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Las gotas de vida por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi boli~

Yo vengo a actualizar y a decir

¡que el fandom no muera! XD

Creo que el fandom está muriendo, ta vez solo es mi percepción, pero siento que se mudan a otros y que aquí poco a poco nos quedamos sin lectores... pero bueno, es la opinión de esta ficker que ha saltado de fandoms ultimamente XD

Los amo~

Disfruten~

 

Ya era su tercer bostezo, su madre ya le había dado un golpe en la nuca para que dejara de hacerlo, pero nadie podía culparlo, iban quince minutos esperando… no, ¡eran veinte minutos de espera tediosa que le estaban carcomiendo la maldita paciencia que le faltaba! Alaude solo miraba a su padre, a Taru que un poco impaciente movía el pie insistentemente, los cuchicheos se escuchaban ya por parte de los presentes. Eso hasta que todos se callaron ya que la tonada correspondiente empezaba. Alaude tomó su posición, de pie y fijando su mirada al frente, esperando que esa figura se formara a su lado. La tonada era con una flauta dulce, una suave y que le estaba dando sueño pero no se quejó y se aguantó el bostezo nuevamente. Escuchaba los pasos pesados de ese león en su forma animal y sonrió, ese aroma lo reconocería en cualquier lado. Solo esperó hasta que Dino estuviera a su lado y lo miró dándole una leve reverencia a ese animal de melena más oscura que el resto de su cuerpo. Un animal enorme e imponente que de a poco tomaba la forma humana que daría su presencia para el pacto y matrimonio a realizarse

La forma humana de Dino traía un traje de color amarillo y marrón suave, una especie de color parecido al pelaje natural. Se posicionaron frente a los líderes y extendieron sus manos, las que fueron atadas con unos collares hechos con esferas de color blanco, parecidas a perlas. El ritual empezaba y ninguno de los presentes puso demasiada atención a la mueca que el león heredero hizo cuando sintió la atadura. Dino se movía más de lo necesario tirando de las cadenas que los ataba causando que Alaude gruñera suavecito como advertencia. Escucharon el discurso sobre familia, importancia, liderazgo, buen futuro… escucharon las lágrimas entre sollozos de las respectivas madres y al final estaba las alianzas matrimoniales que se bendecían ante la vista de los presentes. Debían brindar con un menjurje de hierbas que los leones usaban antes de completar la ceremonia, esa mezcla de rituales fue acordado por los líderes, ya que cada uno celebraba los matrimonios de forma diferente. Alaude se giró hasta estar en frente de Dino y cerrando sus ojos captó ese aroma dulzón, como a vainilla y rosas que Tsunayoshi despedía. El castaño estaba sentado en la primera fila, Alaude hasta quería reírse porque lo identificaba donde fuera, su destinado se le escaparía de las manos demasiado pronto. Dino se veía tenso, cuando le dieron la copa con menjurje y este tembló un poco

 

 

-bebe y deja que por tu cuerpo circule el nuevo camino – dictaba el rubio padre de Dino que sonriente se mostraba como el que recitaba los votos. Iemitsu era así cuando de sus hijos se trataba, expresivo a pesar de que generalmente con los aliados se mostraba serio – Dino, bebe

-lo hago primero – Alaude se cansó de ver la duda en Dino y le quitó la copa a pesar de que su padre le mandó una reprimenda con una sola mirada – que aquí empiece el nuevo camino – recitó mientras llevaba a sus labios esa copa, jalando esas cadenas y haciendo a Dino reaccionar

-no… ¡no lo hagas! – le quitó la copa justo cuando el líquido iba a tocar los labios de Alaude. Lo hizo de tal forma que derramó ese extraño líquido de color café por todo el suelo – joder, ¡yo no puedo hacer esto!

-traigan más de eso – habló Alaude con la mayor de las calmas, manteniendo su rostro estoico y sin mirar a nadie más que a Dino – estamos a punto de finalizar… deja que la ceremonia continúe

-ME JODE QUE TENGAS ESA CARA DE…

-DINO – pero Iemitsu cortó esa escena deshonrosa para su clan y miró fúrico a su hijo – ¿qué estás haciendo?

-¡me niego a casarme!

