera dado cuenta, de todas maneras esa tarde recibió su primera paga.

 

 

Ya había pasado tres meses desde su primera donación, Sehun se encontraba echado en su cama durmiendo como si no hubiera un mañana, por fin habían llegado las apreciables vacaciones y Sehun el último día de clases mantuvo una sonrisa clara, tal vez no tan grande como para mostrar los dientes, pero era algo. Sus fans estaban como locas revoloteando a su alrededor y JongIn se mantuvo haciéndole comentario de burla para sacarle de quicio, cosa que no logro, el humor del castaño ese día fue similar al del sol, casi y saltaba de felicidad cuando salió de la última clase y pisaba la acera de la libertad.

Ahora solo deseaba seguir durmiendo, sin embargo su molesto mejor amigo se lanzó sobre él sacándole todo el aire. Estúpido Kai. El mayor después de eso puso sus manos en su vientre y el castaño supo lo que seguiría, intento detenerlo, pero el idiota ya había comenzado. Las cosquillas siempre fue su enemiga, era la única cosa que lograba quitarle su usual pokerface y para más piedra JongIn lo sabía. Sehun se retorcía debajo del moreno como un gusano, sus ojos se volvieron dos delgadas líneas rodeadas de arruguitas y su boca no dejaba de gimotear por piedad.

 —Encontré esto en el comedor y es tuyo— dijo su hyung terminado con su tortura personalizada. Sehun dejo de reír y su boca solo boqueaba como pez para aspirar todo el aire que JongIn le había arrancado con sus cosquillas. Luego de recuperase el castaño observo el papel y sus ojos se ampliaron sorpresivamente, JongIn exploto en carcajadas y lanzo el papel por la fuerza de sus risas.

El papel era una carta de parte de la clínica de fertilidad. Sehun empezó a sudar frío, y si, en todos esos tres meses no le había dicho a nadie sobre sus visitas al centro para donar su esperma, y ese nadie involucraba claramente al pelinegro, — D-deben ser cartas de cobro— dijo nervioso mientras intentaba agarrar la carta y esconderla en algún lugar —Ya la leí Hunnie. No sabía que estabas interesado en las burbujas congeladas— hablo JongIn aun reído por lo anterior. Sehun se congelo.

— ¿Burbujas congeladas? — Pregunto dudoso — Hablo de la esperma congelada, genio— dijo Kai rodando los ojos como si fuera lo más obvio del mundo.  El menor se encogió en su sitio y el mayor se dio cuenta de eso por lo que solo asumió en darle una señal de que no le molestaba, le revolvió los cabellos chocolates de su casi hermano — Esta bien, no me molesta— Sehun siguió con la cabeza gacha avergonzado de que lo hubieran descubierto— ¿No te parece raro? —  pregunto aun con la incertidumbre.

—Me da igual. Te conozco y sé que no harías ese tipo de cosas sin una razón— dijo tranquilo. Sehun levanto un poco la mirada, tal vez subestimaba mucho a JongIn, a veces olvidaba que Kai ha estado casi toda su vida a su lado y como tal era imposible que no lo conociera, con todo y sus manías, dolores y miedos. Estúpido JongIn y su buena memoria.

—Dinero— resumió todo, no quería explicar más y esperaba que JongIn lo entendiera, si es que lo conocía tan bien como decía lo sabría ¿No? — ¿Dinero? — Dijo el más oscuro otra vez —Si­— Susurro el más alto —Esta bien, no pasa nada. Ahora vamos a ir a comer ¿Si? Muero de hambre, enserio— se quejó JongIn con una mueca y sus manos apoyadas en su vientre. Sehun se río de la actitud de su amigo al igual que agradeció internamente que lo comprendiera.

— ¿Pollo? —  Ya sabía la respuesta. JongIn sonrió complacido —Obvio.

Y los dos salieron al KFC que por suerte quedaba a unas cuadras del apartamento.

 

En el último semestre Sehun pago su matrícula sin problemas. Y con el pasar del tiempo termino con los nueve meses en los que donaba en la clínica. La enfermera Se Yong le hizo un último examen para averiguar si algo había cambiado en su salud en ese tiempo, más sin embargo todo iba en orden. Se despidió por última vez de ella y el médico que lo atendió agradeciéndole toda su paciencia y demás. Ya no tenía que volver nunca más.

 

Actualmente Sehun ya era un graduado de la universidad nacional de Seúl, profesional en finanzas y negocios internacionales. El día que le entregaron su diploma fue su segundo día más feliz de su vida —ya que el primero fue el día que la señora Kim le dio de su sopa de almejas— En toda la entrega de diplomas estuvo con una pequeña sonrisa que se agrando mostrando sus dientes y encías en el momento que lo llamaron, teniendo así una foto junto con el director de su programa enmarcada en su habitación.

Consiguió trabajo en el banco de Corea como gerente a sus veinte cuatro años de edad, lo cual era todo un logro. Ganaba bien y al estar en ese puesto le daba cierto nivel. De paso ya había conseguido un apartamento amplio y bonito, y que lo único que le molestaba de su piso era que tenía un vecino muy molesto, si, JongIn vivé al lado. En todo caso hace poco obtuvo su carro de marca  Hyundai modelo Elantra Sedán de color blanco. Sobra decir que lo cuida con mucho cariño, lo limpia todos los días y que es precavido a la hora de conducir.

