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AL OTRO LADO DEL ESPEJO por LADY_YAGAMI

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Notas del capitulo: UN ACERCAMIENTO: Alex y Kyo se tratan más intimamente, Iori y Andrew van por buen camino, solo que interrumpen.
CAPITULO 10. ¿Me amas?  

 

 

Después del concierto...

-WAO, cantas genial Esparda- Kyo felicitaba sinceramente a su compañero,- Y que decir de cómo tocas la guitarra, y luego con Yagami a dueto, no tenía idea que supieras más cosas que ser un cruel y sanguinario guerrero.-
- Pues como podéis constatarlo tengo otras, como por ejemplo cocinar.- Andrew estaba de muy buen humor y conversaba más fluidamente con su igual, no era presumido pero el hecho de tener el respeto del otro castaño le hacía sentir bien, él, al igual que Yagami, eran de los pocos que al conocerle realmente no se asustaron de enterarse de su condición de asesino, no le gustaba esa etiqueta que le daban, pero en su familia, su apellido implicaba mostrarse sin sentimientos, hasta ahora Alexandro fue capaz de enfrentarlo sin temerle y ponerlo contra las cuerdas, ese niño que odiaba la violencia y al conocerle prefirió ofrecerle la amistad antes que un combate, su amabilidad para con él sin necesitar infundir miedo, sin compromiso, solo por ser su amigo, le obligó a plantearse algo diferente a lo que siempre se le inculcó, su madre era muy dura, aunque le demostraba amor, usualmente se veía impasible, como buena guerrera, le era difícil prodigar cariño para su hijo; a ella se le endulzaba el talente cuando su padre venía después de los negocios, su progenitor era un hombre alegre que cuando arribaba a su hogar lo primero que hacía era correr a abrazar a su hijo, le mostraba muchos regalos traídos especialmente para el castaño, jugaba y le consentía para molestia de Elena, así se llamaba su mamá, una dama dura pero hermosa de quien heredó varios rasgos incluidos la habilidad de aparentar un rostro lleno de indiferencia, aún no entendía como su papá se enamoró de una mujer tan fría y fuerte, varios hombres se intimidan al saber las capacidades de las mujeres y más en el caso de Elena porque esta tenía la reputación de ser “una sombra mortal”, una de las más temidas asesinas y en su tiempo la rival de la líder Lancreé, la madre de Alexandro, su papá un hombre común y muy alegre, en su primer cumpleaños le regaló una tortuga japonesa, su primera mascota y muy apreciada, le enseñó el valor de la vida (aunque no se note), el gusto por la música y el arte.
- ¿sabéis cocinar?, no os lo creo, no perecéis del tipo de los que cocinen.- Alex escuchaba atentamente, como era su primera oportunidad de conocer más de su enemigo, y esto le pereció muy poco creíble.
- ¡claro que sí!, mi señora madre me castigó, como soy remilgoso para comer, ordenó que ningún sirviente cocinara para mí, solo me quedó aprender.
- ¿y donde aprendiste?, porque mi mamá por poco y me castiga igual.- Dijo un preocupado Kyo.
- ingresé a una escuela para chef, mi especialidad es la comida internacional.-
- ¡¿ERES UN CHEF?!- casi el grito exalta a todos en la sala, ellos se concentraron en un sillón de aquella cena para los participantes, al unísono habían exclamado los otros tres.
- Sí, pero no gritéis, ya terminé esa carrera, actualmente estudio el cuarto periodo para psicología-
- pero...- Alex comenzó a hacer a sumar con los dedos, el era unos meses menor, y por más que quiso no le daban las cuentas, ¿Cómo era posible que ya hubiera terminado una profesión y estuviera cursando otra si él apenas y estaba a la mitad de una?, y al ver la cara interrogante de sus interlocutores se puso a explicar.
- Lo que sucede es que adelanté grados, cuatro en total, y por ende en este estoy a punto de presentar examen para cursar el sexto periodo.
- ¡Sois...sois un genio!, y un gran pesar se apoderó de Alexandro, el repitió dos veces y se enteraba que su rival era un alumno excelente, si su progenitora se enterara... en el caso de Kyo notó que no eran tan iguales después de todo y se consoló en Alex que estaba en igualdad de situación, además Iori como siempre le estaba siguiendo y retando supuso que tampoco era un profesionista, creyó el no estudió más de lo necesario.
- ¿Y vos Mr. Yagami?- Andrew se interesó en Iori.
- ¿yo?...- El pelirrojo parecía no querer responder, y como notó las miradas ansiosas no le quedó de otra.
- soy médico cirujano-
-..¡¡!!....- sorpresa general, Kyo entonces pareció empequeñecer.
- Yo también adelanté periodos-
- ¿médico cirujano?-
- tienes algún problema con eso Kusatonto-
- No... Pero no me cuadra esa profesión en ti-
- Si quieres te hago una demostración especial, ¡pero sin anestesia!- Kusanagui tragó saliva, mejor no le molestaba.

