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Sombras y luz por Liyis

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Notas del capitulo:

Hola mazapanes!!

Me gusta el drama ':D

Disfruten.

Apretaba mis manos conforme caminaba por los pasillos. ¿Que había hecho ahora? No quería que Adam les dijera a todos sobre mí... problema y tampoco quiero hacer todo lo que me diga. Lo que menos quiero es decirle a Iván que lo odio. Porque no es cierto. Si tanto que me costó ser su amigo, será arruinado en un segundo.

Iván me había dicho que quería verme en los casilleros, y Adam quería observar todo en la entrada. No lo entiendo. Tampoco es como si a muchas personas les interese. Mientras. Seguía observando el reloj de la última hora girar, sintiendo que el momento se acercaba. Y como quería que no fuera así.

El timbre sonó. El profesor Morgan nos dejó salir exactamente a la hora, fui lo más lento posible. Guarde mis cosas y las metí dentro del casillero, pero ni siquiera había terminado cuando Iván llego por detrás, pegándome un susto de los nervios.

—¿Estás listo? —era increíble la manera tan confiada en la que podía hablarme ahora. Lo mucho que había llegado a acercarme a él, era para sujetarnos de las manos... para que pudiera abrazarme dándome consuelo.

—Yo... sí. —comenzamos a caminar en dirección contraria la salida —Pero antes tengo algo que decirte.

—¿Qué? —dejo de despedirse de algunas personas para mirarme. —¿Te sientes mal? —se acercó y comenzó a frotar mi frente para asegurarse. Deje que esa caricia pasara un ratito.

—No. Estoy bien. Pero... olvide algo en la entrada... con James.

—De acuerdo. Te acompaño.                               

—Es que... —me mordí el labio —gracias.

Me di la vuelta. Con clara muecas de decepción al tener que hacer lo que tenía que hacer.

Al llegar la mayoría de la escuela estaban ahí, esperando el autobús o comenzando a despedirse de sus amigos. Adam estaba sentado en la jardinera con el resto de los chicos de Lacrosse. Me detuvo en cuanto note que él me miro.

—No veo a James por ningún lado. —escuche a Iván. La verdad no sabía que decir ahora. —Luca… se hace tarde. Vamos con mi madre y después te ayudare con James.

—Es que... —de nuevo con la boca seca. Estaba frente a él. Pero baje la mirada, no podía mirarlo a la cara. —Yo... no quiero ir.

—¿Qué?

—No quiero ir, Iván. —fruncí el ceño —Lo pensé y no me parece buena idea. No estoy loco, no necesito un psicólogo.

—No es porque estés loco...

—Sera mejor que te olvides de eso. —lo interrumpí. —Y, creo que es mejor que ya no nos hablemos.

Seguía sintiendo la mirada de Adam detrás de mí.

—¿De que estas hablando? 

Negué con la cabeza. —Ya no quiero que me hables. No lo hagas. No somos amigos.

—Somos amigos.

—¡Dejaste que me golpearan el mes pasado!

—Me disculpe contigo.

—¡No importa! No puedo confiar en ti. ¡Y si tú crees que porque tu hermana se murió puedes intentar ayudarme para solo quitar un poco de tu culpa! ¡Eres un imbécil y estas equivocado! ¡No necesito ayuda y no quiero tu ayuda!

Las palabras salieron al azar. Entre ellas pequeños pensamientos que habían llegado a cruzar por mi mente y que había intentado ignora. Mis ojos se pusieron rojizos y de nuevo quería llorar. Y podía ver como todos se nos quedaban viendo. Podía sentir la mirada complacida de Adam y podía sentir también la mirada de Iván. No quería lastimarlo. No quería que se enojara conmigo.

Me abrace a mí mismo y salí corriendo sin que nadie intentara detenerme y con las ganas de gritarle a Adam presentes. Salí del instituto y comencé a caminar cambiado de ruta hacia casa y fue solo donde deje que las algunas lágrimas salieran.

 

Todo comenzaba a volverse horrible. No puedo soportar tanto esto. En casa estoy completamente solo,  acabo de hacer que el único amigo que tenía aquí me odiara de nuevo. No quería regresar al colegio. Ni a casa. Mi mamá estaba muerta. Y no podía evitar repetírmelo aún más. Como si con eso pudiera terminar de tener un motivo más para llorar todo lo que pudiera.

Estuve oculto en un parque varias horas. Observando a las personas que caminaban de un lado a otro mirándome como si me hubiera fumado una buena hierva. Era un asco. Fue hasta que las farolas comenzaron a encenderse que me di cuenta que comenzaba a oscurecer. Lo peor de regresar a casa. Era que tendría que ver la ventana de mi habitación y tal vez, toparme de nuevo con Iván dentro. Creo que talvez, esta noche no era tan mala idea dormir en el ático.

No. Prefería mil veces el sofá.

