Amsel no gritó, aun a pesar de su inexperiencia en el terreno, se privó de sus claros sentimientos de pavor, y casi automáticamente dirigió su mano al bolsillo de su pantalón, donde un silbato anti-asaltos descansaba, claramente sintió la sangre correr más rápido por sus venas, así como su piel palidecer, sintió sus piernas más pesadas y sus ojos impactados, por eso trabajo en oficinas, se reclamó. Pasada la sorpresa inicial, escucho la risa de la ex guía de exploración, que se encontraba aun oculta, en el marco de la puerta a la cocina.
- Cierra la puerta agente, tu amigo parece estar interesado en lo que haces – su voz sonó muy baja, y Gabriel se las arregló para entenderla, girando discretamente los ojos a la avenida, donde el auto negro que lo había transportado trataba de camuflarse con los vehículos comunes del vecindario, y casi inmediatamente siguió su camino, como si solo hubiera sido una coincidencia.
- Lex, te recuerdo que el allanamiento de morada es ilegal, y es peor cuando es la casa de un oficial – su voz tembló un poco al principio, procuro casi inmediatamente sosegarse y hacer como ella le había dicho, cerrando la puerta de los espectadores.
Alexa Woods, desde su escondite, vio a través de la ventana al vehículo marcharse, y por fin salió al encuentro del muchacho. Observándolo de arriba abajo, con un extraño movimiento de cabeza, recalco el agente.
- Cooperare con su investigación, peón, siempre y cuando me dé algo a cambio – hablo la mujer después de su escrutinio anormal. Gabriel se mantuvo quieto a unos pasos de la salida, tratando de hilvanar alguna teoría sobre lo que decía la mujer - su amigo tiene algo que no le pertenece, está tratando con fuego, tentando su suerte y la de nuestra ciudad - hablo antes de que el otro pudiera siquiera preguntar algo - y me importaría un carajo la situación, si no fuera por usted y su investigación que yo vivo aquí…- la mirada se volvió fiera, casi sintió un estremecimiento recorrerle la espina - o porque alguien más me está presionando.
Fue ahora el agente quien la observaba, sin comprender mucho, pero tampoco sintiéndose capaz de realizar las preguntas correctas, de la nada, aquella mujer había entrometido a dos entidades más en el juego, además de a ella misma, por lo que logró procesar, el agente de Yutani, la exploradora y un amigo suyo estaban involucrados en su trabajo, y aparentemente su trabajo tenía alguna capacidad destructiva, la suficiente como para hacer que un testigo de hace años decidiera ayudarle por fin.
- No me presto a chantajes - atinó a decir, con la vos más endeble que jamás se había escuchado, Woods suspiro cansada, moviéndose desinteresada por la sala y recostándose en uno de los sillones, viéndolo todo el tiempo, viendo como su cuerpo temblaba discretamente con su presencia, sin perder detalle de la mano en su bolcillo.
- ¿Es usted estúpido, agente? Le estoy dando la oportunidad de acabar con esto, de la manera más sencilla y pacifica que existe, usted solo tiene que darme algo - su voz sonó fuerte en la estancia, obligando a Amsel a recuperar el control sobre su cuerpo, respondiendo al ligero movimiento de ojos de la mujer, que le indicaba en donde quería que se sentara. Una vez en el sillón, comenzó su cuenta regresiva para calmarse, esa que hacía cuando quería verse profesional.
- La última vez que nos vimos me dijiste que ya no tenías más que añadir, ¿por qué vienes ahora? - saco su mejor sonrisa de agente, tratando de meterse en su papel, ese en el que soltaba comentarios sarcásticos y sonrisas zalameras.
- Déjese de juegos - le corto de inmediato - le advertí que se alejara, no ha pasado una semana y esto ya se fue al carajo, y usted no parece tener idea, peón, asumiré que es un imbécil, de los buenos, pero un imbécil al final. Su amigo es de Yutani, ellos acabaran con usted y yo pretendo salvarlo, ¿ahora me escucha?
El shock en su rostro fue evidente, ¡Espía, Alexa Woods es una espía!, tan transparente como siempre había sido Gabriel, Woods suspiró nuevamente, imaginándose las ideas del joven agente.
- Solo tiene dos opciones, peón, dejarse consumir o escucharme, usted decide. - Y Gabriel se dio cuenta que entre Yutani y Lex, esta última parecía más viable.
- ¿Como lo sabes? - se limitó a preguntar, sin ser especifico, como última estrategia para conseguir información.
- Yutani es una transnacional, no pasa desapercibida, tan pronto hay una catástrofe corre y se une con Weyland Tech, es sospechoso, tu amigo, el del coche bonito, él trabaja para Yutani - afirmó de nuevo
- ¿Pero ¿cómo lo sabes? - la insistencia en su mirada le provoco risa a la exploradora, cuando lo conoció, Amsel era todavía un niño jugando a ser grande, tres años después, aun sabiendo que tal vez ya tenía 28 años, lo seguía viendo como a un niño, aferrados a la idea de que podía madurar si contaba para atrás y se pintaba una máscara profesional.
- Te hablé de alguien presionándome, de alguna manera lo hice entender… - hizo una pausa, mirando hacia las escaleras - …que la mejor manera de solucionar esto es hacerlo estratégico, evadiendo a Weyland y Yutani, y tú me tienes que ayudar, ya que trabajas para ambas - Gabriel dirigió también su mirada a las escaleras, sintiendo como un instinto que desconocía le pedía que huyera del lugar, ese típico escalofrió que venía sintiendo desde hacía unos días.
Justo en el escalón más alto, la imagen del cuadro familiar que tenía comenzaba a distorsionarse, así como escuchaba un ronroneo y pesadas pisadas descender, pero sus ojos no daban crédito a lo que creía que se movía, algo había ahí, Woods lo veía también, perro ella estaba tranquila.
- Muéstrate, cazador, hazle ver que debe ayudarte - Amsel estaba a un segundo de un ataque, en sus escaleras, un cuerpo comenzó a materializarse, comenzando en dos puntos, abajo y arriba, que mostraban un conjunto de tubos y lo que parecía una máscara de metal, y desde abajo, una patas, con garras negras rodeadas de piel verde/ amarillenta, culminando por fin en una enorme figura, con armadura y distintos artefactos colgados a lo largo del cuerpo. Gabriel se desmayó.