-eres el heredero al clan, tu posesión esta en…

-ESE IDIOTA ES EL DESTINADO DE MI HERMANITO – les gritó a todos. Se giró hacia su gente importándole poco que jalara las ataduras y de paso los brazos de Alaude – ES SU PUTO DESTINADO

-ese no es lenguaje para la ocasión – reclamó Alaude sin inmutarse, jalando a Dino para que tomara su posición anterior – cumple con tu misión, así como yo cumplo la mía

-no voy a hacerle eso a mi hermanito – debatió con furia mirando de frente a Alaude, eran un par de tercos

 

 

Y como Alaude esperó, después de esos gritos por parte de los leones llegaron los gritos de los demás participes del clan. Estaba malditamente fastidiado, solo quería tomarse esa maldita agüita del diablo, besar a su prometido-esposo, ponerse el puto anillo y comer el guiso de su madre. Sí, porque satisfacer su hambre era importante, después de eso ya solo le quedaba dormir el resto del día hasta que todos estuvieran medio ebrios y vivir su vida como hasta ese momento. Pero los demás le hacían la vida tan compleja que solo escuchaba gritos en cierto momento, hasta el pequeño castaño se había metido y lo peor es que las ataduras lo hacían moverse insistentemente por culpa de ese rubio que gesticulaba con sus manos

 

 

-espera, ¿dijiste destinado? – Cierta persona se había cansado de todo ese maldito asunto y se colocó en medio de los leones peleoneros, pues los leopardos calladitos disfrutaban del espectáculo – Dino-san, ¿dijiste destinado?

-sí, lo hice

-señora, un momento… esto se puede arreglar – explicaba Iemitsu que ya amenazaba a su hijo mayor con la mirada

-YA BASTA DE GRITOS, YA BASTA DE LA CABEZONERÍA DE LOS LEONES – Kuri les gritó a todos mostrando un aura tan negra que los demás se callaron de inmediato – quiero que me digan si lo que escuchamos es verdad

-lo es, por eso yo no… - Dino iba a repetir su discursito una vez más, pues no le quitaría a su hermanito la oportunidad de hallar un amor verdadero con su destinado

-ALAUDE – y el mencionado solo miró a su madre, porque ya presintió los problemas – ¡¿CÓMO QUE ES TU DESTINADO Y NO DIJISTE NADA?!

-mamá – pero se tuvo que callar cuando la bofetada de su madre le llegó con fuerza. Su mejilla le ardió  y su rostro giró un poco  – cálmate mamá

-NO VOY A CALMARME – la mencionada miró a todos y les hizo una señal de que nadie hablara – Alaude… ¿puedes decirme porque rayos no le dijiste a tu madre que después de 72 años encontraste a tu destinado y que…?

-mamá – Alaude le cortó a pesar de saber que pararla era condena de muerte – no pienso en mí, pienso en todos. Necesitamos esto, necesitamos apoyo… mamá… es nuestra vida lo que estoy tratando de conservar

-lo sé – Kuri miró a Alaude y frunció su ceño – ¡pero prefiero ayudar a la felicidad de mi hijo huraño antes de ayudar al clan!

-estás siendo irracional, madre – Alaude dijo eso con una mirada divertida hacia Dino, quien tenía que aguantar las miradas de todos sobre ellos

-¿IRRACIONAL?… USTEDES SON LOS IRRACIONALES… ¿POR QUE NO ME HAN DICHO NADA? – Kuri apuntó a Dino y a los líderes – ¿cómo se les ocurre?

 

 

Otro lio se armó, nuevos gritos, nuevas explicaciones, un caos que nadie pidió y se complicaba a cada momento. En cierto punto Alaude se cansó y zafándose del agarre se fue con sus hermanos, admirando como los más longevos en el clan discutían con los otros leones. Miraba a su futuro esposito, también observaba al menor de esa línea principal, sonreía al ver como su madre callaba a todos y ponía orden. Solo se quedó parado con sus hermanos, pues era mejor reconfortarse con ellos e irse enterando de más cosas que estar metido en líos, suficiente tuvo con la bofetada. Los leopardos eran serenos, pocas eran las excepciones en las que se descontrolaban y esta no era una de ellas. Mientras los leones alterados iban de aquí hacia allá, los leopardos empezaron a  repartir bebidas para soportar el calor de ese día. Alaude bostezaba mirando el lío y al final se enteró que sería tío en partida doble, felicitó a sus hermanos, los abrazó y buscó al par de yernos que tenía entre la gente. Obviamente tanto Takeshi como Cozart estaban en la sombra junto a Elena, que seguramente ya explicó lo que tenía que explicar. Simple, familia nueva camino nuevo y asunto nuevo… arreglado

 

 

-¡lo hiciste a propósito! – Dino en algún momento se había acercado a Alaude, Ugetsu y Giotto – Alaude… lo hiciste a propósito – acusaba apuntando al mencionado

