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Sombras y luz por Liyis

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Notas del capitulo:

Hola mazapanes!

Gracias por los comentarios. Me emocionan ;D Este capitulo se divide en dos.

Disfruten!

Estaba metiéndome en un conflicto. De repente Adam me revelaba que quería estar conmigo. Pero de todas formas, mi corazón seguía latiendo por Iván. Pero le había dicho cosas terribles.

¿Porque simplemente no podía olvidarlos?

Sería lo mejor. De todas formas. Para ambos no soy más que la sombra de Ellie Davis. Si no se las recordara. Probablemente no sería nada especial.

Otro mensaje llego. Tenía que contestarlo. Era Halloween y Richard había salido temprano del trabajo. Por lo que vendría a pasar el fin y el resto de la semana conmigo. Gemí. No tenía ganas de aguantarlo.

Tuve que ayudarme de la pared para poder levantarme del piso. La casa estaba en completo silencio. Estuve todo el tiempo en la misma posición que mis pies comenzaron a hormiguear. Y dolía tanto.

 

Estar solo en una casa tan grande comenzaba a ser aterrador. De repente y como un shock entraban las ideas de la existencia de los fantasmas y monstruos. Descubrir que en secreto, el abuelo de Richard tuviera alguna muñeca de porcelana maldita por ahí guardada y en las noches intentara matarme. Iba a estar mucho tiempo solo y en Halloween prefería estar en otro lado.

Con esos pensamientos encontré mi mochila y prepare mis cosas para la escuela. Al salir, me fui por el camino largo. No podía encontrarme con Iván. Porque era un completo cobarde y tenía miedo de verlo.

Al llegar al instituto sentí las miradas de todos. Yo los miraba medio apenado, y de nuevo con los pasos más chiquitos. Hasta que por un momento pensé que Adam había difundido el rumor a todos y por eso me miraban así. Comencé a correr buscándolo por todo el lugar. Hasta que lo encontré cómodamente conversando con sus amigos. Me acerque rápido. No estaba seguro de cual era mi expresión ahora. Tal vez preocupación mezclada con rabia.

Adam lo noto y se levantó inmediatamente acercándose a mí.

—¡¿Se los dijiste a todos?! —grite un poco pero él me cubrió la boca antes de que pudiera aumentar el reclamo.

—¿De qué hablas?

Empuje su brazo.

—¡Los mensajes!

—No... ¡No! Los borre.

—¿Entonces porque todos me miran tan raro? —me abrace.

—Oh... Tal vez... es un poco por lo que paso ayer, con Iván.

—¿Que tiene eso de especial?

—Pues... Eran muy especiales. Y otra cosa, es por... el evento de día de brujas que va a haber. Ahí van a anunciar a los ganadores de las elecciones. Creo que muchos esperaban que estuvieras ahí. Pero como renunciaste...

—¡Eso fue tu culpa!

—¿Dejemos eso de lado quieres?

—¡No! No me hables. —comenzaba a explotar.

—Luca...

Camine de nuevo. Más rápido hasta el aula. La profesora ya estaba ahí. Y había llegado tarde por segunda vez. Corrí a sentarme, hasta el rincón, dónde el resto de los lugares ya estaban ocupados. No mire a Iván y no supe si el me miro a mi. Pero quien sentía que me observaba era Amy. Tan perfecta que comencé a pensar que si Megan la conociera tal vez y serian amigas. Con eso de que de repente había comenzado a comportarse más linda conmigo. Extraño a Megan... Extraño a mi mamá.

En la cafetería la directora anuncio por los megáfonos que el evento de Halloween sería en el gimnasio y todos estaban invitados. De ahí las recaudaciones que comenzaron a hacer desde principio de año. Cosa que yo nunca pague. Y de la que incluso, me había olvidado. Comencé a negarme de asistir hasta que nuestra maestra de gimnasia nos obligó a ir como parte de calificación.

Me sorprendía que se quejaran. En mi otro instituto se emocionaban bastante por estas cosas. Comenzaba a darme cuenta que yo no era más que otro de esos chicos creídos y pretenciosos.

Como mi pobre amistad con Iván se había acabado y por mi aspecto muchos entendían que quería estar solo. Después de deportes me quede en los vestidores un poco más tarde por una hora libre. Sentado junto a las taquillas observando mi celular. Y contando las horas para que Richard llegue a casa. No quería verlo. No sabía que quería conmigo y le tenía miedo. A él, y a su hijo.

 

Entonces escuche el sonido de una taquilla cerrarse. O fue como un estruendo. Alguien había entrado. Me levante algo dudoso. Ahora que lo notaba, el lugar estaba aún más oscuro de lo normal. Solo se alcanzaba a escuchar el sonido del agua gotear de algunas regaderas. Y ese espacio era en especial oscuro. Me acerque un poco aun con el celular en la mano. Alumbrando apenas ese lugar. Después el sonido de otra taquilla me hizo saltar del susto. No podía ser verdad.

