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Los Ilusionistas por Huitzil

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Notas del capitulo:

Notas del autor nuevo capi:- Como bien saben esto es solo una idea, no es como si fuera la verdadera historia y claro esta no me pertenece porque si lo hiciese nadie la conocería pero bueno. Para los que leen saben que solo es una mera manera de saciar el “por qué” de la historia, con estos puntos en claro, que disfruten la lectura

 

 

CUARTA ILUSIÓN.

“LA MUERTE”

- ¿Esperamos a alguien? ¿Por qué estamos...?

- La puerta está cerrada.

- No, todo se puede abrir

 

¿Historia? La vida de una persona puede ser tomada como un cuento. Bueno, el mío empieza cuando termina el de mi madre y el cuento de ella es gracioso, pues no supe más que era una adicta que murió dándome a luz.

No puedo decir con exactitud que al ser un huérfano sin sueños mi vida fue mala, ya que realmente vi a muchos otros que estaban más jodidos que yo, así que no… Mi vida no fue mala solo fue, por así decirlo de alguna manera friki que estaba en nivel maniaco o veterano si se tratase de un videojuego.

En servicios infantiles tampoco estaba tan mal, había muchos niños, demasiados como para que alguien pudiese adoptarlos y sin una figura adulta a la cual seguir prácticamente vivíamos una infancia retorcida. No eran del todo malos. Solo no sabían cómo controlar a tanto niño con tanto problema y que estaban más muertos que vivos. No les culpo es difícil trabajar con la infante escoria de la sociedad cuando los odiados solo buscan un poco de amor y el amor no se les da. Bastardos que no debieron haber nacido o siquiera existido. Yo era uno de esos bastardos y me encantaba serlo. Es ridículo que un cuento empiece así; pero es difícil saber la manera correcta de contarlo cuando nunca escuchaste uno de pequeño.

A los seis años rompí la primera cerradura de la cocina y me robe mi primer pedazo de pan. Me atraparon.

A los siete años viole el seguro del desván y me robe una sábana extra por la noche. Me atraparon.

A los ocho años abrí el candado del casillero de la niña que me gustaba y me robe los colores que no me quiso prestar. Me atraparon.

A los nueve años pude entrar a la tienda de dulces por la ventana para tomar unos cuantos caramelos. Me atraparon.

Y todas las veces en que me descubrieron me apaliaron de tal manera que de ser una “persona” un poco pensante o racional me habría detenido. Más no lo hice por el simple hecho de que todas esas veces que me atraparon no notaron que se les había rodaba algo más que solo objetos  y eso era lo más importante… experiencia.

A los diez años podía robarme un pan, una sábana, colores y dulces extra sin que nadie lo notara, podía burlar a todos los adultos que quería consiguiendo lo que quería cuando lo quería; pero siempre me quedaba con hambre, siempre tenía frio, siempre envidie a los niños que vivían en casas con barda blanca, siempre quería tener un poco más…

Con el tiempo me apetecía compartir por el simple hecho de compartir la mitad de lo que tenía con los demás niños que se encontraban en la misma situación o semejante a la mía. Disminuía mi soledad y me enorgullecía ver las sonrisas de aquellos que me las dedicaban como agradecimiento haciéndome sonreía a la vez. 

Por medio de la casa hogar entre a estudiar y no es como si no me gustara pero tenía otros intereses más…. Mágicos y no quería ser un ladronzuelo toda mi vida así que a mi miserables quince años hui del orfanato sin que nadie me buscara y entre a trabajar de cargador en una tienda de cuarta donde mi pago más grande era conseguir un poco de comida y techo, por la noche iba de camarero a los casinos donde aprendía no solo a servirles a los grandes ricos bastardos sino aprendía a robar con elegancia y a engañar con simples juegos.

El tiempo se encargó de perfeccionar mis trucos, y a alimentar mi placer enfermo por las cartas. Los aplausos a querer mantenerme en el anonimato, mas no solo el tiempo se encargó de perfeccionar mis engaños sino me amaestro para obtener un obsceno gusto por abrir más cerraduras imposibles… claro que seguía sin tener dinero, ni amigos o siquiera sueños; pero podía hacer sonreír a los demás cuando les ayudaba con un aprieto y eso me bastaba.

