-¡¿Que tu hiciste que?!- Merrit había perdido los estribos en cuanto se enteró de lo que acababa de hacer Atlas. Sin pensárselo demasiado cambio de actitud cambiando su costumbre calmada y tranquila por una agresiva e irracional, se mordió los labios antes de tomar a Daniel por el cuello y estrellarlo contra la pared. La cabeza del contrario se estrelló contra el muro pero no fue lo suficientemente fuerte para que perdiera el conocimiento – Maldito hijo de puta, ¡te dije desde el principio que era una mala idea! TE LO DIJIMOS todos nosotros pero no hiciste caso ¡ahora mira! Mira en lo que has metido a Dylan, en lo que nos has metido a todos nosotros – Le grito en la cara molesto – sabía que eras un cerdo codicioso pero no permitiré que Dylan pague por lo que hiciste. Voy a partirte la cara en gajos – amenazo el mentalista. Nunca en su vida se le había visto tan fuera de sí, ni hablando tan enserio.
- ¿y que estas esperando McKinney? ¡Vamos y golpéame! O… ¿necesitas que te lo mande por escrito? Marica -
Atlas le vio a Merrit levantar una mano con el puño cerrado. Esperaba que el golpe fuera certero, exacto y que le rompiera los dientes porque él se odiaba más de lo que lo odiaba su equipo. Se merecía ese golpe; pero Jack siempre tan noble le tomo del brazo al mentalista para calmarlo deteniendo al momento aquella agresión.
- Ya basta los dos. Todos nos hemos equivocado desde que se fue Henley o desde que nacimos; pero matándonos los unos a los otros no ayudaremos a Dylan – Merrit miro el profundo chocolate de los ojos de su aprendiz. Trago saliva y las manos le flaquearon dejando caer a Atlas, el joven jinete tenía razón. Él no era así… Macau, los problemas, su hermano… lo enloquecía.
- No voy a disculparme por mi forma de actuar- Dijo McKinney arreglándose el saco y poniéndose su sombrero
- No esperábamos que lo hicieras- Jack apretó con cariño el hombro del ermitaño regalándole una sonrisa. Lula también parecía más aliviada y de igual manera sonrió.
– Solo, solo algo más Atlas…- Merrit se giró para ver al rubio en el suelo - Si algo, cualquier cosa le llega a pasar a Rhodes, su sangre estará en tus manos y será tu culpa ¿entendiste?-
Daniel solo le miro alejarse en completa soledad y fue su turno de morderse el labio inferior, apretó los puños con impotencia y grito con todo el fulgor que pudo su alma.
- ¡Me hubieras golpeado McKinney! ¡Eres un idiota, un cobarde! ¿¡Crees que no sé qué todo esto es mi culpa?! ¡Mierda que si lo sé! ¡Lo sé! ¡Ven y dame ese golpe maldita gallina! ¡Ven o yo mismo te parti…-
Entonces sintió un fuerte golpe en la mejilla izquierda, el dolor le subió a la cabeza como un torrente de agua hirviendo y las orejas le chillaron como si hubiera un insistente ruido molesto en ellas. Busco entre todo ese aturdimiento si el golpe había venido del tercer jinete más este solo tenía una enorme sonrisa en los labios motivo por el asombro. Miro los ojos sorprendidos de Jack, más sabia que este no había sido, de pronto todo le pareció más claro. Su comportamiento le pareció infantil, ridículo y entonces vio los ojos tan sorprendidos de la sustituta de Henley aun con la mano en el aire como por si acaso necesitaba una dosis extra de cordura.
- Jack dijo que era suficiente – hablo con gran valor la morena bajando la mano al instante y sonrojándose completamente “había golpeado al grandioso Atlas, ¡esto tenía que compartirlo en sus redes sociales cuanto antes!; pero no ahora, hoy no era un buen momento, además de que seguro este le iba a regresar el golpe. Rayos hubiera dejado que Merrit fuera el que le diera el golpe” – lo siento –
- No…- respondió el rubio tranquilizando a todos los demás. Se tomó con la palma rasposa la mejilla y sobo con cuidado, repasando que el dolor era real, tan real como toda esta situación – Gracias –
- ¡Oh! De nada – Lula parecía más feliz al igual que Jack y Merrit el ultimo silbo y felicito a la nueva jinete desde lejos continuando su andar.
- Lula… - Atlas tomo de la muñeca a la mujer, esta volteo a verlo atenta y se aterrorizo al ver los ojos de asesino que tenía el rubio – No vuelvas a hacerlo –
- No lo volveré hacer – respondió ella
- nunca –agregó Daniel para dejarlo en claro.
- Jamás en mi vida, te lo juro –
Jack levanto con cuidado a Lula y después ambos le brindaron una mano al primer jinete para ayudarlo a ponerse de pie.
- Vamos Atlas, llévanos a donde esta Dylan. Es nuestro turno de salvarlo-
El primero asintió con la cabeza y echaron a correr tras la dirección de Dylan.