-¿hacer qué? – dijo sin inmutarse mirando al rubio

-ayer fuiste a buscar a Tsuna, a mi hermanito… según tu para verificar que era tu destinado

-eso hice – confirmó mirando la sorpresa de sus hermanos

-pero pudiste solo haber comprobado y quedarte callado – bufó Dino con furia, una venita en su cuello saltaba – pero mencionaste aquello

-siempre ha sido directo – sonrió Giotto casi entendiendo completamente aquello

- NO ES ASI – se quejó Dino – ¡lo dijiste para que los problemas me llegaran a mí! porque sabías que si yo sabía que Tsuna era tu destinado, jamás… jamás concretaría este matrimonio y por ende iba a reclamarle a mi padre, iba a discutir, ¡iba a rechazar la ceremonia!

-ya lo vimos – sonrió Ugetsu pero se calló por la mirada del rubio león

-lo hiciste para que yo tomara esa responsabilidad, para que yo me ocupara y arreglara las cosas… porque tú no hubieses podido hacerlo – acusó directamente, pues le costó un poco entenderlo peor ahora era todo como el agua

-yo no hice nada – Alaude soltó aquello con calma pero ni sus hermanos le creyeron

-así que por eso fuiste allá – decía Giotto – claro… Alaude no hubiese podido haber hecho nada contra el pacto. Él tenía que cumplir si o si, porque los leones no creen en esas cosas y demás. Pero si Dino interfería, era perfecto… Dino es un león, sabe las leyes, las reglas buscaría un  camino para evitar el matrimonio a pesar de que fuera difícil – Giotto terminó sonriendo como idiota, su hermano era inteligente, esa guerra la ganaban si Alaude pensaba en el plan de ataque o infiltración

-Y ME CHANTASTE EL PESO DE ESE LÍO

-yo te lo dije – Alaude miró a Dino y soltó una leve sonrisa de apenas un par de segundos – yo volvería a mi clan, tú te quedarías en el tuyo, nos casaríamos y el pacto estaría hecho

-me manipulaste para que yo me negara a casarme – se quejó Dino con su ceño fruncido y sus dientes apretándose – sabías que yo… yo le dejaría el camino libre a Tsuna a pesar de ganarme el repudio de mi clan

-si eres repudiado, en nuestro clan eres bienvenido – sonrió Ugetsu completando las ideas de sus hermanos – entiendo tu enfado. Alaude es de planes… raros, es estratega

-renuncié a mi cargo, ahora el siguiente líder será Tsuna – declaró mirando a Alaude – bien jugado Alaude

-tu madre no dejará que te echen del clan o despojen de tu herencia. Si las cosas salen mal serás el segundo en la línea sucesoria – dijo Alaude sonriendo y de lejos miraba a Tsunayoshi que hablaba con los líderes, comprobaría que tan bueno era Tsuna en las negociaciones – ahora, ya que todo está aclarado… supongo que esta ceremonia no se realizará

-no te salvas del matrimonio – Dino se interpuso en la caminata de Alaude – ¡hoy te casarás!

-todo… está yendo mejor de lo que pensé – decía Giotto mirado a los más viejos del clan riéndose mientras parecían estrechar las manos de los leones – wow, no solo conociste a tu destinado… te casas hoy, ¡felicidades hermano!

-¡mira! mamá viene hacia acá – advertía Ugetsu en pánico no quería ver a su madre enfadada de nuevo

 

 

 

Hubo boda, hubo una boda en calma después de que Kuri golpeara a cada uno de sus hijos porque estaba enfadada. Dosis doble para Alaude que se calló al información más importante de su clan. Pero al final, quienes se tomaron aquel líquido con sabor extraño y agrio, así como tomaban la sucesión en el liderazgo del clan de los leones fueron Alaude y Tsunayoshi. Alaude miraba a su ahora esposo de refilón, era un castaño que con los nervios a flor de piel estaba tenso y se movía como un robot. El rubio quería reírse, reírse como pocas veces en su vida, mucho más cuando le colocó la alianza al castaño que parecía querer desmayarse en pánico. El turno de Tsunayoshi llegaba, el anillo se le cayó un par de veces y eso solo lo hacía ver más tierno. “Su matrimonio se pacta con un beso, un acto de cariño, un sello” Alaude miró a Tsunayoshi tres segundos contados antes de que el castaño se pusiera blanco como papel al escuchar aquello, al parecer el hijo menor de Iemitsu no había escuchado la explicación del ritual y Alaude simplemente jugó con él. Le tomó de la mano, se acercó lo más que pudo al rostro del más pequeño y cuando el castaño cerró los ojos en pánico, le besó el dorso de la mano que tomó antes. Escuchó los aplausos y tuvo que sostener a su ahora esposo para que no cayera al suelo pues tembló cual gelatina al sentir el escalofrío en su cuerpo. El pacto estaba hecho, los descendientes asegurados y con ello la vida, el festejo, la guerra… podían seguir

