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Pasado oculto por LuisitoTiernoTuw

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Notas del capitulo:

Zumi: ¡Hola! Sí, es domingo, pero abajo me explico.

Karen: como siempre, no podemos empezar sin agradecerles los reviews a:

- Fénix

- Sashaycorazon

- Rogisaca2104

- RoronoaD-Grace

Zumi: muy cierto, los amamos, tanto a los reviews como a las hermosas lectoras que los dejan.

Karen: no queremos entretenerlos más, ¡A leer!

Zumi: ¡Disfrútenlo!

Law sabía que aquel niño tenía que alejarse y debía seguir insistiendo en ello. El ojigris no debía encariñarse con nadie por el bien de los demás, pero Luffy comenzó a formar parte de su monotonía que se le hacía difícil pedirle a esas alturas que mantuviera su distancia.

Dada las diecisiete, Law partió a su hogar con Luffy caminando al lado de él mientras el ojigris le explicaba los ejercicios matemáticos imposibles de resolver, (según Luffy).

— Bien, llegamos - informó Law comenzando a caminar dentro del edificio -

— ¡Adiós Torao! - se despidió el menor -

— Adiós - devolvió Law de forma neutral. Por más que se estuviese acostumbrando a la presencia de Luffy, intentaba ser todavía indiferente para que el menor dejase de ser tan cercano, (aunque no funcionaba del todo) -

Entró a su apartamento y fue directo al baño a lavarse la cara para refrescarse.

Creo que te está comenzando a gustar… las palabras de Kokoro no dejaban de resonar en su cabeza y la razón era que se lo estaba comenzando a creer.

Ya habían pasado aproximadamente cuatro meses desde que conoció a Luffy, poco tiempo, se sabe. Pero el menor tenía tanta confianza, que muy pocos podrían a llegar a tener, que en tan sólo dos meses serías capaz de conocer gran parte de él.

Era diferente a cualquier persona que había llegado a frecuentar. Con quince años de edad aún era bastante inocente, era sincero al extremo, bastante curioso, poesía una gran y admirable determinación bastante persistente y una gran sonrisa que era difícil de borrar. Había conocido varias personas con algunas de esas características pero la mayoría fingidas: se tachaban a sí mismas de inocentes para intentar de verse adorables y otras eran sinceras para no ser hipócritas y no quedar mal frente a los demás. Pero en Luffy todo eso era tan natural, tan único, que era imposible no lograr sentir algo por él. Si era sincero es porque no sabía mentir, si era inocente es porque quizás aquella mente era difícil de corromper. Una especie en peligro de extinción, indudablemente.

No debería estar gustándole el menor. Si ese sentimiento llegaba a crecer Luffy podría estar en peligro, (además, era menor de edad). Pero si el ojinegro estaba cerca, él quería que se alejara y si se alejaba, lo extrañaba. El mismo Law se estaba armando en su cabeza un puzzle con piezas diferentes imposibles de encajar.

Sacudió su cabeza y decidió dejar de pensar en ello. Tenía que asistir a la universidad y no podía estar perdiendo el tiempo pesando en esas tonterías… aunque esas tonterías fuesen difícil de olvidar.

¿Qué decir sobre Luffy? Era tan despistado que, aunque estaba sintiendo algo por Law, no lo notaba. Aunque, hay que admitir que tan tonto no era, sí había notado que gran parte de su tiempo pensaba en el ojigris, (y en carne), cuando estaba con él, por alguna razón, su corazón latía a mil por horas, como si tuviese el temor de hacer el ridículo frente a Trafalgar. Luffy era una persona que gran parte del día mantenía una gran sonrisa, pero, cuando estaba con Law, esa sonrisa cobraba más sentido de lo que tenía. Pese a todas esas nuevas sensaciones, el menor no le prestaba mucha atención, cada vez que las sentía las confundía con hambre.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

— ¡Hola Kokoro! ¡Hola To…! - se detuvo al ver a una chica en vez de el ojigris cuando entró al Umi Ressha -

Era día lunes y Luffy había partido del colegio feliz pensado en que vería a Law nuevamente, pero grande fue su desilusión cuando notó que éste no estaba.

— ¡Hola mocoso! - saludó la mujer -

— Vieja Kokoro, ¿Dónde está Torao? - preguntó extrañado de que el mencionado no estuviera allí -

— Tiene exámenes importantes en la universidad y me pidió unos días libres -

Luffy se dirigió a su mesa de siempre con una mueca en la boca y algo desilusionado de que Torao no estuviese allí.

— ¿Ya sabes que vas a ordenar? - le preguntó la chica muy amablemente -

— Cinco sándwich de pollo y un jugo de naranja - fue lo único que ordenó -

— Enseguida -

Por alguna extraña razón, para Luffy no valía la pena estar ahí si Law no estaba. Por lo que pidió poca comida para irse rápido y fue algo que Kokoro no pasó desapercibido.

— ¿Cuándo volverá Torao? - preguntó Luffy cuando se levantó a pagar la cuenta -

— El lunes de la otra semana - le respondió la mujer -

— Bien, gracias. Adiós - se despidió con su gran sonrisa marchándose del lugar -

Llegó a su hogar sorprendiendo a sus dos padres ante la hora, (quienes ya tenían cierto tipo de planes pero el rápido regreso de su hijo se los arruinó).

— ¡Llegaste bastante temprano! - expresó Shanks -

— Sí, Torao no estaba, así que no me quedé hablando con él -

— Haced vuestros deberes - ordenó Mihawk -

— Vale - respondió sin más el menor notándose apagado -

— Luffy, ¿Te ocurre algo? - preguntó Shanks preocupado al notar el estado de ánimo de su hijo -

Luffy sólo negó con la cabeza y subió a su habitación. Ni el mismo entendía porque dejaría de asistir al Umi Ressha hasta el lunes de la siguiente semana. Eran los sándwich más delicioso que había probado y era motivo suficiente para querer ir todos los días, pero sin Law atendiéndolo, el Umi Ressha dejaba de parecerle impresionante y, así mismo, impresionó a sus amigos cuando les mencionó que no iría a comer sándwich, mientras se dirigían a la salida del instituto.

— ¿Tu padre el gruñón te castigó? - preguntó Nami al recibir aquella información -

— ¿Mihawk? No, no me ha castigado, sólo que hoy no tengo ganas de comer sándwich - aunque sólo lo conocieran en muy poco tiempo, sabían que esas palabras sonaron bastante extrañas viniendo de él -

— Bueno, entonces, ¿No tienes nada que hacer? - preguntó esta vez Usopp recibiendo una negación de cabeza — entonces ven con nosotros; iremos de paseo y así conocerás a Robin y a Franky -

— ¿Quiénes son ellos? - preguntó Luffy -

— Amigos nuestros - habló Sanji — ambos están en la universidad; Franky es carpintero y Robin-chan es una de las chicas más lindas que he visto en mi vida - alagó con su único ojo visible transformándose en un corazón al recordar a la hermosa mujer -

— ¡Bien! ¡Acepto! - gritó Luffy abriendo los brazos -

Aquellos dos susodichos eran personas universitarias, aunque la que lo hizo notar fue Nico Robin. Tal cual como había informado Sanji, era una mujer hermosa de verdad, era alta, un cuerpo esbelto y muy bien ejercitado, el cabello negro que en contacto con los rayos del sol soltaban unos hermosos reflejos azulejos. Sus ojos eran dos hermosos zafiros con una muy seductora mirada que volverían loco a cualquier chico. Era una persona seria, pero amable. Se notaba que era comprensiva y si tenías algún problema ella era la persona indicada con la que podías hablar; te escuchaba con todo el placer del mundo y te aconsejaba de una muy buena forma. Bastante madura, la verdad.

Cutty Flam, quien respondía bajo el apodo Franky, era todo lo contrario. Era extrovertido, animado y, sin duda alguna, su palabra favorita era súper. No dejaba de usarla en cada oración. Tenía el cabello azul y un peinado bastante particular, al tenerlo largo, lo levantaba y quedaba con el parecido de una montaña de helado con sabor a chicle o un apetecible algodón de azúcar. Al ser bastante activo, podrías tomarle confianza en poco tiempo y, al ser Luffy igual, los dos se llevaron muy bien.

Eran buenas personas que no juzgaban a nada ni a nadie y Luffy lo comprobó cuando les mencionó que sus padres eran dos hombres y estos no reaccionaron ni con repulsión ni con sorpresa, en su lugar le mostraron una sonrisa demostrando así que no tenían ningún problema al respecto. De hecho Franky dijo que era ¡Súper-genial!.

— Ya quiero que sea el lunes de la semana siguiente - susurró Luffy siendo escuchado sólo por Nami -

— Pensé que eras tú el que menos deseaba que llegaran los días lunes - habló la pelinaranja algo extrañada -

— Es que el lunes regresa Torao -

— Torao es el chico del Umi Ressha, ¿Cierto? - Luffy asintió — ¿Y para dónde se fue? -

— Según Kokoro, pidió unos días libres porque tiene exámenes -

— Ya veo, ¿Y por eso no fuiste hoy al Umi Ressha? ¿Porque él no estaba? -

— Sí, por eso no tenía ganas de comer sándwich hoy -

Nami rió divertida ante la actitud de Luffy.

