En la mañana convencí a mamá de que podía ir solo a la escuela, iba saliendo cuando la vi feliz de la vida ya que habían llegado las invitaciones para la boda, un blanco con letras doradas y papel con textura. Buenos detalles para chantajear a mi mama de parte de Richard. No importaba, aunque aún quería saber que era lo que tenía ese hombre con mi mamá. Salí de la casa y comencé mi camino, ya me había aprendido la ruta, no era difícil aunque esperaba no perderme.
Llegue al punto donde comenzaba a correr ya que sentía que llegaría tarde, y yo que quería llegar un poco más temprano para darme el lujo de poder revisar un poco la escuela. Me había dado cuenta de que el viento comenzaba a ser más fuerte y me anote comenzar a llevar algún abrigo. Afortunadamente logre encontrar mi salón y pasar el avaricio de gente que se armaba en los pasillos, lo único que podía encontrar de memoria era mi casillero, el cual hasta ahora seguía vacío y con la pequeña pelea que había tenido con el jugador de Lacrosse, me daba miedo meter mis cosas, así que las cargaba en la mochila lastimando más mis hombros.
Tenía historia y al parecer esta vez me habían reservado la última silla del salón, se habían tomado la molestia de borrar algunos grafitis y poner nuevos exclusivamente para mí. Deje caer mi mochila y observe esa cosa con una mueca, después vinieron las risas y no tuve de otra más que intentar encarar a los matones que lo hicieron, los jugadores del equipo de Lacrosse, tenía la esperanza de que si les resolvía algunas tareas dejaran de molestarme. Tenía sus desventajas hacer eso, pero era mejor que esta humillado frente al resto del grupo, aunque afortunadamente para mí la mayoría no me notaba todavía.
Esta vez la que ocupo el lugar de Amy fue la rubia que ahora empezaba a dudar sobre el color natural de su cabello, parecía una de esas chicas de revistas en la playa, aunque aquí no hacía nada de calor, Iván se sentó a lado de ella y frente a mi estaba un chico regordete de mejillas rosadas. No me molestaba pero su extenso cuerpo no me permitía ver las cosas escritas en la pizarra, el problema aumento más cuando el profesor asigno estos lugares como permanentes. Mierda.
El resto de las clases fueron tranquilas, pero me di cuenta que los salones eran oscuros, las ventanas eran pequeñas y estaban hasta arriba de las paredes, había una zona especial donde el sol daba de golpe e iluminaba de manera muy brillosa la mitad de las bancas, como el lado de la fuerza y el lado oscuro, el problema era que yo estaba en el lado oscuro. No había logrado hablar con nadie, pero había logrado sorprender a algunos profesores que me habían ignorado olímpicamente mi primer día al entregarles la tarea, tanto que incluso notaron que yo no iba a esa escuela antes. Le conté a Megan por el celular lo difícil que me ha sido hacer amigos y ella me respondió que no se me hacía difícil hacerles la barba a los profesores, ella siempre me apoyaba.
Era miércoles y hoy tenia clase nueva, geografía, inevitablemente me llego a la mente la imagen de esa profesora con la que choque cuando me fui a inscribir y que me había dado muy mala espina. Esperaba que solo estuviera exagerando. Al entrar al salón me encontré con un asiento en segunda fila vacío, agradecí al cielo y pase a sentarme, aunque me sorprendí cuando vi a Iván sentarse en el asiento detrás de mí, me sorprendía que no escogiera el fondo de nuevo. No podía evitar sentirme acosado, no me miraba ni nada por el estilo pero comenzaba a sentir que me seguía, o al menos en la mayoría de las clases escogía un asiento cercano al mío. Tal vez si me notaba y ese simple pensamiento me hizo sonreír. Comencé a jugar con mi lápiz, había llegado a su casa y le había dado galletas, tal vez debería decirle hola o algo por el estilo, pero también estuvo claro que me dijo lárgate y no me dejo entrar a su casa. Tal vez eso era un problema.