 

 

Por allí…

 

 

Una alegría en medio de un problema, todos lo sabían y por eso el festejo fue grande. Comida bebida, risas, abrazos, rubores, discusiones y reconciliaciones. Ugetsu lo apreciaba con calma mientras evadía a todos los que deseaban hacerle plática hasta llegar donde debió haber ido desde el principio, pero que por rituales no pudo hacerlo. Su lugar estaba junto a su pareja, así que sonrió cuando al fin pudo estar con Takeshi, quien sentado bajo la sombra bebía agua. EL ojiazul le sonrió y besó con cariño, pero quien lo recibió no lo hizo de la misma forma. Eso destrozó a Ugetsu, porque ya temía esa reacción tan brusca

 

 

-¿por qué no me dijiste este detalle?

-te lo dije – Ugetsu se puso serio mirando a un Takeshi que despedía dudas y temor – el lazo es…

-no dijiste que yo podría… podría estar… – el azabache menor se tocó el vientre aun plano, pues cuando Elena y Giotto le explicaron la razón de sus síntomas y los de Cozart… su mundo quedó en blanco

-embarazado – completó el mayor e intentó tomar las manos de Takeshi para calmarlo, pero éste solo las quitó mostrando el temor de un contacto – Takeshi… creí que lo entendías

-no puedo – susurró con la voz medio quebrada – esto no lo esperaba Ugetsu… estoy asustado

-lo entiendo… sé que debí explicarte cómo funcionaban las cosas… pero con todo esto no pude hacerlo – se explicaba con un poco de desesperación, intentando calmarse para arreglar su problema

-es tarde – se quejó soltando un sollozo – llevo algo en mi interior que…

-no es algo – Ugetsu se enfadó al escuchar el desprecio en aquella palabra… “algo” ¿cómo podía definirlo como un “algo”? – es nuestro hijo

-Elena lo llamó cachorro – Takeshi miró a Ugetsu un instante – acepté todo esto porque te amo Ugetsu… pero un hijo no lo esperaba… estoy asustado… no me siento capaz… soy un adolescente apenas… esto…

-¿te arrepientes de venir conmigo? – su corazón le gritaba que preguntara eso mil veces, porque necesitaba saber que hizo las cosas correctamente pero…

-si – sus lágrimas se desbordaron y lo único que pudo pensar era en huir. Se levantó antes de que Ugetsu lograra siquiera acercarse más, lo miró con rabia antes de dar dos pasos hacia atrás y se fue. A paso rápido se escapó del lugar porque de verdad estaba confundido

-Take…

-déjalo a solas un momento – fue la advertencia que le dio Elena impidiéndole la persecución, pero la herida estaba hecha y Ugetsu se destrozó un poco más – es difícil para él. Le diré a Cozart que hable con Takeshi, tal vez pueda hacerlo entender

-no debí traerlo – suspiró con pesar – no debí… sabía que había una guerra, que sería difícil adecuarlo. Debí pensar en lo nuevo que enfrentaría, de que no sabía muchas cosas y que yo no podía enseñarle todo porque soy hijo del jefe y…

-Ugetsu – Elena lo abrazó con cariño – todo está bien, todo tiene solución… no te culpes de nada porque solo actuaste como creíste conveniente

-debí dejarlo con su padre… debí dejarlo ser normal – se lamentó sintiendo ese dolor creciente desde su pecho

-lo hubieses dejado con el corazón a la mitad y tú te hundirías en una depresión más grande. Estoy segura que Takeshi te ama, que lo entenderá pero ahora solo está sensible, por el embarazo, por esta guerra, porque no pasas mucho tiempo en casa… Ugetsu, piensa bien… no dejes que las palabras dichas por el momento te afecten… Takeshi te ama como tú a él

 

 