— Me parece que te gusta - bromeó sin dejar de reír -

¿Gustarle? ¿Law le gustaba? Luffy no se cuestionó eso, simplemente lo aceptó. Pero si Law le gustaba, éste tenía derecho a saberlo; tenía que decírselo y, gracias a ello, deseó con más ganas que el resto de la semana pasara rápido para que su tan ansiado lunes llegara.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era día viernes y Luffy y Zoro estaban en la salida del colegio esperando al resto. Toda la semana habían salido de paseo y había convivido más con ellos y, para bono extra, se había divertido junto con Franky y Robin como compañía, pero eso no le apartó de la mente que tenía que decirle a Torao que le gustaba. Sólo dos días más y ya volvería de nuevo al Umi Ressha y podría verlo otra vez.

Usopp se había quedado limpiando el aula de clase junto con otro compañero al ser los siguientes de la lista para hacerlo. Nami pidió que la esperaran mientras entregaba una pila de papeles en la dirección y Sanji, como el caballero amante de las mujeres que era, se ofreció a ayudarla, por lo que a Luffy y Zoro les tocó esperar.

— ¿Hoy tampoco irás al Umi Ressha? - preguntó Zoro para iniciar una conversación -

— No, iré el lunes -

— Bien. Ya quiero ir a casa, ¿Qué tanto hacen allá dentro? - se quejó el peliverde -

— Cierto, ¿Dónde vives? ¿Es muy lejos? Como Sanji siempre te acompaña y dice que te pierdes -

Zoro chasqueó la lengua con enojo.

— Soy muy capaz de llegar solo a mi casa y puedo demostrártelo. Vamos ahora mismo -

— Esta bien. Pero me darás comida -

— Como quieras -

Y así ambos partieron a la casa de Zoro… yéndose por el camino contrario.

A los cinco minutos llegaron Nami y Sanji al lugar notando la ausencia de dos personas en particular.

— ¿Dónde está el marimo? - preguntó Sanji con voz neutral -

— ¿Me preguntas a mí? - soltó Nami con una mueca de resignación -

— ¡Ese marimo idiota! ¡Debo buscarlo! - corrió nuevamente dentro del colegio pasando por el lado de Usopp, quien se asustó ante tan repentina carrera -

— ¿Y a éste que le dio? - preguntó Usopp acercándose a Nami -

— Se le perdió Zoro y corrió a buscarlo - explicó la chica -

— Son los que más discuten, pero son los primeros en preocuparse el uno por el otro - agregó Usopp negando levemente — aunque nunca lo admitirán -

— Sí, mantienen una extraña relación -

Pasaron dos horas y medias y fue cuando Zoro logró encontrar su casa.

— Aquí vivo -

Luffy estaba cansado, sediento y hambriento. Nunca antes había caminado tanto.

— ¡Sí que vives lejos! ¿Por qué no tomás el autobús? -

— No es para tanto -

Entraron a la casa y lo primero que Luffy pidió fue agua y comida. Debía recuperar la fuerza que perdió. Y mientras devoraba lo que Zoro le dio, éste último conectaba su celular con el cargador. Se le había descargado y se apagó dejándolo incomunicado. Cuando lo encendió, 68 llamadas perdidas de Sanji le llegaron seguidamente. Antes de que pudiera devolver la llamada para saber que quería el ceja de sushi, su celular sonó de nuevo ante una llamada entrante de parte del rubio.

— ¿Qué quieres? - contestó sonando molesto -

— ¡¿Por qué no contestabas, marimo idiota?! - gritó Sanji aturdiendo el tímpano contrario -

El rubio, al haber notado que la alga no estaba en el instituto, corrió por toda la ciudad como un desquiciado buscándolo por cada rincón. E incluso le preguntaba a cada persona, (en su mayoría a hermosas mujeres), si de casualidad habían visto a un idiota despistado con el cabello verde que parecía más pasto que cabello, recibiendo una negativa por parte de todos.

En ese momento agradeció a Zeff por haberle enseñado a combatir con las piernas. …stas estaban en buena forma y podían aguantar la corrida del rubio. Pero al llegar a su límite, le comenzaron a doler por el cansancio y, lo peor de todo, era que Zoro no le contestaba el maldito celular.

El peliverde era alguien fuerte y no necesitaba de Sanji para defenderse si le ocurría algo, pero no era excusa para que desapareciera y preocupara al rubio de esa forma.

— Mi celular estaba descargado - respondió de mala gana, (como si tuviese la obligación de contestar cada llamada del rubio. ¿Quién se creía?) -

— ¿Dónde estás ahora? Si es que sabes en que lugar te encuentras, claro está -

— ¡Claro que lo sé! ¡Estoy en mi casa! -

— ¿Seguro? - preguntó un desconfiado Sanji respirando con dificultad por toda la carrera que Zoro le hizo dar -

— ¡Claro que sí! ¡No molestes! - colgó el celular con gran salvajismo -

El oír a Zoro y Sanji hablar por teléfono, Luffy recordó que tenía que avisarle a Shanks donde se encontraba. Tomó su celular y marcó el número del pelirrojo, mientras se llevaba otro gran bocado a la boca.

¿Aló? ¿Ocurrió algo? - fue lo primero que Shanks preguntó al contestar la llamada -

— Sganfs, gehajé uh phogo tadhe. Egtoy eh caha dhe Zodho -

¿Qué? - preguntó el pelirrojo al no entender nada -

Luffy tragó para poder hablar mejor.

— Que llegaré un poco tarde. Estoy en casa de Zoro -

¡Oh! Bien, le avisaré a Mihi. Cuídate -

— Lo haré. Adiós -

Adiós - la llamada finalizó y Luffy se dignó a terminar de comer -

Minutos después, se encontraba conversando con Zoro en la sala de estar cuando la puerta se abrió bruscamente dejando ver a Sanji.

— Sí estabas aquí - dijo el rubio con su pecho subiendo y bajando con rapidez -

— Te dije que así era - se quejó Zoro con enojo -

— Hola Luffy - saludó al notar la presencia del menor -

— Hola Sanji - devolvió el pelinegro con una sonrisa -

— Con permiso; tengo sed - prosiguió el rubio yendo a la cocina -

La razón de que hubiera tanta confianza es que Sanji visitaba regularmente la casa del peliverde. La madre de Zoro, Roronoa Kazimi, había quedado encantada con el joven cocinero. Esa forma tan educada con la que la trataba, los continuos halagos hacia su belleza y esa manera tan deliciosa con la que cocinaba dejaron a la mujer maravillada. Incluso le dijo que su hermoso cabello color verde le lucía cien veces mejor que a Zoro, haciendo sonrojar a la mujer. Sobre el padre del peliverde, había muerto cuando éste aún era un niño, pero a través de fotos Sanji supo que Zoro tenía un gran parecido con aquel hombre tanto físicamente como emocionalmente, según la madre.

— Así que de ahí sacó su mal carácter - fueron las palabras de Sanji ante aquella información, haciendo reír a la mujer y enfadando a Zoro - ¿Por qué sólo heredó su cabello verde? Si hubiese tenido más características suyas, no fuese tan insoportable -

A pesar de las discusiones que mantenían fructífera su extraña relación con Zoro, como se mencionó con anterioridad, Sanji llegaba a pasar gran parte de su tiempo bajo aquel techo con la excusa de que la madre de Zoro era una hermosa mujer y que tal belleza tenía que ser admirada. Por lo que muchos podrían decir que Sanji vivía ahí; sólo faltaba que mudara sus pertenencias y serían tres en la casa.

— ¿Por qué no me esperaste? - preguntó el rubio saliendo de la cocina — ¡Estuve buscándote por todos lados! -

— No necesito que me acompañes siempre, te he comprobado que puedo llegar a mi casa por mi cuenta -

— Sí, pero, ¿Por qué no toman el autobús? - preguntó Luffy — caminamos por casi tres horas; Zoro vive muy lejos - se quejó con un puchero -

— De aquí al colegio y viceversa no son ni diez minutos caminando. El hecho de que se tardaran tanto en llegar es porque el marimo imbécil presente se perdió - aseguró el rubio sonando enojado -

— A-hya, hya, hya, hya, hya, con que por eso fue que nos tardamos tanto - rió Luffy -

— ¡Cállense los dos! - ordenó Zoro sonrojado -

— Por cierto, Luffy, ¿Qué haces aquí? - preguntó Sanji tomando asiento -

— Zoro quería demostrarme que era capaz de llegar a su casa sin tu ayuda -

— Y fue muy capaz, lo admito, pero menos mal que no marcó un tiempo, ahí sí hubiera perdido -

Las palabras de Sanji hicieron reír a Luffy y que Zoro arrugara más su ceño. Odiaba la forma en la que el rubio se burlaba de aquella manera de su sentido de orientación y odiaba que Luffy se riera de tal forma, porque le recordaba lo que dijo: pero se reconcilian porque se aman. Definitivamente, no soportaría ni un minuto más aquel show.

— Luffy, ¿No se te hará tarde para regresar a tu casa? - preguntó el peliverde para cambiar de tema -

— Ahora que lo mencionas, creo que sí - respondió mirando la hora con una mueca — ya puedo oír el regaño de Mihawk, así que es mejor que me vaya - se levantó y caminó en dirección a la puerta — ¡Adiós! -

— ¿Sabes por dónde ir? - preguntó Sanji -

— No, shi, shi, shi, shi, shi - rió rascando su nuca — ¿Por dónde queda el colegio? -

— Sales y vas en camino a tu mano derecha, en algún momento te encontrarás con el colegio - le indicó el rubio -

— Vale, gracias -

— ¿Quieres que te acompañe? - se ofreció Sanji -

— No, estoy bien. Adiós a los dos -

— Adiós - se despidieron al unísono -

Cuando Luffy salió, el rubio suspiró con cansancio.

