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Sombras y luz por Liyis

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Notas del capitulo:

Hola mazapanes!

Aqui esta el capitulo de la semana.

Espero les guste.

Disfruten :)

 

El sonido de la campanita me sorprendió, pero me sorprendí más de que nadie haya volteado a verme, era prácticamente invisible. El lugar estaba ambientado con música y las voces de las personas de un lado a otro, el lugar tenía un ambiente rocanrolero, con una mezcla de los 50's, 60’s, y 80’s, la mayoría de las personas eran adolescentes, habían varios discos acomodados y los letreros de luces de neón.

Me quede atarantado un rato, hasta que me asuste y corrí a esconderme detrás de uno de los estantes, podía ver el mostrador detrás de todas esas personas, y me sentía lo más cercano a un acosador. Iván atendía la caja de manera muy curiosa, sonreía y agradecía a las personas por sus compras, varias chicas lo observaban desde un rincón de la misma manera que yo, cotilleando y admirándolo, y es que lucía muy bien. Justo cuando las chicas habían decidido ir a la caja a comprar algo, Iván había dejado que un chico ocupara su lugar cambiando de turno y luego camino hasta lo que parecía la sala de empleados. No sabía que trabajaba en una tienda de CD, es más, ni siquiera sabía que esta tienda existía.

Quería acercarme, pero ahora era otro chico el que atendía. Me entristecí un poco, al igual que todas las chicas que aceptaron desinteresadas que el otro chico las atendiera.

Observe el disco de Pink Floyd en su cajita de plástico que quedaba justo frente a mí y luego observe los demás discos, eran cientos, unos de plástico, otros de cartón, estéreos, he incluso instrumentos, era en definitiva una tienda de música. Ahora que no estaba me sentía un poco más libre de explorar, salí de mi escondite y comencé a caminar por los pasillos mirando y localizando los discos, la mitad de todos ellos no los conocía y la otra mitad, los conocía porque eran demasiado populares o de artistas recientes y conocidos.

Había al fondo una zona de discos que parecían más peculiares de lo normal, eran discos de vinilo, parecían reservados en la zona trasera de la tienda para que no muchos los miraran o porque no se vendían también, algunos venían en cajas algo rotas, pero eran grandes y gastadas, me picaba la tentación de tocarlos con lo retro que lucían.

No conocía a ninguno de los autores, solo me daban curiosidad. Observe a ambos lados esperando que nadie me viera y comencé a ojear los discos. No sé porque sentía que tocaba como un tipo de reliquias sagradas.

—¿Puedo ayudarte? —su voz, tan gruesa que me hizo sentir un escalofrió por todo el cuerpo.

Me gire rápidamente para encontrarlo, aun con el mandil rojo como uniforme del local y  con una etiquetita que decía “Hola soy Iván" como el logo de la tienda. Las magas de su playera azul remangadas y unas vans blancas, además de que se había echado el cabello para atrás.

—¿A mí? —estúpido —Yo… solo estaba viendo. —me encogí.

Llevaba una caja consigo y siguió avanzando hasta quedar a lado mío en el estante, yo me gire también y trate de disimular que veía los discos, pero en realidad detectaba todos sus movimientos, abrió la caja y comenzó a poner algunos discos nuevos en la sección de vinilo.

—¿Eres fan del rock clásico? —pregunto de repente.

—Amm… no, bueno realmente no lo sé. —seguía moviendo los discos y los regresaba de golpe, eran pesados.

—¿Compraras algo? —miraba sus discos  —esta es una sección en liquidación, es muy buena opción que lo hagas. Son muy buenos álbumes.

No lo parecía, pero estaba seguro que lo decía por su trabajo, tenía que hacer que la gente comprara y yo mientras comenzaba a sentirme lleno de presión.

Me mordí el labio y tome uno de los discos al azar —Si, ¡este! —se lo mostré y se lo extendí —¿podrías atenderme?

Alzo una ceja de nuevo. ¡Oh! esa ceja. —Abbey Road —tomo el disco entre sus manos —buena elección. —me sonrió, fue una sonrisa tan bonita.

Intente no sonreír emocionado pero no lo logre, de todas formas, el ni siquiera me miro. Lo seguí hasta que caminamos detrás del mostrador, el disco tenía la caja algo gris y no se llegaba a observar muy bien la portada del disco. Estaban en liquidación, suponía que eran discos usados. Pero realmente el disco no era lo que más me interesaba. Detecto la barra del disco con la pistola, luego le di el dinero, no tengo idea de cuánto costaba, tampoco sabía el precio. Lo metió dentro de una bolsa de plástico con el logo de la tienda y me lo entrego.