Ugetsu quiso creer en esas palabras, quiso pensar en que todo esto se solucionaría porque amaba a Takeshi, amaba a su familia, amaba al pequeño ser que ya crecía en el cuerpo ajeno. La celebración fue ajena a la pareja de azabaches que ahora tambaleaban. Ugetsu no se quedó más en aquel lugar, disculpándose con todos hizo lo mismo que Alaude hace rato, desapareció en cuanto tuvo la oportunidad porque debía saber si Cozart logró hablar con Takeshi. Cuando lo halló solo recibió una frase alentadora “le expliqué sobre el asunto… estoy tan asustado como él, así que puede decirse que nos entendimos bien, pero dale tiempo” y fue así como regresó a su casa, esperanzado de hablar con su pequeño. Ugetsu se adentró y apenas cruzó el umbral se detuvo escuchando el leve sollozo que de su habitación salía, odiaba su oído agudo. No quiso molestarlo pero si hablarle al menos, quería saber si estaba bien pero tuvo un rechazo de inmediato, con la exigencia de privacidad. Le dijo que lo amaba y después aceptó la exigencia, ya no quería generarle más estrés

Ugetsu no tuvo más opción que tratar de arreglar las cosas pero le era complicado debido a las actividades propias del clan. Trataba constantemente de hablarle, pero Takeshi le rehuía todo el tiempo. Su madre, Elena hasta Giotto trataban de hacerle entender a Takeshi que tendría el apoyo de todos, que estaba bien y era normal, pero las cosas no mejoraban. Ugetsu no tenía problema en dormir en la sala, poco le importaba eso, quería que al menos lo mirara por más de un minuto o que le sonriera como antes, pero era imposible… le pidió perdón y quiso enmendar todo pero no hubo forma y a la segunda semana se pactó la guerra para cinco días después. Un problema más que afrontar

El estrés le llegó de pronto al ojiazul, porque el toque de queda llegaba, el peligro aumentaba y si no estaba en buenos términos con Takeshi no sabía lo que podría suceder. Ugetsu no quería ser negativo pero estaba aterrado, así de simple… ahora era cuando más apoyo necesitaba pero estaba más preocupado que cualquiera. La salud de su pareja le estremecía, tenía cierta necesidad de proteger a los suyos, a su familia y el no poder hacerlo solo lo alteraba. Quería estar con Takeshi, velar sus sueños cada noche, acariciarlo, besarlo, complacerlo en cada cosa que pidiese como había sido hasta ese momento, pero solo recibía frialdad reflejada cada vez que era ignorado. ¿Tan malo fue lo que hizo? Solo cometió un error y quería repararlo… pero si no le daban la oportunidad no lograría nada y lo peor de todo es que solo recibió un “quiero volver con mi padre” pero no podía dejarlo irse, no en esa época, no cuando Takeshi era el objetivo del enemigo y eso ocasionó una pelea más fuerte que aquella que inició eso. Para Ugetsu ver a Takeshi llorar mientras le reclamaba, fue más doloroso de lo que imaginó

 

 

-¿estás bien? – Alaude palmeó la espalda de Ugetsu haciéndolo regresar a la realidad – llevas cinco minutos con ese mapa y no has señalado nada

-lo siento – suspiró masajeando sus hombros y cuello – es solo que…

-deberías enfrentarlo de frente y ya

-como tú con Tsunayoshi – se burló, pues sabía de los propios labios de Alaude que el reciente matrimonio dormía en habitaciones diferentes y se hablaban lo mínimo

-es diferente – Alaude ni se inmutó – es un niño aún, está asimilando todo… además está gestionando devolverle el futuro liderazgo de su clan a Dino. No me odia como parece ser tu caso

-gracias por los ánimos –  Ugetsu suspiraba pesadamente alejando todo de su vista y golpeándose levemente las mejillas. No había dormido bien, pues el silencio en su casa no era grato – maldición… debo preparar la estrategia

-ve a descansar, te hará bien

-basta Alaude, sabes que no puedo

-colapsarás el día en que partiremos

-ya ni me importa

-si sigues portándote así creeré que Xanxus tiene la razón – Alaude miró a Ugetsu y siguió – que lo único que lo humanos logran en nosotros, es hacernos más débiles

-no lo digas

-es lo que me demuestras

-¿que harías en mi posición?