 

En el salón un grupo estaba conversando, de ese se desprendió Leona y fue a saludar, tenía que saber que estaba sucediendo, la presencia de Alexandro le inquietaba y sacó a bailar a este pelirrojo para asombro general, la seria Leona bailaba muy bien, y Lancreé no se quedaba atrás, el dirigía el baile y como caballero la devolvió a un asiento cercano, donde comenzó a conversar par molestia de los castaños.

 

- Sois buena bailando señorita, no me lo esperaba.-
- gracias, pero me gustaría saber más de ti-
- ¿de mí?-
- sí, como por ejemplo, ¿cómo se conocieron ustedes?-
- Bueno, en el caso de Esparda le conocí cuando tenía doce años, veréis, entre nosotros existe una rivalidad igual a la de Kusanagui-Yagami, y a Kyo lo conocí cuando choqué con él en el centro comercial, desde ahí nos hicimos amigos y a Mr. Yagami en un enfrentamiento que tuvimos hace poco.-
- ah, ¿y de dónde eres originario? porque tienes un acento diferente.
- Esparda y yo somos ingleses- La conversación se alargó hasta pasadas las diez de la noche, mientras tanto Andrew e Iori salieron al jardín del hotel a pasear.

 

Esparda necesitaba espacio y se sentó en una banca de mármol contemplando la luna, a su lado se sentó Yagami que lo observaba embelesado, su belleza se acentuaba mucho con el brillo lunar porque su figura destacaba en la negrura de la noche. Lentamente fue acercándose al rostro de Andrew y buscó su boca besándole con pasión, y este le aceptaba, abrió esa cavidad para recibirle, le gustaba ese toque, y por eso tomó por la cintura breve de Iori para profundizar el beso y con otra mano bajaba a las caderas recorriendo las colinas bien formadas del de ojos rubís, subiendo la temperatura de sus cuerpos, si no fuera porque en esos momentos se oyeron ruidos de conversaciones la situación se hubiese vuelto más intensa; se separaron, un Yashiro les buscaba:

 

- Hasta que les encuentro, malditos.-
- Deja de fastidiar estúpido-
- Esta vez no te busco a ti bastardo sino a ese hijito de papi- Al instante, Andrew reaccionó como alacrán.
- ¿Qué buscaos de mí caballero?- Aun enojado no perdía su educación que observaba como conde desde la infancia.
- ja, hablas como si con eso no fuera a matarte- y con sonrisa sarcástica logró incomodar a Esparda pero aún no logró desquebrajar su postura-
- Disculpad que difiera con vos, pero dudo que alguien con pocas facultades y débil como usted podrá comprender pueda vencerme, y es que entre vos y yo hay una gran diferencia.- Yashiro estaba a punto de golpearlo, le tomó por el cuello de la camisa y le alzó, más no se borraba la sonrisa triunfal del castaño desesperando al de cabellos plata.

 

- maldito, ¿Qué te hace pensar que eres mejor que yo?-
- ¿queréis saber  realmente la diferencia entre ambos?, bueno lo diré, yo tengo clase y vos carecéis de ella.- y puso sus manos sobre las de Nanakase y empezó a forzarlas para que le soltara  y su fuerza superaba a la de Yashiro, por último golpeó a puño cerrado en el estómago dejándolo tirado en el pasto, Iori al pasar a su lado le dio una patada, estaba enojado por la interrupción.