—Disfruta tu compra, vuelve pronto. —termino con lo que sentí una sonrisa, algo que le tenía que decir a todas las personas de por aquí. Pero no podía evitar sentirme especial y nervioso.

—Sí. Adiós. —hable bajo y salí lentamente del lugar.

Solo pude apretar con fuerza la bolsa mientras trataba de respirar de nuevo. Salí del lugar soltando un gran suspiro y reprimiendo las ganas de evitar pasar tanta vergüenza, pero era una sensación dulce, muy dulce.

—Luca. —mamá apareció de repente con más bolsas cargando. —¿Compraste algo? —pregunto animada.

—Si, en una tienda de discos, es de vinilo. —lo saque un poco para que pidiera verlo. Y ella sonrió. —¿Dónde se escuchan estos? —pregunte, nunca antes había manejado esto.

—En un tocadiscos. —contesto como si fuera lo más obvio mientras caminábamos de regreso a casa.

Comencé a reír sarcásticamente y ella a reír más —¿Tenemos de esos en casa?

—Probablemente, entre todas las cosas que hay ahí.

—Genial. —sonreí, me sentía genial con mi nueva adquisición, ahora que lo pensaba, el disco también me hacía sentir especial. Tal vez por el único hecho de que siento que él lo entrego para mí, o que al menos le agradaba que yo  escogiera el disco. —¿Y tú que compraste?

 

Cuando llegamos a casa, mamá me dijo que bajara a cenar temprano para darme de probar su “pastel de carne especial”. Mi relación con mamá había cambiado demasiado, comenzaba a comportarse como una madre de verdad, supongo que era por el trabajo, como ya no tenia, tenía que buscar una manera de entretenerse y había comenzado a buscar recetas de postres y platillos en YouTube.

 

Me había olvidado por un segundo lo que había sucedido con Logan el sábado. Mi felicidad se había arruinado en un único segundo. Pero cuando esos recuerdos regresaron me comenzaron a temblar las piernas y luego todo el cuerpo, había averiguado donde estaba el tocadiscos. Arriba. En el ático. Y no quería verme como un niño pequeño, pero me daba miedo. De las peores noches de mi vida.

Estaba de pie en el segundo piso de la casa observando la cuerda que cuelga para bajar las escaleras. Me daba incluso pánico tocar esa cuerda, pero trate de ser valiente, jale de ella y la madera cayo, sintiéndome como en una película de terror tras el violento crujido. Subí lentamente y use la linterna e mi celular, pero fue casi inútil, la luz del atardecer aun entraba por la ventana, así que no era necesario. Busque lo más rápido que pude y sin detenerme hasta que encontré empolvada y sucia una gran caja de plástico con correa, como si fuera un maletín. Me la lleve de ahí con cuidado y cerré el ático. No volvería entrar ahí.

Tratando de volver a reprimir los recuerdos. Entre a mi cuarto y deje la gran caja sobre mi cama, la abrí como maravillado, todo el polvo me hizo estornudar y había un par de bichos y telarañas ahí adentro. Aún tenía que averiguar cómo funciona y para eso existía Google.

Me acerqué a mi escritorio por mi portátil cuando sentí la briza de la ventana del frente, abierta, me acerque a ella y me recargue en el marco. El atardecer había acabado y ahora el cielo tenía miles de estrellas, mas estrellas de las que había visto en mi vida. Era de verdad hermoso.

Pero aun así, me seguía sintiendo solo de alguna forma. Seguía sin tener a alguien para darle la suficiente confianza como para hablar de lo que paso cuando comenzaban a opacarme por los recuerdos de esa noche y mis ganas por que pudiera olvidarlo. De verdad quería. Pero mi madre no podía ser, no tenía amigos aquí y aunque los tuviera, no habría confianza y Megan, estaba demasiado lejos y sabía que ha tenido igual o más problemas que yo.

Había bajado mi mirada al piso. No tenía… a nadie. Suspire, y cuando levante mi mirada para poder ver la luna, me detuve al ver  a Iván,  de pie, del otro lado de la calle, parado en el pórtico de su casa, con las manos en los bolsillos de una cazadora negra y mirándome profundamente, como decepcionado y eso solo me hacía sentir peor, mas con el hecho de que sentía las lágrimas correr por mis mejillas. Esta vez fue el él que se fue primero. Cuando espere a que las luces de su cuarto se encendieran mamá grito para la cena.

Observe la entrada del instituto con algo de nervios y es que lucía aterrador,  había tenido una suerte el lunes porque Adam simplemente no había asistido al colegio, su ausencia me había relajado y el resto de los chicos del equipo no me habían molestado, además tenía la mente en otras cosas, bastante deprimido por lo que me había pasado que por lo que los matones de colegio me pudieran hacer.

Estaba bien.

