El taxi me dejó frente al pequeño apartamento. Con decisión subí las escaleras y llamé a la puerta. Deidara me recibió con Hikari en brazos.
-¿Naruto? ¿Qué haces aquí?-preguntó Deidara adormilado.
-Siento venir a estas horas- me excusé. Apenas eran las siete de la mañana. Seguramente les había sacado de la cama-.Quería pedirte disculpas por cómo me comporté ayer.
Él se hizo a un lado y me invitó a pasar.
Hablamos largo y tendido y le conté lo que ocurrió con Sasuke. Él se enfureció por el comportamiento de su cuñado y estaba más que dispuesto a tomar cartas en el asunto. Sin embargo, yo se lo impedí y le hice prometer que no se lo contaría ni a Itachi ni a Sasuke.
-Estaré encantado de ir a tu exposición-le dije antes de irme.
***
Otro tedioso día de trabajo en la oficina. Desde que llegó Gaara, quien se comporta como un auténtico tirano mandándonos montones y montones de trabajo y unos plazos de entrega imposibles de cumplir.
Siempre que alzaba la mirada, veía a mi nuevo jefe pelirrojo paseándose entre los escritorios, supervisando nuestro trabajo. No podía evitar sentirme observado.
En una de esas ocasiones en las que despegué mis cansados ojos de la pantalla del ordenador, vi a Sasuke en la distancia, limpiando los cristales.
-¿Estás interesado en él?-me susurró alguien al oído.
Al girar la cabeza, me topé con el rostro de Gaara pegado a mi nariz.
-Para nada-respondí sintiendo cómo la ira ascendía por mi garganta-. Puedes quedártelo si quieres es todo tuyo. Apuesto que será de tu agrado-comenté cínico.
-Menos mal- contestó aliviado-.Menos competencia.
Volví a mi trabajo tratando que ese último comentario no me afectara.
-Dime, rubito, ¿qué haces esta noche?
-Primero, me llamo Naruto. Y segundo, no creo que eso sea de su incumbencia Gaara-sama. Ahora si me disculpa, debo seguir con mi trabajo.
-¿Me estás rechazando?-replicó. Hubiera dicho que estaba molesto, pero su rostro inexpresivo no delataba ninguna emoción, así que no lo sabía con certeza.
-¿Perdón?
-Te estoy invitando a una cita, rubito.
-Primero, ya le he dicho que me llamo Naruto y segundo- me interrumpí-Espera, ¿qué? ¿una cita? Pe-pero si ambos somos donceles…
-¿Y qué?-se encogió de hombros-. Yo voy con quién me da la gana, sea hombre, mujer o doncel.
-Yo creía que estaba interesado en el Uchiha…
-El Uchiha es un buen trofeo: es atractivo, tiene un gran pene y lo más importante, no quiere saber nada sobre sentimientos. Sí, un buen rato de diversión está asegurado con él, pero ahora mismo, me interesas tú.
Era la primera vez que conocía a una persona tan descarada. Era obvio que Gaara era brutalmente sincero y no tenía pelos en la lengua. ¿Todos los niños ricos eran así? Pensé en el Uchiha; ambos se parecían en muchos aspectos, eran una pareja perfecta.
-Gaara, no soy un juguete y no deberías tratar a nadie como tal.
-Para ti es Gaara-sama, rubito.
-¿Por qué no vas a divertirte con el teme de Sasuke? Sois tal para cual.
Creí atisbar un asomo de sonrisa en el rostro de Gaara. Se acercó peligrosamente a mí y con el pulgar y el índice me agarró la barbilla con fuerza.
-Mira rubito, si no quieres meterte en problemas, más te vale obedecer, ¿me entiendes?
No tuve tiempo a responder ya que una lluvia de producto de limpieza cayó sobre el rostro de Gaara.
-¿Qué crees que estás haciendo?-dijo Gaara enojado.
Detrás de mí se encontraba Sasuke con un pulverizador lleno de algún tipo de producto para limpiar.
