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MALDITAS APARIENCIAS por Miley_lio

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Notas del capitulo:

 

Hola, les dejo con la continuación de este fic.

 ¡Muchísimas gracias por leer y por sus comentarios!

Todo cambia con el pasar del tiempo, más aun,  pueden cambiar modos de pensar, sentir…vivir… amar…odiar…

 

Para Aioros fue muy difícil habituarse a esa nueva vida. Despertaba muy temprano, el ejercicio era agotador, las horas intensas bajo un sol sofocante y agobiador, la pésima comida,  tener que tolerar los gritos y órdenes de sus superiores,  el hostigamiento de los  muchachos con antigüedad,  incluso el verse al espejo para él era un martirio, ver sus risos cortados, vestir esa ropa sin vida y anticuada para su gusto,  definitivamente no podía reconocerse, la persona que era ahora no se comparaba con el Aioros de años anteriores, vivas, creativo, positivo, dinámico y seguro de sí mismo, sin embargo si debía de soportar todo aquello con tal de mantener alejado y oculto ese nada apropiado sentimiento hacia su hermano lo haría, el haría lo que sea con tal de proteger a su hermano  incluso de el mismo.

 

-muy bien, muy bien Laybraris, en verdad su puntería es increíble, usted tiene un don innato. Ha de ser de familia, pues su padre posee las mismas habilidades, aunque tengo que confesarle que es la primera vez que un simple cadete haya acertado todos los tiros con ese tipo de precisión, simplemente perfecto. – le dijo uno de los oficiales que los instruía y era especialista en armamentos.

-gracias, señor me siento muy alagado. – le dijo mientras posaba el arma en  el suelo.

-bien, muy bien, en serio tu padre estará orgulloso de tu rendimiento, si eres el mejor del régimen, aunque sea tu primer año has demostrado unas cualidades impresionantes y tu esmero y dedicación son admirables, todos los demás deberían de tomar su ejemplo, verdad señor géminis “1.” –hablo acercándose a saga, quien aún tenía unos ligero problemas para manejar su arma.

-claro señor. – hablo saga algo fastidiado por su comentario.

-¡bueno, es todo por hoy! – grito refiriéndose  esta vez a todos.

-guarden sus armas y asegúrense de que estén descargadas.  No queremos que suceda ninguna desgracia.– miro a saga y Kanon.

-tu géminis 1, te encargaras de hacer guardia esta noche. –

-pero señor, yo hice la guardia ayer. – hablo algo molesto saga, el oficial se acercó a él intimidándolo con su mirada.

-¿disculpa, acaso dijiste algo? – se acercó más a su rostro.

-como usted ordene  señor. – dijo sin dejar de maldecirlo por dentro.

-bien, esta vez tu compañero será Laybraris. – miro a Aioros. – y espero el comportamiento  de él, influya en usted.-

Saga se tragó la rabia y las muchas cosas que quería gritarle al rostro a ese sujeto.

-buena suerte hermanito. –  le dijo Kanon sonriente  a saga este lo miro molesto.

-tu, géminis 2, serás el encargado de revisar las armas, contarlas y guardarlas apropiadamente. – la sonrisa de Kanon desapareció al oír las órdenes del oficial.

-si señor.-susurro a lo bajo, al momento en que lanzaba una maldición contra él.

-no te escucho. –

- SI SEÑOR. – Grito alto.

-bien así me gusta, todos los demás tomen un baño y luego a descansar que mañana muy temprano harán una larga caminata por el recinto. –

Así poco a poco todos fueron a sus habitaciones, claro no sin antes entregarle sus armas a Kanon, quien solo protestaba y renegaba su suerte.

-¡demonios, ese hombre tiene algo en contra mía! – grito saga frustrado y muy molesto.

-cálmate saga, de todas maneras no hay nada que puedas hacer. – hablo Aioros resignado, pues ahora tendría que hacerle de guardia toda la noche al lado de un gemelo muy quejica y poco tolerable.

-claro como a ti no te compara todo el tiempo ni te pone en ridículo en frente de los demás. – saga lo miro algo molesto.

