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Destronado por MyDarkestDesires

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Notas del capitulo:

Me vino la inspiración y en vez de estudiar estoy aquí con otro capítulo jejeje. (Mi voluntad para los estudios es débil -.-U)

Ya tengo gran parte del siguiente escrito así que solo es cuestión de tiempo que lo suba también.

¡Disfrutad de la lectura!

Las palabras de Sasuke me mantuvieron pensativo durante el camino a casa y gran parte de la noche. Él tenía razón en dos cosas: la primera, que su padre lo desheredara y sustituyera por los Sabaku no era muy raro; y la segunda, todo aquello no era de mi incumbencia. Pero yo era una persona curiosa y más de una vez esta cualidad me ha metido en problemas. Decidí dejarlo pasar. No iba a meter las narices donde no me llamaban y arriesgarme a perder mi empleo. Por otro lado, le haría un favor a Sasuke y no contaría a nadie lo que sucedió esta noche.

 

Cuando nos cruzábamos por los pasillos, Sasuke y yo nos ignorábamos. Él me dirigía una mirada fría para luego largarse por donde había venido con la cabeza bien alta. Hasta cuando no hablaba era arrogante y prepotente. Nuestra relación era así de fría pero no me importaba; Sasuke no parecía tener muchos amigos.

Tras un par de semanas de trabajo duro, hoy era mi día libre, así que decidí ir a visitar a mis padres.

Cuando abrí la puerta de la que antes fue mi casa, solo pude distinguir una nube roja aproximándose a una velocidad vertiginosa hacia mí. Mi madre encantada de verme se lanzó a mis brazos y me abrazó con ese cariño tan abrumador suyo que era capaz de matarte por asfixia.

-¿Cómo está mi pequeño? ¿Qué tal la primera semana de trabajo?

-Mamá s…suel…tame voy a… morir- articulé como pude.

Me las arreglé como pude para mirar por encima de su hombro y vi a mi padre sentado en el sillón leyendo el periódico, ignorando la escena. Él no iba a ayudarme a escapar del amor de mi madre.

-Ha ido bien- contesté cuando finalmente me liberó, lo cual no fue sencillo de conseguir. Me senté en el sofá cerca de mi padre quien me dirigió una sonrisa a modo de saludo-. La gente ahí es muy dedicada y todo el mundo se lleva muy bien.

-Me alegro- dijo mi madre trayendo una bandeja con tres tazas de té.

Un cómodo silencio inundó el salón mientras todos disfrutábamos de nuestras bebidas.

-Y dime Naru, ¿hay algún hombre que merezca la pena?- preguntó alzando una ceja y escondiendo su sonrisa pícara tras la taza de té.

En ese momento mi padre salió de su estado impasible atragantándose y tosiendo escandalosamente.

-¡Kushina! No le metas ideas fantasiosas en la cabeza a nuestro bebé.

-Ya no es un bebé, Minato y yo quiero nietos.

-¡Pero es muy joven!

-Nunca es pronto para el amor…Ni para tener nietos

-¡Ni hablar! ¡Naruto, te prohíbo estar con un hombre hasta que cumplas al menos 40!

Una gotita resbaló por mi sien al presenciar esta escena tan absurda. Las discusiones absurdas formaban parte del día a día en nuestra familia. Y, aunque pareciera raro, aquella escena me hizo sentir nostálgico…no había nada como estar en casa.

Una sonrisa se dibujó en mi cara y comencé a reír. Mis padres pararon de discutir para quedarse mirándome y yo les abracé. Realmente amaba a mi familia.

Mi padre, Minato Namikaze, era profesor de finanzas de una de las universidades más prestigiosas de Japón. Había dado clase a grandes figuras que en la actualidad eran grandes referentes en el mundo empresarial. Yo entré a esa universidad becado ya que mi padre impartía clases ahí. De no haber sido por eso, no hubiera sido capaz de costearme los estudios ahí.