— ¿Tú no te piensas ir? - habló el peliverde -

— Deja que descanse. Me hiciste correr por toda la ciudad buscándote. No te vuelvas a ir sin mí - ordenó lo último recibiendo un suspiro de reproche -

— ¿Quién te crees para darme órdenes? Además, yo no te hice correr, fuiste tú el que decidió buscarme como si no tuvieras nada mejor que hacer. Te lo repito: jamás pedí tu ayuda -

— ¿Crees que no me preocupo por ti, marimo idiota? - soltó con enojo -

— ¿Qué? - dijo Zoro ante la repentina confesión del rubio -

Sanji se percató de lo que dijo y es mejor que su cerebro le diera una respuesta rápida para inventarle otra historia a Zoro. El rubio no negaba preocuparse por el peliverde, pero se prometió jamás admitirlo frente a nadie y menos frente al marimo.

— Me refiero a tu madre. Si te sucede algo ella estaría muy angustiada y yo no soportaría ver una dama de esa manera, así que no te vayas de nuevo sin mí -

Zoro bufó por lo bajo para responder con un simple está bien; lo que digas.

Un momento de silencio en aquella pequeña sala se formó incomodando a ambos. No sabían que decir para alejar la incomodidad, tal vez porque cuando estaban juntos no eran los mejores conversadores.

— ¿Ya comiste? - preguntó Sanji para romper el hielo -

— Pareces mi madre - se quejó Zoro -

— Responde marimo, ¿Comiste o no? -

— No, la comida que dejó mi madre para mí se la di a Luffy -

— Bien, cocinare tanto para ti como para la hermosa señorita Kazimi - se dirigió a la cocina con sus ojos en forma de corazón al pensar en la peliverde -

— Olvídate de mi madre - habló Zoro con cansancio — nunca te aceptaré de padrastro -

— Créeme, marimo, primero dejo de cocinar antes de tener un hijastro como tú -

Zoro rió y se dirigió a la cocina sentándose en una de las sillas del pequeño comedor.

— Eres un mujeriego -

— Sólo soy amante de la belleza femenina, no hay nada de malo en eso. Me dirás tú que nunca te ha llegado a gustar una mujer -

— De hecho… - habló Zoro lentamente obteniendo toda la atención de Sanji — sí hay una que me gusta -

— ¿Enserio? - preguntó con una sonrisa — ¿De quién se trata? -

— Su nombre es Tashigi, va conmigo al Kendo -

— ¿Tienes una foto? - se interesó Sanji — quiero verla -

Zoro asintió y registró su celular. Al mostrarle la foto al rubio los ojos de éste se volvieron corazones ante la belleza de la hermosa chica. Tenía el cabello corto y de un azul muy oscuro, ojos marrones y llevaba puesto unos lentes que para Sanji la hacían verse adorable.

En la foto abrazaba a Zoro por los hombros con una sonrisa mientras que su otro brazo era quien confirmaba que era ella quien tomaba la foto. El peliverde sólo miraba la cámara con una sonrisa arrogante.

— ¡Es muy linda! - expresó Sanji sin dejar sus corazones ojos -

— Y muy fuerte también - agregó Zoro — somos amigos-rivales. Tiene una gran obsesión por derrotarme, pero nunca lo logra -

— No la golpeas, ¿Cierto? Porque si lo haces… -

— No la golpeo - interrumpió el peliverde — sólo golpeo su espada, así que contrólate -

— Bueno, tienes un buen partido ahí. Si la chica no es muy exigente aceptará una cita contigo -

— Te crees muy graciosito, ¿No? - soltó Zoro con un buen fingido enojo -

Sanji sólo rió y regresó a las estufas.

Cuando se olvidaban de que se odiaban podían llegar a tener una conservación decente y hasta divertida, como se pudo demostrar, pero tristemente era una reliquia que salía a cada cierto tiempo.

— ¿A ti nunca te ha gustado una mujer de verdad? ¿No sólo su físico? - preguntó Zoro -

— Amo a las mujeres como ningún otro hombre lo ha hecho, pero si te refieres a si me he enamorado de una en específico… - pensó por unos segundos antes de proseguir — creo que por donde lo mires, las amo por igual -

— Eres un mujeriego -

— Nací para amarlas. No puedo cambiarlo -

Zoro observó en la mesa el periódico de ese día y, sin tener en mente otro tema de conversación, lo abrió para saber si había algo que llamara su atención y fue ahí que leyó cierto apellido.

— Vinsmoke - susurró llamando la atención de Sanji -

Zoro se dio cuenta de haber pronunciado la palabra prohibida y, decidido a rectificarlo, cambió la página.

— Tranquilízate, marimo, tampoco es que me altero al oírlos. Ellos son muy famosos y es normal que cada noticiero les dé por nombrarlo -

Zoro sólo guardó silencio. Quizás la forma en la que reaccionó al decir Vinsmoke no fue la correcta. Continuó leyendo tratando de alejar el incómodo momento.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Luffy logró encontrar el colegio rápido, confirmando lo que dijo Sanji, no tomaba más de diez minutos de tu tiempo caminar desde la casa de Zoro hasta el instituto.

Se dirigía a su hogar cantando una extraña canción oyéndose feliz, cuando a lo lejos reconoció a cierto ojigris subiéndose a un autobús. Su sonrisa aumentó y corrió a su encuentro gritando su nombre, pero unos auriculares en los oídos de Trafalgar le impidieron oír aquellos gritos.

A Luffy no le alcanzó el tiempo. El aut obús se marchó llevándose a Law con él. Al ver acercarse un taxi, lo detuvo y, subiéndose en la parte trasera, le pidió que arrancara con un siga ese autobús.

— ¿Siempre quisiste decir eso? - preguntó el taxista riendo levemente -

— ¿A qué se refiere? - preguntó Luffy un tanto confundido -

— Nada, olvídalo - arrancó el taxi -

Se detuvieron frente a un elegante lugar, donde las personas entraban y salían imitando a los zombies. Le pagó al taxista y se bajó buscando a Law con la mirada y, al encontrarlo, éste estaba ingresando al edificio. Sonrió y lo siguió entre tanta multitud que entraba y salía empujándose entre sí. Cuando estuvo apunto de entrar, la mano del vigilante lo detuvo.

— ¿Y tu carnet? -

— ¿Mi qué? - preguntó Luffy sin saber a que se refería -

— Si no muestras la identificación de que estudias aquí no puedes entrar - explicó el hombre -

— Yo no estudio aquí -

— Entonces, lo siento, pero no creo poder dejar que pases - se disculpó el mayor -

— No se preocupe, esperaré aquí afuera - con una sonrisa, se sentó fuera del edificio para esperar a Law -

La única razón por la que quería ver a Trafalgar era para saludarlo. Se alegró tanto de verlo que olvidó por completo que Law le gustaba y que tenía que decírselo.

Las horas pasaron dando las veintiuna y Luffy seguía con su imborrable sonrisa esperando.

— Oye, chico - llamó el vigilante — ¿Seguro que estás bien ahí? - preguntó con cierta preocupación por el menor -

— Sí, estoy bien - respondió Luffy con una gran sonrisa -

— Bien - respondió no muy convencido -

Cuando se dieron las veintitrés, Law salió leyendo un libro. Luffy se levantó feliz, pero nuevamente se le perdió entre la multitud. Con una mueca, se introdujo entre ellos buscando al ojigris, cuando lo encontró sonrió con amplitud.

— ¡Torao! - gritó emocionado -

Law detuvo su lectura y sus pasos extrañado, luego sacudió la cabeza. El dormir muy poco ya le estaba causando alucinaciones. Retomó su lectura y prosiguió su camino.

Luffy corrió lo más que pudo y lo alcanzó sujetándolo del brazo.

Law se sorprendió de verlo ahí. Era demasiado real para que fuera una alucinación y si de casualidad sí lo era, entonces, ya era hora de dejar el café.

— ¿Luffy? - el menor sonrió — ¿Qué haces aquí? -

— Te estuve esperando desde que entraste, quería saludarte. ¡Hola! -

Law se sorprendió, sobre todo por la hora que era. Si Luffy era capaz de hacer eso sólo para saludarlo, entonces se le resultaría más difícil al ojigris alejarlo.

— ¿Tus padres saben que estás aquí? - preguntó Law -

— No - y, hablando del Rey de Roma, en ese momento su celular sonó al recibir una llamada de Mihawk — ¿Aló? - dijo al contestar -

¿Dónde demonios estáis? ¿Tenéis idea de la hora que es? - gritó el ojiamarillo desde el otro lado de la línea -

Cuando el reloj marcó las diecinueve, Mihawk se extrañó de que todo estuviese muy callado y demasiado tranquilo. Tanto silencio dentro de esa casa nunca era buena señal.

— ¿Dónde está Luffy? - le preguntó a Shanks -

— ¡Oh! ¿No te dije? Me llamó y dijo que estaba en casa de uno de sus amigos, Zoro, si mal no recuerdo -

Eso tranquilizó al ojidorado, pero conforme avanzaban las horas, Luffy no aparecía por la puerta y eso lo comenzaba a angustiar. Y para más colmo, Shanks estaba tranquilo y sin ninguna preocupación.

