Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Y después de tanto tiempo... por Edith di Tae

[Reviews - 40]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

He aqui el segundo cap. Saint Seiya no me pertenece

Capítulo 2

 

No podía creerlo solo había pasado uno, un solo día y ya le carcomía el alma, saberlo lejos de él, sin su protección, sin tenerlo cerca, para esos momentos en donde él provocaba roces con sus manos, solo por el deseo y el mero hecho de tocarlo, sentirlo; sentir su piel, esa piel tan suave y tersa, tan blanca y tan perfecta sin alguna magulladura, era perfecto; pero no podía ir a la mansión y querérselo llevar, después de todo él lo había autorizado, y delante de todos, después de todo le pertenecía ¿o no? No claro que no, si él no era un objeto y menos de su propiedad, además había estado actuando cobardemente, aun no se le había declarado y ya lo quería para sí mismo, pero ¿Quién no quería un ángel, un ser tan puro, tan brillante? Él era un ángel en todo su esplendor, un ser tan bueno, tan perfecto y él, él era el ser humano más allegado a los dioses, él era Shaka de Virgo, la reencarnación de Buda.

Perdido en sus pensamientos decidió ir a meditar, en los Sales Gemelos, el mejor lugar para estar, pero siempre había sido perfecto porque tenía su compañía, pero ahora él ya no estaba con él, estaba lejos. Rendido ya estaba por amanecer, se había quedado toda la noche pensando en él, ¿cómo estará?, ¿qué estará haciendo?, ¿en compañía de quien estará?; dejo esas preguntas fuera de su mente, ese ángel ahora debía estar durmiendo, levanto su vista al reloj de la pared y lo comprobó eran las cinco de la mañana, a pesar que el joven siempre madrugaba para hacer una ronda de ejercicios, ahora debería estar descansando de aquel agotador viaje.

 

Su corazón se paralizo, su niño lo veía con esos ojos tan perfectos, enmarcados con esas pestañas largas y oscuras, haciendo que sus ojos se vean únicos, esos mechones rebeldes y verdes, que caían sobre su frente, lo hacían adorable; pero ¿qué hacer?, intento moverse, levantarse para desaparecer, pero una blanca mano le detuvo, ahora sí que no sabía qué hacer, levanto su mirada, hacia la del joven y estas se cruzaron, ese verde esperanza, como las hierbas más frescas, encontrándose con unas lagunas, tan azules, igual que el cielo, sin nubes, solo azul.

-no te vallas, quédate conmigo.- no podía creerlo, eso sí que no lo podía creer, su pequeño, su adorable niño le pedía que se quedase, pero ¿por qué? Que era lo que asustaba, pero no espero mucho para saber esa respuesta.- tengo miedo, no quiero estar solo.-

-no puedo, yo no debería estar aquí, es necesario para la neutralidad ya existente, que yo no esté aquí- pero no llego a terminar ya que esa mano fue subiendo a su pecho, hasta que se le unió otra, para culminar en un abrazo; no lo dudo lo atrajo a su cuerpo y lo abrazo con fuerza, se sorprendió de tener ese pequeño y frágil cuerpo  en sus brazos y si era frágil ya que con ambos brazos le rodeaba completamente, aspiro su aroma, una suave esencia embriagadora le embargo, ese joven era perfecto, pero esa criatura se aferraba a él con tanta fuerza, que le pareció desesperado; ¿qué le aterraba a su ángel?

-no te vallas, llévame contigo, quiero salir de aquí- que le pasaba al ángel porque estaba tan ¿asustado?

-debo volver al inframundo, ¿quieres venir conmigo?- se arrepintió apenas la frase salió de sus labios ¿Cómo le iba a preguntar eso a aquel ser de luz?, pedirle a esa criatura descender al inframundo donde no hay ninguna luz, además ¿para que se lo llevaría?, ¿Qué podría hacer por él?, pero esa duda se desvaneció cuando el joven levanto su vista y le sonrió, asintiendo con su cabeza.