-ir por él, empotrarlo a la pared y hacerle entender que me muero con su rechazo – Alaude habló con tal seriedad que Ugetsu se preguntó si ya lo había hecho en alguna ocasión… tal vez con Tsunayoshi

-¡Ugetsu! – pero esa voz detuvo la amena plática de hermanos

-¿qué sucede Hiung? – miró al chico en la puerta y esperó a que este recuperara el aliento

-en su casa, su madre lo busca con urgencia

-debes ir si no quieres que te mate a porrazos – sonrió Alaude y Ugetsu sonrió por primera vez en ese día. Kuri era de temer

-¿sabes de qué se trata? – dijo levantándose para acercarse al chico

-es sobre su pareja

 

 

No tuvo que escuchar más, eso le bastó para salir corriendo de la tienda de campaña, detrás le seguía Alaude. Ambos sabían que si era urgente debía ser algo que los afectaría a todos. Kuri los recibió en la puerta, agitada y casi empujándolos dentro, la única cosa que dijo fue “Takeshi se fue… Cozart lo acompañó, su rastro se perdió… Cozart es un zorro es astuto y sabe cómo ocultarse bien” Taru fue el siguiente en llegar y casi al mismo tiempo Giotto. Era obvio lo que se iba a hacer en ese caso. Takeshi y Cozart se habían escapado, era claro porque en el territorio no había rastro de aroma ajeno. En el territorio ocupado por los leones no había rastro y al final Giotto, Ugetsu y Elena salieron en la búsqueda de los desaparecidos a pesar de las advertencias y riñas con los líderes, porque… era obvio. La vida de sus parejas estaba en juego, no perderían a sus otras mitades y así mandaran a la mierda la operación… irían tras ellos.

Alaude les dio vía libre para irse, él prometió tomar en sus manos los lugares que quedarían vacíos en el clan. Sería el único estratega junto con Taru, pero lo valía, él entendía como era eso de perder a tu mitad pues aceptó perder a la suya para mantener el equilibrio en los territorios. Tsunayoshi había logrado hace poco ceder el liderazgo de su clan a Dino, su hermano mayor y con eso ahora era libre. Después de la búsqueda en el campamento de los leones, Tsuna se enteró de lo acontecido y fue con Alaude a decirle que apoyaba a Ugetsu y a Giotto, que se iría a buscar a Takeshi y a Cozart, porque si tenían un punto débil las estrategias se iban al infierno. Alaude sabía que Tsuna no necesitaba autorización alguna, pero le agradeció la cortesía de que al menos avisó. Entonces, al final del día eran seis los  integrantes de la alianza que se fugaron de los límites seguros. Se volvía un caos en una época crítica, pero no había vuelta atrás

 

 

 

Los otros…

 

 

 

Habían planeado eso por una semana, sabían exactamente el horario de trabajo de todo el clan y fue fácil salirse evitando los puntos de revisión. Bueno, debieron agradecer a los instintos de Cozart, que sabía cómo confundir a sus perseguidores, como no dejar rastro y borrar aromas, aunque tuvieron que embarrarse en tierra y un poco de hierba podrida.

 

 

-ya casi llegamos – veían el amanecer y ya se habían cambiado de ropa. Salir de los territorios y cruzar el risco no fue fácil, pero lo hicieron – Takeshi… vamos, iremos a tu casa

-gracias por ayudarme y no dejarme solo

-te entiendo – Cozart sonrió con sutileza – aunque no estaba tan de acuerdo, te entiendo y te apoyo… también extraño a mi familia

-es duro esto, ¿verdad? – su mirada estaba apagada pero seguía caminando, manteniendo su postura

-mi raza está preparada para dejar el nido cuando sea necesario – sonreía caminando por las calles – no es difícil para mí sobrellevar un embarazo porque en mi familia el destinado existe también… pero tú Takeshi

-debió decirme – suspiró sin mirar al pelirrojo – quiero estar en casa, quiero… quiero sentirme seguro

-aun creo que debiste hablar con Ugetsu, él te hubiese…

-no quiso dejarme salir – frunció su ceño e hizo una mueca de berrinche que causó una risita en el pelirrojo

-Giotto me lo prohibió también – agarró la mano de Takeshi y sonrió dándole un beso en la mejilla y abrazándolo – vamos, sé que es difícil… también tengo miedo y por eso estamos aquí. Vamos, ahí está tu casa – apuntó a la esquina cuando el sol se mostraba espléndido desde el horizonte

-¿cómo se lo diré? – susurró Takeshi invadido por la inseguridad momentánea al recordar que estaba… que llevaba a alguien más en su interior. Ni siquiera él estaba seguro de que eso fuera posible

-como cualquier confesión – Cozart le palmeó la espalda e ingresó

-papá… estoy en casa – temor en su voz, eso fue todo – ¿papá?