— ¿Dónde se metió ese niño? - volvió a preguntar Mihawk mirando por la ventana -

— ¿Te puedes tranquilizar? - habló Shanks — creo que te estás preocupando demasiado -

— ¡Y vos no os preocupáis lo suficiente! -

— Te lo he dicho millones de veces: sé cuando mis hijos están en peligro y sé cuando no y el hecho de que no esté preocupado es porque estoy cien por ciento seguro de que Luffy está bien, así que deja de angustiarte tanto -

— Y os hacéis llamar su padre - resopló Mihawk -

— No me hago llamar, soy su padre - se quejó el pelirrojo -

— No actuáis como tal -

— ¡Ay! ¡Cierra el pico! -

Cuando el reloj marcó las veintiuna Mihawk no lo soportó más y llamó a Luffy, pero la falta de señal en el celular del menor no le permitió realizarla. Fue a las veintitrés que Luffy se dignó a contestar el celular.

— Estoy en… Torao, ¿Dónde estamos? - preguntó Luffy -

— En la universidad Flevance - respondió Law -

— En Flevance, es una universidad - repitió el menor -

A Mihawk eso le preocupó. Esa universidad quedaba en Shiroi Machi. Un lugar muy, muy, muy, muy alejado.

— ¿Y vos que hacéis por allá? -

— Estoy con Torao -

Mihawk suspiró con enojo. Ya era momento de preocuparse por esa juntita de Luffy.

— Tomad un taxi y veníos a la casa ahora mismo -

— Vale - finalizó la llamada y se dirigió a Law — te llevo a casa, tomemos un taxi -

— No es necesario, tomaré el autobús - quiso escaparse, pero Luffy se lo impidió -

— No te preocupes, Mihawk lo pagará. Ven - tomó del brazo a Law y, prácticamente, lo obligó a subir al taxi -

El ojigris suspiró con resignación y sin más opción prosiguió con su lectura después de haberle dado la dirección al taxista.

Luffy recordó lo que tenía que decirle a Law y sonrió con amplitud.

— Por cierto, Torao… - antes de poder proseguir, Law lo detuvo alzando una mano -

— Estoy cansado y créeme que lo que menos quiero es oírte hablar, lo que vayas a decirme me lo dices después -

— Vale - se recostó del hombro de Law para leer lo que el mayor estaba leyendo -

Trafalgar se incomodó ante eso, pero decidido a no demostrarlo, continuó con su lectura.

Todo el camino prosiguió en silencio hasta que el taxista informó que habían llegado al apartamento de Law.

— ¡Adiós Torao! ¡Nos vemos el lunes en el Umi Ressha! - se despidió Luffy -

— Sí, adiós - se bajó del taxi y entró a su apartamento -

¡Vaya que era difícil alejar a ese niño! ¡Era terco como una mula! Pero, prefirió dejar de pensar en ello y dormir. La medicina no era una carrera fácil de estudiar y quería descansar un poco ese fin de semana.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El taxi se detuvo frente a la casa de Luffy, donde estaba Mihawk esperándolo con el ceño totalmente fruncido y los brazos cruzados.

— Hola Mihawk - saludó calmadamente el menor -

— Nada de hola Mihawk, entrad que vos y yo tenemos que hablar - el ojiamarillo pagó el taxi y entró detrás de Luffy — ¿Qué demonios estabais haciendo en Shiroi Machi? - comenzó Mihawk evidentemente molesto -

— Yo estaba en Flevance - corrigió el menor -

— Flevance queda en Shiroi Machi -

— ¿En serio? -

— ¡Mihi, por favor! - habló Shanks bajando las escaleras — ¿Sabes la hora que es? -

— ¡Eso deberíais preguntárselo a Luffy! -

— Por favor, vámonos todos a dormir. Mañana lo sermoneas - rogó el pelirrojo -

— Esto no se queda así -

Y, tal como dijo Mihawk, no se quedó así. Al siguiente día, mientras desayunaban, el ojiamarillo reñía a Luffy por permanecer fuera mucho tiempo y sin su permiso o sin avisarle siquiera.

— ¡Ya déjalo! - habló Shanks algo cansado de los continuos regaños de su esposo -

— ¡Nada de déjalo! ¡A partir de este momento no podéis ir a ese tal cafetería! ¡Estáis castigado! -

— ¿Qué? - se alteró Luffy — no, yo debo ir para allá y ver a Torao -

— Fue por ese tal Torao que os ocurrió iros a Shiroi Mecha y ahora será por él que no vais a volver a Umi Ressha -

— Pero… - quiso llegar a un acuerdo con Mihawk, pero éste se lo impidió -

— Se acabó la discusión -

Luffy hizo un puchero y continuó comiendo. Igual, ¿Quién dice que lo obedecería? Fácilmente, después de clases iría a ver a Law, ¿Quién iba a impedírselo?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Siendo lunes, Luffy y sus amigos salían del instituto hablando enérgicos. El menor estaba más que emocionado por volver a ver al ojigris. No podía dejar de sonreír y, aunque eso no fuese nada nuevo, esta vez se notaba más contento.

— ¿Irás a Umi Ressha? - preguntó Usopp confundido — ¿No dijiste que tu padre te había castigado? -

— Sí, pero él no está a… - se detuvo al ver a Mihawk esperándolo — … quí - terminó de decir -

— ¿Quién es él? - preguntó Nami -

— Mihawk - respondió con un puchero en la boca -

— ¡¿…l es tu otro padre?! - se impresionó la pelinaranja — ¡Estoy enamorada! -

— ¿No que amabas a Shanks? - preguntó Luffy confundido -

— Sólo bromeo. No te lo tomes tan a pecho - negó la pelinaranja -

Luffy regresó la mirada a Mihawk y volvió su puchero. …l necesitaba ver a Law y su padre tenía el descaro de impedírselo.

El ojiamarillo le hizo el ademán de que se acercara. De mala gana y rezongando, Luffy obedeció.

— ¿Creísteis que podríais escapar? - preguntó Mihawk abriendo la puerta de copiloto -

— Sí - respondió Luffy mostrando así lo sincero que era -

— Subid al auto - ordenó -

— Debo ver a Torao - rogó el menor. La verdad le urgía verlo de nuevo -

— Mirad lo mucho que me importa. Subid -

Luffy aumentó su puchero y obedeció. Sus amigos se despidieron de él entre risas y se retiraron. Sintieron lastima por el pobre.

— ¿Mihi? ¿Es enserio? - preguntó Shanks al verlo entrar junto a Luffy -

— Sabía que trataría de zafarse del castigo - dijo Mihawk cerrando la puerta tras de sí — lo conozco lo suficiente -

— ¡Hola Mihawk! ¡Hola Luffy! - saludó Sabo haciendo notar tanto su presencia como la del pecoso -

— Ace, Sabo, bienvenidos - saludó Mihawk -

— ¿Estás castigado? - se burló el pecoso — ¿Qué hiciste? ¿Reprobaste un examen de matemáticas? -

— ¡Ojalá hubiera sido eso! - respondió Mihawk -

— ¿Embarazaste a alguien? - continuó Ace -

— Tampoco para tanto - respondió de nuevo el ojidorado -

— ¿Entonces? -

— Luffy, ¿Os gustaría responder? - preguntó Mihawk un tanto sarcástico -

— ¡No me puedes impedir ver a Torao, él me gusta! - rezongó el menor con un puchero -

— ¿Quién te gusta? - preguntó Shanks sorprendido -

— ¡Me gusta Torao! - repitió el menor alzando un poco la voz -

— ¿Torao? - repitió Ace con gesto de confusión — ¿Dónde he oído ese nombre antes? -

— ¿No es el supuesto delincuente? - le recordó Sabo -

— ¿Delin qué? - se alteró Mihawk -

— ¡Ah! ¡Cierto! - guardó silencio por unos segundos hasta caer en cuenta — ¡¿Cómo que te gusta ese delincuente?! -

— ¡Por favor, Ace! - regañó Sabo -

— ¿Qué queréis decir con delincuente? - cuestionó Mihawk -

— Si lo vieras en persona tú también opinarías lo mismo, es un maleducado, trató mal a Luffy y si vieras sus tatuajes - describió el pecoso -

— ¿Te recuerdo el que tienes en el brazo? - habló el rubio -

— ¡El mío no dice muerte en inglés, así que no me vengas con eso! Además, con esa cara de drogadicto sin rehabilitar que tiene es normal que no me inspire confianza -

— Gracias por la valiosa información - agradeció Mihawk — ahora por ello menos os voy a dejar ir para Umi Ressha -

— Pero… - Luffy quiso hablar, pero Ace lo detuvo -

— Nada de pero, si Mihawk no puede buscarte al colegio, lo haré yo, pero a ese delincuente no vuelves a verlo más -

— ¡Basta ustedes dos! - se escuchó decir a Shanks -

— Sí, me parece que ambos están exagerando demasiado - apoyó Sabo -

— ¡Vos no os metáis! - regañó Mihawk -

— ¡Tú no te metas! - regañó de igual manera Ace hablando al mismo tiempo que el ojiamarillo -

Shanks y Sabo cruzaron miradas. Si aquello se salía fuera de control, ellos tendrían que intervenir, sin duda alguna.

— Pero tengo que ver a Torao - repitió de nuevo Luffy en casi una súplica — él me gusta, Nami me lo dijo -

— ¿Es por eso que creéis que os gusta? - habló Mihawk — el hecho de que una chica os haya dicho que ese chico os gusta, no quiere decir que sea verdad. Yo os puedo decir que tenéis SIDA -

— ¿Tengo SIDA? - se preocupó el menor -

— ¡No! Me refiero a que no tenéis que creer cada cosa que os digan. Vos no tenéis ni idea del concepto gustar -

Luffy infló las mejillas. Tenía que ver a Law a como diera lugar. Pero las constantes idas de Mihawk a buscarlo para el colegio, conformen avanzaban los días, se lo impedían.

