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Sombras y luz por Liyis

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Notas del capitulo:

Hola mazapanes!!

Aqui esta ya el cuarto capitulo.

Subí a cambiarme, porque sabía que si me iba así vestido no daría ni un paso fuera de casa antes de que mamá me dijera que parecía un vago y me mandara a ponerme algo más decente. Me puse una camisa de botones y me cambie los janes, observe por la ventana otra vez, la luz estaba apagada.

Baje las escaleras sintiendo el olor de galletas recién compradas que fueron calentadas en el microondas hace unos minutos, estaban en una charolita blanca. La tome con desgano y fui hacia la puerta. Entonces una interrogante llego a mi mente, no tenía idea de donde vivía la señora Davis. Comencé a buscar a mamá por lo que quedaba de la cocina y la sala pero no la encontré, probablemente estaría arriba y me daba flojera subir las escaleras, así que me resigne a salir así y perderme, podría usar eso como excusa.

Camine por el sendero de piedritas donde notaba como ya estaba atardeciendo, hasta que llegue al inicio de la calle y paso un Oldsmobile frente a mí. Tenía la opción de izquierda o derecha, la verdad no conocía a nadie de por aquí más que a la hija de mi vecina, así que me decidí por la derecha ya que era el lado contrario al de su casa.

Revise en los buzones donde estaban escritos los apellidos de las familias pero ninguno era el que quería, ya me había resignado y decidí regresar a casa mientras comía las galletas. Estaba a pocos pasos de llegar a nuestro buzón, cuando vi al grupito de chicos que vi en la fuente caminar por la calle hacia mi dirección. Eran como un grupo de estrellas de cine, podrías verlos y seria como en cámara lenta, luciendo sus perfectas sonrisas y lo más especiales que eran que yo, un morro que come galletas.

Deje una de ellas en mi boca cuando note a la hija de mi vecina despedirse de él que parecía su novio y fue caminando hasta su casa, creo que de nuevo me había quedado quieto porque ella me observo y me miro de una manera entre sorprendida y nerviosa. Trate de sonreír pero no logre nada. Fue cuando note a los demás pasar por mi lado que alguien más se detuvo, lo mire, era Iván, o el chico al que me negaba a creer que fuera Iván. Se había detenido en la casa del frente, increíble que nunca lo hubiera notado con lo interesado que estaba en esa ventana, abrió el buzón y sacando unos sobres lo cerro y abrió la rejita de su casa, entonces pude ver que ese buzón tenía el escrito Fam Davis.

Siempre estuvo frente a mí, que estúpido. Se giró para cerrar y fue cuando me vio. Gire para ver si la castaña seguía ahí pero ya había entrado a su casa, del resto de sus amigos se escuchaban unas cuadras más lejos, así que solo estábamos él y yo. Mierda, esperaba que no me reconociera.


Sonreí lo mejor que pude pero la galleta me lo impedía, la mordí tan fuerte que cayó al piso una parte de ella y ambos dirigimos la mirada a ese pobre pedazo de galleta al que las hormigas se le subirían pronto.

—Hola. —hable, pero suponía que era extraño hablarle desde el otro lado de la calle, él estaba recargado en la reja, con su pierna izquierda jugando con ella y con una expresión neutra, así que sin haber observado por ambos lados comencé a cruzar la calle. —Amm... soy Luca Brooks, su nuevo vecino. Mi madre les manda galletas. —extendí la charola muy cerca de su rostro una vez que llegue, lo peor era que necesitaba levantar mis manos para hacerlo. Al menos la cerca nos separaba. El me miro extrañado y tomo la charola.

—Gracias... ahora lárgate. —su voz me hiso sentir escalofríos, un gracias amargo y forzado y un lárgate con toda la intención.

—Amm... mi madre me dijo que... tu mamá me había invitado a... convivir. —mi voz se hacía cada vez más bajita. No sabía porque buscaba una manera para quedarme cuando yo mismo quería evitar esto. Aunque ahora que sabía quién era el hijo de la señora Davis, mis hormonas de adolescente gay estúpido se encendían. Pero tal vez el ni siquiera sabía de esta cita y estaba aquí como imbécil forzándolo.

