CATORCEAVA ILUSIÓN
Se dirigieron a la tienda china de magia, parecía más una guarida de vagos que tienda. Quien les atendió parecía simpático a los ojos de Jack, ojos rasgados, cabello negro azabache, piel blanca y sonrisa simpática ¡Como esos samuráis que veía en televisión! Tenía alguna clase de fascinación por las personas extrañas y siempre terminaban agradándole como los trucos de magia, así que este sujeto no era la excepción y enseguida le tomo simpatía.
Mc Kinney pareció un poco celoso, más no demasiado cuando los vio platicando, sabía que Jack de entre los más jóvenes necesitaba conocer a más personas y no quedarse solo con la idea de la existencia de los cuatro jinetes su pequeño aprendiz necesitaba “amigos”. Sonrió viendo al chico, estaba orgulloso de él, había progresado bastante y nunca se rindió en enseñarle el uso adecuado de las cartas a pesar de que el mismísimo Merrit sabía que era un caso perdido con esas cosas. Su empeño y dedicación a aprender y a ayudar a los demás incluso a alguien tan libertino y distraído como si mismo, era fácil notar la nobleza que Dylan vio en este chico… le apreciaba más que a un amante, su corazón se percató entonces que así se debía sentir amar a una familia.
Mientras seguía viendo embelesado a su muy querido aprendiz sintió un escalofrió brutal en su espina vertebral seguido de unas vibras negativas sobre su hombro. ¡Gracias al cielo sabía distinguir de los celos buenos, a los celos malos! y los celos que su hermano sentía eran de los malos, muy malos. Dio media vuelta para verle fingir ignorarle, Daniel hizo un movimiento con su cabeza era la señal para distraer a las personas de Wilder, bha… de todas maneras quería conversar con su hermano y este no era el mejor lugar para hablar de sexo anal y violaciones, necesitaba un trago doble o triple o mejor unos seis, siete...
Jack muy a su pesar se alejó cuando vio al gruñón de Atlas acercárseles interrumpiéndoles para proseguir con el plan. Merrit se había ido pero le dijo antes en el hotel que necesitaba tener tiempo con su hermano. Suspiro y se fue regalándole una sonrisa amistosa al joven tras el mostrador y una asesina al líder puesto que era obvio que no hablaba con un conocido para ayudarles ya que no existía una persona más influyente y conveniente que Dylan para socorrerlos en esta situación salvo que fuera el mismísimo ojo y si Daniel se había puesto en contacto con el ojo significaba traición al líder y, eso daba un resultado de problemas y los problemas eran peleas y posiblemente una ruptura ¿así se sentirían los niños cuando ven un divorcio? Se puso en cuclillas un poco deprimido ya que tendría que tomar una decisión sobre a quién seguir en un futuro si al primer jinete o al quinto, y él en verdad apreciaba a Daniel y a Dylan. No se creía capaz de elegir.
Lula noto enseguida que Jack se le veía desanimado, bueno talvez estar a miles de kilómetros de casa y haber sido secuestrados por un demente quien posiblemente los matará o te obligará hacer cosas que no quieren no le subía el ánimo a cualquiera, pero Wilder no era de los que se deprimían, ni de los que pensaban en el mañana, era de esos bichos raros en peligro de extinción que piensan en los demás. Lula se acercó con cuidado, en silencio, se sentía extraña como si estuviera casando una presa y no podía parar, no podía dejar de querer saber más sobre el jinete de la muerte así que como toda persona normal reviso los bolsillos ajenos sin que el otro se diera cuenta, se acercó con cuidado tomándole con la guardia baja para platicar en la transacción y le regalo su mejor sonrisa obteniendo una parecida que rápidamente puso a su corazón a latir rápidamente, sabía de antemano que le amaba desde que le había visto y quizá para muchos eso no tenía sentido ya que no creían en el amor a primera vista pero ella no era de esos muchos, ella era diferente, ella sabía que para amar no debía haber mucho sentido y de sentido no sabía absolutamente nada.