—¿Hola? —hable al aire. Pero nadie me respondió. El lugar estaba vacío. ¿Que esperaba? Intentaba hablar con los muertos. Suspire y volví a sentarme. Por eso creen que soy raro.

No me espere que alguien llegara por detrás. Cubriendo mi boca y tratando de retenerme. Pero comencé a patalear, el miedo comenzó a consumirme. Quien sea me estampo de espaldas contra las taquillas con algo de fuerza. Y entonces abrí un poco los ojos. Me observaban, de un color tan negro que podía perderme en la pupila, era Iván.

Suspiré —¿Qué te pasa?! —m pegue un poco más al metal. Pero estaba aliviado de que solo fuera él.

—¿Que me pasa a mí? ¡¿Qué te pasa a ti?! —golpeo el casillero. Que incluso pude sentir que lo aboyaba. Lo sujete de la camisa con fuerza y cerré los ojos. Sentía su respiración y su pecho subir y bajar. Apenas y me percataba de que estaba enfadado. —Lo siento. —De repente hablo —Si te hice sentir mal, de verdad lo lamento. Pero... aun si no quieres volver a hablarme... no faltes a las sesiones de psicología.

Lo observe sorprendido. No me miraba y a pesar de lo que le había dicho... él.

No sabía que hacer ahora. Pero... Adam había plantado muchas dudas en mi cabeza.

—¿Porque... porque se suicidó Ellie?

El me miro. Sin esperarse esa pregunta y sin que yo esperara que saliera de mis labios.

—¿De qué hablas…?

—Todo había empezado con un rumor. Un rumor que... tú empezaste. ¿Porque lo hiciste?

—¿Quién te dijo eso...? —negó con la cabeza —Eso es algo que no te interesa...

—¡Si...! —fruncí el ceño —¡No mentía cuando te dije que solo me cuidabas porque veías en mi a tu hermana! Y lo haces porque te sientes culpable. Me dijiste que debo sacar lo que siento para superar la muerte de mi mamá. ¡¿Porque no lo haces tú también?! —lo mire preocupado. Y acercándome aún más a él. —no te odio... solo quiero que confíes en mí para decírmelo.

—¡¿Porque quieres saberlo?!

—... Yo —para saber si yo puedo confiar en ti. No supe que responder. —... Es que, sé que debe haber una buena intención en tus actos. Sé que, no eres capaz de hacer eso para perjudicar a alguien.

—¿Tu que sabes de mí? —sentí una risa.

—Me has enseñado mucho. Y me has ayudado también. Por favor... —espere una respuesta. O aunque sea una mirada. De esas que podían transmitirte todo sin necesidad de palabras. Pero no hubo nada.

Dejo de sostenerme y retrocedieron dos pasos. Separándonos. —No es nada. —se fue. Y yo solo lo observe irse, que fracaso. No había conseguido nada.

 

 

Comencé a caminar a casa después del colegio. De todas formas iba a tener que regresar a las 7 para el evento. Solo esperaba que Richard me dejara ir.

Apenas empecé a caminar por la ruta larga el brillante deportivo rojo paro a gran velocidad frente a mí. Retrocedí algo asustado. Un miedo que se convirtió en furia al reconocerlo.

Adam abrió la puerta del auto y apenas salió una parte de él. Yo lo ignore y seguí caminando.

—¡Luca! Espera.

—No quiero hablar contigo. —seguía derecho. Pero seguía escuchando sus pasos detrás de mí hasta alcanzarme.

—Déjame llevarte a tu casa.

—¡No! —lo mire como si me estuviera diciendo una estupidez. —Que me hayas hecho "eso" y según tu disculparte no quiere decir que yo te perdone. ¡Y no quiero hacerlo! —volví a caminar, esquivándolo. Pero el me sostuvo de la manga y me jalo ligeramente hasta estar de nuevo frente a él.

—Lo sé, pero por favor. Sube al auto.

—¡No!

—Si no lo haces te besare aquí frente a todos.

Me quede callado. Observe solo un poco alrededor. Había tantas personas con las que habíamos comenzado a llamar la atención. Y no quería eso.

—No lo hagas.

—¿Quieres apostar? —sonrió. Esas sonrisas que me daban miedo.

Lo esquive de nuevo, empujándolo de paso y subí a su maldito auto. Esperaba que Richard no estuviera en casa aun.

 

 

—¡Déjame aquí! —grite. Una cuadra antes de llegar a casa.

—Aún falta un poco. —aun así, paro el auto.

Tome mi mochila y desabroche el cinturón. —Pero aquí está bien... —abrí la puerta dispuesto a irme.

—¡Espera! —volvió a jalarme y me hizo regresar al asiento.