Así era yo... Jack Wilder. Un ladronzuelo con moral.

No fue hasta que me llego esa carta de tarot de “la muerte” cuando mi vida cambio.

Conocí en persona  a Daniel, a Henley  y a Merrit.- (grandes y admirados magos) Trabaje con ellos. -(todo un honor), bromeaba, comía, dormía y vivía bajo el mismo techo que ellos, podía admirar como Merrit enfrentaba a Daniel como si nada y sus constantes cortejos a la única figura femenina del lugar.

Henley podía con ellos sin parpadear, siempre lograba detenerlos y le brindaba estabilidad al equipo. No había día que yo no pudiese sonreír por cualquier tontería. Henley me quería supongo que como a un hermano o como ese amigo gay que nunca tuvo; aunque a mí me gustaba pensar que de esa manera había sido mi madre y la quería como si fuese una. Por muy tedioso que fuera me agradaba que me llevara de compras a las tiendas comerciales y a veces elegía algún pantalón, calcetines o un buen suéter ridículo que jamás me pondría y que ella juraba me quedaba de maravilla. Nunca olvidare que por las noches cuando estaba un poco pasada de copas me decía cuanto quería al equipo, que de entre todos yo era su favorito, se reía y me besaba la frente repitiendo que era el menos apestoso de ellos, su cuerpo era tibio, me abrazaba y me acorrucaba en sus cálidos brazos, a veces era arrullado y me dormía en el acto sobre ellos. Me encantaba su perfume dulce, pero me enamoraba más su delicioso aroma a vainilla que expedía sin él y me cautivaban esas lágrimas que no la dejaban dormir, cuando Daniel se iba en busca de mujeres por las noches.

Merrit siempre estaba por las mañanas con una gran sonrisa dibujada en el rostro, bromeaba conmigo y me hablaba de secretos de jóvenes que a mí me interesaban, me comentaba que me tomaría como su pupilo y me enseñaría a “leer la mente” para que la enseñanza pasara de generación en generación. Llegaba con algún puño de películas que veíamos juntos y otras tanto como educación sexual o eso decía guiñándome un ojo. De todos los integrantes era con el único que no coqueteaba o no me acortejaba para meterme a la cama.- (cosa que agradecía porque entonces no podría verle como a un hermano) un día de la nada cuando menos me lo espere me di cuenta que con su sombrero o sin él siempre se veía muy hípster, cuando se lo dije conseguí una carcajada descarada por su parte con un “yo también lo pienso y eso me asusta”. Por lo general en las mañanas era el último en levantarse y como si estuviera programado iba por una taza de café y se servía aun con los ojos cerrados una taza rebosante y caliente del líquido humeante y cargado color negro, le vertía como cuatro o cinco cucharadas de azúcar y al final lo combinaba con bastante crema. Volvía a su lugar en la mesa y me miraba con sus sorprendentes ojos, cuando notaba que lo observaba para después saludar tan amigablemente y soltar algún chiste tonto, nunca me cansaba de verle hacer lo mismo. Era gracioso.

Con Atlas era distinto, yo le conocía porque de entre todos los magos jóvenes él era el mejor. Había aparecido en la televisión haciendo trucos de magia sorprendentes y desapareciendo de la misma manera. Negaba entrar a espectáculos muy ostentosos pero siempre le gustaba ser el centro de atención. Recuerdo que cuando nos vimos de entre todos él era más inconforme o ansioso, parecía que siempre quería más, deseaba tenerlo todo y ser mejor que los demás, no le gusto cuando fui yo quien abrió la puerta, tampoco cuando Henley resolvió el acertijo ni cuando Merrit también fue pieza clave para nosotros. Pareció fastidiado pero no dijo nada, se dignó a cooperar con el equipo, fortaleció a los jinetes y se hizo nuestro líder muy a nuestro pesar. Él era inteligente y lo sabía, le encantaba a lardear sobre eso, la humildad no estaba en su vocabulario y decía que no le servía de nada. Siempre rodeado de mujeres lindas y falsas sonrisas. Yo le veía sorprendido a pesar de ser tan libertino le apetecía el orden y la limpieza. La perfección ante todo, odiaba la mediocridad y siempre entablaba una discusión con Merrit por su forma tan libertina de ser.