-¿no está? – pero Cozart se detuvo poniéndose alerta – Takeshi – advirtió de pronto

-también lo huelo – dijo entrando en pánico, acostumbrado a sus nuevas habilidades ya sabía que su instinto dictaba peligro. Se puso en guardia y frunció su ceño, caminó junto con Cozart en alerta, buscando la espada que su padre tenía de adorno y la agarró

-sabía que esperar traería recompensa… los humanos son tan predecibles – una voz fuerte, gruesa y hasta se podría decir oscura se escuchó. Apareció un hombre alto, corpulento, con patillas en forma de rayo que los miraba como a comida y Cozart gruñó bajito

-Take… shi… corre – y alguien más apareció sujetando a Tsuyoshi por los cabellos y apretándole el cuello con la otra – corre… vete

-cállate viejo… shishishi – una risa maléfica salió del que sujetaba al padre de Takeshi. Rubio, cuyos ojos cubiertos por su flequillo no importaban, porque esa risa daba muestras de muerte y alarma – recibamos bien a tu hijito

-¡suéltalo! ¡Deja a mi padre! – Takeshi entró en pánico cuando vio la sangre en la nariz de su progenitor

-lo dejaremos si vienes con nosotros – sonrió el rubio

-Takeshi, ¡no lo hagas! – suplicaba Tsuyoshi agarrando los dedos del que lo estaba ahorcando de apoco

-bien, iré… iré… pero deja a mi padre – suplicó soltando su katana y lanzándola lejos con su pie

-estás loco – susurraba Cozart pero era tarde cuando la única arma que podían utilizar fue arrojada – Takeshi… ellos nos usarán como cebo

-doble o nada, Leviathan… ese es el destinado del otro – un tercer sujeto aparecía y estaban en problemas… muchísimos problemas porque olían un par de hombres más en la planta alta

-Takeshi – Cozart sostuvo la mano del pelinegro pero no hubo respuesta

-¡HIJO CORRE! – fue el grito desesperado de Tsuyoshi

 

 

Todo lo que pasó fue rápido, tanto como para que no se entendiera nada, pero si veías desde la perspectiva de un leopardo era en cámara lenta. Estaban exhaustos porque corrieron toda la maldita noche buscando el rastro, un auto, preguntaron a decenas de personas, fue una operación que no les permitió dormir nada pero llegaron y a tiempo. Elena derribó al rubio liberando a Tsuyoshi de inmediato y alejándolo de las amenazas. Giotto enfrentó a los otros dos. Tsuna y Ugetsu apenas lograron sujetar a Takeshi y a Cozart antes de que pusieran las cosas de cabeza. La pelea empezaba dentro de esa casa, una pelea que prometía al menos un muerto pues eran enemigos en guerra. La histeria azotó al pelirrojo y al ojimarrón que intentaron zafarse y ese fue la gota que derramó el vaso. Ugetsu sintió el golpe en su mejilla por parte de Takeshi, la uña que le desgarró la mejilla y un corte que sangró fue lo suficiente para dañarlo como cualquier cuchillo

 

 

-Ugetsu – la voz susurrante de Takeshi ahora era inútil

-al menos deja que te ponga a salvo… Takeshi – susurró Ugetsu, con la mirada dolida sintiendo ese doloroso desgarre en su corazón. El rechazo más lacerante que esperó – te dejaré libre después… lo siento

-espera… no… no es eso – Takeshi notó su accionar al ver la sangre surgir gota a gota de la mejilla de Ugetsu y con su dedo manchado terminó de captar el error que estaba cometiendo desde hace tiempo – yo no… Ugetsu

-sostenlo – Ugetsu se forzó a ser duro a pesar de lo dolido que estaba con ese rechazo. Sintió sus ojos arderle debido a las lágrimas que se acumularon pero respiró profundo antes de darle a Tsuna la custodia de Takeshi – vete… ponlos seguro

-Ugetsu… te espero fuera – Tsuna frunció su ceño mirando mal a Takeshi y ya sin pensarlo lo jaló con brusquedad advirtiéndole con la mirada que cerrase la boca al igual que Cozart – ustedes par de imbéciles… han traicionado la confianza de esos dos – Tsuna jaló a ambos arrastrándolos fuera de la casa. Takeshi y Cozart, ellos no eran su sangre, le importaba una mierda porque nadie lo iba a callar – ¡saben lo que provocaron con su estúpida acción! – los soltó en el patio ignorando la lucha dentro de la casa. Los gritos de guerra, los golpes y destrucción resonaban pero era asunto ajeno

-¡ya basta! – Elena colocó a Tsuyoshi junto a su hijo y paró a Tsuna porque este parecía querer golpear a Takeshi – tranquilo