 

Mientras que esto sucedía  en la habitación Kyo y Alex disfrutaban una copa de vino. Kyo lloraba sus penas, su novia por la que arriesgó la vida contra orochi lo mando por un tubo, el de mirada escarlata le acompañaba, como odió a esa mujer por hacer sufrir de esa manera a su amigo, jamás tuvo un sentimiento parecido, pero esto era imperdonable, un hombre amable, sincero, fiel y además que daba el todo por el todo por su pareja no se merecía algo así, no, el deseaba tener a  una persona que le amara de la misma manera y con tal intensidad, no la encontró en ningún lado, la mayoría se acercaba por interés o por su físico, no se detenían a conocerle a fondo, para todos era el ilustre y honorable Conde de Lancreé, un cazador poderoso y líder de su clan, el encargado de acabar con los nocturnos, al pensar en esto cerró los ojos bruscamente, el dolor se reflejó y kyo notó esto, así que dejó de lado sus problemas parta atender a Alex. Kyo sostenía una copa de champagne y en su desesperación por calamar a su amigo la derramó en la camisa de este empapándolo.

 

- Pero que torpe soy.-
- no os preocupéis, no es grave solo tengo que cambiarme y...- Al tratar de evitar que Kyo se culpase, sus ademanes fueron algo bruscos y terminó de bañarse el solo.
- ¿Sabes?, uno se baña con agua no con licor- esto lo dijo para romper el silencio, en respuesta el castaño recibió un puchero de Alex, así que se acomidió a sostener las copas mientras el pelirrojo retiraba su chaqueta y después su camisa dejando expuesto su pecho humedecido por el vino, la poca iluminación hizo que con un reflejo la piel brillara por el líquido, ahora la mirada de  Kyo brilló de lascivia, por primera vez se planteó una situación un poco más íntima con ese muchacho que era en físico igual a su Iori, y ¿Por qué no?, con miedo se acercó a su compañero, sus rostros muy cerca uno del otro y sin remedio se unieron para dar paso a un beso suave y reconfortante que hizo olvidar a su ex pareja.  Al percatarse de lo sucedía y que no era correcto Kyo se separó bruscamente.

 

- lo siento, esto no está bien- y Alex reflejó de nuevo una inmensa tristeza en su pupilas rojas, ¿era que no le gustaba a Kyo?, o ¿A Kyo no le gustaban los hombres?, porque lo que a el respecta, lo mismo podía recibir amor y caricias de una mujer que un varón. La expresión dolida de ese tierno muchacho le caló muy profundo al de ojos avellana, su estómago tuvo una gran sacudida y ese sentimiento no le agradó, se apresuró a abrazarle más sin embargo, Alex le apartó:
- no quiero vuestra lástima Kyo- sonó frío e indiferente, casi podría asegurar que quien hablaba era Yagami.- Odio que me miren de esa manera, si  no le agrado a vos o aún estáis prendado de su dama, no me importa, no deseo oír vuestras explicaciones, no tenéis por darlas.- Y se dirigía a la salida pero fue retenido por el castaño, lo jaló bruscamente y reclamó sus labios de nueva cuenta, esta vez más fogoso, se olvidó por completo de ese niñata tonta por la supuestamente sufría, porque realmente lo que lamentaba era la costumbre y la desilusión, y el de cabellos rojos se veía apetecible, la luz de la luna que se filtraba a través de la ventana le dio un aire angelical, irresistible, y las gotitas de vino que invitaban a beberlas del bien formado pecho del de ojos rubí, un gemido de placer salió de la boca de este y el castaño lo encontró excitante, terminó de sacarle la tela que ocultaba el magnífico torso y piel blanquecina y muy fina al tacto era lo que disfrutaba Kyo, ah, ¡que delicia!, su piel con el delicioso sabor de la champagne impregnado no tardó en deleitarse con ello, su boca fue vagando por las firmes líneas, deteniéndose en los capullos succionando con delicadeza y marcando levemente con los dientes los sensibles y erectos pezones, recorrió ese espacio tan detenidamente, posando sus labios proporcionando pequeños besos  a manera de sendero hacia el lugar íntimo y delicado, bajó con pasmosa lentitud el cierre de los pantalones, dejando vislumbrar el panorama, rizos rojizos, definitivamente su color era el tinto sangre, todo su cuerpo incluyendo esa extensión prodigiosa era perfecta, para el de cabellos caoba fue una visión sublime, tanta belleza no podía ser real, de nuevo recorrió ese camino para desesperación del que estaba bajo suyo que solo dejaba escapar unos jadeos entrecortados, alcanzó el listón que sujetaba las hebras escarlatas que cayeron con gracia y no pudo sino aguantar la respiración, unos mechones se acomodaron rebeldes sobre el exquisito cuerpo del inglés, la excitación de ambos se volvía más latente, Kyo tomó de la cintura a su amante y cargándole le llevó a una de las camas donde no paraba de acariciar esa delicada textura, su boca jugueteaba con la excitación del de mirada escarlata recorriendo la sensible zona.