—Si, lo sé, pero tengo cosas más importantes que hacer que perder mi tiempo contigo. —se metió una galleta a la boca —dile a tu madre que las galletas están deliciosas. —se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la puerta de su casa. Yo me quede ahí, observándolo irse y con la palabra perdedor o tal vez ingenuo escrita en la frente.

Eso era un rechazo y una clara muestra de que él nunca se fijaría en mí, y ahora que lo pensaba tal vez si me recordaba de la fiesta y por eso también me había hablado así. Decidí meter mis manos a los bolsillos y darme la vuelta para regresar a casa. Mamá ya no podría acusarme de nada. Si hubiera ido directamente a su casa tal vez me hubiera cerrado la puerta en la cara. Me decepcione, pero ya estaba decepcionado desde antes, ese chico bebía y también fumaba, además tenía novia, creo. No debía ni siquiera estar pensando en lo que podía alejarme de él. Debería hacer solo como si no existiera.

 

 

Regrese a casa en silencio y subí las escaleras, no me intercepto mi madre pero suponía que lo haría en la cena o mañana, pero me sacaría información. No podía decirle que me habían rechazado, la pondría mal. Así que solo inventaría una historia de lo que hacen los nuevos amigos. Cuando llegue a mi habitación observe de nuevo la ventana. ¿El dormiría ahí? Mis pensamientos fueron interrumpidos al escuchar el sonido de la reja de su casa abrirse, me agache solo para asomar una parte de mi cabeza para poder ver. Era el, era Iván, iba vestido diferente y caminaba con algo de prisa hacia quien sabe dónde. Lo perdí de vista cuando dio vuelta a la izquierda.

En el cielo, el inicio del bonito atardecer comenzó y los colores claros del cielo. Me había quedado todo ese tiempo en la ventana esperando que el regresara.Mamá me llamo para cenar cuando los colores naranjas se acabaron, una vez anocheció me di el lujo de observar el cielo y ver las estrellas más brillantes que en la ciudad nunca iba a presenciar alguna vez. Al tercer grito baje las escaleras.

 

 

Cuando las vacaciones se fueron acabando mamá me dijo que le iba a llamar a la señora Davis por lo bien que me había ido con su hijo, le había dicho que no necesitaba hacerlo, pero no me escuchaba, ahora solo esperaba que se le olvidara y no se diera cuenta que le había mentido. En esa semana mamá se despidió y yo también de Richard el cual regresaba a la ciudad a trabajar esa semana, regresaría el fin de semana, se volvería a ir y a la siguiente regresaría para la boda. En mi última semana de vacaciones mamá me llevo a comprar mis útiles para la escuela, debía admitir que eso era algo que me agradaba mucho, comprar los cuadernos, las plumas, las notitas y postes, las agendas, todos me decía que era uno de esos organizados compulsivos. Pero solo me gustaba pensar que nada se me salía de las manos. Tenía que esperar a que las clases iniciaran para saber que más libros debía usar, también busque a mis profesores en internet, excepto a la maestra de geografía. Su nombre era Sarah Britty para ser honesto me daba escalofríos.

En menos de lo que me di cuenta las vacaciones se habían terminado, conmigo encerrado en casa y sin ninguna propiedad de salir y ahora regresaba a la escuela con el fin del verano y esa brisa fría de la que me habían dicho que había en este lugar durante el otoño y el invierno. Mamá se ofreció a llevarme a la escuela, y como chico nuevo que soy no me queje y deje que me acompañara pero que se estacionara en un lugar más alejado.

El camino a la escuela en el auto fue callado de mi parte y lleno de parloteo de parte de mi madre, a ella siempre le emocionaba que entrara a la escuela, porque sabía que ese era realmente mi fuerte y una cualidad mía que podía divulgar frente a sus amigas.
Baje del auto en cuanto se detuvo y entre algo apresurado a la escuela, no había pedido la guía y ahora que lo notaba me daba cuenta de que los pasillos estaban atiborrados de personas y todos eran iguales.

Lo peor de todo es que me recordaba a mi antigua escuela, solo que aquí no tenía a nadie con quien hablar. Me llego un mensaje de parte de Megan que decía:

Suerte en tu primer día de clases, la escuela será aburrida sin ti :(

Y una carita triste.