Externamente yo le guardaba respeto, quería su aprobación por encima de todo, un cumplido viniendo de Atlas era lo mejor que te podía pasar en todo el planeta porque de entre todas las personas sabias que obtener la aprobación de Daniel era obtener su confianza y su apoyo incondicional y eso ya era mucho viniendo de él; pero de alguna manera yo no podía verle como el padre de nuestro pequeño núcleo familiar. Si, era él quien salía y daba la cara por nosotros, también quien nos defendía, aquel que nos protegía y cuidaba sin ser demasiado cariñoso pero no tenía ese aire paterno que yo veía en esas casitas con barda blanca. Si… era Daniel Atlas, el mago del conocimiento cuyo único héroe aparte de sí mismo era Lionel Shrike.

Con mi nuevo equipo los buenos momentos nunca nos separaron, tampoco el dinero por mucho que fue, los malos momentos solo nos unieron más y ni siquiera el FBI podía con nosotros, éramos imparables; sin embargo había algo extraño con nuestro líder. Daniel Atlas era no solo un mago admirado, respetable, grandioso, inteligente, era la cabeza del truco y en nuestra última misión en donde fingí mi muerte, le veía nervioso y ansioso viendo atentamente las conferencias de prensa a nuestro perseguidor. Al principio pensé “debe estar estudiándolo”- su historia de cómo lo había esposado a la mesa fue grandiosa y dejado en ridículo delante de todos, las grabaciones decían más que mil palabras pero le veía más… obsesionado.

“-¿quién es ella? Ni siquiera es bonita, es horrenda.  -  Menciono un día mientras veíamos las noticias. Henley presto atención a la tele por primera vez en el día, Merrit siguió comiendo patatas fritas frente a la laptop ignorando el comentario yo mire a Daniel al rostro embrollado.

- ¿La agente francesa del FBI?- Pregunto la única mujer del cuarto. También le preste más atención a la señorita que estaba a lado del detective. Alta, rubia, mirada graciosa y noble, de elegante figura y fino andar. No pude evitar mirar de nueva cuenta y manera extraña a Daniel quien rápidamente se arrepintió de haberlo dicho.

- Fiiiiiiiuuuuuuuu… ¿Qué te pasa viejo, Estas ciego? ella es una preciosura de mujer, seguramente tu sentido de la belleza esta retorcido y dañado.- Merrit se había puesto de pie y ahí estaba muy cerca de todos nosotros en una parte intermedia sonriendo ampliamente – Es extraño no lo niego, pero oye, no soy nadie para juzgarte cuando no te gustan las rubias en lo personal siempre he preferido a las morenas pero hay bastante de mi para todas -

- Guárdate tus comentarios para tu publico Merrit porque a nadie le interesan – se defendió Daniel.

- a mí me interesa – dijo alegre Henley.

- además tiene razón, ella es muy bonita – comente dándole la razón a los demás jinetes.

- Nadie les pregunto- Atlas respondió malhumorado cambiando de canal justo cuando acababa la conferencia y Dylan se despedía con una leve inclinación de cabeza. Su mirada se cruzó con la cámara y pareció mirarnos directamente a todos nosotros con una sonrisa socarrona. Atlas soltó un suspiro. 

- Amargado – respondió mi amigo volviendo a su lugar alegremente.

Y esa fue la primera vez que vi a nuestro líder suspirar ante Dylan.

Dylan no era un hombre muy atractivo en lo personal se me hacía muy común pero era normal que yo pensara de esa manera porque supongo que sería raro que un hombre a excepción de Merrit pensara que otro hombre es atractivo. Aunque eso no pensaba nuestro representante el señor Arthur Tressler, magnate millonario de seguros al que una vez le vi hablando con el detective y ofreciéndole una vulgar y exagerada cantidad de dinero por una noche de sexo a lo que el detective declino con prisas, se sonrojo y se marchó sin más tropezando con una silla.