-¿No lo ves?-respondió él-. Estoy limpiando la basura-sonrió burlonamente- ¿Acababa de llamar basura a Gaara?- Ahora largo.
Gaara se marchó a regañadientes. No quería montar una escena en frente de todos sus empleados y mucho menos por culpa de alguien tan insignificante como lo era el Uchiha.
-¿Estás bien?-inquirió el teme preocupado.
Si esperaba un agradecimiento de mi parte, lo llevaba claro. Que me hubiera salvado de mi jefe, quien resultaba ser un acosador que se tiraba a cualquier cosa que le pareciera mínimamente atractiva, lo llevaba claro. Hacía falta más que eso para que le peronara por ser un idiota integral.
-Estoy trabajando. No necesito más molestias, ya he tenido suficiente con tu amiguito-contesté haciendo énfasis en la última palabra.
-¿Se puede saber qué te pasa, Naruto? Últimamente no soportas verme ¿o es que crees que no lo he notado?
-Enhorabuena por darte cuenta Uchiha. Ya era hora de que utilizaras el cerebro para algo.
-Naruto, dime qué demonios-.
-Te lo diré otra vez: Estoy trabajando. No necesito más molestias, ya he tenido suficiente con tu amiguito Gaara.
Algo debió hacer click en la mente del teme porque su rostro palideció repentinamente hasta parecer un cadáver.
-Tú…En la boda…Nos viste…
Asentí.
-Naruto, te lo puedo explicar.
-Ya sé que me lo puedes explicar, Sasuke. Pero yo no quiero oír ni una palabra que salga de tu boca.
-Naruto, yo…
-¿Es que no me has hecho ya suficiente daño?-estaba a punto de ceder a las lágrimas-. Escúchame Sasuke, yo te perdono. Te perdono porque no quiero vivir con todo este odio dentro de mí, porque todos merecemos una segunda oportunidad. Yo ya te la he concedido perdonándote. Ahora concédemela tú saliendo de mi vida. No quiero saber nada más de ti.
-Fue un error…-murmuró.
-Claro que fue un error. Un estúpido y grandísimo error. Como el que cometí yo pensando que había algo bueno en ti, al haberme enamorado de un ser egocéntrico, que carece de sentimientos y que lo único que persigue es la venganza.
No sabía en qué momento había comenzado a gritar. Rodo el mundo se había quedado mirándome, sumidos en un tenso silencio.
Ya había aguantado suficiente de todo aquello así que cogí mis cosas y me marché.
***
Al día siguiente aparecí en Amaterasu corp. para presentar mi renuncia, la cual entregué a Ino.
-¿Estás seguro de que quieres hacer esto?-sus ojos azules me miraban con tristeza. La echaría de menos y a Sakura también.
Fui a tomar un último café con ellas como compañeros de Amaterasu corp.
***
La vida siempre nos brinda segundas oportunidades.
Poco después de presentar mi renuncia, mi abuela me ofreció un puesto que había quedado libre en el hospital como personal de administración. Obviamente no era un sitio tan renombrado como Amaterasu corp. pero no me quejaba. Además, trabajaba junto a mis seres queridos.
Aunque había paseado toda mi vida por los pasillos del hospital, tenía que familiarizarme con los almacenes y los despachos donde iba a trabajar, ya que nunca había frecuentado esa zona cuando era pequeño.
Tsunade me mostró mi oficina: una estancia pequeña que con un poco de decoración podía llegar a convertirse en una zona acogedora.
Sin embargo, el pasado no queda atrás tan fácilmente.
Un día, reordenando todos los documentos y buscando unos libros de contabilidad viejos entre los archivadores, di con los historiales clínicos de los pacientes y el destino quiso que la primera carpeta que vi tenía el apellido Uchiha escrito en ella.
La tentación me invadió. Sentía curiosidad sobre Obito, el tío de Sasuke…pero si de verdad quería dejar a Sasuke atrás, no debería leer el contenido de la carpeta.
Entonces, ¿por qué me resultaba tan difícil volver a dejar el expediente en su lugar?