 

- ah, ha, ha, Kyo, por favor, ah, no os detengáis...- y justamente el castaño era lo que menos quería hacer, esa dulce voz, mmm, no dejaría por nada a su pareja en ese instante, esta vez el juego fue torturador, muy lento para lo que necesitaba satisfacer el joven europeo, le tomó de los hombros y le hizo levantarse y ahora el tomaba la iniciativa empezando con un sendero de besos y al levantar la vista en la mesita de noche había una botella de vino, seguramente  Esparda la dejó en ese sitio, y no esperó más, le vertió el líquido dorado, era su turno de disfrutar al castaño, le besaba satisfaciendo su instinto de beber sobre la tez un poco bronceada, que sabroso estaba Kyo, su nuevo amigo-amante era mejor de lo que esperaba, empezó a recorrer con sus manos sus muslos, esas colinas bien definidas, su cadera se movía dando toques muy sugestivos, el pelirrojo sentía enloquecer, aprovechando la distracción, Kusanagui recuperó el control y terminó de desnudar a Alex y desnudarse a sí mismo, se acomodó entre las largas y bien torneadas piernas del inglés, comenzó a frotar su cuerpo mientras aprisionaba las manos del pelirrojo sobre  su cabeza sus labios buscaron el cuello succionando la piel, aspirando el aroma que expedía esta, una fragancia sublime, sin duda un fino perfume francés, sus labios se movían bajando y subiendo, marcando, dejando en claro que ese cuerpo que estaba debajo era suyo, ahora su boca  también marcaba los hombros.

 

- ¿sabes algo Alex?, para nosotros los Kusanaguis es algo muy sugestivo que una mujer u hombre dejase ver los hombros, es que es una piel muy suave, y además tu cuello es muy rico.-
- ¿estáis seguro?, vos sois más rico, y el vino sabe mejor sobre vos, así beberé licor más seguido.- dijo para disimular su turbación por la acotación de Kyo, que perecía un cazador sobre su presa, ahora lo único que deseaba era satisfacer sus instintos, así que bajó sus dedos y los perdió entre las estilizadas piernas  y comenzó a introducir unos traviesos dedos en ese lugar prohibido, empezó con uno y fue seguido por otro para preparar a Alexandro, quien trató instintivamente de liberarse, más el castaño lo impidió, comenzó dejando vagar en ese pasaje los impertinentes invasores, suave para no lastimar, un gruñido de ligero dolor y luego gemidos de placer indicaron a Kusanagui que ya era tiempo, retiró sus dedos y en su lugar se introdujo él, entró de golpe, Alex contuvo la respiración, para ello ya se había zafado del agarre de Kyo, se aferró a los hombros de este y clavó las uñas mientras el dolor de la primera vez cambiaba a una sensación de bienestar y disfrute, como el castaño consideró prudente esperar a acostumbrar a su amante a la invasión, este empezó a moverse exigiendo a su vez que Kyo hiciera lo mismo, así el frenético movimiento de ambos sacudía el lecho que compartían, los suaves jadeos se intensificaron hasta convertirse en sonoros gritos de placer, la pasión se desbordaba:

 