— Quiero ver a Torao - susurró con enfado estando en el asiento del copiloto -

— Ya os dije que no -

— ¿Nunca te has gustado alguien? - cuestionó Luffy con un puchero -

— Claro que sí. No estaría casado con Akagami si él no me gustara - señaló lo obvio -

— Entonces déjame ir - rogó Luffy -

— No -

El menor aumentó su puchero y cruzo los brazos.

— Ya os dije, vos sois demasiado inocente y no tenéis ni la menor idea de lo que significa gustar de alguien -

— ¿Tú que sabes? - cuestionó Luffy con su puchero aún presente -

— ¿De vos? Lo suficiente, os recuerdo que os he criado por doce años de vuestra vida -

Luffy suspiró con enojo pensando si le dolería tanto saltar por la ventana y escaparse para el Umi Ressha.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Law no la pasaba muy bien que digamos. Los últimos días no había visto a Luffy y se le hacía muy extraño. Su mesa estaba vacía e, inconscientemente, no dejaba que nadie se sentara ahí.

— ¿Dónde estará el mocoso? Hace días que no viene - dijo Kokoro -

— ¿Enserio? - preguntó Law tratando de sonar indiferente -

— Me parece extraño. Dejó de venir cuando tú no estabas y yo juraría que regresaría cuando tú lo hicieras -

— Ahora que lo mencionas, aquel día me dijo que nos veríamos el lunes aquí. Me parece extraño que no se haya aparecido - dijo Law mirando de reojo la mesa donde Luffy se sentaba siempre -

— ¿Y qué hacías con él? - preguntó la mujer burlona -

— Nada. Nos encontramos y compartimos un taxi, es todo. Deja de ser tan malpensada -

— Bien - suspiró la mujer — ¿Lo extrañas? -

— ¿Qué te hace pensar eso? -

— Primero, la razón por la que su mesa está vacía es porque no dejas que nadie se siente ahí y segundo, no dejas de voltear cada vez que se abre la puerta -

— Eso no es ci… - detuvo sus palabras y giró rápidamente cuando la puerta se abrió, pero no entró el cliente que el esperaba. Con decepción, regresó la mirada a Kokoro sólo para ver que ésta le dedicaba una sonrisa burlona — ¡Deja de mirarme así! - se alejó para atender a los clientes que recién habían llegado -

Terminaría por volverse loco si aquello continuaba. No podía dejar de pensar en Luffy ni en cuando volvería… si es que volvía.

Los días pasaron como una tortura para Luffy. De la casa al colegio y del colegio a la casa. Entonces fue cuando deseó tener el número telefónico de Law, por lo menos así estaría comunicado con él.

— Me parece que estás enamorado en vez de sólo gustarte - se burló Nami mientras se dirigían a la salida -

— ¿Tú crees? - preguntó con inocencia -

— No creo; estoy segura -

Luffy lo meditó mientras se despedía de todos y entraba tranquilamente al auto de Mihawk. ¿Estar enamorado de Law? Según le dijeron que sabría cuando estuviese enamorado, pero, ¿Cómo exactamente se sentía estar enamorado? Era mejor hablar con alguien que supiera del tema.

— Shanks - llamó entrando a la habitación de sus padres — ¿Puedo hacerte una pregunta? -

El pelirrojo se encontraba en un escritorio revisando los exámenes de los estudiantes cuando Luffy apareció.

— Por supuesto, dime -

El menor se sentó en la cama para proseguir con su curiosidad.

— ¿Qué se siente estar enamorado? -

— ¡Vaya! - expresó Shanks en un suspiro — eso es difícil de describir. Bien, ¿Por dónde empezar? Primero, no te das cuenta de cuando ocurre, sólo llega sin avisar. Te comienzas a dar cuenta que estás enamorado cuando piensas todo el día en esa persona y preguntándote que estará haciendo en ese momento e incluso te llegas a preguntar si de casualidad está pensando en ti. Cuando la tienes cerca, ya sea conversando o simplemente un cruce de mirada, te hace sentir la persona más feliz del mundo. El corazón se agita rápido, te sientes nervioso y sientes las típicas mariposas en el estómago. Es como si todo aquello que no tuviese relación con esa persona dejara de ser importarte para ti. Te quieres rebelar en contra del mundo, si es necesario, para estar con esa persona. Cuando comienzas a sentir esa felicidad de tenerla cerca no quieres alejarte nunca y quieres verla todo los días -

Luffy pensó en silencio por un buen rato.

— ¿Eso es lo que sentiré si me llegó a enamorar? -

— Sin duda alguna -

— Y… - prosiguió con lentitud — ¿Cuál es la diferencia entre gustar y enamorarse? -

— Bien, pequeño, hay una gran diferencia entre ambas. Una persona te puede gustar por muchas razones: su físico, su personalidad, su dinero si hablamos de interés, pero el enamorarse es gustarte y no tener la menor idea del porqué, es algo más allá de lo superficial, comienzas a cegarte ante sus defectos y te parece la perfección hecha humano. Con el tiempo, al menos en mi caso, los comencé a ver nuevamente y entonces recordé el porqué me caía mal cuando éramos jóvenes, pero sea como sea no he dejado de sentir lo mismo por ese idiota - Luffy rió ante esas palabras — ¿Por qué? ¿Estás enamorado? -

— No lo sé - respondió Luffy encogiéndose un poco de hombros -

Mihawk entró a la habitación y ambos voltearon a verlo rápidamente.

— ¿Qué? - preguntó al tener ambas miradas en él y ese silencio tan sospechoso -

— Nos burlábamos de ti, pero ya no podemos hacerlo si estás tú presente - respondió Shanks con una juguetona sonrisa -

— No es cierto; no hablábamos de eso - dijo Luffy confundido -

— Sólo bromeo - aclaró el pelirrojo — ¿Alguna otra pregunta? -

— ¿Cuándo estará la comida? -

— Deja que termine con esto y voy a cocinar -

— Vale - se levantó de la cama y salió de la habitación bajo la atenta mirada de Mihawk -

— ¿De qué hablabais? - preguntó cuando el menor se terminó de retirar -

— Del amor y las cursilerías que provoca en los enamorados - Mihawk frunció un poco el ceño y Shanks alzó una ceja junto con una sonrisa divertida ante aquella mirada — es la verdad, ¿No me crees? -

— ¿Habría un motivo? - preguntó mientras se acostaba en la cama a descansar un poco -

Sin borrar su sonrisa, Shanks no le apartó la mirada a su esposo.

— ¿Ahora qué? - preguntó el ojiamarillo al sentir la castaña vista del pelirrojo sobre él -

— ¿Por qué me enamoré de ti? Y, más importante, ¿Por qué sigo enamorado? - Mihawk lo observó de reojo — es decir, cuando éramos jóvenes no te soportaba y de un momento a otro… - lo dejó hasta ahí sabiendo que el pelinegro entendía su referencia -

— ¿No me soportabais? - preguntó cubriendo sus ojos con su brazo — era yo el que no os soportaba, esa actitud que teníais era insoportable -

— ¿Por qué? - preguntó juguetón — ¿Porque esa actitud que tenía llamaba la atención de todos y tú sólo querías que llamara la tuya?

— Ya desearíais que fuese por eso. ¿Os tengo que recordar que manchasteis mi expediente perfecto al enviarme a la dirección por una pelea que vos iniciasteis? -

— A eso me refiero, si nos caíamos tal mal, ¿Por qué ahora estamos juntos? -

— El destino es tan graciosamente inesperado - soltó en un suspiro -

— ¡Y no fui yo quien empezó esa pelea! - se defendió Shanks -

— ¿Quién arrojó el primer golpe? - le recordó el ojiamarillo -

— ¿Quién estaba insultando a quién? - contrarrestó el pelirrojo -

— Vos eráis siempre el que comenzaba todo -

— Sí, pero recuerdo que ese día fuiste tú el que empezó. Me hiciste enojar y te golpeé. Sabes como soy -

— Sí, por desgracia lo sé -

Shanks rió y continuó con sus exámenes. Si no terminaba de corregirlos rápido, Luffy no dejaría de molestarlo pidiendo por comida.

Por otro lado, el antedicho, analizaba sus sentimientos y verificaba si sufría todos los síntomas.

Bien, comencemos. ¿Pensaba todo el día en Law y se preguntaba que estaría haciendo justo en ese momento? Sí. ¿Cuándo estaba cerca de él se sentía feliz, con el corazón agitado, nervioso y sentía algo extraño en su estómago que muchas veces creyó que era hambre? Por supuesto. ¿Todo aquello que no estaba relacionado con Law dejaba de parecerle importante? Claro, fue por ese motivo que había dejado de asistir al Umi Ressha. ¿Se quería rebelar contra el mundo o, en este caso, contra Mihawk y Ace para verlo? ¡Indiscutiblemente! ¿Tan feliz se sentía estar a su lado que no quería alejarse de él nunca? Más obvio, imposible. ¿Quería verlo todo los días? Quien no lo haya notado, ¡Vaya lento!

Definitivamente eso era más que un simple gustar, por todo lo que le describió Shanks, estaba enamorado de Torao y con más razón tenía que decírselo. Pero, ¿Cómo hacer para ir a verlo si Mihawk lo buscaba todos los días?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mientras cenaban y Luffy teniendo en claro lo que sentía por Law, quiso darle la información a su padre de ojos amarillos. Creyó que merecía saberlo.