Me levante para irme sintiendo mis piernas entumecidas y el sonido de mi celular vibrar. Tenía que contestar el mensaje. Todo por un maldito mensaje y por Adam y yo de estúpido que nunca se me ocurrió borrar esos malditos mensajes. Pero no quería que nadie supiera que era... que era homosexual. Y menos que me gustaba Iván.

 

 

Camine hasta que comencé a llegar al centro. Y un poco después el mercado. Me abrazaba a mí mismo y temblaba por el frio. Seguía sorbiendo mis mocos y mis ojos ardían.

Entonces vi a Adam llegar en su Mustang rojo.

—Sube al auto.

—¿Qué quieres ahora? —le pregunté.

Sonrió —Quiero decirte que me encantó el espectáculo que montaste. El rostro de Iván, fue para fotografiarse. Adoro ver a la gente lastimada.

Se acercó a mí. Pero no podía soportarlo.

—¡Estas enfermo! ¡¿Qué quieres?! —repetí mas enfadado.

—¡Quiero que subas al maldito auto!  —Lo mire sin saber cómo reaccionar.

Acurruque mis manos en mis bolsillos. Y negué con la cabeza.

—No...

—Tienes que hacer lo que te diga.

—¡No! No quiero. Te odio... 

—¿Porque te aferras? —se acercó a mí, tanto que podía sentir su respiración —¿Es que no ves que eres débil y que estas solo? —suspiro —Observa lo fácil que es. —Me jalo y me obligó a entrar al auto, fue con tanta fuerza que me golpeé la espalda con el respaldo de la palanca.

Gemí. El subió del otro lado y acelero ocasionando que me volviera a golpear.

Me aguante el dolor. ¿Qué quería ahora? No le hable... no me acerque a él. Solo quería que dejara de llevarme a donde sea que lo hacía.

Comencé a sentir con mis manos los asientos de piel. Que debieron costar mucho más de lo que se veía.

—¿Te gusta el auto? —pregunto. Observe por la ventana intentando ignorarlo. —Te pregunte algo.

Me encogí de hombros.

—Sé que es genial. Aunque ya está algo viejo. Y me trae malos recuerdos...

—¿A dónde me llevas? —pregunte otra vez. No me importaba su auto.

—No te preocupes. Iré a dejarte a tu casa. Pero antes debo pasar a recoger algo.

 

 

Nos detuvimos. Adam salió del auto dejándome encerrado. Cuando salió me quite la capucha para poder ver por la ventana. Había una enorme rejilla y detrás de ella, podía ver un gran jardín y una enorme casa. Parecía un tipo de hacienda. Con una fuente y muchos guardias vigilando. Adam entro desde la reja sin ningún problema y lo perdí de vista. Esa debía ser su casa. Con razón su auto.

Me acomode de nuevo y  comencé a revisar, por los espacios del auto y la pantalla que tenía al frente, alguna manera de abrirlo. Pero todo era demasiado avanzado. No sabía cómo quitar los seguros. Revise en la guantera. Esperaba que estuviera cerrada con llave. Pero en cuanto la abrí, de inmediato varios papeles comenzaron a caer. Los recogí lo más rápido que pude y observe al rededor esperando que nadie se acercara.

Solo era basura. Pero entre todos esos papeles, logre ver algo que no podía considerarlo basura. Era una fotografía. Dos fotografías en realidad. La primera era de Adam e Iván. Ambos estaban sentados en lo que parecían las jardineras de la escuela, abrazándose por el cuello y observando sonrientes a la cámara, apenas y lucían un poco menores. La segunda era de ellos dos de nuevo. Pero había alguien más que no conocía. Una chica, entre ambos, de cabello castaño y ojos claros. Y con la piel muy pálida. Los tres sonreían, los tres se abrazaban y miraban a la cámara, casi se podía sentir el lindo momento que debieron tener cuando se tomó esa fotografía.

Escuche un golpe y la volví a dejar en su lugar lo las rápido que pude. Observe al frente. Un gato había saltado por el cofre. Suspire.

Otro golpe. Esta vez sí era Adam. Que abrió la puerta del auto y entro. Se puso su chamarra y dejo una bolsa aventándola en mis piernas.

—¿Qué es esto?

Me ignoro y volvió a encender el auto. Acelero lo más rápido que pudo.

 

Nos detuvimos de nuevo en un estacionamiento, el lugar estaba vacío. Y estaba aún más oscuro. Adam volvió a suspirar, y se relajó por completo en su asiento.

—Dame eso. —me arrebato la bolsa.

—¿Qué es eso? —volví a preguntar.

—No te daré si vas a pedir.

Comenzó a sacar un par de cajas. Y una bolsa con polvo blanco. No me lo creía. Me encogí. Alejándome lo más que pude del asiento, solo mirando el piso. Nunca había visto a alguien drogarse. Nada tan cerca de mí.

Cosas que la mitad de mi instituto ya debería saber hacer, y a mí, aun me daba miedo.

 

La guantera volvió a abrirse. Dejando que todos los papeles se cayera. Creo que no la habia cerrado bien después de todos. Adam estaba recargado en el asiento y observo el basurero. Las fotos habían caído de nuevo en mi regazo.