Después vino el momento que estoy seguro que nunca olvidare. La vez en que tenía que morir. Merrit me abrazo, casi lloro sobre mi hombro, un paso en falso y terminaría muerto o peor en la cárcel, parecía que era el único que lo sabía. Henley me deseo suerte y también me abrazo. No esperábamos que el FBI actuara tan rápido y no nos habíamos desecho de la evidencia, Daniel antes de irse solo me dijo “deshazte de todo”- ni siquiera se giró a verme, no regreso la mirada.  Estaba bien que yo era carne de cañón, que iba a fingir mi muerte pero ¿enfrentarme a todo el escuadrón de la policía yo solo?-por un momento pensé que por ser el más joven de los jinetes yo no valía más que como peón pero en ese lugar… al poder enfrentarme ante esos detectives entre ellos Dylan pude obtener más confianza. Vi que luchaba insistentemente que daba lo mejor de sí y que a pesar de que sabía que era una lucha perdida seguía de pie sin rendirse. Esquivaba o recibía mis ataques con valentía y aunque en más de un momento pensé que perdería no sucedió e incluso lo sentí como si hubiéramos practicado durante toda la noche.

Logre huir en aquel carro negro y me conmovió de sobre manera cuando Dylan fue a rescatarme de ese auto y me pregunte ¿Cuántos de mis actuales compañeros harían esa clase de acto de heroísmo por mí? Dylan lo había hecho, había arriesgado su vida pensando que el cuerpo que estaba en ese carro era el mío. Esa noche no pude dormir pensando en que tal vez por mi culpa aquel detective pudo haber muerto.

Después lo vi. Thaddeus el gran ex mago que le revelaba los secretos de la magia a las personas se encontraba conversando acaloradamente junto Dylan. El detective parecía fuera de sí, el mundo se le venía encima, las personas lo tachaban de estúpido, ineficiente, ridículo e incluso ante su incompetencia en su trabajo lo habían sacado del caso y asignado a otra persona, por lo que me habían contado, su remplazo lo había no solo humillado sino que también le había insultado delante de todos y el cano aun sabiéndolo solo atinaba por sonreír despreocupadamente. Parecía ridículo pero internamente me dije a mi mismo que cuando todo esto acabase recompensaría al detective de alguna u otra manera y no solo por la paliza que le di, sino por todo.

Ahí seguían hablando y entonces vi como el moreno se le acercaba a Dylan deslizando una mano a su entrepierna. El detective suspiro y se apartó de ese toque chocando contra la pared ante ese acto y el otro lo acorralo. Le susurro algo pero el otro negó efusivamente y trato de empujarlo más no obtuvo ningún resultado más que sus manos amarradas con paliacates de colores.

- Un mago no deja de ser mago nunca – comento a lo que el otro respondió en un gruñido algo inentendible mientras capturaba sus labios en un beso exigente.

 No me percate que deje de respirar durante esa disputa, quería intervenir pero si lo hacía me revelaría ante ellos y todo el truco final se iría a la basura, todo por lo que habíamos luchado valdría para nada, me mordí el labio y apreté los puños conteniendo mi ira mientras cerraba los ojos. Escuche como Dylan gemía por lo bajo, seguramente se retorcía entre los brazos ajenos y lloraba, pero yo tenía que ser un foráneo e ignorar esa situación, tenía que soportar un poco más sin moverme de mi lugar para no delatar al equipo y nunca en mi vida me había costado tanto trabajo callarme o no actuar como ahora. Mi corazón latía ansiosamente exigiéndome que hiciera algo al respecto y cuando mi cuerpo comenzaba a desobedecer escuche como el detective se corría en las manos de Thaddeus, por suerte tan solo lo había masturbado.   

- Púdrete – lo alcance a escuchar maldecir a Dylan que caía al suelo cansado.

- lo necesitaba detective… créame. Meterse mano de vez en cuando, si  no hay con quien también es bueno, destreza el cuerpo y despeja el alma.- el hombre lo desato con un elegante movimiento, sonrió y se retiró del lugar tranquilamente.

Sentí como un peso era quitado de mis hombros solté el aire que había retenido en mis pulmones un poco más aliviado, y observe aun oculto en la obscuridad como el detective se limpió  con aquellos paliacates de colores tirándolos al suelo, cuando acabo se subió el pantalón  tapando su hombría avergonzado, oculto el rostro con su antebrazo y maldijo entre dientes recargándose en la pared, se limpiaba las lágrimas que reacias se empeñaban a salir de sus ojos.