— Mihawk, tenías razón — comenzó obteniendo la atención de ambos hombres — no me gusta Torao -

— Lo sabía - dijo con cierto tono de orgullo, pero sin dejar de lado su seriedad -

— Estoy enamorado de él - terminó de decir atragantando a Mihawk con la comida y ganándose una mirada furiosa de su parte -

— ¡Da-ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha! ¡Te calló la boca, idiota! - estalló Shanks en risas -

— Vos os calláis - le ordenó a su esposo quien prefirió no hacer caso — y vos - se dirigió hacia Luffy — si no tenéis idea de lo qué significa gustar, mucho menos de estar enamorado -

— Sí, sí lo estoy. Me sucede todo lo que me dijo Shanks - se justificó el menor -

— ¿Fuisteis vos él que le metió esa absurda idea en la cabeza? - cuestionó con enfado -

— …l me preguntó que se sentía estar enamorado y yo sólo le respondí, a mí no me metas en tus locuras y paranoias - se defendió Shanks -

— Luffy, mejor dejad de decir tonterías y terminad de comer. No soportaré ni una palabra más respecto al tema -

El menor obedeció pensando seriamente en buscar la manera de volver a Law, pero ¿Cómo? Fue entonces que, teniendo una hora libre por la ausencia del profesor que se le presentó un problema y por ello no pudo asistir, observó una gran cerca en el patio trasero que dividía el mundo exterior y los interiores de la institución. Sonrió con grandeza.

A la hora de salida, arrastró a sus amigos a ese lugar con un simple ayúdenme sin darles más información al respecto confundiéndolos a todos.

— ¿Ayudarte a qué? - cuestionó Nami cuando llegaron al lugar -

— A subir esta cerca - se explicó el menor -

— ¿Para qué? - preguntó esta vez Sanji -

— Estoy enamorado de Torao y debo decírselo -

— Entonces, te escaparás - afirmó el rubio -

— Sí, justo eso haré - respondió con una gran sonrisa -

Sanji observó aquello con mala cara:

— Luffy, no creo que esto sea buena id… - no pudo continuar al ver como Zoro se arrodillaba y entrelazaba sus manos para que Luffy lo usara de apoyo -

— Bien, sube - dijo el peliverde -

— ¡Oye, marimo! ¡Deja de estar apoyándolo en esta locura! -

— ¡Cállate! - ordenó Zoro — tú eres el que menos debería hablar chico enamorado, ¿Cuántas locuras no harías tú por tus mujeres? -

Sanji lo meditó y suspiró. Aunque le costara admitirlo, Zoro tenía razón.

— Bien - suspiró — ayudaré también -

Mientras el peliverde lo ayudaba con sus manos entrelazadas, el rubio lo sostenía para que no fuera a caer.

— Cae con cuidado - advirtió Nami cuando Luffy ya estaba en lo alto -

De un sólo salto bajó y le sonrió a sus amigos.

— ¡Muchas gracias! ¡Usopp si Mihawk pregunta por mí, invéntale una mentira! -

— ¡Déjamelo a mí! - señaló su dedo pulgar y guiñó su ojo -

— ¡Gracias nuevamente! - gritó mientras corría feliz de volver a ver a Torao -

Sus amigos negaron con la cabeza mientras sonreían. ¡Eso era un verdadero chico enamorado!

Salieron y, como en los últimos días, Mihawk estaba ahí esperándolo y le extrañó que Luffy no saliera junto con ellos.

— Oigan - los llamó — ¿Dónde está Luffy? -

— Está en el baño - respondió Usopp — por eso nos adelantamos -

Mihawk los observó con el ceño fruncido y regresó su mirada al instituto, mientras los amigos de Luffy se retiraban antes de que notara que Usopp mentía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Luffy no podía creer que, después de mucho, se encontraba de nuevo frente al Umi Ressha y, gracias a sus puertas de cristal, pudo observar a Law atendiendo tranquilamente. Sonrió con alegría mientras su pecho subía y bajaba al tener la respiración agitada por haber corrido como si alguien lo estuviese persiguiendo. Tomó una gran bocanada de aire y abrió la puerta con notable felicidad.

— ¡Hola Kokoro! ¡Hola Torao! - saludó con una gran sonrisa -

La mujer volteó a mirarlo y Law se paralizó al oír su voz.

— ¡Hola mocoso, hasta que al fin te apareces! - gritó Kokoro -

— Shi, shi, shi, shi, shi, me tenían castigado - explicó mientras se sentaba en su mesa de siempre -

Law giró a verlo lentamente para corroborar que realmente había vuelto y no era alguna especie de alucinación.

— ¡Law, sal de tu ensoñación y ve a atender! -

El ojigris sacudió la cabeza y se acercó a Luffy.

— ¿Qué ordenarás? - preguntó listo para anotar e intentando actuar con normalidad -

— Cuatro sándwich de doble jamón y queso, dos con crema de cacao, diez mini-sándwich de pollo, cinco de pollo con salsa de barbacoa, cuatro Croque Monsieur, seis sándwich de aguacate y queso con bacón de pavo, cinco sándwich de lomo de sajonia con mostaza de dijon, tres sándwich de atún y un jugo de… -

— ¿Chocolate? - terminó de decir Law haciendo sonreír a Luffy -

El mayor negó levemente con la cabeza con una ligera sonrisa para retirarse con un enseguida.

Cuando le llevó su pedido, Luffy lo detuvo sujetándolo del brazo antes de que se marchara a atender otra mesa.

— Torao… - dijo con suavidad — debo decirte algo -

— ¿Será breve? - preguntó Law — debo seguir atendiendo -

Luffy asintió y tragó grueso.

— Yo… - prosiguió — estoy enamorado de ti - terminó de decir de forma tan natural sorprendiendo al mayor -

Law no supo que decir, que pensar, que hacer o como actuar ante aquello. Bien le costó admitir que Luffy le gustaba, pero que le dijera aquello lo tomó por sorpresa. Volvió a la realidad y se soltó del agarre.

— Luego hablamos -

Y, luego de terminar su trabajo, se llevó a Luffy a una plaza para poder hablar correctamente con él.

— Luffy, escucha bien el porque te pedí que te alejaras desde el primer momento y porque no podemos estar juntos - el menor lo observaba dispuesto a escuchar todo lo que tuviera que decir — aunque suene estúpido y, sé que lo suena, tengo una especie de maldición -

— ¿Maldición? - preguntó confundido -

Law asintió para proseguir:

— Sí, yo he tenido cuatro familias en total. La primera, mi familia biológica, tanto mis padres como mi hermana fueron contagiados por una enfermedad y, por supuesto, yo no fui la excepción. La diferencia entre ellos y yo fue que mi enfermedad se mantuvo oculta por unos años antes de salir y, gracias a ello, fui el único sobreviviente. De ahí, me llevaron a un orfanato donde fui adoptado por una pareja que no podía tener hijos. Seis meses después, una noche, un ladrón entró y por negarse a todo lo que les dijo los terminó asesinando. Nuevamente en el orfanato, fui otra vez adoptado por una nueva pareja que ya habían adoptado antes a una niña tres años menor que yo. Once meses después, estuvimos en un accidente de tránsito donde sólo yo sobreviví. Un poco harto de todo, me escapé para que no enviaran de nuevo al orfanato y en las calles conocí a un hombre llamado Donquixote Rosinante o Corazón, tal cual era su apodo. Era un hombre que odiaba a los niños y, a pesar de ello, me cuidó por tres años e incluso pagó los tratamientos para mi enfermedad, era mortal, pero tenía cura. Luego de esos tres años de vivir con él, me dice que tiene que hacer una diligencia que no se tardaba. Yo tenía trece en aquel entonces y, como no me quiso llevar con él, lo seguí y pude ver como era asesinado por… alguien. La cuestión es Luffy que cada vez que llego a encariñarme con alguien termina muerto, por ese motivo decidí permanecer en soledad por el bien de los demás. Entiéndelo. Debes alejarte de mí, si no lo haces, podrías… - sus palabras fueron calladas por los labios de Luffy sobre los suyos -

Una simple presión entre ambas bocas es lo que aquello era, pero fue suficiente para detener el mundo alrededor de ambos.

Luffy se fue separando lentamente observando los grises ojos de Law fijamente. Lo había hecho por seguir su instinto, honestamente, no quería seguir escuchando a Trafalgar decir todo aquello. Maldición o no maldición, él quería estar con él, sea como fuera.

El mayor, aún sorprendido, tomó el rostro de Luffy entre sus manos y lo besó de nuevo con más intensidad, siendo torpemente correspondido por el menor, quien trataba de hacer lo mismo que Law hacía sobre sus labios.

— ¿Y tu maldición? - preguntó Luffy cuando se separaron -

— Al carajo eso - respondió para tomar de nuevo los labios contrarios -

Por esa zona, muy cerca de ahí, de hecho tres metros frente a ellos, se encontraban cierto pecoso y cierto rubio.

— ¿Quieres ir a comer por ahí? - preguntó Ace -

— Sí, por mí está bien - respondió Sabo con cierto desinterés -

Ace le estaba dando la espalda a Luffy y a Law y por ello aquellos dos estaban a salvo. Pero Sabo, estando frente al pecoso, tenía una perfecta visión a la pareja. Más sin embargo, no llegó a reconocer a su hermano, sólo se sintió incómodo ante aquello. Era bueno que se demostraran que se querían, pero no para que intentaran introducir la lengua a la garganta contraria en plena plaza y en plena luz del día.

