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Sombras y luz por Liyis

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Notas del capitulo:

Perdon por haber tardado tanto. Y esque tuve un proyecto muy largo todo febrero y apenas me dio tiempo hoy. Pero bueno.

Pues ya tengo aqui la historia y... va a ser intenso. Me siento bien.

Casi... preparense.

 

Mientras la gente comenzaba ayudar yo estaba completamente estático y asustado. Aturdido por los gritos de dolor que la mujer lanzaba. Aquella que hace apenas unos segundos era perfecta. Había sangre saliendo y su cuerpo había caído como una masa en apenas una posición razonable.

Llamaron a emergencias. Y en unos cuantos minutos una ambulancia llego. Junto con una patrulla de policía. La interrogación comenzó y como yo había sido un testigo de lo que sucedió y me habían señalado, me llevaron con ellos. Ahora estaba temblando en el hospital, mientras un policía comenzaba a preguntarme que estaba haciendo ahí, a esa hora con la profesora Britt. Pero estaba demasiado aturdido para contestar. Otra persona muere por culpa de un auto.

—¿Que hacías ahí? —volvió a preguntar.

Yo comencé a agitar mi pierna, de arriba a abajo.

—Fue un accidente. —no podía hablar bien. Fue mi única respuesta.

En el hospital aparecieron de pronto algunas maestras que conocía de mi escuela, preguntado por la profesora Britt. Incluso estaba la directora Sellers, que no se veía tan nerviosa como las demás. El policía a mi lado comenzó a calmar a las personas y se acercó a ellas para comenzar a interrogarlas.

Solo pasaron unos minutos para que una despampanante mujer, mayor, pero tan arreglada que se debía ver más joven que su edad, llegara. Probablemente la madre de mi maestra. La mujer se veía reprimida a gritar y en cuanto el policía se le acerco saco todo lo que contenía. Preguntando porque le había sucedido eso a su perfecta hija. Yo seguía acurrucado en la manta.

—Escuche señora, su hija se encuentra fuera de peligro. Tienen mucha suerte. No sabemos cómo sucedido pero su hija se encuentra estable. Estamos aquí porque la persona que conducía el auto también ha salido herida y lo tienen en revisión. Mi colega lo está interrogando y ha ido a interrogar a su hija también.

—Fue culpa de ese maldito. ¡No saben conducir!

—Tranquila señora, todo indica que fue un accidente aunque el hombre cometió muchas infracciones y será castigado. El muchacho —me señalo —estaba con la Sta. Sarah cuando sucedió. —la mujer me miro, con los ojos rojos y el ceño fruncido. Tan furiosa...

El medico apareció junto al policía. —Ya hemos revisado a su hija. Se encuentra bien. Tiene costillas flotantes y pierna izquierda rotas. Pero estará bien.

—¿Qué tal salió el interrogatorio? —pregunto el policía al otro hombre castaño que era su compañero. El hombre se ajustó el cinturón.

—La mujer asegura que fue empujada por el chico que la acompañaba.

Me congele.

—¡No! ¡Yo no fui! —me levante. No. No podía... yo no había sido. Todos me miraron. Y yo... iba a comenzar a perder la cabeza.

—¿Que...? —el proceso de la mujer fue lento. —¡Pues si mi hija lo asegura debe ser verdad! Llévese a ese niño a un reclusorio. ¡No son más que delincuentes!

—Señora, cálmese.

—No se lo van a llevar. —la directora Sellers que hasta hace poco se había mantenido solo observando se puso frente a la Sra. Britt. Dejando que yo estuviera detrás de ella y protegiéndome también de los policías.

—Señora, no tiene de que preocuparse. La directora del instituto nos ha declarado que hay cámaras de seguridad en la calle.

—Además, el hombre que conducía el auto no menciona que el niño haya tocado a la mujer en ningún momento.

Comenzaron a hablar. Aun así la mujer no había cambiado su mirada.