Mi lápiz se cayó cuando la maestra entro al salón. Con tacones altos, blusa roja y pantalones de vestir negros, si no fuera por esos pantalones, sería como una estudiante. Su cabello estaba amarrado en un chongo y tenía dos mechones sueltos que revoloteaban, si no estuviera seguro de que tengo atracción por los hombres, estaría escurriendo baba de la misma manera en la que el chico friki de los rulos a mi lado lo hace. Hablando de él, no le he dicho sobre mi interés a la presidencia.
—Muy buenos días chicos. —interrumpió mis pensamientos. Ella se veía alegre y animada y eso hizo que el resto de la clase también sonriera o al menos, le prestaran atención, yo, en cambio, no me sentía tan entusiasmado con esta clase como con las demás. —Bueno, yo soy la profesora Sara Britt y les voy a impartir la materia de geografía. —anoto su nombre en el pizarrón, yo como buen nerd comencé a apuntar, la materia seguía siendo la misma y si enseñaba bien tal vez hasta podría caerme bien. Después de su larga introducción comenzó a hacer preguntas, ya había sido interrumpido un poco por algunos de los comentarios grotescos de los del equipo, pero ella los ignoraba o tenía suficiente paciencia. —¿Alguien me puede decir el concepto básico de la geografía?
Levante la mano, fue cuando me di cuenta de que era el único que lo había hecho. ¿Bromean?
—¿La ciencia que estudia el planeta donde vivimos? —no pude evitar decirlo como una pregunta, pero había sido el único y eso me hizo dudar y bajar la voz.
—¡Muy bien! —respondió animadamente, aunque me sentí como esos niños de primaria cuando pueden resolver una suma de dos más dos.
—¿Alguien más? —de repente más personas comenzaron a levantar las manos.
Fueron varias sesiones de preguntas y respuestas hasta que la clase comenzó a terminar y la profesora se dio a la tarea de dejar un deber
—De acuerdo. Tendrán que hacerme un ensayo sobre todos los conceptos de geografía, algo de una cuartilla, que sea muy práctico, será para la próxima clase, recuerden venir preparados.
Con todas las notas que había tomado, mi ensayo estaba en la hoja de ese cuaderno. Tenía tres clases a la semana con ella y eran los días seguidos. Así que mañana tenia tarea. Todos empezaron a salir, fui de los últimos y me di cuenta que Iván no salió del salón, note que se quedó un momento a hablar con la profesora. Me pico la curiosidad saber sobre qué, pero tenía que dejar de ser tan metiche. Era hora del almuerzo, llevaba dinero para poder comer así que me forme en la extensa fila de la cafetería. Me había dado cuenta de que hoy era día de pizza y de inmediato me comenzó a dar hambre. Llegue con la fortuna de que me haya tocado ya con las ultimas reservas que quedaban. Compre un jugo y un pay de limón que venía envuelto en un plástico.
Busque la misma banca donde me había sentado la última vez y de nuevo tuve una perfecta perspectiva para ver a las personas, me sentía como un perfecto antisocial que disfrutaba de su soledad y estudiaba a las personas, odiaba eso, pero en serio que parecía que no extrañaba tener amigos.
Había estudiado tanto el primer día y repasaba este segundo que ya no podía acercarme a alguien sin antes recordar sus defectos. Era un criticón. Eso era seguro. Pero la cafetería me gustaba, era de vidrio, las ventanas que faltaron en los salones fueron puestas aquí. Que atractivo. Aparte del bonito jardín trasero y la salida de las canchas. Tome un poco de mi jugo hasta que vi la mesa de los adictos, hoy parecía que no se habían drogado, no había tantas risas y todos estaban simplemente normales. Después llego el equipo de futbol a amontonárseles, algunas chicas se postraron junto ellos y se convirtieron en dos mesas de populares.
El problema llego cuando el chico patético que les hacia los mandados llego sin las rebanadas de pizza porque se habían terminado de la cafetería. Ahí fue cuando comenzó lo malo, el mismo chico de cabello rubio observo a chico escuálido sin poder creérselo, se levantó fingiéndose apenado y sin más empujo al pobre chico al piso, esa escena fue dolorosa, o al menos yo que me había mantenido observando atentamente se dio cuenta de eso. La cafetería completa se quedó en silencio una mínima de segundo y luego se llenó de risas.