Fue cuando aquellos dos se separaron que el rubio pudo distinguir que era su hermano menor.

¡¿…se es Luffy?! - preguntó para sus adentros -

¿Desde cuando Luffy se estaba besuqueando (como diría Ace) de esa forma tan exhibidora en un lugar como ese? Era algo que, sin duda, lo había tomado por sorpresa.

El pecoso, al ver que Sabo miraba mucho por detrás de él, comenzó a girar para saber que lo tenía tan entretenido. El rubio, al notar aquello, supo que tenía que actuar rápido. No quería una escena en un lugar público.

— ¡Ace! - gritó asustando al pecoso -

— ¿Qué? -

— Mejor vamos a la casa y te cocino algo. Quiero consentirte -

— Bien - dijo algo confundido -

— Bien, vamos - se colocó por detrás del pecoso y lo sostuvo por los hombros para comenzar a empujarlo levemente a el auto, no sin antes echarle una última mirada a Luffy y al chico que lo acompañaba. Si de casualidad era aquel delincuente las cosas que sucederían se tornarían interesantes -

Ace, conduciendo, notó que Sabo tenía una mirada y una sonrisa burlona y le pareció un poco extraño.

— ¿Tú que tienes? - cuestionó sin dejar de mirar al frente -

— ¿Yo? Nada, es sólo que… - se detuvo un momento para fijar la vista en el cielo — el destino es tan gracioso -

— ¿Por qué lo dices? -

— Sólo estuve pensando en algunos casos de la vida -

— ¿Cómo cuáles? -

— ¿Qué es esto, abogado? ¿Un tribunal? Conduce y deja de estar preguntando -

— Bien. Malhumorado - se quejó Ace -

El rubio continuó pensando en la situación y no se contuvo llegar a la casa y llamar a su pelirrojo padre.

¿Aló? - dijo Shanks al contestar -

— Entérate de la última - dijo Sabo cómo si fuese el mejor chisme de la semana -

¿Qué sucedió? -

— No estoy muy seguro, pero Luffy estaba en la plaza besándose con alguien y creo que ese alguien es el delincuente al que Ace se refería -

¿Me lo juras? -

— Créeme; ciego no estoy. Entonces, ¿Se lo decimos o dejamos que ellos lo descubran por su propia cuenta? -

Luffy tarde o temprano se los terminará diciendo, así que dejemos que él lo haga, mientras tú y yo nos burlamos de Mihi y Ace a sus espaldas -

— Bien, me gusta la idea - apoyó Sabo riendo -

 

 

 

 

 

 

 

 

 

— ¿Irás a tu casa? - preguntó Law caminando al lado de Luffy -

— Todavía no, Mihawk me va a regañar - dijo con un puchero -

— ¿Y eso por qué? - preguntó interesado -

— Como llegué muy tarde la vez que fui contigo a Flevance, él me castigó y no me dejaba ir a verte a Umi Ressha, entonces me escapé -

— ¿Fue por eso que no habías aparecido durante un largo tiempo? -

— Sí - asintió con una mueca — todos los días me va a buscar al colegio -

— Siendo sincero, te lo mereces. Sólo a ti se te ocurre seguirme hasta la universidad y esperar a que yo saliera -

Luffy infló las mejillas en modo de queja.

— Torao - llamó lentamente obteniendo un simple dime — ¿Ahora somos novios? -

Law lo observó de reojo con una sonrisa.

— ¿Qué te hace pensar algo semejante? - adelantó el paso para impedir que Luffy viera su juguetona sonrisa -

— ¡Oye! - se quejó corriendo hacia Law y subiendo a su espalda -

— ¿Qué haces? ¡Bájate! -

— ¡Sé mi novio! - ordenó -

— ¿Por qué debería? -

— Porque yo quiero estar contigo y tú quieres estar conmigo - señaló sin bajar de su espalda -

— ¿Por qué piensas eso? -

— Porque me besaste -

— Pequeño, si supieras que un beso no significa mucho hoy en día… -

Luffy con un puchero, se inclinó hacia atrás para que Law sintiera todo su peso.

— ¡Sé mi novio! - ordenó de nuevo -

Al haberse inclinado y al tener sus brazos en el cuello del mayor, fue inevitable no estrangularlo.

— Bien, bien, bien - habló Law enderezándose de nuevo — seré tu novio si me dices la raíz cuadrada de 3824 -

Luffy abrió la boca para responder, pero no pudo hacerlo. Miraba a todas partes buscando la respuesta a esa pregunta pero no la hallaba por ningún lado. El ojigris fue quien no pudo sostener su carcajada. Nunca pensó que se lo tomará tan enserio. Era imposible negarlo y él más que nadie tenía que admitirlo, el niño era adorable.

— ¿De verdad te lo creíste? - dijo entre risas -

— ¡Torao! - se quejó de bueno inclinándose por segunda vez -

— ¡Deja de hacer eso! - se quejó el mayor calmando sus risas y enderezándose nuevamente -

Luffy guardó silencio y recostó su mentón en el hombro derecho de Law.

— Te ves mejor cuando sonríes - informó mirando fijamente a Law quien decidió regresar su mirada al frente ante el comentario — házlo de nuevo -

— ¿Que haga qué? - pidió detalles mientras comenzaba a caminar de nuevo -

— Sonríe otra vez -

— Claro que no -

— ¡Torao, sonríe! -

— ¡No! - giró su rostro a su hombro izquierdo para que Luffy no lo viera reír -

— ¡Torao! - se inclinó de nuevo -

— ¡Que dejes de hacer eso! -

— Sé mi novio - pidió de nuevo — ambos estamos enamorados -

— Yo no estoy enamorado, nadie se enamora en tan poco tiempo -

— Yo lo hice - le recordó el menor -

— Tú no cuentas; no eres normal -

— ¡Torao! - se quejó de nuevo inclinándose -

— Vuelve a hacer eso y te tumbo - advirtió — además, no te miento. Una cosa es que me gustes y otra muy distinta es que esté enamorado de ti. No me estés mezclando el agua y el aceite, que, por más que los agites, créeme pequeño, no sucederá -

Luffy se bajó de su espalda y se colocó enfrente de Law obstruyéndole el paso. Tenía las mejillas infladas y el ceño completamente fruncido.

— ¿Y ahora qué? - preguntó ante la expresión -

— ¡Ámame! -

— No puedes exigirle a alguien que se enamore -

— ¡Sí puedo! -

— ¡Claro que no! Si te sigues esforzando, como lo has hecho hasta ahora, podrás llegar al siguiente nivel. No te rindas; hay esperanza - le alborotó el cabello y prosiguió su camino -

— ¡Torao! - se quejó el menor de nuevo corriendo a su lado -

Law no mentía, la verdad sabía que no estaba enamorado. La compañía de Luffy le agradaba y lo admitía, el niño le gustaba, pero de aquí a decir que estaba locamente enamorado era la mentira más grande después de leí y acepto todos los términos y condiciones.

— Torao, llévame a tu casa -

— ¿Para qué? -

— Quiero ver en que piso vives y también como es tu casa por dentro -

— ¡No seas tan infantil! -

— ¡Torao, llévame! -

Después de tanta insistencia, Law dejó que Luffy fuera a su casa, pero le dijo de antemano que sería rápido. Ya se le estaba haciendo tarde para ir a la universidad y tenía que alistarse.

— Por cierto, ¿Cuál es? - preguntó Luffy desconcertando al ojigris -

— ¿Cuál es qué? -

— La raíz cuadrada de 3824 - le recordó -

— ¿Crees que soy una calculadora humana? Yo tampoco lo sé -

— Entonces, ¿Por qué me pediste que lo dijera? -

— Era una simple broma. Te crees todo lo que te dicen. Listo. Yo me debo ir a la universidad y tú deberías irte a tu casa. Tarde o temprano enfrentarás a tu padre -

— Vale. Te acompaño a tomar el autobús -

— Está bien, pero ni se te ocurra seguirme - ordenó -

Estando en la parada del bus y en silencio, Luffy habló de nuevo con una pregunta que había insistido tanto:

— Torao, ¿Serás mi novio? -

Law lo observó por unos segundos sin decir nada. ¿Sería bueno darle una oportunidad a pesar de su maldición? Bueno, ya de por sí oída había mandado al carajo, pero, existía la posibilidad de que terminara enamorándose de Luffy y así éste estaría en peligro. ¿Podría ser capaz de ir contra esa maldición? Tal vez no sería tan malo darle esa oportunidad que el niño estaba pidiendo. Al fin y al cabo, ¿Quién puede saber lo que pasará en el futuro? Puede que las muertes de todos sus seres queridos fuesen simples coincidencias. Nadie lo sabe. Además, le gustaba Luffy, le agradaba su compañía y, después de tanta insistencia por parte del menor, ¿Por qué no? Y, sobre todo, ¡Al demonio que sea menor de edad!

— Está bien, lo seré - respondió al fin ganándose una gran sonrisa — pero debes entender que si seremos novios me verás muy sobre protector contigo. No toleraría el hecho de que te sucediera algo, porque ahí sí volveré a creer que tengo una maldición -

— Está bien; no te preocupes - respondió sin saber donde guardar tanta alegría -

El autobús comenzó a divisarse a lo lejos avisando que cada quien tenía que seguir su camino.