—Lo que dicen no son más que estupideces... Si estarán aquí negando la palabra de mi hija será mejor que se larguen.

Parecía que la mayoría de esas palabras iban dirigidas a la directora. Volví a encogerme en cuanto la sentí pasar a lado mío.

No perdí tiempo en comenzar a caminar hacia la salida del hospital. Frotaba mis manos en mi sudadera y trataba de pensar.

—Luca. —la directora me siguió. —¿Estas bien?

—Le juro que yo no la empuje... solo estábamos hablando sobre las calificaciones.

—Te creó. Te creó... Tienes el número de tu padrastro. Tal vez tenga que hablar con él.

—No, yo… no sé si este en casa.

—¿Quieres que te lleve a tu casa?

Asentí, tal vez varias veces y más frenético de lo normal. Pero tenía que hacerlo.

Estaciono el auto enfrente de la casa donde hace mucho que no había entrado —¿No está? —pregunto, refiriéndose a Richard antes de que yo terminara de quitarme el cinturón.

Pero yo no tenía nada que decirle respecto a eso, en realidad no sabía si decirle que se había ido y me había dejado. —Me dijo que iba a llegar… ¿Quiere...? ¿Quiere pasar?

Me miro de nuevo y no muy seguro de que era lo que parecía querer decirme.

—No. Tranquilo. Dudo que dejen que la Sra. Britt haga algo contra ti. Estas completamente libre de esto. No tienes por qué asustarte. ¿Sí?

—Si...

Baje del auto y me despedí de ella sonriente, después la directora arranco hasta que el auto desapareció. Sin ni siquiera mirar la casa y caminando entre temblores comencé a caminar derecho después de haber estado unos minutos ahí parado hasta que llegue al cementerio.

Me deje caer enfrente de la tumba de mamá. Quitando todas las ramitas que estaban en el piso y sobre esta. Me senté. Observando la frase escrita sobre el mármol. Me abrace las rodillas. Esto era... tan... inútil.

—Hoy... casi hago que una persona más este aquí mamá.

Escondí mi frente entre mis rodillas y me quede ahí. El tiempo que fuera necesario para calmarme. Porque no creía poder olvidarlo.

Eran como las seis cuando me levante arrastrando mi mochila con la idea de regresar a casa. Camine parcialmente rodeando todo lo que era el pueblo. Pase incluso por el mercado, donde la vieja Pepper, me regalo un pequeño ramo de flores. Después regrese a la casa de la señora Davis.

Mis pasos eran lentos y como siempre este lugar era tranquilo. Ya no me sentía tan asustado con lo que le había sucedido a la profesora Britt. De repente, comencé a pensar en lo que me esperaba. No podía encontrar algo. Podía seguir estudiando e ir a la universidad, como todos. Aunque sea sin la mitad de mi familia, en realidad sin mi familia entera. Tal vez, empezar desde cero. Aunque tenía unas grandes marcas que me recordaban lo que había hecho. Solo necesitaba seguir usando los guantes.

E Iván… no estaba muy seguro de si podría dejarlo. Me gusta, y me gusta mucho y quisiera estar cerca de él todo el tiempo. Pero no sé porque siento que eso va a ser muy difícil. Mi vida entera es difícil. No podía dejarme vencer tan fácil. Yo… no dejaría que lo hicieran.

Solo regrese al cementerio para dividir el ramo de flores. Uno para mi mamá y otro para Ellie. No era la sombra de Ellie, sería su amigo.

 

Cundo regrese, nunca me había dado cuenta de que el vecindario era bastante solitario. Siempre lo identificaba como uno muy tranquilo. Pero en estos momentos, era simplemente muy solitario. Entonces comencé a sentir unos pasos detrás de mí. Tal vez yo no era el único por esa calle. Estaba a poco de llegar, podía ver la gran casa azul de Richard desde la distancia. Mas enfrente, pude ver a Iván caminar hacia su casa. Levante mi mano, dispuesto a gritar su nombre para correr y abrazarlo porque me hacía muy feliz verlo. Pero antes de que pudiera hacerlo, sentí como me sujetaban desde atrás, me cubrían la boca y me apretaban el abdomen y con fuerza era prácticamente levantado del piso y me llevaban a duras penas por mis pataleos a donde sea que lo hacían.