El grandote sonreía mientras sus amigos lo alagaban y extendió los brazos haciendo que todos se callaran, comenzó a hacer como si ese fuera su reino, haciéndose el interesante al hablar.
Se subió a una mesa —¡Muy bien! ¡Muy bien! ¡Escuchen todos! —el chico hablaba entre risas —Esto se ha estado comenzando a salir de control. Cada uno de ustedes sabe cuál es su lugar en este sitio, así que no quieran comenzar a pasarse de listos. Y para refrescarles la memoria ¡vamos a hacer un recordatorio de los privilegios que poseen los jugadores del equipo! —en ese momento su voz se había hecho más seria y el ambiente en el comedor se tensó. —Chicos, por favor —los señalo y el resto de los jugadores se levantaron hacía varias mesas.
Ahí fue cuando comprendí que ser el nuevo, sentarme solo y haber decidido comprar hoy el almuerzo habían sido de mis peores decisiones. Fueron tirando las bandejas de comida de la mesa de los nerds, no sin antes quitarles sus rebanadas de pizza, solo pasaba por mi mente que yo también era un nerd. También fueron con la parte de los chicos talleres y los frikis, todo aquel que estuviera en el eslabón más bajo de su pirámide. Comenzaron a soltar exclamaciones de sorpresa y miedo mientras ellos se divertían.
Note que mi respiración había comenzado a agitarse, observaba el espectáculo sin moverme un poco, o para parpadear. Lo mire a él, sobre la mesa divirtiéndose de todo lo que sucedía, me miro. —Y… una cosa más. —sonrió y bajo de la mesa —esto es especial para los nuevos ¡si es que ustedes no lo han notado! —se acercó a mi mesa, trayendo consigo una lata de coca que iba agitando —somos nosotros aquí los que mandamos —y sin más la destapo haciendo que todo el líquido me cayera encima, mojando mi ropa y mi cabello mientras ellos y las mesas de los populares he importantes comenzaban a reír.
Me levante radio de mi lugar —¡¿Que mierda te pasa?! —creo que lo grite. Nunca había dejado que alguien me molestara de esa manera, no dejaba que las personas me retaran, de la misma manera en la que no deje que Blue lo hiciera. Creo que eso no se lo esperaban, el silencio volvió de nuevo con las dos mesas de los populares sin creer lo que había dicho y las demás sin saber de qué lado reaccionar, al parecer ya me comenzaban a notar,
—¿Disculpa? —lo escuche preguntar mientras se acercaba con clara molestia.
Yo trate de hacerme el valiente, mientras seguía con los brazos extendidos por lo pegajoso que había quedado. Realmente no estaba seguro de que decirle, estaba intimidado y lo sabía, pero aun así, Megan me había enviado un mensaje de más diciendo que tenía la costumbre de cavar mi propia tumba. Era capaz de repetírselo si no le había quedado claro, lo iba a hacer y sin que yo pudiera hacer algo al respecto, pero fui milagrosamente interrumpido con la llegada de la directora.
—¡¿Que está sucediendo aquí?! —a mujer amable con la que me había entrevistado había desaparecido con su fuerte grito. El chico me seguía observando fijamente y note que sus ojos eran verdes, luego los separe un segundo para ver a la directora y luego regrese a mi vista a él, quien no los había despegado en ningún momento.
—¡Todos los del equipo van para mi oficina, ahora!
Note como el daba un paso hacia mí —No sabes con quien te estas metiendo renacuajo. —su voz era amenazante y rasposa, no había titubeado físicamente y sabía que seguía con el ceño fruncido, aunque por dentro casi y temblaba de miedo.
—Señor Walk —la directora fue fuerte.
Solo entonces él se alejó y se dio la vuelta para seguir a la enfurruñada mujer.
Todos comenzaron a calmarse, yo trataba de calmarme, quería sentarme y respirar, dejar salir eso que sentía, pero no podía aquí, así que fui corriendo a los baños encerrándome en un cubículo, ahí deje que unas pequeñas lagrimas salieran mientras me acurrucaba. No era fuerte.