Otra vez volvíamos a lo mismo, tomándonos de las manos con mucha fuerza esperando a lo que viene. Parecía que esto se iba a poner feo.
Era el niño de vuelta, tenía una expresión disgustadora y para hacer peor la situación, vino de visita con su madre la vecina-amiga de nosotros los Tachibana. Como ya habían pasado varios días nos imaginamos que el pequeño olvidó lo ocurrido, sin embargo su resentimiento hacia nosotros no acabó allí.
¿Por qué no se lo digo de una vez a mi madre y se termina esta tontería? Me pregunté muchas veces. Y no, aún no tenía el argumento adecuado. Detesto dar vueltas a todo, a veces se hace un defecto ser así. Lamentablemente teníamos que seguir jugando con fuego.
Él se fue a jugar con mis hermanos como hace siempre cuando viene a casa. Me preocupaba que ya haya dicho algo y que tal vez la madre lo sabe. No quería alterarme mas, tampoco buscaba estar en una especie de paranoia pendiente de lo que hablaba la vecina y mi madre, las cosas no funcionan así. Necesitaba ensayar que decir sobre todo esto.
Con Sousuke cerramos la boca y nos fuimos a mi cuarto. Al rato alguien toca la puerta. Hasta antes de saber quien era el que estaba detrás, temblaba. Resultó que era el pequeño diablo quien nos venía a decir algo o quizá amenazarnos.
- Oigan ustedes dos, tengo que contarles algo. - Dijo con una sonrisa ruin.
- ¿Qué pasa ahora? - Preguntó un Yamazaki serio.
- Tengo buenas y malas noticias ¿Por cual quieren que empiece?
- Cualquiera esta bien, dinos ya que pasa. - Dice Makoto preocupado.
- Lo bueno es que no le dije ni a mi madre ni a la tuya.
Ambos suspiraron sintiendo como el alma les volvía al cuerpo.
- ¿Y la mala? - Preguntaron al unísono.
- La mala es que otras personas ya lo saben.
La pareja queda en total silencio tratando de asimilar lo que este les dijo.
- ¿No piensan decir nada al respecto? Entonces les presentaré a esas personitas. - Hace una seña en el pasillo con su mano llamando a "X" personas.
- ¡Hermano! - Gritaron en conjunto los pequeños Ran y Ren lanzándose en brazos de su hermano mayor.
- ¡Niños! ¿Ustedes...
-Si, él nos ha contado todo ¿Por qué no lo has dicho antes?
Makoto miraba fijo a sus hermanos, quería descubrir mas allá de sus miradas lo que pensaban, pero era imposible.
Ellos no los dejaron hablar mucho al principio. Ran se acercó a Sousuke, y Ren se quedó junto a Makoto. La niña fue primera en hablar:
- Sousuke dime ¿Quieres realmente a mi hermano? ¿Estás consciente de lo que es tener novio? ¿Hace cuanto salen ya? ¿Piensas formar una familia con él y tener muchos hijitos?
Sousuke reía, no lo pudo evitar. Miraba al actual Makoto tenso con la escena, se dio cuenta de un detalle inocente: Estos tres niños que los rodeaban, solo querían saber mas... Buscaban salir de la incertidumbre.
No contestó a esas preguntas porque Ren interrumpió a su hermana lanzando un cuestionario a su hermano.
- Pero hermano ¿Qué va a pasar si te lastima? No queremos verte triste. ¿Quién se enamoró primero? ¿Ya se besaron? ¿Quién va a ser el padrino de tus hijos? ¿Ran o yo? ¿Qué van a decir mamá y papá de que son noviecitos?
- Niños, estan confundiendo a su hermano ¿No es mejor que nos escuchen a nosotros hablar? Luego si tienen dudas preguntan ¿Okey? - Les aseguró Sousuke.
Ambos se sentaron en la cama con ellos para escuchar lo que tenían para decir. El otro niño seguía en la entrada de la habitación de brazos cruzados con una mala cara.
- Voy a empezar yo. Quiero explicarles en resumen, mis sentimientos, los cuales se acercan a los de su hermano y puede ser que no entiendan a la perfección como es que nos sentimos pero vale la pena decirlo. Makoto dirá la otra mitad. Bien, ya saben se empieza con intercambio de miradas, sonrisas, conexión, admiración, afecto. No se exacto como describir, solo se que es verdadero, se los aseguro porque soy un hombre el cual creía haber nacido para estar solo, pero me equivoque. Cuando lo conocí, me di cuenta que era la mitad que me faltaba.
-Si... Todavía se me eriza la piel cuando estoy cerca de él, es tan fuerte el sentimiento, tan verdadero el deseo de estar a su lado que va mas allá de lo que se imaginan, como si fuera un infinito. Ni yo comprendo, no se porque saco lo peor y lo mejor de mi, por momentos mi cabeza esta en la luna, esa luna es practicamente causa de él. Somos diferentes y eso hace que nuestras piezas encajen. Estoy muy seguro que esto...
- Es amor. - Dijeron los enamorados al mismo tiempo.
Ran y Ren los abrazaron. Los cuatro estaban a punto de derramar lágrimas aunque se contuvieron. Cuando miraron al vecinito, estaba en algo parecido, a punto de largarse a llorar.
Cambió enseguida su expresión haciéndose ver una sonrisa comprensiva. Entendía todo ahora. Era un amor casi como un cuento de hadas, solo que transportado a la vida cotidiana. Su punto de vista fue malo al principio, pero ese día supo que se equivocó, a pesar de no querer admitirlo ni pedir disculpas. Eso ya era pasado, tenerlos de sirvientes fue divertido, se asegura que lo haría de vuelta, se ríe interiormente por eso que piensa. Solo que ya no tenía mucho sentido hacerlo, ese juego terminó. Optó por callar.
-Chicos, quiero pedirles que no digan nada. Tenemos miedo, sabemos que en algún momento vamos a tener que enfrentar la realidad. Mientras tanto ustedes mantengan esto en secreto. - les dijo el castaño guiñando un ojo. - Y... ¿Aceptan nuestra relación aunque se trate de dos hombres?
- ¡Si! - Afirmó una eufórica Ran.
-Por supuesto. - Siguió Ren.
-Me da igual. - Terminó diciendo el vecino mientras corría la mirada a otro lado indiferente.
- Gracias. Y no se preocupen, Makoto me va a dar hijos de sobra para que los tres sean padrinos.
- Sousuke ¡No digas esas cosas tan vergonzosas y sin sentido! - Regañó a su novio un Mako con las mejillas coloradas a mas no poder.
Ya se acercaba el momento de que el relato llegara a su final. Makoto estaba seguro que iba a terminar de escribir dentro de muy poco pero tal vez se estaba equivocando en eso.