SÉPTIMA ILUSIÓN
EL REY.
Mi vida empieza con mi infancia que no fue la más divertida de todas, mi madre era una simple mucama que haciéndole caso más a sus hormonas que a su cerebro decidió revolcarse con uno de los hombres más ricos del mundo el señor Arthur Tressler, después cuando se enteró que estaba embarazada renuncio y se fue sin decirle una palabra a mi padre.
Para mi fortuna mi madre murió joven y antes de que partiera me confeso el nombre de mi padre, para aquel entonces tenía la escasa edad de diez años pero mi mentalidad era de alguien de veinte. Me fui a vivir con mis abuelos, no eran la gran cosa pero lograron pagarme la preparatoria y la universidad.
Desde que tengo memoria fui el “hazme reír” de mis compañeros por el hecho de no tener un padre y ser un completo nerd, una rata de biblioteca, encerrado en los libros, obsesionado con las matemáticas, escéptico en cada uno de los sentidos, la “magia” nunca me ayudo para nada; pero yo si tenía padre, y era un hombre digno de una ovación de pie, mi orgullo y quería convertirme en alguien a quien el pudiese mirar como un hijo, era mi deber que me reconociera, mande muchas cartas y ninguna fue contestada, seguramente se habían perdido o no las había recibido porque obvio él era un hombre muy ocupado pero nunca me rendí, nunca desistí, porque sabía que reconocería mi trabajo un día.
Siempre había admirado a mi padre, le había seguido los pasos incluso aprobé aquel negocio cuando apoyo a los jinetes, un grupo de magos callejeros de dudosa procedencia económica y social que desde el principio me dieron mala espina pero mi padre creía en ellos, creía con cada fibra de su ser y su fe ciega en ellos le costó toda su fortuna, fue en su desamparo cuando los buitres que nunca me dejaron hablar con él se fueron y con su huida me dieron la oportunidad de acercármele y acompañarle, presentándome con mi ayuda económica, moral, y él la recibió como me recibió a mí al enterarse que era yo su hijo.
De ahí nació en mí una sed de venganza como nunca antes la había tenido, encontrar a los que habían timado a mi padre, esos asquerosos jinetes buenos para nada, ladrones, ratas asquerosas, timadores y estafadores, me vengaría de ellos cuatro y no solo eso, encontraría a la mente maestra, ellos solos no podían… tras investigar el pasado de cada uno de ellos llegue a la conclusión de que simplemente no tenían madera para planear algo así de grande y me dedique en cuerpo y alma a encontrar al quinto jinete. Porque tenía que haber un quinto jinete.
Amor, amistad, magia…. Eran cosas que sabía yo que no existían, no podían darse por simple inercia, pero si podías conseguirlas ´por medio de Ciencia, dinero y tecnología. ¿No es mejor saber cómo se metió un conejo en un sombrero en lugar de simplemente verlo salir?, ¿No es mejor salir de la ignorancia que vivir en ella?, ¿No es mejor saber cómo gira el universo, que vivir con la duda? Entonces ¿Por qué nos empeñamos en creer en las ilusiones? ¿En amar? ¿En querer? ¿En necesitar? ¡Hay que ser independientes!, ¡Alejarnos de los vendedores de trucos baratos para crecer! Y, todo eso lo corrobore una vez que mi novio me abandono y me despidió de mi propia empresa, aquella que fundamos juntos solo porque fui mejor que él… ¿Quién necesita de todo eso cuando se busca a un quinto jinete? ¿Cuándo tienes un motivo por el cual vivir? Por que… ¿Quién querría vengarse de mi padre de esa manera? Claro, debía haber una conexión sobre todos los demás implicados y eso incluía también a Thaddeus…
Tuve que fingir mi propia muerte para poder seguir transitando libremente por el mundo, contrate a los mejores detectives pero no podían rendirme más información de la que ya poseía y, llegue a la conclusión de que si estaba jugando con fuego tenía que atacar con el mismo y me rodee del mejor hipnotista que el mundo me podía brindar me cobraba miles de dólares por hora pero logro entrevistar a todos los agentes del FBI implicados en el caso de los jinetes incluyendo a Alma quien nos contó todo sobre el quinto jinete. Todo mi esfuerzo me fue recompensado cuando por medio de la hipnotización aquella mujer nos contó el secreto del agente Dylan Rodhes… era como en un juego de ajedrez y yo le acababa de dar Jaque al rey sin que se diera cuenta, claro, que de aquí en adelante todo sería tan fácil y entonces el único rey de pie que quedaría en este juego contra las ilusiones y trucos de magia será la ciencia y el conocimiento, en pocas palabras el nuevo rey en este tablero seria yo.