Hoy es viernes y como dice Kai; el cuerpo lo sabe. Ya salía del trabajo en su magnífico auto e iba un poco deprisa porque esa noche con JongIn como todos los viernes,  verían una película cualquiera con palomitas, refresco y otro tipo de comidas chatarras, sonaba algo ñoño para dos adultos, no obstante para ellos estaba bien, era su tiempo de calidad entre mejores amigos- casi hermanos y nunca la cambiaban desde que lo decidieron al mudarse ahí.

Estaciono su auto animado como siempre, reviso que estuviera bien cuadrado su belleza y cuando estaba seguro de que todo estaba en orden subió por el ascensor hasta el séptimo piso y fue directamente al apartamento de su moreno amigo porque ese viernes era su turno. Sehun tecleo el código porque si, también se sabía su código así como Kai sabía el suyo. En fin entro como si fuera su casa y ya con las pantuflas fue hasta el comedor amplio de JongIn en donde este ya estaba sentado con su camisa del trabajo y una pantaloneta. Sehun vio de reojo  los pantalones de Kai tirados en la cocina, negó divertido, JongIn nunca cambiaría.

— ¿Qué veremos hoy? — Pregunto mientras se tiraba en el cómodo sofá de su amigo, dios como amaba ese sofá — Una comedia bien buena, me la recomendó…— Pero Sehun no le dejo terminar porque ya sabía — Chanyeol, lo sé. JongIn tu siempre traes las películas que Yoda ve— hablo con monotonía como si nada, su hyung lo miro mal. Park Chanyeol es compañero de JongIn en su trabajo, ambos son graduados en administración y trabajan en la misma área, sin mencionar que Yoda es del tipo de personas que no puedes odiar por más que quieras, Sehun lo intento pero fallo en el intento, y fíjense que fallo Sehun, quien por lo general odia a todo el mundo. Chanyeol merece una medalla por caerle bien, en serio.

 —Cállate, solo estas celoso de que Yeol sea mucho más divertido que tu— contrataco el mayor sacándole la lengua. Sehun río por dentro, Kai siempre estaba a la defensiva — Bueno, si te cayera tan bien estuvieras viendo películas con él y no conmigo— dijo despreocupadamente, JongIn iba contratacar pero lo miro resignado —Touché— acepto de mala gana. Sehun sonrió por eso, amaba ganarle en las discusiones a su amigo, sentía que su ego crecía más.

—En fin vamos a ver…— Kai reviso la caratula del CD — Delivery Man, es occidental y de comedia — dijo mientras presionaba Play y se lanzaba con él en el mueble y le pasaba un pote de palomitas que con gusto el menor acepto — Ya sé, todas las que Chanyeol recomienda son estadunidenses y de comedia— JongIn le dio un codazo en su costado y él le pego en la rodilla quedando a mano por esa vez.

Sehun se llevaba puñados de las palomitas a su boca concentrado en la trama de la película. Todo le parecía bastante gracioso y lanzo una que otra carcajada al igual que su amigo – JongIn más exageradamente que él – La estaba pasando bien hasta que llego a una parte en específico, una en donde desencadenaría toda la trama.

Tú eres el padre biológico de 533 jóvenes.

¿Q-qué?

Sin previo aviso recordó que hace casi dos años él había donado su esperma en una clínica especializada para eso. Dejo de comer, empezó a entrar en pánico y su corazón latía demasiado rápido, la garganta se le seco y sus manos empezaron a temblar. Siguió viendo toda la película en silenció, colocándose a él en vez del protagonista, imaginando que es él quien tiene 533 hijos biológicos y que todos ellos quieren conocerlo. ¿Eso solo pasaba en las películas, cierto? ¿Y si no? ¿Y si en ese tiempo su esperma ya ha sido utilizada innumerables veces? ¿Y si…?

La película se acabó y JongIn seguía carcajeándose en su sitio hasta que noto la seriedad de su amigo — ¿Qué pasa Hunnie, no te gusto la película? — Sehun no respondió, el moreno se acercó a él para mirarlo mejor — ¿Te sientes bien? Estas más pálido de lo usual y mira que tu si eres bien blanco a comparación de mi color canela— dijo divertido como queriendo sacarle una sonrisa, pero Sehun seguía rígido.

—Sehun, enserio ¿Qué te pasa? — Dijo con preocupación.

—JongIn— le llamo lentamente.

— ¿Si? — dijo dudoso.

— ¿Crees que mi esperma haya sido usada? — le pregunto con dificultad pero de manera clara, JongIn lo miro sin entender hasta que cayó en cuenta y sus ojos se ampliaron a mas no poder.

— Tú donaste —  lo dijo más como una afirmación que otra cosa, aun así Sehun lo secundo.

— Sí

 Mierda.

 

 

Notas finales:

Y si una introducción protagonizado por Sehun, como una manera de contar lo que le paso a nuestro meakne como para que tomara la decisión de donar su esperma XD

El prólogo fue una manera de darles una idea de lo que trataría la historia. Ya con esta instrucción ya se dieron cuenta de muchas cosas sobre la vida de Sehun. En la siguiente y última introducción que es sobre Suho, también averiguaran los muchos hechos que lo harán tomar la decisión de ser padre de esa manera.

Ahora si las cosas aclaradas, ¿Les gusto? ¿Qué opinan de la vida de Hunnie? ¿No amaron a Kai? Porque yo sí, y de hecho será un punto clave en la historia

Aclaro que la relación de Sehun y JongIn es solo de hermandad XD

Bueno eso es todo por ahora. Dudas, comentarios, opiniones y críticas serán bien recibidas.

(Me disculpan si hay errores ortográficos, gramaticales, etc) 

 


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