Y entonces deje de ver a Iván.

 

Me pusieron una venda en los ojos entes de que pudiera ver quien era mi agresor. Podría jurar que estaba ahora dentro de un auto, porque los pajaritos de afuera se habían callado. Me amarraron las manos y los pies. Me cubrieron la boca y estuve completamente quieto por una fracción de segundo. Tratando de escuchar algo. Pero ni siquiera había sonidos. Lo siguiente que comencé a escuchar fueron los latidos asustados de mi corazón y los nervios que me ocasionaba tener una cuerda tan dura atada a mis débiles muñecas.

Estuve un poco de tiempo así. Tratando de escuchar algo. Eran esos estados donde no sabes ni siquiera donde o como estas, ni siquiera en qué posición te encuentras. Me quedé dormido una parte del camino. Porque sabía que seguía en un auto. Y desperté justo en el momento en el que sentí que abrieron la puerta del lugar en donde estaba. Desamarraron mis pies y de inmediato solté una patada a quien sea que me estaba haciendo eso. Escuche un chillido de dolor y después como, quien sea que fuera, porque no lo reconocí, me golpeaba con fuerza en el estómago y luego me obligaron a caminar.

Estuve varios segundos tratando de asimilar el dolor y mis pasos hasta que me dejaron en un lugar para sentarme.

Y entonces sentí como que quitaban la venda de los ojos. Estaba aturdido por el golpe y todavía trataba de agudizar mis sentidos para ver y escuchar a la persona que estaba delante de mí.

Por un momento, desee no haberlo hecho nunca. Y Logan estaba enfrente de mí, mirándome con una macabra sonrisa y completa satisfacción.

Sentí como jalo la cinta adhesiva que cubría mi boca y yo solo sentí el dolor del terrible jalón.

—Hola pequeño. —reprimí un chillido en cuanto lo escuche. —No sabes lo difícil que ha sido encontrarte solo. No podía desaprovechar esa oportunidad, lamento mucho haber arruinado el momento con tu noviecito.

Mis ojos se humedecieron. Su voz sonaba como un veneno penetrante. Incluso note que se había entintado el pelo de color marrón. Observe algo que no fuera él. Parecía un taller, o una bodega. Era un cuarto grande y lo que me daba más miedo era encontrar a Richard por algún lugar del cuarto.

—Oh, tranquilo. Papá no está aquí. Me dejó a tu cuidado. ¿Recuerdas?

—Que... ¿Qué quieres?

—Tu sangre tiene mucho dinero. El suficiente para salvar la empresa que será mía en unos años. Tenía que venir por ti. Pero esa señora que te cuidaba me lo hacía imposible. Con lo difícil que fue deshacernos de tu abuela. Así que tuve que tomar medidas más drásticas.

Lo mire sorprendido. —¿Qué…? ¡¿Mi abuela?!

—¿Papi no te lo dijo? Oh, es una larga historia. Amenazamos a tu pobre abuelita con que te mataríamos si no dejaba de buscarte. No temas… sigue vivía. Le dimos unos días de retiro… no la necesitaras. —mi abuela estaba vivía… tenía que repetírmelo, pero me sentía muy mareado con todo lo que Logan me decía —No te preocupes pequeño, estarás bien. Porque tú y yo tomaremos un vuelo a New York y después nos iremos a Europa juntitos, ¿qué te parece?

—Si se trata del dinero puedo dártelo... a mí no me importa.

—No es mala idea pero no solo me interesa eso. Tú has llegado a interesarme mucho.

Su tacto en mi mejilla me hizo estremecer. Y esto comenzaba a serme más aterrador todavía.