Esa fue la primera vez que vi llorar a Dylan Rhodes. Derrotado, posiblemente sin empleo y sin nada por nuestra culpa; pero todo era por un bien mayor o eso me dije a mi mismo cuando la agradable francesa fue a su encuentro y lo miro extrañada pero aun así lo abrazo y le beso las mejillas con ternura. Ellos sí que hacían una linda pareja y quizá un poco de envidia corrió por mi cuerpo al verles. Me prometí que le ayudaría y le recompensaría en cuanto esto acabase.

Sin más tardanzas cuando todos habían perseguido la caja equivocada, se realizó el gran truco final. Internamente adore inculpar a Thaddeus del robo millonario y meterlo a la cárcel, me dolió no ver su cara directamente pero fue como una venganza por lo que le había hecho al detective y se sintió malditamente bien.

Esa misma noche me encontré con los demás jinetes quienes aún estaban llenos de adrenalina; se veían cansados pero aun así satisfechos por su gran trabajo.

- genial, está cerrado -

-¿no han aprendido?- pregunte saliendo de la obscuridad cuando los escuche llegar– nada está cerrado – y tan fácil como era siempre abrí el candado dejándoles pasar.

Por un momento al llegar al árbol de Lionel pensé que todo había terminado, que no existía un después de esto. Que era como el final de esos cuentos de hadas que nunca entendí cuando que terminaban con un “y vivieron felices para siempre”- pero no terminaba con sus muertes. Temía que fuera de esto no existiera nada más que “y vivieron…”

Pero valla sorpresa me lleve cuando todos unimos nuestras cartas. Los mejores magos siendo asombrados por trucos de magia, patético pero al mismo tiempo extraordinario.  Mientras volteamos a ver el gran acto final ahí estaba.

Tras de nosotros con su mirada calmada, su sonrisa de medio lado, aquella respiración apacible, una simple persona que de entre todas nunca ninguno de nosotros creyó que fuese… nos derroto a todos, nos venció de la manera más ridícula posible incluso Atlas quien se creyó el ser más inteligente de todos nosotros fue engañado.  Todos los ahí presentes dimos virotes de alegría, bromeábamos, nos encontrábamos en un estado de éxtasis total, verdaderamente sorprendidos y alegres como cuando niños con nuestro primer truco de magia.

Yo estaba feliz… inmensamente feliz que todo eso se hubiese acabado de esa manera y la sonrisa que se dibujó en mi rostro fue de verdadera alegría, una que ni siquiera el mejor acto de caridad que hubiese hecho me habían brindado.

- oye, yo lo siento por la paliza y eso…- dije cuando pude acercarme a Dylan quien sonreía animadamente.

- no importa- respondió enseguida con tranquilidad y armonía calmando todos mis temores internos. Sentí como me tomo del hombro y lo apretó fraternalmente con cariño. Mis ojos se llenaron de lágrimas al sentirme de alguna manera parte algo, algo que nunca creí tener… y eso era  una familia.

 Vi cómo se subía al carrusel y sonreía a lo lejos - ¿no vienen?- pregunto cordialmente con una sonrisa risueña y traviesa al mismo tiempo. Merrit me golpeo el hombro sin mucha fuerza y me tomo para sacarme del trance en el que me había sumergido. Tan sorprendido estaba de ese hombre que sentí que lo que le hacía falta a esta familia era esa figura paterna, ese quinto jinete que desaparecía entre esos caballos de carrusel y nos invitaba a formar parte del ojo. 

Notas finales:

Nota del autor: Soy toda una soñadora y romántica hija de perra u.u no pues mi  madre no tiene la culpa es que soy adoptada :3 últimamente tengo dos personas más leyendo esto y comentando, Ross hay que sentirnos felices por ello ya no estamos tan, tan solas con nuestros ilusionistas pero atención a todas Dylan es mío D:( solo mio! Y quizá de Daniel y de Thaddeus y de Trassler… y ese lindo y sexy chino que tendrá unas miraditas con Daniel 7u7 solo unas miraditas y ya para prender el fuego de la pasión. Cierto, no debería spoliar a nadie :p no se preocupen aunque quiera terminar de golpe supongo que aun falta bastante para el final solo espero que la universidad y mi trabajo me dejen actualizar como dios manda. Besos y abrazos a todos los que leen y me dejan comentario a los demás no por poquiteros :v e infelices ok, quizá me gusta exagerar todo :F pafavar 


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