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Relato Sobre un Amor por MikiPever

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Me levanté de un salto fuera de la cama ¡La hora por favor! Estaba retrasadísimo y para eso me miré en el espejo refunfuñando ¡Arrgh! ¡Este no va a ser mi día!

Corrí a la estación, la universidad me esperaba (okey no me esperaba tanto) además de tarde y desarreglado, esperaba el bus que nunca llegó. Sin paciencia me dirigí al andén a las corridas que estaba a unas 10 cuadras de donde me encontraba,pero era mas seguro esperar el tren para no tanto retraso. En la séptima cuadra aproximadamente, pasa un auto detrás mio persiguiéndome, tocando bocina. El auto era de los que mirabas con prestigio, tenía los vidrios polarizados y no se podía ver hacia el interior. Al detenerme y acercarme, de un lado, la puerta se abrió acompañada de una voz conocida quien resultó ser Sousuke nuevamente.

-Sube, te llevo si vas tarde. -

- No es necesario, el andén esta cerca y...- sin continuar, él me detuvo con un poco de insistencia.

- Vamos, dejate ayudar. - Sonrió un poco y sin decir más subí.

- Etto... voy camino a la universidad. Puedes dejarme en la estación de trenes.

-Momento. - Su expresión en el rostro era confusa - No me digas que... ¿Vas a la universidad Starting Over?

-Eh... Si ¿Por qué preguntas? 

-También estudio allí. Estoy medio justo con el tiempo pero en fin... no me imaginé que estudiarias en la misma universidad.

-¡Tampoco yo! Gracias por llevarme hoy, me había dormido.

-No es nada. Y em... tienes la camisa un poco desarreglada, déjame ayudarte. - Ya con el auto estacionado, estiró sus brazos hacia mi para acomodar mi camisa blanca que por cierto, estaba arrugada y mal puesta. Mi cara de sonrojo fue impresionante.

Bajamos del auto y cada uno encaminó a su clase.

Desde allí en adelante, cuando coincidimos horarios, Sousuke me esperaba por las mañanas en la puerta de mi casa con el auto encendido para irnos juntos.

Ya no había mañanas de mal augurio, porque a pesar de su seriedad, hablábamos normalmente sin problemas sobre temas variados, el tiempo, los estudios, los hobbies, etc. De vez en cuando nos encontrábamos en el bar que estaba frente a la universidad para pasar el hambre.

De este hombre jamás recibí un rechazo, ni un ataque. Ni siquiera los odiosos lunes que por mas que intentes, son los peores. Sus expresiones siempre iguales, tomando todo con tanta neutralidad, algo así como Haru pero con un aire distinto.

Y dicen que la confianza es algo que no se consigue fácilmente, aunque como ya lo saben todos, conmigo era distinto. El respeto hacia otros nunca dejaba de estarlo, pero la confianza la conseguía rápido. Siempre tengo temas de conversación con los que ligar y llevar un buen ambiente, a Sousuke no tarde demasiado en llamarlo por su nombre, además él no se molestó y también me llamaba por el mío.

Reír con simpleza tampoco fue algo raro, las personas se acostumbran fácilmente a mis gestos típicos. Sousuke en cambio era un cubo rubik para lograr hacerlo sonreír por 2 segundos. ¿Por qué siempre tan serio con cortas sonrisas sin dejar de lado el ceño fruncido? Tampoco es que era un hombre amargado... Solo que... ¡agh! Allí es cuando me di cuenta que lo conocía poco.

Me la pasé hablando de mi, de cada cosa mínima de mi vida que no me tomé la molestia en conocer un poco mas sobre él. Solo gestos y risas. Apenas sabía que los padres tenían una tienda, que el auto se lo regalaron ellos con mucho esfuerzo y que tenía un gato llamado Toru. ¿Qué clase de estúpido soy para no darme cuenta de eso? Y es que me hice tanto problema por esta pequeñez, que olvide rápido mi objetivo de conocerlo mas. Una tontería que se volvió mi maldito destino.

Me inquietaba el saber mas, quería ver otras expresiones en su rostro, como aquella vez que hablamos sobre los amores no correspondidos, cuando vi la melancolía y sus ojos tan cercanos... Ir mas allá de lo usual doméstico que lleva uno en la vida cotidiana. Así que ideé un plan magnífico (fallidamente magnífico) que era tan solo quedarme en silencio observándolo o poner una actitud distante con él. Ya no iba a hablar sobre mí, quería ver si esto cambiaba la situación y me hacía un tanto mas cercano a Sousuke. Inconscientemente quería que se preocupara, que me preguntara que me pasa, necesitaba acción y esta tremenda torpeza me jugó en contra.

Los siguientes días llevé a cabo mi plan. Y como era de esperarse, funcionó.

- ¿Qué ocurre Makoto? Estos días te vi raro. 

-Eh... no es nada - Me descubrió, pensé.

-No te creo. ¿Es por los exámenes? - Se acerco y me tocó la cabeza para saber si tenía tal vez fiebre.

Y aquí es cuando se desmoronó mi plan. Porque... su mano me hizo sentir un tanto extraño y nervioso o tal vez me sentía mal por estar mintiendo y fingiendo este "plan" No lo sé.

Así que para no complicar mas las cosas, fui de frente.

-Sonará raro pero... Me gust- gustaría saber un poco mas sobre tí. -

- ¿Eh? ¿Y de dónde salió eso? - Sousuke se echó una inocente risa.

-¡Hey! - Me cruzé de brazos - Es que hace unos dias me di cuenta que nuestras formas de tratarnos son diferentes.

- No comprendo Makoto.

- ¿Lo ves? - me alteré por un momento - Me dices Makoto y no "Mako" como los demás. Lo único que me se de tu vida es sobre tu gato Toru y otras cosas - me detuve con un suspiro - Lo siento, no debí decir eso. Es que siempre tan igual, tan serio...

-¿Te preocupan esas simplezas? - rió nuevamente - Mira, no te digo "Mako" porque me suena muy infantil. Me gusta decirte Makoto porque yo te veo como un hombre ¿O acaso quieres que te vea como a un niño? Si eso te molesta, lo cambiaré. No conté sobre otras cosas porque no hay nada fuera de lo normal o interesante ¿Es eso lo que realmente te molesta o quizá te estarás confundiendo con otras cosas? Una vez Rin me contó que podías leer a través de los ojos de las personas, como se sentían, que querían... sobretodo de Haru. - Se acercó, me tomó del mentón con delicadeza y me dijo - Contéstame ¿Qué ves a través de los míos?

Su mano era fría y su mirada por fin pude verla como aquella vez, brillosa, sincera... Veía en su azul mi reflejo, sus pupilas parecían dilatadas. Aquella situación fue tan embarazosa que cuando quise que quitara su mano, lo tomé de ella con la mía haciendo que ese sentir extraño llegue a transferir calor, una palpitación, un miedo, una incomprensible situación. Mi plan, mis excusas, mis dudas, todo eso desapareció en un minuto.

- Makoto, estas rojo.

- Ca- cállate. - y sin decir más, salí del auto apurado.

 


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