—Esto es secuestro. —enfrente.

—¿Y quién va a buscarte? No tienes familia. Tu abuela te dejo. ¿Y de verdad crees que esa familia va a buscarte? Solo deja que pasen unos días para que se olviden de que existes. No eres importante. Si te quedas conmigo, yo te cuidare muy bien. Solo tendrás que hacerme unos cuantos favores.

Trato de tocarme y yo reaccione de manera agresiva pateándolo con mis pies en una mano.

—Maldito... —lo escuché.

Fue un golpe. Después de eso, todo se puso negro.

 

 

Desperté de nuevo dentro de la cajuela de un auto. Lograba ver la luz atravesar un pequeño agujero, si trataba de levantarme, la ventana no estaba muy lejos. Observe a mi alrededor y con mi limitante movimiento, estaba atado. A donde sea que vaya no quería ir con Logan. Respiré. Trate de mentalizarme. Tenía que encontrar una manera de poder escapar.

Afine el oído. Logan parecía estar conversando con alguien por celular. La poca luz que entraba por el agujero me hacía entender que era de día.

—Mi padre olvidó sus documentos en la casa. Tengo que ir rápido por ellos. —escuche. —No, está inconsciente. Tal vez despierte en el camino pero lo tengo bien atado. En cuanto regresemos a Manhattan lo meteré en un barco y me lo llevaré. —temblé. Comencé a mirar a mí alrededor, tenía que salir de aquí ahora. Y este no parecía uno de los típicos autos de lujo de Logan, este era pequeño y a simple vista usado. Algo para no llamar mucho la atención. Eso explicaba el hoyo en la cajuela. Encontré un pedazo de hierro, de esos que se salen en los cutos cuando han sido chocados. Con el espacio reducido, trate de frotar las cuerdas de mis manos con él. Tenía que romperlas, tenía que aprovechar esta distracción. —Si mi padre se aparece por aquí los de servicios sociales lo van a detener, ¿puedes creer que hay una familia aquí que metió denuncia? Si, son unos estúpidos. Además, es muy temprano, nadie se dará cuenta de que estuve ahí. Ya hasta repare la puerta por donde me cole la primera vez. Lo tengo todo planeado. Te llamó en cuanto terminé, ya casi llegó.

Después solo fue silencio. Absoluto silencio. Mientras yo trataba de hacer el menor movimiento posible. Si acaso tratar de hacerme el dormido todavía. Pero me dolía el estómago y ya me imaginaba con un cardenal enorme por todo el ojo. Cosas así.

—Mierda. —escuche. Después el auto se detuvo, yo lo hice también.

Trate de agudizar mí oído lo más que pude. Logan se quitó el cinturón, abrió la puerta del auto y bajo de él. No escuche que cerrara la puerta. Pude escuchar el sonido del viento mecer los árboles y los pajaritos mañaneros con los que me peleaba en las mañanas cuando no me dejaban dormir.

Comencé a mover mis manos más rápido ahora que él no estaba. Ya podía sentir como las cuerdas se iban aflojando hasta desprenderse y luego solo necesite de un poco de fuerza para romperlas. Listo.

Empuje la parte de arriba de la cajuela mientras al mismo tiempo desataba la cuerda de mis piernas. Tenía que respirar o iba a comenzar a desesperarme. Eran aquellos autos que unían la cajuela y su separación era un gran cartón con tela. Logre salir a duras penas y me resbale por los asientos. La puerta estaba abierta y el pedazo de jardín de la casa libre para mí. Si podía rodearlo podía llegar al mercado, ahí siempre había gente. Observe la casa. La puerta trasera estaba abierta y en el piso, Logan estaba ahí tratando de averiguar cómo se cayó  cuando dijo que la había reparado.