-bueno, yo me esfuerzo mucho, en cambio tú, apenas dejaste que te cortaran el pelo. – Lo confronto.- digo, si solo hicieras algunos méritos. –

- besarle los pies es tu trabajo no el mío. –

-bueno, ya…no tengo porque discutir esto contigo. En realidad no me importa lo que pienses.– le dio la espalda. – mejor me voy a hacer la primera ronda, tu puedes hacer lo que quieras. – Aioros entonces salió con una lámpara en sus manos, saga rodo los ojos fastidiado, para luego seguir un sendero distinto al de Aioros.

Aioros caminaba con la linterna mirando por los alrededores.-maldita sea, odio hacer guardia…- en esos momentos deseaba tanto volver a casa, tomar una larga ducha con agua caliente, ya que ahí solo podía bañarse con agua fría, junto con todos sus compañeros, además deseaba tanto Adentrarse a su cama y dormir hasta que le diera la gana, poder descansar…ver a su familia…ver a Aioria.

Aioros apenas llamaba a casa y cuando lo hacía solo era para preguntar cómo estaba todo por ahí y ver como seguía Aioria, no había hablado con él, en parte por miedo y en parte porque Aioria no le recibía las llamadas, su madre siempre inventaba una excusa. Pero sabía que era lo mejor, Aioria se olvidaría de él y de la atracción que sentía…además de que eso ayudaba a tratar de alejar los recuerdos que solían atormentar sus noches, ya que sabía que al tan solo escuchar la voz de Aioria su cuerpo pediría a gritos estar cerca de él, y no, no quería volver a cometer una “locura” como la que cometió aquella noche.

Negó con la cabeza, tratando de alejar todos esos pensamientos que repentinamente venían a su cabeza, aunque sabía que sería difícil, pero lo intentaría.

 

 

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El comportamiento de Aioria tras la partida de Aioros cambio drásticamente, pues si antes era alegre, amigable, estudioso, respetuoso, obediente, responsable, ahora era todo lo contrario. Además de que  su comportamiento fue afectando su rendimiento en el colegio, eso lo notaron tanto sus padres, sus compañeros, como sus maestros, quienes  trataban en vano de ayudarlo, lo malo, era que el no deseaba la ayuda de nadie, de nadie que no fuera la de Aioros.

 

-gracias por venir, señora Laybraris. – dijo la directora del colegio donde estudiaba Aioria.

-Por favor tome asiento.-

-muchas gracias. –

Ambas tomaron asiento, una en frete de la otra.  La directora de establecimiento saco un folder amarrillo ante la atenta mirada de Sofy.

-bueno, si la cite aquí es precisamente para hablar sobre su hijo, Aioria.- el tono de la directora se notaba serio y preocupante.

-¿Qué pasa con mi hijo? – pregunto angustiada, aunque ya presentía que le diría la directora, pues ella también había notado los cambios en Aioria.

-pasan muchas cosas con su hijo. – abrió el folder. –en primer lugar…sus calificaciones han descendido alarmantemente, está a un paso de reprobar todas las asignaturas.- dijo mostrándole las libretas de Aioria, las señora vio asombrada como las notas de su hijo iban cada vez peor.

-sin embargo, eso no es lo que más me preocupa,  señora, su hijo ha cambiado su comportamiento para mal,  ya no le interesa nada, no tiene ningún amigo y antes él era una persona muy sociable, alegre, entusiasta, pero ahora, parece haberse vuelto antisocial, no quiere hablar con nadie y se la pasa peleando con sus compañeros,  responde de manera grosera y altanera a sus maestros, además de que en los últimos días ha faltado mucho a clases y eso nos preocupa, nos preocupa mucho.-

-yo…yo no sé qué decirle…- hablo acongojada, comenzando a derramar lágrimas de total frustración e impotencia. – Su padre y yo ya le hemos hablado hasta el cansancio, pero simplemente no quiere comprender. Mi Aioria ya no es el mismo, solo llega a casa y se encierra en su cuarto, poniendo la música en alto y sin permitir que nadie entre a su recamara. No quiere comer con nosotros, se la pasa malhumorado,  sale sin decir a donde va y vuelve muy tarde, estoy muy desesperada, no sé qué puedo hacer por mi hijo. –

-señora…usted no sabe cuál podría ser la razón por la cual su hijo haya cambiado de esta manera.-

-bueno…Aioria se puso así desde la partida de su hermano mayor, Aioros. –dijo afligida.

-Aioros…si, fue uno de mis queridos alumnos, siempre tan amable, caballeroso y responsable. Un alumno ejemplar.–hablo melancólica.