- ah, Alex, estas exquisito, ah, - Kyo decía entre las envestidas que proporcionaba al joven bajo suyo, este era estrecho, sus músculos se contraían haciendo más difícil la labor de Kusanagui, quien aumentaba la intensidad de sus movimientos, en eso sintió que Alexandro se quejaba de su rudeza así que tomó su hombría y comenzó a acariciarla para distraer al inglés y este volvió a gritar de nuevo por el gozo, un sexo tan satisfactorio que Kyo jamás creyó que tendría, su ex no era comparada con su amigo, este con su sola expresión lo hacía babear, explotaba en deseo, esa mujer que llegó a pensar en convertir en su esposa no le provocaba eso, la sensación de estar con Alex no se comparaba en nada con la de estar con Yuki, ella se echaba esperando a él llevara la iniciativa, no era nada excepcional, pero con este pelirrojo, el sentimiento de plenitud lo inundaba por que el lo amaba, -¿amaba?-, si, primero su parecido con su rival y del cual estaba secretamente prendado, luego su carácter tierno, su afinidad con él, y sobre todo, le entendía, le dio todo sin preguntar, sin reservas, se entregó sin pedir nada a cambio, un sentimiento cálido en su pecho le inundó, era grato, no tenía solo sexo, no, - Estoy haciendo el amor con mi Alex, mi hermoso e inocente Alexandro de Lancreé- ahora se daba cuenta de que lo detuvo no porque se sintiera culpable de rechazarlo, sino que al tratar de alejarlo solo buscaba no herirlo, no quería lastimarlo, y al separarse era precisamente lo que provocaba, y más feliz estaba al saberse correspondido. Perdido en sus pensamientos no había notado el rostro de su amante, sus mejillas teñidas de carmín, sus ojos fuertemente cerrados, las abundantes y largas pestañas brillosas por pequeñas lagrimas que las humedecían, sus labios rosados, sedosos y carnosos, los mechones cayendo al rostro, las facciones mostrando placer, todo en su conjunto le provocaba querer más, de marcar como suyo a ese hombre tan bello, casi desfallece al oír los gemidos de placer, y la forma erótica con la que se movía, no aguantó y aprisionó sus labios demandando todo, y mordiendo durante el beso, fue más que suficiente, se derramó dentro de Alexandro, y este al sentirlo también acabó sobre sus abdómenes.

 

- Te amo...- Kyo se lo dijo al oído al pelirrojo, no sabía porque razón se confesó en ese instante, pero por alguna razón sabía que tenía que hacerlo, y no se equivocó, para el de ojos rojos era algo que necesitaba saber, él necesitaba sentirse amado, entregarse a alguien así, con amor, no solo porque les era apuesto o por interés, y la duda le embargó justo después de acabar ese acto, por ello, sin controlarse comenzó a llorar, unos diamantes fluían de sus ojos, pero no de dolor sino de completa felicidad pero no por eso dejó de preocupar a Kyo, que al verle en ese estado le tomó el rostro y besó las mejillas humedecidas probando el salado líquido.
- ¿Por qué lloras?, ¿lo hice mal?, ¿te lastimé?, vamos precioso, dime, ¿te he hecho daño?- preguntaba nervioso, pensando que quizá el le había causado algo malo a su amado, las hebras rojas se movieron de un lado a otro, confirmando un movimiento de negación.
- No, solo que por primera vez me siento totalmente feliz, y yo también os amo, en verdad os amo, y vuestra confesión solo me ha hecho llorar de alegría-

 

La sonrisa no les borró del rostro, se besaron nuevamente pero algo hizo a Alex reaccionar.

 

- ¿Qué sucede?-
- Nada Kyo, solo que olvidamos que Esparda y Yagami están por volver-. Buen punto, si les descubrieran en ese estado, quien sabe que harían, es que sus compañeros de equipo son impredecibles y peligrosos, y como era nueva la situación, mejor dejarla en secreto hasta tener todo bien y en su lugar, así que se levantaron, se dieron un baño y recogieron un poco el desastre para ponerse sus pijamas y dormir, eso sí, muy juntitos.

 

Al cabo de unos minutos de acostarse escucharon unos ruidos, Esparda se aproximaba y Yagami venía a su costado, al entrar en la habitación, la luz era muy poca, así que cada uno se recostó sobre su extremo de cama y se echaron a dormir así como llegaron, se les notaba irritados, y como culparlos, los interrumpieron en algo bueno, ese Yashiro se aseguró un pase al otro mundo de parte de castaño que ya tenía a Iori donde lo quería pero no, ese estúpido se interpuso, ya se las cobraría, al terminar el torneo ese tipo iba a sufrir.

