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Meleth Nin por kazen_nova17

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Notas del capitulo:

Nueva Actualizacion!

en la misma semana OMG!

Pero bueno la inspiracion esta arrazando -ajala asi fuese con mis otros fics u.u.

Pero a nada! 

Lean y disfrutenlo

 

 

 

Celeborn despertó con un gran dolor de cabeza, miro a todas partes notando que se encontraba en su habitación, con gran pereza se dio un rápido baño vistió una simple túnica de color entero y salió. Gracias a los guardias que le indicaron el camino al comedor logro llegar a tiempo.

 

 

─Buenos días Lord Celeborn, creo que disfruto de la fiesta─

 

 

─Ni que lo digas, fue una muy agradable bienvenida, era de esperarse del gran reino de Mirkwood─

 

 

─Nos gusta hacer sentir cómodos a nuestros huéspedes─ Movió las manos a lo que rápidamente llegaron con las bandejas de comida. ─ Sírvase─

 

 

─Anoche no lo vi en la fiesta─ Comento mientras se servía el te.

 

 

─Bajé un poco tarde, pero yo si lo pude ver, se notaba que disfrutaba de la fiesta en demasía─

 

 

─Quizás me excedí con el vino, no  tolero muy bien el alcohol─ Bebió su té.

 

 

─Lo note totalmente diferente,  incluso si no hubiese sido por su capitán lo habría raptado los hijos de mis consejeros─ Un sonrojo corrió al rostro del teleri─ Pareciese que disfrutara de esta crisis por la que está pasando su matrimonio ¿o será que no tienes intenciones de retomarlo?─

 

 

─No creo que sea el momento adecuado para hablar de ello, pero si la duda ronda por tu mente, pudo decirte que lo que queda de ese matrimonio son solo recuerdos─

 

 

─¿Haz descubierto el amor en otros ojos y eso te hace abandonar tu matrimonio? ─

 

 

─Siempre supe que el amor se hallaba en otros ojos, sin embargo me case porque era lo mejor para ambos, creí que aquello quedaría olvidado, no fue así y ahora estoy dispuesto a retomar aquello que deje. ─

 

 

─Pero que grandes sorpresas traes contigo Celeborn, ¿Acaso Galadriel no es una esposa complaciente? ─

 

 

─Thranduil…eso─ Celeborn guardo silencio por un momento─ La Galadriel que conocí dejo de existir siendo reemplazada por una que solo ansia poder, ¿Cómo no iba a cansarme de esa situación?─

 

 

─Así que el amor ha llegado nuevamente a tu corazón ─

 

 

─Siempre estuvo ahí─

 

 

Terminaron de comer en silencio, para la tarde los altos elfos acordaron salir a cabalgar. Celeborn se hallaba esperándolo cuando Haldir apareció.

 

 

─¿Dónde te hallabas Haldir? No te vi desde la mañana─

 

 

─Me disculpo por mi ausencia, salí a entrenar con los elfos silvanos ─Celeborn le sonrió. Pronto las puertas fueron abiertas revelando al monarca de Mirkwood, Haldir saludo con una venia y Celeborn ensancho su sonrisa.

 

 

─Como siempre la elegancia caracteriza al Rey elfo─ Los caballos de ambos señores llegaron. El blanco de Celeborn y el de color negro de Thranduil. Ambos montaron.

 

 

─Déjenos cabalgar solos ─ Ordeno Thranduil a sus elfos. Celeborn repitió lo mismo a Haldir quien a pesar de aceptar no lo tomo bien aludiendo los peligroso que era el bosque negro─ Es mi bosque, galadhrim, no temas, que no llevare a tu señor a ningún lugar donde corra peligro─ Y sin más dilataciones ambos emprendieron la cabalgata.