-si…Aioros se fue hace un año a la academia de policías y Aioria no lo acepta, no acepta que su hermano haya tomado esa decisión, que lo haya abandonado de esta manera, ya que  él era su ídolo, su ejemplo a seguir, su más grande amigo,  ahora se encuentra muy molesto y enfadado con él,  ya ni siquiera quiere hablar con él por teléfono, está muy disgustado con él y no sé cómo hacerle entender que Aioros tomo una decisión y que él tiene que aceptarla.-

-entiendo…Aioria debe de estar muy resentido por la partida tan súbdita de su hermano mayor…pero…es necesario hacerle entender que si sigue así, solo va a perjudicar su futuro, Aioria tiene que cambiar, no quiero tener que expulsarlo ni causarle un problema a ustedes. Así que le sugeriría que lo llevaran a  un psicólogo, Aioria necesita ayuda profesional.-

-sí, eso hare, hare lo que sea con tal de que mi hijo vuelva a ser el mismo. – Sofy se puso en pie para luego extenderle la mano a la directora quien también se puso en pie y sostuvo su mano.

-trate de comprender a su hijo, él lo necesita. –

-gracias y perdone las molestias que le ha causado. –

-No se preocupe.-

Sofy, salió lentamente de la dirección. Con la angustia y la incertidumbre de no saber que sería de su hijo.

 

 

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-¡Aioros no has visto mi billetera…! – gritaba uno de sus compañeros antes de ingresar a su dormitorio.

Aioros se apresuró en ocultar el cuaderno que sostenía entre sus manos, sin embargo su compañero lo vio.

-que otra vez con tus secretos.- le dijo mientras se cruzaba de brazos y se apoyaba en el pórtico de la puerta.

-¿paso algo Kanon?- le pregunto algo cansado.

-vamos, sabes que puedes confiar en mí, yo no ando divulgando secretos ajenos como lo hace el inútil de mi hermano.-

Aioros solo resoplo agobiado.

-¿vamos muéstrame que es lo que tienes en ese cuaderno?-insistió, si había algo que caracterizaba a ese gemelo es que era muy curioso y jamás se quedaba con las ganas.

-¿cuaderno? ¿Cuál cuaderno?- dijo Aioros haciéndose el desentendido. Kanon sonrió mientras se acercaba a él.

-pues cual más va a ser…!el que ocultas aquí!- de repente, Kanon logro quitarle el cuaderno que ocultaba Aioros bajo su cómoda.

Aioros se sobre salto.

-oye deme eso, es mío.- le dijo en todo molesto, Kanon no hiso caso solo se concentró en mirar y  hojear el cuaderno.

-humm…veamos que tienes aquí…- Aioros luchaba para que Kanon le devolviera su cuaderno, mas Kanon lo repelía con facilidad.

-vaya jamás me imagine que fueras tan hábil con tus manos…si dibujas muy  bien…no está nada mal…- Kanon siguió ojeando hasta que llego a un dibujo, este, a diferencia de los demás, no tenía dibujado paisajes ni animales silvestres.

-hum…, que lindo, ¿quién es?-pregunto Kanon, sonriéndole con picardía. Aioros ya cansado y más molesto que antes logro arrebatarle su cuaderno.

-no te han enseñado a no tocar cosas que no son tuyas.- hablo Aioros muy molesto mientras  ocultaba nuevamente su cuaderno.

-pero…si somos compañeros de cuarto desde hace tiempo…que, ¿Acaso no me tienes confianza?-hablo fingiéndose indignado.

 Aioros solo enserio su expresión. – No vuelvas a hacer eso o tendremos problemas.-

-vaya, que fastidio.- Kanon se dejó caer pesadamente en su cama, con Aioros mirándolo de reojo.

-si eres igual de amargado y pesado que el idiota de mi hermano. –

-¿a quién le dices idiota, idiota?- se escuchó otra voz, ambos giraron su vista hacia saga.

-pues a quien más, hermanito, tu sabes que el adjetivo que de describe a la perfección  es… IDIOTA.- le sonrió con cinismo.

-escúchame bien, el único idiota aquí eres tu.- le dijo molesto, Kanon  le sonrió desafiante.

-así pues déjame decirte que tú eres el más idiota aquí.-

Nuevamente esos hermanos tenían una discusión sin sentido, Aioros solo rodo los ojos fastidiado.