—Ella es Ellie... —hablo. Se escuchaba muy diferente a cuando mi mamá estaba ebria. Observe la fotografía. —Éramos novios... Elle era mi novia. Y... no sabes lo mucho que la quería.

Observe a Adam. Lo decía todo con tanta claridad que ni siquiera me estaba observando. Parecía que solo hablaba por hablar.

—¿Porque murió...?

—Porque soy un imbécil. Iván trato de separarnos. Sigo sin saber porque. —lo mire en cuando menciono eso. Rodo los ojos. No me lo creía posible —Me dijo que Ellie me engañaba con uno de los chicos del equipo. Termine con ella enfrente de todos en la cafetería…. le dije cosas horribles... —me miro esta vez. Y se acercó solo para quitarme la fotografía. Podía notar como sus ojos también se ponían acuosos —Después comenzaron a circular rumores que eran... completamente estúpidos. Decían que se acostaba con los profesores para subir sus notas. Que le debía dinero a unos tipos por exceso de drogas. Incluso filtraron fotografías de ella desnuda por todo el colegio. Ese tipo de cosas que eran demasiado infantiles para nuestra edad. —observo las fotografías. —... Después solo me entere que se había suicidado desde el acantilado del lago perdido. Nunca me había peleado tanto con Iván después de eso. —volvió a meter las fotos en la guantera y la cerro con una delicadeza, que logro atorar bien el compartimiento. —Ella estuvo mucho tiempo aquí en este auto... por eso lo odio. Y aun así no le he dicho a papi que me compre otro. —comenzó a reír. Por las drogas.

Pero después. No sabía si estaba riendo o llorando.

—Sé que gran parte de la culpa fue mía... yo ocasione todo. Yo les grite a todos que me engañaba y por eso iniciaron los rumores. ¡Ni siquiera comprobé si era verdad! —golpeo el volante. —...aun así, Ellie seguiría viva si Iván nunca me hubiera dicho eso.

—¿Nunca se lo preguntaste?

—Ya no importa.

—Debe de haber una explicación. El no pudo hacer eso... —de nuevo estaba ahí, protegiéndolo.

Me miro de nuevo. —¿Porque lo escogiste a él...?

—¿Eh?

—No se lo merece.

—Yo… —no sabía que decir.

—Yo puedo ser mejor que él. —me congele. Lo observe incrédulo. Sin procesar perfectamente bien que era lo que acababa de decirme.

—¿Que...?

—Yo te puedo tratar mejor que él.

Seguía perplejo. —¡Me golpeaste...! —no pude hablar. Quería decirle que era un imbécil, mandarlo a la mierda. Que se pudriera en lo más asqueroso del universo. Incluso que sufriera lo mismo que han sufrido todas las personas a quienes ha lastimado. Porque esto que me estaba confesando, no era nada.

—¡Y lo siento...! —se acercó más. Sujetando mis manos y haciendo que me encogiera por la fuerza que está aplicando. —Pero sé que él no es bueno para ti. Por favor...

—No. —negué con la cabeza. Y gemí un poco por el dolor. Se acercó tanto a mí. Ocupando el lugar de mi asiento y juntando apenas su nariz con la mía. Sin moverse. —No te estoy mintiendo y no te hare daño otra vez. Te dejare que lo pienses. Pero, yo... sé que te puedo tratar mejor que él. —estaba prácticamente atrapado.

—No... no sé... —gemí. Me estaba haciendo dudar, me ponía nervioso y tal vez era porque él se había estado sorbiendo sus propios mocos, hace apenas unos segundos, que no más atreví a apartarlo y cerré los ojos si entiendo como chocaba sus labios con los míos. Pero era un beso tan... seco...

Rompí el beso.

—Quiero ir a casa. —solloce. Tome la manija del auto y lo abrí para separarme de él y poder estar solo. Nunca me di cuenta de cuando quito los seguros. Pero Adam volvió a cerrarlo. Haciendo que un escalofrió recorriera mi cuerpo y que regresara a mi lugar.  

—Te llevare a tu casa.

Se separó de mí.

 

 

En menos de un segundo llegamos. Y no me había dado cuenta, porque todo el tiempo estuve con mis pensamientos dando vueltas.

Tome de nuevo la manija del auto.

—Luca... no te estaba mintiendo. No le diré a nadie, te lo prometo. Borrare los mensajes si quieres. Solo quería que te alejaras de Iván.

No le dije nada. Solo esperando un segundo salí del auto y cerré la puerta más fuerte de lo que pensé, y salí corriendo hasta mi casa. Y adentro con la oscuridad. Espere a sentir el sonido de su auto marcharse para para poder caer al piso y respirar de nuevo.

Notas finales:

Espero les haya gustado mazapanes.

Que tal les parecio la nueva situacion?

Se que el capitulo pasado tuvo un monton de faltas de horghraphia.

Pero... no lo voy a corregir. O quien sabe.

Nos leemos!

Liby.


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