 

 

─Me recuerda a los viejos tiempos─ Comento Celeborn─ Tu aun eras un elfo joven e inexperto Thranduil. ─

 

 

─Pero siempre te vencía en las carreras─

 

 

─No voy a negarlo, aquellos días me perdía más en la inocencia de tu mirada que en concentrarme en ganar─

 

 

─ ¿Tenemos de regreso al señor de los coqueteos? ─ Celeborn soltó una carcajada─ Solías decir cada halago que se te venía a la mente─

 

 

─Solía hacerlo y decía la verdad Thranduil─

 

 

─Si no te conociera de tanto, podría decir que intentas algo conmigo Celeborn─

 

 

─¿Y si es así? ─ Thranduil freno de golpe su caballo y se giró a encarar al señor de Lórien no muy seguro de lo que había escuchado. Ambas orbes se encontraron, el silencio los inundo por completo, se negaban a dejar de mirarse y más aun a hablar. 

 

 

─Celeborn─

 

 

─Una carrera hasta el rio─ Y sin esperar la respuesta del contrario arreo a su caballo alejándose, Thranduil con un bufido lo siguió. Había oído bien las palabras del teleri y esa situación no le agradaba para nada.

 

 

Fue entonces que recordó claramente aquellos días en los que con su padre, Oropher vivían en Lórien, él era un elfo joven desconocedor de muchas cosas, cosas que Celeborn se dedicaba a enseñarle, pasaba la mayor parte de tiempo al lado del teleri y tenían una profunda relación. Recordaba aun algunos de los títulos que paraba dándole al comparar su belleza con Isilme cada noche y con lo radiante que era Anar. Todo iba bien hasta que su padre decidió alejarse de ese reino, oyó la fuerte discusión que tuvieron los dos elfos y su distanciamiento con Celeborn fue inminente.

 

 

Negó levemente al percatarse de lo que estaba pensando, nada tenía sentido, a estas alturas recordar el pasado nada cambiaba y nada iba a cambiar.

 

 

Cuando llego al rio encontró al teleri sentado al borde de este sobre la roca. Sin hacer mucho ruido bajo del propio llegando al lado de este sin saber bien que decir.

 

 

─Lamento haberte hecho venir hasta aquí─

 

 

─No es nada, sentir al viento danzar sobre mi rostro puede ser refrescante─

 

 

─Sé que te estarás preguntando qué es lo que ocurrió ─ Thranduil lo miro tratando de hallar una respuesta. ─No quisiera que esto nos afecte, eres realmente preciado para mi─

 

 

─Puedes sentirte libre de contarme, somos amigos─

 

 

─Llevo largo tiempo enamorado de un maravilloso ser, uno al que quise incluso antes de Galadriel─

 

 

─Se nota que te has enamorado perdidamente. ─

 

 

─Lo estoy, ¿no me reclamaras el hecho de que no quiera a mi esposa?─

 

 

─Es tu decisión Celeborn, está bien, no voy a juzgarte─ Sonrió─ ¿Quién es la afortunada? ─

 

 

─No creo que sea afortunado....- Las graciosas cejas del monarca se curvaron en una expresión de asombro,  ¿El gran elfo sabio se había enamorado de un elfo?...Eso sí que era algo que no se escuchaba todos los días. Rápidamente hizo un listado  de todos los elfos allegados a Celeborn. Estaba Erestor....no eso sí que no era posible. Entonces.... ¿Haldir? El encajaba mejor. ─No espero que te parezca algo normal pero... ─

 

 

No soy nadie para juzgarte  Celeborn, sí elegiste a Haldir debe ser por...-

 

 

─¿Haldir?... Oh no, claro que no, no negare que posee una gran belleza junto con un noble corazón, pero aquel que ha capturado mi corazón no es él─

 

 

─¿Es un humano? ─Pregunto aún más intrigado

 

 

─No. No es un humano, pero nada que te deba interesar─

 

 

─Un elfo silvano. Claro que me debe interesar, Celeborn es acaso alguien de mi corte-

 

 

─No insistas, no creo que sea el momento─

 

 

─Exijo saberlo, Celeborn ¿Acaso no confías en mí? ─

 

 

─Thranduil, por favor, ni yo estoy preparado aun para decírselo, temo que me odie y pierda su amistad─

 

 

 ─¡Por favor! ¿Quién se atrevería a odiarte Celeborn? Saben que es imposible hacerlo─

 

 

─No quiero intentar saber quién podría, porque si llegase a suceder moriría de tristeza─