-sí, me gustaría acompañarte- una curva surcó los labios del Dios, lo más parecido a una sonrisa, ¿Qué sentía? Era extraño, ¿pero? Era posible, que estuviera ¿feliz? Sí, eso era, estaba feliz porque su niño, su tentación iría con él, al inframundo, ya no podía estar mejor; ¿pero y Athena? Que haría si ella, pensara que secuestro a su caballero, ¿Qué haría?

-no te preocupes, le avisaré a Saori, que saldré por unos días.-listo sus dudas, preguntas ya no existían, todo se había resuelto, su pequeña tentación iría unos días al inframundo con él, que más podía pedir.

Espero a que él joven escribiera algo y lo dejara sobre su mesa de noche, mientras él se paraba y abría el armario y extraía un abrigo, asegurándose de ser cálido y lo suficiente grueso como para impedir que el bajo clima del inframundo no lo hiciera enfermar; pero si se enfermaba él no tendría problemas para cuidarlo, con ese pensamiento otra fugaz sonrisa apareció en su faz, siendo sorprendido por la mirada del joven, que lo miraba inquisidora mente;

-¿de qué te ríes? – maldición, debía cambiar esa cara de idiota, que de seguro debía de tener, se reprendió a sí mismo el mayor, pero que más daba, él era feliz porque ocultarlo

-nada, vamos ya- debía apurarse antes de que el joven se negara y así, sí que no disfrutaría de su compañía. Abriendo un portal, extendió el abrigo a su acompañante, que lo miro dudoso.- no te preocupes, allá abajo hace más frio y no quiero que enfermes.- espero segundos, lo cuales el peliverde tomo su campera y se la colocó, para hacerle un ademán con la cabeza, indicando que cruzará, apenas lo hizo, también atravesó el portal, cerrándolo detrás de sí; cuando puso su piel sobre el suelo, viro su rostro, encontrando al joven, abrazándose solo, para darse calor, sonrió y se acercó a él y paso su brazo sobre los hombros del pequeño que se tensó, para luego sonreírle, y ya no pudo más esa sonrisa hizo que toda su cordura se fuera a parar al rincón más alejado del Tártaro , lo estrecho contra sí, dejando que su capa lo cubriera también,

-bienvenido al inframundo, Shun.- apenas dos pasos dio, que esa pregunta lo hizo detenerse.

-¿por qué?- como responder a esa pregunta, si el mismo se lo había preguntado y no importaba como lo hiciera, no tenía respuesta, por qué el mismo lo había hecho por impulso.

-tal vez, te estoy ayudando, por qué quiero compensarte, todo el daño que te hice en la última guerra contra mí, porque quiero pedirte perdón, pero nunca lo he podido hacer, así que perdón Shun, por todo el daño y dolor causado hacia tu persona.- ¿había sido una buena disculpa?, solo el joven, podría contestarle esa pregunta.

-te perdono y gracias por lo que haces por mí, pero ¿solo hacia mí?- esa pregunta le hizo reír.

-claro, solo a ti, los demás profanaron mi templo y se atrevieron a dañar mi cuerpo, ¿No lo crees?- eso no era pregunta, era broma y al joven le causo bastante gracia, que por poco se cae.

-yo creo, que el frio congelo tus neuronas- apenas termino de decir eso, se llevó ambas manos a su boca.- perdón, no debí tratarlo así, señor.

-no te preocupes, puedes tutearme.-pero ante la negativa del joven, agrego- te ordeno que me tutees.

-si como ust.diga- le sonrió y el devolvió el gesto.

-ven vamos, debes descansar y aquí solo te congelaras.- mientras lo conducía hacia el rio Aqueronte, no podía dejar de sonreír, te gane Shaka, creías que no te veía, cuando babeabas por él, pero él está conmigo.

Continuara…

Notas finales:

Gracias por leer y actualizare lo más pronto posible.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).