Fruncí los labios, estaba tan interesado en el celular y en tratar de pasar al mismo tiempo por el montón de gente que supongo que fui la victima perfecta para que me empujaran y cayera de bruces contra el piso. Trate de reincorporarme y tome las piezas de mi celular desarmado, luego observe al causante de mi caída.

—Ten más cuidado estúpido. —era grande y con la chamarra del equipo escolar. Fruncí el ceño, pero mis mejillas se encendieron cuando comencé a escuchar las risas de parte de todos los que estaban a mí alrededor. Me quede quieto esperando a que se fueran, no quería problemas tan pronto.

Me levante y seguí avanzando, revise mi horario y busque el número de mi salón, la escuela era revoltosa y no encontraba los números, de un momento a otro ya está perdido y sin saber a dónde ir, mis nervios aumentaron aún más cuando la campana sonó y todos corrieron a los salones. Me altere y trate de encontrar de nuevo el número antes de que todos se fueran.

—¡Luca Brooks! —escuche que me llamaban —¡Brooks! —de nuevo. Seguí el sonido de mi nombre hasta que la encontré, era una chica bajita de cabello azul, vestida como una friki.

Corrí hacia ella, empujando a las personas a mi alrededor —¡Soy yo! ¡Soy yo! Yo soy Luca. —me observo molesta.

—Sígueme. —le hice caso.

Por muchas vueltas logre seguirle el paso y llegamos justo cuando los pasillos comenzaban a ponerse vacíos, lo manera en la que no la perdía era por su llamativo cabello. Pude localizar el número de mi salón y me sentí aliviado, pero antes de entrar ella me detuvo. 

—Escúchame, no me importa quién eres, no me importa que haces aquí y no me interesa si sirves en la escuela o no. Soy la presidenta de la clase y tengo como obligación guiarte por el colegio tus primeros días, pero eso no quiere decir que puedes hablarme, no somos amigos, así que no me busques. —realmente no entendí muy bien su explicación. 

Ella fue la primera en entrar, se disculpó con la profesora por el pequeño retraso. Esperaba que me obligaran a presentarme como el alumno nuevo o algo por el estilo, pero la profesora se veía más bien enmarañada y molesta. —¿Qué esperas? Busca un lugar. —casi grito. Pero su tono de orden era brusco.

Asentí con la cabeza y observe al frente, podía comprender un poco porque estaba tan estresada esa mujer, caminar entre las butacas parecía eterno. La primera fila, que eran los lugares que yo acostumbraba, estaban llenas y entre ellas estaba Blue cubriéndose la cara con sus manos mientras notaba como todos se callaban y me observaban. Juraba que mis mejillas volvían a sonrojarse.

Avance por ese pasillo eterno buscando un lugar para sentarme, pero todos estaban ocupados, o se llenaban antes que yo llegara. Así que no me quedo otro lugar más que uno en la fila de hasta atrás y en una esquina. Esquina de la cual me sorprendí enormemente al ver a mi vecina a lado de la banca y a Iván en el asiento del frente.

Notaba como ellos se avergonzaban y la chica castaña no muy obvia rezaba para que yo no escogiera ese lugar, o más bien, trataba de hacerse a la idea de que lo iba a escoger. Estaban avergonzados de que yo me iba a sentar ahí y yo estaba avergonzado de que ellos se avergonzaran. Así que trate de hacer esto rápido y deje caer mi mochila sobre la paleta, tal vez pareció que trate de hacerme el rudo, tanto que Iván salto un poco y se giró a observarme molesto, y eso me hizo sentir mal e intimidado. Así que solo me senté y abrace mi mochila observando los dibujitos escritos en la paleta. De un momentos a otro el ruido regreso y todos continuaron conversando, pero fueron callados abruptamente por la maestra. Para que las clases comenzaran de una vez por todas.

Yo podía ver la nuca de Iván, con su cabello perfectamente negro y su piel algo blanca que dejaba a la vista su camisa, aparte del aroma de su colonia. Fue cuando me di cuenta de que tenía una clase con él. ¡Iba a compartir una clase con el! Eso era algo que no me lo podía creer.

Notas finales:

Espero les haya gustado.

Nos leemos.

Liby.


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