 

 

─Celeborn, confía en mi mellon─

 

 

─ Thranduil, aquel elfito  del que me enamoré hace más dos edades atrás ha cambiado como no tienes una idea. Pero sigue igual al mismo tiempo....cuando lo conocí estaba dispuesto a todo por él, podía dejarlo todo por estar con él. Y al darme cuenta de que sentía decidí hablar con su padre. El me hizo  ver lo que estaba haciendo, prácticamente le doblaba la edad, una relación  así estaba  mal vista y su decisión fue irreprochable. A pesar de ello no me rendí ─ Paro esbozando  una nostálgica sonrisa ─ Pero el destino parecía negarme todo tipo de oportunidad. El elfito partió con su padre a formar un nuevo reino y yo acepte mi destino. ─ Los ojos de Thranduil se abrieron con demasía, no era necesario tener dos dedos de frente para saber que era el a quién se refería. Un incómodo silencio se hizo presente entre los dos.

 

 

El cielo estaba completamente despejado, azul como ningún otro día, Anar en lo alto brillando imponente, las aves cantaban y revoloteaban felices, el seguía con su cauce todos ajenos a la conversación de los elfos, Thranduil veía estupefacto al Teleri quien mantenía su mirada en el horizonte.

 

 

─Anar hoy en lo alto deslumbra, soberbio señor de los cielos, que navega ajeno del resto, sus rayos ciegan  los ojos que osan verlo. Tú, orgulloso elfo,  irradias tal belleza que has cautivado los ojos de este ser indefenso. Oh Eru, ¿Qué debo hacer ahora para desconocerlo,  si en Anar veo su reflejo?─  Recito la meliflua voz del teleri. Era uno de los tantos halagos que habían sido creados expresamente para el monarca de Mirkwood. ─Solía decírtelo siempre─

 

 

Y solía hacerlo, cuando paseaba con Celeborn en los bosques hermosos  de Lórien paraban a ver a Anar, Celeborn recitaba poemas solo para él, lo recordaba, pero en aquel entonces ¿Cómo iba a sospechar de los sentimientos del Teleri?

 

 

─Thranduil─ El teleri sonrió apenas y ante la estupefacta mirada de Thranduil se hizo con los labios de este.

 

 

─¿C-Como osaste a....a ─

 

 

─¿Besarte? Sólo quise expresar mis sentimientos con un beso─ Confesó ante la aún atónita expresión del Rey.

 

 

─No te permito que vuelvas a acercárteme así....Celeborn. Demuestra tus sentimientos a alguien que sí le interese─ Se levantó ofuscado─ No puedo creerlo Celeborn─

 

 

Apenado el Noldor bajo la mirada.

 

 

─Al menos lo intenté.... ─

 

 

─Espero que haya válido de algo porque no volverá a suceder─ Celeborn se levantó encarando al menor. Con la mirada dolida acaricia la mejilla la de este con suma devoción.

 

 

─Dijiste que estaba bien─

 

 

─Pero no de mi Celeborn, yo te estimo pero no de esa forma─

 

 

─Quiero que sepas que este ya viejo corazón, solo late por un ser─

 

 

─Espero que entiendas que yo no siento nada por ti y el poco respeto que te tenía lo acabas de perder. ─Respondió con su temple frío alejándose.

 

 

─Callé por mucho tiempo Thranduil, lo hice porque tu padre me lo pidió, pero ahora que veo la posibilidad no quiero rendirme, realmente te am─

 

 

─No te atrevas a decirlo, no lo hagas Celeborn─

 

 

─Gran Rey elfo ─ Antes de que pudiese seguir Thranduil monto su caballo─ Thranduil─

 

Emprendió el rumbo de regreso al palacio mientras escuchaba los llamados de Celeborn, no giro a verlo, no paro hasta que entre los arboles pudo ver  las puertas de su reino, poco a poco fue frenando, digiriendo toda la información que había oído. Celeborn se había enamorado de él. Cómo paso algo así, no estaba bien, no podía ser. Por eso su padre le prohibía acercarse al teleri, sabía lo que este sentía.  Apretó las riendas de su caballo ofuscado, ¿Por qué le daba tantas vueltas al asunto?