Le estaba muy agradecido a mi padre por haberme ayudado a conseguir trabajo en Amaterasu corp. Él había sido profesor de Kankuro y Temari, los hijos de Sabaku no Rasa y había mantenido una buena relación con ellos. Cuando acabé la carrera, mi padre que seguía manteniendo contacto con sus antiguos alumnos de vez en cuando, les pidió que me concedieran una entrevista a lo que ellos accedieron sin problemas. Nunca podré agradecerle a mi padre lo suficiente por esta oportunidad.

Mi madre, Kushina Uzumaki, era harina de otro costal. Ella era psiquiatra y trabajaba junto a mi abuela Tsunade en su hospital. Muchas veces me he preguntado cómo es que mi madre es médico y no una paciente ya que está realmente loca.

Mi madre preparó ramen, mi comida favorita y la devoré con ansias. A mi padre le escurría una gotita por la sien mientras me veía comer mi amado ramen y mi madre reía alegremente. El ruido del teléfono interrumpió aquel momento familiar.

Mi padre se levantó a contestar y a los pocos segundos volvió diciendo:

-Kushina, querida, es para ti. Dicen que son del hospital.

-Ya voy.

Mi madre fue a coger el teléfono y a los pocos minutos regresó y comenzó a preparar sus cosas para irse.

-Lo siento chicos, es una emergencia. Un paciente ha sufrido una recaída y tengo que ayudar a estabilizarlo.

-No te preocupes, mamá- le sonreí.

-Querido, ¿podrías llevarme al hospital?- inquirió mi madre.

-Tengo muchos exámenes que corregir e iba a hacerlo después de comer- repuso él-. Naru-chan ¿serías tan amable de acompañar a tu madre?- preguntó lanzándome las llaves de su coche.

-Claro, no hay problema.

 

Nada más estacionar del coche, mi madre bajó corriendo gritando algo sobre que la eserase para llevarla de vuelta a casa.

Suspiré. Odiaba los hospitales pero viendo la situación, no me quedaba más remedio que merodear por los alrededores.

El personal me conocía, era el nieto de la directora, así que no me pusieron muchos impedimentos para pasearme por los pasillos. Pasé por distintas áreas viendo como los enfermos eran trasladados en camillas a sus habitaciones o a quirófano, algunos se quejaban de sus dolencias, otros iban sedados; unos eran jóvenes y otros más ancianos. Ver a tanta gente enferma me producía un sentimiento de desasosiego así que me dirigí al área donde estaban los neonatos.

Ver a los pequeños bebés en sus cunitas moviendo sus pequeños bracitos me hacía soñar con mi futuro. Algún día formaría mi propia familia aunque todavía no había encontrado al hombre con el que compartiría mi vida.

Cuando se hizo tarde me acerque al área de psiquiatría. Mi madre tenía que estar a punto de salir, supuse.

Conforme iba avanzando por el pasillo, el llanto de una mujer se hacía cada vez más nítido. Era un llanto que te partía el alma en mil pedazos, lleno de angustia, desesperación y tristeza.

Vi a una mujer morena sentada, llorando desconsolada con las manos ocultándole el rostro. Su hijo a su lado la consolaba como podía. Estaban esperando frente a una puerta desde la que se oía una voz amortiguada que decía:

-Tobi es un chico bueno…Tobi no ha hecho nada malo.

Las enfermeras trataron de tranquilizarlo, cosa que a ese tal Tobi no le sentó nada bien.

-¡Tobi no está enfermo! ¡Queréis engañar a Tobi y matarlo!

Después de aquello lo único que se oyó fue la lucha que tuvieron los médicos por mantener al paciente controlado y la resistencia que él oponía.

La mujer lloró aun más fuerte lo cual me hizo volver a centrar la atención en ella. La observé con el corazón en un puño y me acerqué a ella lentamente para darle mi apoyo fuera por lo que fuese que estaba pasando.

Cuando estuve a unos pasos de ella y de su acompañante, abrí mis ojos con sorpresa. El hombre levantó la cabeza al advertir mi presencia y sus ojos negros quemaron como brasas en mi interior.

No podía creer que Sasuke estuviera aquí.

Notas finales:

¿Os he dejado intrigad@s? ¿Qué es lo que sucede en la familia de Sasuke? ¿Qué hará Naruto ahora?

Todo esto y más en el siguiente capi XD

Y como siempre, se aceptan críticas de todo tipo :)


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