Pero ahora no creía tener la misma suerte, aun recordaba los golpes de la semana pasada, los había visto esta mañana frente al espejo y los había visto los últimos cuatro días. También había visto más marcas en mi piel con las que termine en el piso del baño, frente el váter vomitando, había llegado al punto donde ya no había nada dentro de mi estómago, pero sentía mucho asco y no me detenía aunque lo único que estuviera sacando fuera bilis. Ahora llevaba una bufanda azul, casi negra para ocultar las marcas rojizas que Logan me había hecho en el cuello. Esas no recordaba haberlas visto ayer.

El viento estaba frio y mi cabello se levantaba de mi frente cuando lo sentía, así que entre con algo de rapidez, al igual que el resto de los alumnos. Camine por el pasillo hacia mi locker y saque con rapidez mi libro de la siguiente clase. Por el momento todo iba bien y tranquilo, no me encontré con Adam a lado de mi casillero, o tal vez era porque había llegado un poco más temprano de lo normal. Nadie me había empujado por las taquillas, ni me habían hecho tropezar.

Con un poco más de calma paso por mi mente la idea de que llegaría al aula a salvo. Pero fue cuando me gire un poco el pasillo que me sorprendí de ver a Iván conversando con Adam. Nunca los había visto hablar ya que parecía que ambos no se apreciaban mucho. Y en estos momentos se veían con una mirada retadora e intimidante, tanto que incluso Amy se veía aturdida mirándolos desde la puerta del salón.

No sabía que había pasado o de que habían hablado. Ninguno de ellos me había visto.

—Suficiente. —sentencio la castaña y ambos entraron al aula, uno después de otro.

Tuve valor para seguir caminando hasta el final, me daba cierta curiosidad querer saber de qué hablaban, como si se tratara de mí. Respire profundo antes de entrar.

Había clase de matemáticas así que tenía que forzar mi cerebro desde temprano, de todas formas, el maestro Morgan me agradaba. Una vez adentro mi miedo no fue tanto como al principio, simplemente me detuve hasta el lugar en el rincón que me tocaba, sin observar a nadie más, nunca me sentaba hasta el fondo en mi otra escuela, y ahora que lo notaba no había recibido un solo mensaje de Megan estos días y eso comenzaba a inquietarme. Tenía a Iván enfrente de mí y comencé a ver el negro tan fuerte de su cabello con el contraste de su playera azul claro, recuerdo que sentí su mirada en clase de geografía, de repente una interrogante, que me hizo sonrojar llego a mi mente. ¿El sentirá todas las miradas que le hago? Espero y no.

En eso el profe nos dejó hacer unas cuantas ecuaciones en parejas, todos comenzaron a buscar y reunir a su pareja, creí que sería el último, que no tendría ningún compañero y ya me había mentalizado en que tendría que hacerlos yo solo. Hasta que me di cuenta de que Amy se había juntado con la rubia y de que Iván parecía buscar con la mirada con quien juntarse, me medí el labio.

—¿Quieres hacer equipo conmigo? —me volvía a recordar de que yo no tenía ningún amigo.

El me escucho y se giró para verme.

—Claro. —respondió sin problema. Comienzo a pensar que haberle ayudado a estudiar para el examen y con su ensayo había hecho que le cayera mejor.

Ambos comenzamos a hacer los ejercicios, lo resolvíamos fácil y sin problema, parecía que Iván también le agradaban las matemáticas, incluso, en el proceso se atrevía a bromear un poco y era divertido pasar el rato con él, era mucho mejor que la última vez que lo lleve a casa. En eso sentí otra mirada, solo fue cuestión de que desviara un poco la atención de Iván para ver a Adam observarme desde unos asientos mas adelante. Me veía con una furia que me hizo palidecer y sus ojos me decían muchas cosas.

—¿Estas bien? —de repente Iván me distrajo de él.

—¡¿Qué?! —pregone confundido tratando de no mostrarme nerviosos. Apenas y lo había escuchado. —Estoy bien.

Iván giro la cabeza para ver lo que yo observaba y solo me limite a bajar la mirada.

—Tranquilo. —lo mire de nuevo, tenía ese brillo en sus ojos que era tranquilizante. —No van a volver a molestarte.

Y le creí por un momento.

 

Para la siguiente clase pase por mi casillero para tomar mi libreta, entones sentí que Adam se acercaba y abría su taquilla, era el, ¿quién más podría ser? Me tense un momento y mis movimientos se hicieron lentos. Lo escuche cerrar sin hacer que el metal golpeara tanto como antes.  

—Te has salvado por el momento. —lo escuche. —Pero no van a estar protegiéndote todo el tiempo. —se fue.

Notas finales:

Espero les haya gustado.

Ya saben los siguiente capitulos son importantes.

:D

Liby.


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