 

 

─¡Rey Thranduil! ─ El fuerte llamado lo saco de su ensoñación, su caballo había dejado de caminar, se hallaba en la entrada y  frente a él estaba Haldir con el ceño fruncido─ ¿Dónde se encuentra Lord Celeborn? ─ Miro hacia atrás esperando que apareciese montado en su caballo blanco, espero y espero, solo podía escuchar el canto de los grillos que anunciaban la proximidad de la noche. Volvió la mirada topándose con la furibunda del capitán. ─Lo abandonó─ Dijo mirando al rey, este frunció el ceño al verse retado por el capitán.

 

 

─Su caballo lo traerá hasta aqui─

 

─Era un caballo de Lórien, no conoce el bosque de Mirkwood─ Contesto rápidamente, Thranduil cayó en cuenta de ello. ─ ¡Galadhrim! ─ Llamo a lo que cuatro elfos más se unieron al capitán─  Iremos a buscar a nuestro señor─ Rápidamente estos fueron a por sus caballos y ante la mirada de los silvanos se adentraron en el bosque.

 

 

─Majestad ─Llamo uno de los guardias acercándose al monarca.─ No conocen este bosque, no lo encontraran ─

 

 

─No es mi problema─ Bajo de su caballo dispuesto a entrar.

 

 

─Está anocheciendo, los galadhrim no corren peligro están armados, pero Lord Celeborn─

 

 

─Traigan mi espada y cinco guardas prepárense, saldremos al anochecer si los galadhrim no regresan─

 

 

Maldito Celeborn.

 

 

**

 

 

El pobre teleri había intentado seguir al monarca, pero al estar en tierras desconocidas su caballo se asustó frenando y con ello perdiendo de vista al elfo, suspiro resignado, lo único que le quedaba era volver al rio, más cuando giro se dio cuenta de que estaba en medio del bosque, solo completamente desorientado y con la luz de Anar extinguiéndose. Opto por bajarse del caballo mientras le hablaba tratando de clamarlo, se decidió por  avanzar hacia algún lugar donde resguardarse, sabía bien que ese bosque no era seguro y mucho menos de  noche, estaba a merced de cuanto ser pase, completamente desarmado.

 

 

Tropezó varias veces, su pulcra túnica embarrada de fango y sus largos mechones desordenados. Paro cualquier  movimiento cuando escucho pisadas no tan lejos, se escondió tras un árbol y trato de ver, hacia horas ya que Anar se había ocultado e Isilme no saldría esa noche. Un nuevo ruido y el caballo relincho  asustado soltándose del agarre de su amo galopando lejos de él.

 

 

─Un caballo─ Escucho una grotesca voz. ─ Su dueño tiene que estar aquí cerca─ Sin duda se trataban de orcos, Celeborn sabía que tenía que huir, podría encargarse de algunos pero, con una comitiva era blanco fácil.

 

 

─Sal de ahí elfo─

 

─Si, sal para poder comernos tu preciosa cabeza─ Las risas de estos resonaron burlescamente, lentamente Celeborn se agazapaba de árbol en árbol, hacía en lo posible el mínimo ruido.

 

 

─Puedo olerte y saborearte─

 

Espero quieto tras un gran árbol, había logrado alejarse relativamente lo suficiente para estar a salvo, avanzo, mas uno de sus cabellos se enredó con la rama de un arbusto, fue rápido su actuar al desatarse pero el ruido ya había sido escuchado. Solo tenía una opción y esa era correr.

 

 

No le prestó atención a los gritos de los orcos, en cuanto tuvo la oportunidad Celeborn corrió  en el denso bosque, podía sentir que lo perseguían, cansado se ocultó entre las rices de un gran roble. Lo podía oír,  estaba cerca.