-Por qué a mí…- Aioros lamentaba que justo a él le haya tocado compañeros de habitación a ese par de hermanos. Si ya  tenían varias llamadas de atención debido a la gran cantidad de veces que han discutido y peleado.

-¡ya basta! – Grito Aioros cansado.- ambos son igual de idiotas, fin de la discusión, ahora si me hacen el favor quiero descansar por lo menos un momento.- Aioros los saco a ambos a empujones, esto hermanos seguían discutiendo ahora echándose la culpa de quien tenía la culpa de su situación.

Tras la salida de los hermanos de la habitación, Aioros todavía escuchaba la discusión, sonrió de lado En cierta manera ese par de gemelos le recordaban a él y su hermano…pues antes ellos solían discutir por cosas sin sentido, pero…siempre lograban solucionar sus conflictos y disputas de la mejor manera para ambos, bueno…así era antes de lo sucedido.

Aioros se hecho boca abajo en su cama.

Lentamente saco su cuaderno, si, a pesar de estar en una academia tan estricta y exigente, Aioros se daba tiempo para dibujar…eso era lo único que lo relajaba y lo hacia desesterarse y olvidar la vida que había escogido y  la que se obligaba a vivir.

-Aioria…-  acaricio la hoja donde se apreciaba lo que parecía ser el retrato de su hermano.  Dibujaba a veces imaginando los cambios que suponía su  rostro habían sufrido tras el pasar del tiempo…lo imaginaba… y aunque en un principio se lo propuso fervientemente, el simplemente  no podía dejar de pensar en Aioria…deseaba  ver sus ojos…esos ojos que sentía que jamás podría reproducirlos a la perfección.

Negó con la cabeza…eso no podía ser…con cuidado depósito su cuaderno en su baúl, donde  hecho llave y esperaba ninguno de sus compañeros, tomara nada.

-Aioria…-dijo melancólico, lo extrañaba tanto.- solo deseo con todo mi corazón…que estés bien…que hayas vuelto a sonreír con ese brillo tan luminoso que solo tu posees.- agacho la mirada.- no me importa si me odias…yo solo quiero que tú estés bien y seas feliz.-

Sin duda lo más difícil de todo aquello, era estar lejos de Aioria, pero debía de hacerlo,  Aioria debía de olvidarse de él y de ese sentimiento inapropiado y Aioros se encargaría de matar el amor que había entre ambos.

 

……’’’’’’…..’’’’’’……’’’’’…..’’’’’…..’’’’’…..’’’’’…..’’’’’…..’’’’’…..’’’’’…..’’’

 

-¡AIORIA!- grito Sofy buscando a su hijo, mas sin embargo parecía no estar en ninguna parte.

Entro en su habitación, vio toda su recamara desordenada, papeles por todas partes, platos de comida sin terminar, la cama incluso permanecía desordenada.

-no puede ser…- su madre sonaba muy afligida.- se volvió a salir…- cerro los ojos mientras su temor y angustia crecían. – donde estas…hijo…-

 

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-¡AIORIA! – lo llamo uno de sus compañeros. – ¡vamos es tu turno!-

-¡espérate Aioria! no lo hagas…sabes que esto te puede meter en muchos problemas.- le dijo uno de sus amigos. – Mejor vámonos.- lo jalo, mas Aioria se soltó de su agarre.

-ya hablamos de esto milo…si tu no quieres hacerlo está bien nadie te va a obligar,  pero a mi déjeme en paz, si.-dijo con fastidio.

-pero…-

-pero nada, ya tengo bastante con los sermones de mi padre como para que tú me vengas con los tuyo, así que…déjame…- se soltó del agarré en su brazo.

-está bien…si te cogen y luego te metes en problemas no es mi maldito problema. – repuso muy molesto para luego salir de aquel lugar lo más rápido que pudo.

Aioria lo vio alejarse.

-vamos, gatito, no me digas que ya te acobardaste. –le hablo impaciente uno de los muchachos que andaba con ellos.

-no digas estupideces…yo no le tengo miedo a nada.- hablo seguro, rápidamente trepo por la pared con mucha destreza y agilidad.

-vaya, ahora entiendo porque te llaman gato, si eres igual de ágil y vivaz, además…con esos ojitos…-

-¡joder!  Vinimos a hablar o  a tomar el maldito dinero.-hablo  molesto.