-¡¿tranquilo?... ¡y una mierda! ¡Hasta yo sé que debo confiar en mi pareja, porque solo así se forma una familia! – Tsuna bufaba molesto apuntándole al par de idiotas que estaban en el suelo, le importaba un carajo que lo escucharan, que ese hombre padre de uno de ellos escuchara – ¡Estos dos huyeron cual ratas y causaron que los pilares de nuestra alianza cayera! ¡Son idiotas! PUTOS IDIOTAS – el castaño apretó su puño e iba a agarrarlos para hacerles entender a la mala

-¡Tsuna, basta! – Elena lo abofeteó para callarlo y lo hizo caer porque sabía que los leones eran tercos y cabezotas – lo hecho, hecho está – suspiró cuando Tsuna se mordía el labio para calmarse y se acercó a los tres  que aun asustados respiraban irregularmente – Tsuyoshi-san, ¿está usted bien? ¿Takeshi… Cozart? ¿Están bien?

-¡CUIDADO! – Tsuyoshi advirtió cuando vio a ese grandote salir por la puerta y lanzarse hacia ellos con las garras de un oso sobresaliendo de sus dedos – ¡cuidado! – usó sus fuerzas para agarrar a Takeshi pero fue inútil

 

 

Elena apenas logró proteger a Tsuyoshi y Cozart usando su cuerpo como defensa, Tsuna se puso enfrente de Takeshi evitando el ataque, ambos estaban preparados para ser escudo, pero no fue necesario porque dos cuerpos fueron la pared y con ello el desastre empezó. Un sollozo lleno de terror nació de la garganta de dos personas al ver lo que ocurrió en tan solo segundos. Las gotas caían en el césped, gotas rojizas que adornaban el aire con esas partículas que generaban el aroma fuerte y un poco ácido. Un gemido adolorido, una tos seca y que emitía un suspiro, abandonó esos cuerpos que aun de pie se mantenían sin moverse

 

 

-sacrificándose por los suyos. Que cliché – sonrió Levi mientras presionaba más sus garras empotradas en el vientre del rubio de ojos azules que soltó un gemido de dolor contenido

-lo valió – sonrió Giotto observando de refilón que lograron detener a ese par de osos justo a un metro de los que les importaban. Cozart estaba bien y con ello su hijo también

-pero mira que esto puede profundizar – y sin piedad el rubio de nombre Belphegor apretó el arma en sus manos – ¿te duele? – sonrió como desquiciado empujando la katana que ahora atravesaba el cuerpo de Ugetsu justo en medio de la caja torácica y salía por la espalda del azabache de ojos azules – ¿y si le doy vuelta? – con agilidad y fuerza giró la empuñadura haciendo que Ugetsu soltara un jadeo de dolor y la sangre cayera en un hilillo grueso

-¡Ugetsu! – fue el grito de Elena segundado por el susurro de Takeshi que no podía creer lo que veía. Un chorro de sangre brotó del cuerpo del mayor y eso solo… volvía el ambiente, el aroma, más pesado – ¡UGETSU! ¡GIOTTO!

-ELENA, TENEMOS QUE RETROCEDER – Tsuna no esperó nada, sus instintos gritaban y solo hizo lo que creyó correcto. Jaló a los tres indefensos y los lanzó lo más lejos posible – ¡ELENA!

-¡VETE! – gritó Ugetsu y se tragó el dolor para empezar a defenderse – ¡corre! – con sus manos desnudas tomó la hoja de la katana y empezó a sacarla de su cuerpo

-volveré – dijo Elena viendo a sus hermanos reaccionar para dar pelea. Sollozó bajito antes de agarrar a Tsuyoshi y cargarlo en su espalda – primero ustedes, ¡no dejen que la vida de mis hermanos sea un desperdicio! – les advirtió con las lágrimas a flote pues los enemigos les superaban en número y tenían dos humanos y un zorro que proteger

-UGETSU/ GIOTTO – pero ya era tarde. Los gritos de Cozart y Takeshi eran insuficientes para reparar el sabor a muerte que el aire despedía

 

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

¿review?

Pos mira que me gusta el drama, así que señores sufran conmigo. Me dolió lo que hizo Takeshi, me dolió regacho... reaccionó muy mal con su embarazo, ¿verdad?

Bueno ya se vendrá la conclusión de esto... ok no, ya se viene la guerra, pero no esperen que sea épica porque la acción no es lo mío, será simple para no volver la trama tan compleja ^^

Les respondo a sus reviews... mañana XD. Los leo cuando me falta inspiración, son hermosos, los amo

Krat se despide~

Besitos~


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