Observe de nuevo el pasto. Era arriesgado, pero tenía que hacerlo, solo tenía que ser muy rápido. Estaba dispuesto a ir en modo sigiloso cuando su maldito celular empezó a sonar. Y el celular lo había dejado en el auto con volumen alto. No me detuve a observar si se había dado cuenta de mí. Comencé a correr, y había sido una increíble coincidencia que en esa hora, la señora Stone puso uno de sus discos de vinilo de los 50’s, con unas letras trágicas y románticas, todo justo en el momento en el que Logan me atrapo y a pesar de mis pataleos y los primeros tres gritos que di. La música lo habían opacado todos.

De un momento a otro. Estaba de vuelta dentro de esa casa azul.

—¡Parece que no puedo dejarte solo ni un segundo! —grito. —¡Deja de moverte! —reclamo.

Yo me quedé quieto. Lo obedecí un momento.

—Eso es... te quedaras quieto y si no quieres que te reviente el estómago aquí, será mejor que obedezcas. —entonces la sentí, un arma con la que me apuntaba en un costado. —Vamos a dejar que esto se calme un poco. ¿Vale? —me susurro al oído. —Tengo que ir por unos papeles. Tú te vas a quedar en el maldito ático. ¿Te quedó claro? —asentí con la cabeza.

Me obligo a subir las escaleras.

No podía dejar que esto siguiera. No podía, no después de todo lo que había pasado, de todo lo que le había pasado a los demás, era simplemente injusto, y era ilógico que simplemente obedeciera.

Tenía que escapar.

Tenía que hacerlo.

Entonces paso lo que no espera, y es que aquel cachorrito negro se había vuelto a meter a la casa, debía haber perdido algo aquí, ladró y clavo su mandíbula en la pierna de Logan. Un simple cachorro había sido suficiente para distraerlo y que levantara el arma. La tome sobre su mano lo más rápido que pude y la arrojé al piso. De ahí un disparo salió accidentalmente hacia la pared. Empuje mi cuerpo contra Logan hasta golpearlo en la pared, con todo y las pocas fuerzas que poseo. El me empujó enfurecido y caí al piso mientras él iba tras el arma de fuego. Pero sin más, fui más rápido para tomar un bate de béisbol que simplemente vi en el piso. Ni siquiera sé de dónde.

Lo golpeé en la cabeza, y Logan cayó al piso desmayado. Mi respiración se cortó un momento. Retrocedí dos pasos y aleje la pistola varios metros. El bate se me cayó de las manos. Por un momento paso por mi cabeza la idea de que lo había matado. Pero la deseche cuando lo sentí moverse después de unos minutos de shock. Retrocedí asustado. Y sin más, salí de esa casa por la puerta trasera y comencé a correr hacia donde sea que pudiera sentirme mejor.

 

No quería detenerme. Solo corría. Tal vez lo hacía porque me dijo que podía encontrarlo ahí cada que me sentía mal. Solo que esta vez no sentía que lo necesitara. Solo quería verlo. No estaba haciendo nada diferente en estos momentos. No sentía ni presión, ni arrepentimiento, ni miedo, ni culpa. Solo estaba siendo yo. Corriendo. Quizá para muchos escapando… pero en realidad… solo quería llegar a un lugar. Donde por primera vez, sentía que podría respirar de nuevo.

Observe el cielo y luego al pueblo entero desde la punta del acantilado. Estaba sentado, debían de ser las nueve de la mañana, tal vez menos. Todo era tan calmado. Y yo estaba bien. No me sentía mal. Ya no sentía el peso de todos los problemas que me rodeaban, o tal vez eran los efectos de estar aquí. De estar tan cerca. Me puse de pie, extendí mis brazos, solo un poco sintiendo las pequeñas brisas de aire mover mi cabello. Me sentía tan bien...

Lo único que quería era disfrutar de la vista.

Notas finales:

Antepenultimo capitulo.

Y el ultimo capitulo que va a ser narrado por Luca. Lo se, mi niño.

Todos los niños de mis historias los secuestran... no soy original.

Bueno. Ojala les haya gustado.

Nos leemos!


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