— Bien, ahí viene. Adiós - tomó la barbilla de Luffy y lo besó como si el mañana no existiera -

Puede que no estuviese enamorado, pero no quería decir que no le gustara besarlo de tal forma. Luffy era tan inocente que sus besos eran torpes y desincronizados y era eso lo que le gustaba, en primer lugar, esa pureza tan adorable.

Las demás personas en la parada tuvieron diferentes expresiones: algunas miraron de reojo con simple curiosidad, otras giraron a otro lado ante la incomodidad del momento, la mayoría los veía con asco y repulsión y, gran parte, negaban con la cabeza y miraban al cielo pidiéndole mudamente a Dios que los perdonara y los guiara por el buen camino.

— Vete con cuidado y derecho a tu casa. Nada de estar entreteniéndose en el camino - ordenó cuando sus labios se separaron -

— Sí, lo haré - respondió feliz -

— Adiós - lo besó de nuevo, pero más cortó y subió al bus ante la mirada atenta de muchas personas -

Cuando el transporte partió, Luffy dio un salto de alegría y corrió en dirección a su hogar. Su felicidad no se la arrebató ni la regañada que le dio Mihawk ni su amenaza de que le duplicaría el castigo, pues, al siguiente día, se escapó por el mismo lugar con la ayuda de sus amigos.

— ¡Gracias de nuevo! - gritó feliz Luffy yendo directo al Umi Ressha -

— Eso es tener valor, para enfrentar a su padre de esa forma - opinó Usopp -

— Sí, muchos dicen que el amor te hará hacer una que otra locura - dijo Nami -

— Sí, yo haría cualquier cosa por ti, Nami-sawn - agregó Sanji con sus ojos en forma de corazón -

— Sí, sí, lo que digas, ya vámonos -

Los cuatro salieron y nuevamente ahí estaba Mihawk con el ceño totalmente fruncido.

— ¿Dónde está Luffy? - les preguntó en un tono que les hizo erizar un poco la piel -

— Tengo entendido que habló en clases sin permiso y lo castigaron - respondió Usopp -

— ¿Enserio? - preguntó el ojiamarillo desconfiado y frunciendo más el ceño — ayer me dijisteis que estaba en el baño y nunca salió -

— ¿No lo hizo? - fingió alterarse de una manera tan natural que cualquiera diría que en verdad estaba preocupado. Definitivamente, un maestro del engaño — ¿Y dónde se habría metido? Si le hace sentir mejor, iré a averiguar y enseguida vengo con información - caminó dispuesto a entrar de nuevo al instituto, pero Mihawk lo detuvo -

— Dejadlo así. Lo esperaré -

— ¿Seguro? No me cuesta nada ir a averiguar -

— Seguro - afirmó — podéis iros -

— Bien, que tenga un buen día - se inclinó siendo imitado por el resto de sus amigos, para luego retirarse con calma -

— ¡Buena actuación! - halagó Nami en un susurró -

Usopp sólo sonrió con orgullo. La verdad, hasta él mismo se creyó su mentira.

Pero Mihawk, sin comerse ese cuento, (no se había graduado de abogado para creer cualquier patraña que le dijesen), entró al colegio y buscó a su hijo por todos lados y nunca dio con él.

— ¿Dónde os metisteis, Luffy? - preguntó retóricamente siendo escuchado por una joven estudiante -

— Disculpe, ¿Se refiere a Dracule Luffy? - preguntó la chica -

— Sí a él mismo, ¿Lo conocéis? -

— Sí, estudio con él y, hace poco lo vi saltando la cerca -

— ¿Cuál cerca? - preguntó interesado -

— La cerca trasera, esa que está allá - señaló por una ventana logrando que Mihawk se acercara y mirara por ella -

Y, efectivamente, ahí había una cerca no tan alta, fácil de escalar y, se enojó que Luffy se estuviera saltando el castigo. …se niño aprendería a lo rudo porque no era bueno ni pasarse de listo ni de graciosito con él.

— Muchas gracias - le agradeció a la joven marchándose a la salida -

— ¡Qué guapo! - expresó la chica cuando Mihawk se alejó — ¡Y qué ojazos! -

El ojidorado marcó un número telefónico mientras subía de nuevo al auto y conducía.

— Necesito vuestra ayuda - dijo cuando contestaron -

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Luffy llegó feliz al Umi Ressha. Su sonrisa parecía más enorme de lo usual y un brillo especial resplandecía en sus ojos.

— ¡Hola Kokoro! ¡Hola Torao! - saludó enérgico como siempre lo hacía -

— ¡Hola mocoso! - saludó la mujer -

Luffy se acercó a Law y se alzó sobre las puntas de sus pies para alcanzar los labios del mayor. El ojigris colocaba el pedido de una mesa de seis personas en una bandeja, pero al sentir las manos de Luffy sobre sus hombros, se giró para plantarle un pequeño beso en los labios de no más de dos segundos.

— Hola - susurró volviendo a su labor y sintiendo como Luffy se dirigía a su mesa de siempre. Al levantar la mirada observó como Kokoro lo veía incrédula — ¿Qué? - tomó la bandeja y se dirigió a la mesa correspondiente -

— ¡Oye…! ¿Desde cuándo…? - Law sólo sonrió divertido ante la reacción desconcertante de Kokoro mientras servía la mesa — ¡Esto no se queda así, niño! ¡Quiero que me cuentes todo! -

— No te contaré nada - respondió el ojigris -

— Tal vez tú no, pero conozco a alguien que sí. Mocoso, ¿Te acercas? -

— Luffy, quédate en tu mesa - ordenó, pero no dio mucho resultado. Al final el menor le terminó por contar todo a la mujer sin que el ojigris pudiera impedirlo -

— Oye, Torao - llamó Luffy mientras caminaba al lado de Law, directo al departamento del mayor -

— Dime -

— ¿Ya estás enamorado de mí? -

Law rió ante tal pregunta.

— Se nota que no tienes ni idea de como funciona este tema -

— ¡Te pareces a Mihawk! - se quejó el menor con un puchero -

— ¿Tienes el atrevimiento de decirme que me parezco a alguien? Pensé que para ti yo era único - fingió enojo y decepción -

— Es que él también me dice ese tipo de cosas - explicó sin dejar su puchero -

— Ven acá - Luffy se acercó con una sonrisa y lo abrazó — ¿Sabes por qué accedí a ser tu novio? -

— ¿Por qué me amas? -

— No - Luffy volvió a mostrar su puchero — primero te diré porque me gustas. Esto no es un simple gustar de envuélvelo y regálamelo en navidad. Lo que me gustó… mejor digamos lo que llamó mi atención de ti fue, primero, lo adorable que eres. Es difícil encontrar a alguien como tú con esa forma de ser. Ves el mundo de una manera diferente a las demás personas, buscas el lado positivo a todo y, aunque pareciera no tenerlo, tú logras encontrarlo y eso lo aprendí de ti en el poco tiempo que llevo conociéndote. Tienes una gran insistencia admirable y lo admito, fue por eso que accedí a ser tu novio. Porque quiero que me demuestres que tu determinación valió la pena, quiero ver hasta donde eres capaz de llegar. Me gustas, pero si en verdad quieres que me enamore de ti, entones enamórame -

Luffy lo meditó. Consiguió gustarle, así que podría llegar a enamorarlo. No debía ser tan difícil, ¿Cierto?

CONTINUARÁ.

Notas finales:

Zumi: bueno, para empezar, juro que iba a actualizar el viernes, pero, el lunes tuve una reunión en la universidad y de imprevisto informaron que el día siguiente, martes, tendríamos clases. La cuestión es que estoy estudiando el curso del premédico para ingresar a primer año de medicina y estudio de lunes a sábado, por lo que las actualizaciones las cambiaré para los domingos y, claro, si es que me da tiempo para escribir. Sin embargo, trataré de estar aquí cada semana con un nuevo capítulo, pero no prometo nada. Espero de verdad tener la compresión de todos ustedes, daré todo de mí por estar por aquí seguido. Eso sí, no pienso dejar abandonado el fic. Me tardaré mil años, pero de que lo subo todo lo subo.

Karen: otro aviso sería la cuestión del Zonji. A muchos les entristeció, pero queríamos informarles que lo que se tardará será el romance entre ellos, pero va haber una escena muy yaoística (y cuando decimos muy es muy) que les ayudará a darse cuenta de lo sienten y que no puedan dejar de pesar en el otro. Y calculo que no falta mucho para ello.

Zumi: otra cosa más es pedirles perdón, como soy la escritora, debo decirles que realmente quise alargar un poco más el día del noviazgo del Lawffy. Sé que todo sucedió muy rápido, pero, como mencioné, tenía la idea de extender un poco más todo lo que me dijo Karen, pero sería repetir lo mismo siempre, eso de que Luffy iba a Umi Ressha siempre y pedía lo mismo… escribir eso muy seguido resultaría a ser tedioso al momento de leer y me pareció mejor resumirlo todo en las narraciones. Así que, como escritora del fic, pido humildes disculpas por como todo avanzó demasiado rápido.

Karen: y, por último, está el asunto con Dragon. Les podemos asegurar que ese problema de Luffy y sus padres biológicos no será nada comparado con lo que vendrá. Este fic, repetimos, tendrá muchos enredos y eso sólo será una piedrita ante el derrumbe que se viene. Bueno, tal cual como dijo Azumi, a pesar de que todo surgió muy rápido, esperamos que les haya gustado y muy pronto esperamos estar aquí en una próxima actualización.

Karen/Zumi: ¡Sayonara!

Atte: AzuKar.


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