—¡No hagas eso! —le grite.

—Si no lo hago te iras de todas formas.

—¿Qué quieres? —hice caso omiso a sus palabras.

—Quiero que sigas alejado de Iván.

—Ya me lo habías dicho.

—Lo sé, pero considéralo. Soy tu mejor opción. Aun si te aferras, Iván está muy lejos de tu alcance. —lo muere furioso. ¿Qué me estaba diciendo? —Y no solo eso, quiero que nuestra relación mejore. —tomó mi mano, y la acaricio por los nudillos —Sé que suena cursi... pero quiero ganarme tu corazón.

Lo mire atentamente y en parte sorprendido. No importa que le dijera. Parecía que no se iba a dar por vencido. Cuantos problemas. Aleje mi mano de él —Haz lo que quieras. —respondí seco y salí del auto. Lo sigo odiando.

Camine, casi estaba trotando, hasta que llegue a la gran casa azul con aires de antigua y metí la llave dentro. No vi el auto de Richard en la cochera. Así que aún no llegaba.

 

 

Hice algunas tareas. Porque en Geografía iba de mal en peor. Y luego comencé a preparar la cena. Dos raciones.

Deje otra nota pegada en la mesa después de comer. Esperaba que no se enojara conmigo. A las 6:30 ya estaba listo para salir. Me había vestido completamente de negro y apenas algo de maquillaje para fingir heridas con sangre falsa. Una calificación, seguía siendo eso por más detalle que le pusiera.

Cuando salí de la casa. Las lámparas fueron remplazadas por puras calabazas con linternas y extrañas figuras. Fue algo inevitable. la señora Davis me vio desde que salí. Vestía un disfraz de gato y les repartía dulces a los niños. Apenas me vio comenzó a hacerme señas. Y como era educado, trague duro antes de acercarme.

—Buenas noches señora Davis.

—Hola Luca. —me dio una manzana acaramelada. Y luego me acaricio la mejilla. Me recordaba tanto a mi mamá.

—¿Cómo has estado?

—Bien... bueno, algo.

—Escucha. No estás obligado a hablar conmigo si no quieres. Pero quiero que sepas que siempre voy a estar dispuesta a escucharte.

Sonreí un poco. Pero estaba apenado. Esa mujer no se merecía lo que le hacía.

—Gra-gracias... —tartamudee. Y baje la mirada.

—¿Vas a la fiesta? —le dio otro dulce a una niña vestida de mariquita

—Amy... Sí.

—Que bien. Iván viene enseguida. Podrán ir juntos. —sonrió aún más. Y yo intente hacer lo mismo. —Tienes que verlo. Logre hacer que se pusiera el disfraz que le compre. Me recuerda tanto a cuando era niño. Y algo me dice que el próximo año te comprare una a ti también. —me señalo. —¿Dónde está tu espíritu por las fiestas?

—Amm... —no sabía que decir. Solo no tenía ánimos.

Entonces la puerta de su casa se abrió. E Iván apareció. Con colmillos falsos y una gran capa roja. Con ropa como de la época victoriana y su cabello peinado. Cuando me vio suspiro. Por primera vez lo veía apenado. Un vampiro... sonreí y me reí internamente. La Sra. Davis no pudo escoger algo mejor.

—¡Pero que guapo estas hijo! —no tardo en acariciarle la mejilla también.

—Esto es ridículo. —se quejó. Con los colmillos impidiendo que pudiera hablar bien.

—Claro que no. Luces aterrador. —lo abrazo. E Iván parecía que no tenia de otra más que hacerlo también. Luego me miro. Observando cómo me burlaba silenciosamente. La escena era muy cómica. Pero inmediatamente me sentí mal. Probablemente. Mi mamá hubiera hecho algo igual de humillante conmigo.

—De acuerdo. —lo soltó —tienen que irse. —lo empujó hacia mí. Iván tropezó un poco con su capa y solo estaba a dos centímetros antes de caer sobre mí, si no lo hubiera sostenido. Lo mire nervioso. Pero se separó rápidamente.

—Nos... nos vemos Sra. Davis. —me despedí cordial.

—Nos vemos Luca.—comenzamos a alejarnos. No sin antes escuchar las últimas palabras de la Sra. Davis —¡Pueden regresar solo una poca tarde! Usen protección y ¡no beban mucho! —me sonroje y solo escuche a Iván exclamar un “¡Por dios Amanda!” antes de acelerar el paso.

Ahora estaba solo con él. Y los demás niños.

Notas finales:

Aun no se si el siguiente capitulo lo suba mañana o pasado mañana. Quien sabe.

Estoy inspirada porque me rebente Yuri on ice y me alegro dos dias. Ya estaba comenzando a alejarme del anime...

Bueno. Ojala les haya gustado.

Nos seguimos leyendo!

Liby.


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