-ya calmado…, si para ser un niñato finolis suenas muy callejero. –

-deja de decir estupideces…bien sabes que no me parezco en nada a mi familia…-

-si de eso ya me di cuenta…si tú no eres un niñito bueno ni obediente, todo lo contrario,  veo que a ti te encanta meterte en problemas…cada vez mayores.- Aioria solo sonrió con cinismo.

-hagámoslo…de una maldita vez.-

-para luego es tarde.- sonrieron y siguieron a los demás que ya estaban dentro de la casa.

 

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-¡hola!- contesto desesperada  Sofy.

-¡Doko! Que paso? – mientras más escuchaba se ponía cada vez nerviosa.

-¡que Aioria hiso que! –no podía creer lo que su marido le decía.

,,,..

-que tu hijo, al que tanto solapas, minas y defiendes, se metió a robar a un casa, y no solo eso, amordazo, amenazo  y golpeo a los sirvientes.-Doko sonaba molesto y alterado.

-¡ya deja de llorar! yo me encargare de esto…! NO! no es necesario que vengas. Te hablare después.-

Doko colgó, se veía muy enfadado, estaba que mataba a Aioria, pues con esto  quedaba expuesto  ante las habladurías.

-ten, ya sabes qué hacer con el.- le dijo, a uno de los policías, tendiéndole un par de papeles, este solo asintió, el historial y el acta que había levantado contra Aioria quedaría perdido por segunda vez.

 

Doko se dirigió a la celda donde estaba Aioria, entro y pidió que lo dejaran solo. Una vez solos, Doko le dio una bofetada muy fuerte a Aioria, este solo cayó al suelo sobándose el área adolorida.

-¿esto es lo que quieres? Dime, quieres destruir de esta manera tu vida, ser un paria, una escoria de la sociedad, preocupar a tu madre, aparte de hacerme quedar mal frente a los demás. – Doko lo sostuvo de la playera que traía puesto.

-¡es mi maldita vida!- Aioria uso toda su fuerza para soltarse del agarre de su padre. -  y  yo puedo hacer lo que me venga en gana. - le grito. Doko volvió a darle un puñete para después arrinconarlo a una pared.

-no sé para qué demonios tu madre se empecino en llevarte a un maldito psicólogo, si no sirvió de nada,  sigues igual. –

Aioria sonrió con cinismo, estuvo en terapia por casi tres meses, pero Aioria jamás cedió y por más que ese hombre entrometido quiso analizarlo y meterse en su vida no lo consiguió, Aioria jamás le dijo nada ni lo tomo en serio.

-para que veas que nada de lo que hagan va  a ser que yo cambie. -

-ya me tienes harto con tu estúpida actitud, pretendes destruir tu vida de esta manera, pero yo no te lo voy a permitir, ¡si tengo que llevarte a la fuerza a una maldita academia lo hare!

-¡no puedes hacerme eso, no tienes ningún derecho! – le grito con lágrimas en los ojos.

-así. – lo soltó. – Te informó que sigues siendo menor de edad, así que por lo tanto  sigues bajo mis órdenes.-

Aioria entonces lo miro con odio y rabia. – no…no voy a permitir que controles mi vida, ¡no voy a dejar que hagas con migo lo mismo que hiciste con Aioros!

Doko lo golpeo nuevamente.

Aioria se arrodillo de dolor pero aún seguía mirándolo con rabia. – ¡TE ODIO!

-¡yo también!…no tienes idea de lo mucho que me avergüenzas y decepcionas… y en verdad me gustaría  dejarte aquí por un largo tiempo a ver si así asimilas la consecuencia de tus actos…- Doko salió de la celda. – pero le prometí a tu madre que  te sacaría…así que dale las gracias, pues de no ser por ella te enviaría a una maldita correccional. – salió del lugar furioso.

Aioria se dejó caer al suelo, las lágrimas cayeron por sus ojos. Esa era la vida que había escogido…jamás se imaginó terminar así.

-un año más…solo uno más y me iré…seré mayor de edad…podre hacer mi vida…me largare lejos, muy lejos.- Aioria lloro con todo el dolor de su alma, en esos momentos odiaba a todo el mundo, en especial al que sabía cómo el causante de todo su dolor, de todo su sufrimiento,  del motivo por el cual ahora la vida de supiera amarga y se viera tan gris y sin importancia alguna; su querido hermano.

 

Continuara!

 


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