 

 

─Ahí estas elfo─ Giro rápidamente evadiendo el arma afilada─ Serás mio─ Con una agilidad admirable Celeborn lograba evadir la hoja que blandía la repugnante criatura. Olvidando ver su entorno, Celeborn resbalo, hecho que fue aprovechado por el orco para clavar la lanza en el pecho de este, viendo las intenciones del orco trato de evadirla siento herido a un costado. Respiro profundo y se retiró la lanza y usándola contra el que era el propietario, logró matar al orco. Su túnica se teñía con su sangre, gracias a Eru ningún órgano vital había sido dañado pero la rudeza con la que se retiró la lanza había causado una hemorragia,  asegurándose de que no hubiese ningún orco más trato de alejarse de la escena, sabía que la sangre atraería a más de ellos, no obstantes sus esfuerzos fueron en vano y luego de un tramo cayo de bruces contra el suelo. Cansado trato de arrastrarse hasta algún lugar resguardado, fue poco lo que avanzo cuando se dejó vencer por el sueño que lo invadía, descansaría un poco y luego continuaría, con esa idea se dejó caer en el reconfortante sueño.

 

 

 

**

 

Thranduil había podido oír a la comitiva de Haldir y como esta acababa con un grupo de orcos, decidió ir en dirección contraria a estos y dispersando al grupo propio empezaron la búsqueda, no fue hasta que su caballo freno bruscamente que encontró el cuerpo semi-consiente de un orco, este se encontraba atravesado por su lanza y no dejaba de reír.

 

 

─¿Dónde está el elfo que te causo esa herida? ─

 

 

─Eso no importa─ Volvió a reír molestando al monarca─ Él debe estar muerto ahora, lo atravesé con mi lanza, no podrás salvar─ Con una certera estocada termino con la vida del orco. Inmediatamente comenzó a registrar con la mirada aquel espacio, chasqueo la lengua enfadado, mordió su labio inferior con ansiedad al no ver nada cerca y menos con la poca visibilidad que había esa noche. Agudizó sus sentidos, tras esa fachada de enojo era un manojo de nervios y preocupación, el teleri tenia que estar en algún lugar  y por Manwë, tenía que estar bien.  Bajo de su corcel avanzado lentamente, sin dejar un solo lugar de registrar.

 

 

─Celeborn─ Optó por llamarlo con la esperanza de oír su respuesta. Fue en vano, solo el ulular de los búhos fue lo que oyó, avanzaba presuroso ahora preso del desasosiego, cuando, no muy lejos y gracias a su muy aguda visión, diviso un bulto tirado en el suelo. Con el corazón en la mano corrió hasta este, no puedo evitar la angustia al ver que era el cuerpo del Lord en medio de toda la maleza, giró el cuerpo con sumo cuidado, las ropas del pecho estaban empapadas en sangre y su rostro se mostraba pálido. ─¡Celeborn!─  Mas este permanecía con los ojos cerrados, tomo el pulso del mayor soltando el aire de alivio y agradeciendo a Eru por mantenerlo con vida. Haciendo acopio de su fuerza cargo al Lord hasta su corcel, le preocupaba el semblante que este mostraba. ─  Tienes que soportarlo Celeborn, no es tu momento de partir  ─ Subio y apoyo al Lord en su pecho─ Quédate conmigo Celeborn─ Su corcel emprendió la carrera rumbo al reino. Thranduil no dejaba de ver el semblante del teleri, cada vez era más pálido, las ropas propias se manchaban con la sangre del mayor ─ Noro lim, Fëa,  noro lim! ─ Susurró a su corcel, debían llegar.

 

 

Al llegar pudo ver que esta lo esperaba su comitiva y la de los Galadhrim, nada más al llegar noto el rostro de consternación del capitán.

 

 

─¡Celeborn! ─ Corrió hasta el corcel del monarca y sin consentimiento de este bajo a su señor cargándolo en brazos. ─ Traigan a un sanador─ Grito completamente angustiado.

 

 

─Llévalo a sus aposentos, enviare un sanador inmediatamente ─Ordenó Thranduil, con una mirada furibunda Haldir acepto y desapareció con su Lord tras las anchas puertas de entrada.

 

 

─Majestad─ Uno de los guardias se acercó a este.