 

- Yagami, ¿puedo preguntaros algo?-
- ya lo hiciste, pero adelante.-
- muy gracioso, pero eso no es el punto, ¿Cómo son las cosas con vuestra familia?, es decir, ¿Cómo os han criado?
- En realidad en mi familia todo es muy normal, mi mamá siempre viaja por negocios y mi papá me entrenó, aunque tiene un carácter poco accesible, ya sabes, tú lo conoces.

 

Kyo y Alex escuchaban atentos, para Kusanagui era sorprendente oír hablar a Iori de sí mismo así que siguió fingiendo que dormía.

 

- Sí, es alguien muy difícil, me recuerda a mamá.-
- Ahora que lo mencionas, no has hablado nada de ti, ¿Por qué no me cuentas?-
- Bueno, nací en Londres, un 12 de diciembre, era un clima muy frío, así que se vestía siempre con ropa abrigada, según mi nana Sofía, mi madre estaba asustada, cosa que hasta la fecha no creería sino fuera porque  mi nana no miente nunca, veras, ella se llama Elena, y como es una noble y anterior líder de los nocturnos es muy dura, y ella se en encargó de educarme firme y además de ser mi instructora, ella me enseño a pelear, hasta donde se, mi madre y la de Lancreé fueron enemigas, y en una de sus peleas resultó herido mi padre, ahí se conocieron, no se que se vieron uno al otro porque son como comparar a la noche y al día, pero lo agradezco, él es muy risueño y cada vez que le veo trae para mí un obsequio o un libro, sabe que me encanta leer.
- ¿Tú mamá te entrenó?, vaya, entonces debe de  ser muy fuerte porque tú no eres débil para nada, aunque mis padres también son muy contrastantes, mi mamita es muy dulce y a veces empalagosa, como siempre viaja casi no le veo, pero cuando está en Japón, disfruto mucho de su compañía, ella me consintió mucho desde niño-
- me doy cuenta que le amas mucho, demasiado para llamarle mamita-   Ante este comentario Iori se sonrojó, no se dio cuanta de cuando hablo así, pero el amaba sobremanera a esa mujer, le dio la vida y mucho amor.
- sí, pero nadie en el clan le conoce, mi padre piensa que si le conocieran le harían daño, porque él rechazó su compromiso, había sido comprometido con una mujer educada especialmente para servirlo, pero se enamoró, desafió a todos y se casó con mi madre; lo que más provocó el enojo de mi difunto abuelo es que ella es extranjera, refinada eso sí, pero no para casarse con un Yagami, así que el optó por que ella no viviera  con nosotros.-
- Es...es muy interesante, ya entiendo, vuestros rasgos no son como japonés, en si ni vuestro padre, es muy diferente, supongo que lo pelirrojo lo habéis heredado de vuestra progenitora-
- Si, es cierto, pero ella tiene los ojos azules, es muy bella, aunque ya es algo madura, tiene muchos hombres tras ella, pero solo ama a mi padre, y no aparenta su edad, si le conocieras seguro te agradaría-
- tal vez, aunque no estoy acostumbrado a tanta dulzura- añadió sonriendo- Aunque la primera vez que me fijé en una mujer fue una pelirroja, y madura por cierto, muy fina, una dama importante.-
- ¿en serio?, ¿dime como llama?-
- La conocí cuando cumplí 12 años, en una ceremonia, ahí debería presentarme con el clan y con el chico al que debía de matar, es decir, Lancreé, y ella estaba sentada en medio de todos, era una cazadora, la más respetada de todos los que estaban presentes, y después vi a su lado a Alexandro de Lancreé...-
-¡no me digas que esa mujer...!-
- si, era la medre de Lancreé, muy bonita por cierto.-

 

A Alex esto lo enojó mucho, ¿Cómo se atrevía a decir algo semejante de alguien tan respetable como su madre?, si no fuera porque no quería problemas, le habría caído a golpes.

 

Continúa...

 

me disculpo por el retraso, se actualizaba más rápido U.U pero estoy muy atareada.

 hasta aquí le dejo, estoy ocupada con tareas, pero tambien escribo otro fic de crónicas vampiricas, proximamente lo publucare. tengan paciencia y dejen comentarios. ^-^.


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