 

 

─Que el mejor sanador vaya con ellos inmediatamente, la vida del Lord peligra─ Dejando sus armas con sus guardas se apresuró a la habitación del Lord, se sentía responsable por lo ocurrido, sabía que lo era, ¿Cómo se le ocurrió dejar al Teleri en medio del bosque negro? Era lógico que se perdiera. A pesar de su molestia por el atrevimiento  del Lord al besarlo, ese no era el castigo que quería para él.

 

Entró sin llamar a la habitación, el Lord yacía despojado de su túnica con  Haldir limpiando la herida, quien al verlo dejo lo que hacia para encararlo con furia.         

 

─Usted, ¿Cómo tiene el atrevimiento de venir después de todo lo que pasó? ─

 

 

─Conoce tu lugar galadhrim─

 

 

─Mi Lord está al borde de la muerte por su culpa─            Reclamo con notable molestia ─Sea lo que sea que el haya hecho, no era motivo para dejarlo a merced de las bestias que habitan en su bosque, ¡Es traición!─ El golpe seco de una bofetada se escuchó en el cuarto.

 

 

─No vuelvas a levantarme la voz y menos aún de calumniarme de esa manera ─ Amenazo imponente, Haldir se mordió la lengua con impotencia  ─ Retírate y deja pasar al sanador─ Con el orgullo dañado y sin opción a refutar al Rey elfo obedeció.

 

 

─Majestad─ Llamo el sanador ni bien ingresó.

 

 

─Revísalo inmediatamente─ Ni corto ni perezoso el sanador inicio su trabajo.

 

 

─¡Oh Varda! Esta es una herida muy grave majestad, por favor pida que traigan athelas, si no cierro la herida ahora, el Lord no lo resistirá. ─

 

Obedeciendo lo que dijo, unos de los sirvientes salió rumbo a lo que había pedido el sanador, mientras este se dedicaba a limpiar la herida, minutos después regreso con lo pedido y este procedió a hacer su trabajo.  Paso un largo y desesperante tiempo para el Rey quien veía y aguardaba por noticias.

 

 

Salió un momento a tomar aire al balcón,  las estrellas de Varda poco a poco dejaban de notarse, fue entonces que el rey le rezo a la piadosa Valie, era su responsabilidad la situación de Celeborn, el muy a su pesar, no tenía la culpa.  Cuando los primeros rayos de Anar se asomaban por el horizonte decidió regresar.

 

 

─He logrado frenar la hemorragia─ Hablo por fin el sanador al percatarse de la presencia del monarca─ Sin embargo, el arma con el que fue herido─

 

 

─Habla ya─

 

 

─La herida llego a infectarse majestad, la fiebre le ha subido al Lord, él está muy débil, perdió demasiada sangre…si no llegase a despertar pronto, quizás no lo vuelva a hacer nunca─

 

 

─Debe haber algo que se pueda hacer─

 

 

─De momento nada que incluya las fuerzas externas, el Lord debe ser fuerte y regresar con nosotros─

 

 

─Retírate ─ El sanador obedeció dejando solo al Rey con el inconsciente Lord. El primero se acercó a la cama donde yacía el pálido Celeborn, esa palidez realmente preocupaba a Thranduil, se dejó caer sentado a un lado del cuerpo del teleri, se detuvo a repasar cada rasgo del contrario desde lo largas que eran sus pestañas hasta lo agrietados que se hallaban sus labios. Recordó por qué siempre escaba al bosque con Celeborn en las grandes fiestas y es que, el teleri era acosado por cuanta elfa lo viese.

 

Reparo en lo sutil y casi inexistente respiración del Lord,  volvió a sentir su peño compungido a saberse responsable de la situación actual por la que estaba pasando. Sin quererlo una de sus manos acaricio el rostro del mayor, estaba sumamente frio aumentando la preocupación del sinda.  Por primera vez y en mucho tiempo Thranduil se sentía....nervioso y eso realmente le molestaba.

Notas finales:

Las palabras de Thranduil en sindarin  -> corre veloz, Fëa corre veloz!"

 

Espero le haya gustado esta actualizacion, super larga por cierto pero es lo minimo despues de tanto sin actualizar.!

Espero leer sus lindos review y si les esta gustando la historia

Namaire!


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