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Destronado por MyDarkestDesires

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Notas del capitulo:

¡Aquí estoy de nuevo! Antes que nada, gracias por todas las reviews. Me animan mucho a escribir :)

Este capítulo muestra parte de los problemas en la vida de Sasuke y son solo la punta del iceberg (pobrecito, le hago sufrir)

¡Espero que os guste!

Sasuke me miró por un largo rato y volvió a centrar la atención en su madre. Sabía que él no iba a decir nada, que él no respondería mis preguntas y mantendría esa imperturbable máscara de hielo que le servía de coraza contra el mundo exterior.

Alargué el brazo para posarlo en el hombro de su madre para tratar de infundirle confort pero un manotazo de Sasuke apartó mi brazo.

-No la toques- me dijo amenazante.

Mi madre salió en ese momento de la habitación aliviando la tensión que se había producido en ese instante.

-Naru-chan, que bien que estés aquí. Ya podemos irnos.

Me dirigí hacia la salida pero mi madre no me siguió. Se quedó hablando un momento con Sasuke.

-Hemos sedado a Obito y le hemos administrado la medicación. Se tendrá que quedar hospitalizado una temporada para asegurarnos de que sigue el tratamiento a diario. Esto ha ocurrido porque ha dejado de tomar las pastillas. Debería vigilarlo más de cerca, Uchiha-san.

-Hago lo que puedo- contestó secamente.

Mi madre se apresuró hacia donde yo me encontraba y juntos nos dirigimos de nuevo a casa.

Había decidido pasar estas últimas semanas del ególatra de Sasuke Uchiha pero verlo en el hospital en aquella situación avivó mis ganas de averiguar qué estaba pasando y de conocer más sobre él. Claro que ya sabía de antemano que no tendría respuestas por su parte pero tal vez mi madre podría aclararme las cosas un poco.

-Mamá, ¿qué le pasó a tu paciente?

-No debería contártelo, Naru. Son cosas que se mantienen entre los médicos y la familia del paciente.

-Lucía bastante mal- comenté.

Si seguía insistiendo mi madre cedería y me contaría quién era Tobi. En realidad, a ella le encantaban los chismorreos y cuando empezaba a hablar era casi imposible hacerla callar.

-Bueno, los pacientes con trastornos de ese tipo siempre son difíciles de tratar- suspiró.

-Pobre hombre, la vida ha debido ser muy dura para él- dije con fingida pena.

-Desde que Fugaku-sama murió, las cosas no han sido lo mismo para la familia Uchiha. Su muerte conmocionó a toda la familia. Mikoto-san, su viuda aun sigue de luto y la situación de su hermano Obito y la desaparición de uno de sus hijos hace que se hunda aún más en la miseria.

-¿Qué le pasó a su hermano?- inquirí con curiosidad.

-El paciente que estaba atendiendo era su hermano Obito.

-Creí oír que se llamaba Tobi- comenté confuso.

Mi madre suspiró.

-Ahí es donde está el problema. A raíz de la muerte de Fugaku, la familia Uchiha lo perdió todo. El estrés, la ansiedad, el duelo y la desesperación por encontrar una solución hicieron mella en Obito quien acabó desarrollando una segunda personalidad cuya identidad es Tobi.

-Entonces, ¿ese doncel tiene un trastorno bipolar?

-Sí, y además sufre de un trastorno de personalidad paranoide. Si siguiera el tratamiento podría  llegar a tener una buena vida. Es una pena- se lamentó mi madre.

Sin darse cuenta, mi madre me había revelado más de los Uchiha de lo que había imaginado.

***

-¡Naruto! ¿Vienes a tomarte algo con nosotros?- preguntó Sakura.

-Sí, claro pero antes tengo que acabar unas cosas.

-Pobrecito-suspiró-. Cuando yo entré aquí también me mandaban un montón de tareas que cumplir. Tranquilo, ya verás como dentro de poco cambiará. Mientras tanto ¡hay que trabajar duro!- exclamó tratando de animarme.

-Nos vemos luego.

-Te esperamos en el bar- dijo a modo de despedida y se metió en el ascensor.

Me recliné en mi silla de oficina, y me froté el puente de la nariz. Aún me quedaban muchas cosas pendientes. La oficina estaba en completo silencio. Solo se oía el sonido del teclado al presionar las teclas. Estaba tan ensimismado, concentrado en mi trabajo que no advertí que una presencia amenazadora se cernía detrás de mí.

Cuando advertí que una sombra me tapaba la poca luz que me rodeaba, me paré en seco y todos mis músculos se contrajeron y se pusieron rígidos. Era un miedica, lo admitía; nunca me han gustado las pelis de miedo, ni la oscuridad, ni los truenos, ni los fantasmas… Y ahora mismo, esto parecía el escenario de una película de terror.

No quería descubrir qué era la presencia que aguardaba quieta detrás de mí pero tampoco podía quedarme paralizado para siempre ¿o sí? Lentamente giré la silla y pasó lo que menos esperaba: recibí un chorro de limpiacristales en toda la cara.

-¡Maldito temeeee! ¿Por qué hiciste eso? ¡Mis ojos! ¡Eres un maldito bastardo!

-Hola, Naru-chan ¿Trabajando hasta tarde?- preguntó pude advertir que con una media sonrisa. No podía ver muy bien en esos momentos.

-¿Se puede saber qué te pasa? ¡Estás loco!

-Te dije que no te metieras en mis asuntos.

-Y no lo he hecho- me quejé.

-Entonces, ¿qué hacías ayer en el hospital?

-¿Sabes?, el mundo no gira en torno a ti, teme.

Él me dirigió una mirada asesina y se dio la vuelta, dando por finalizada la conversación.

-Ayer entendí por qué eres tan amargado-.Ups, metí la pata.

Sasuke se giró encolerizado y se abalanzó hacia mí, acorralándome contra el escritorio.

-Yo…esto…quería decir que con lo que está pasando tu familia deberías intentar ser feliz. Ya, sabes, en vez de estar centrado en buscar venganza o lo que sea que busques porque eso les hará más daño a tus seres queridos y…Me estoy liando jeje- dije incómodo sin mirarle ni un solo momento a los ojos.

Cuando terminé mi enrevesada excusa levanté la vista del suelo y pude percibir un destello rojo en los ojos de Sasuke. Tuve una visión bastante aproximada de cómo debe ser el infierno.

Incapaz de sostenerle la mirada, volví a girar la cabeza pero él me cogió de la barbilla y me hizo mirarle. Yo cerré mis ojos con fuerza como respuesta, en esos momentos realmente temía por mi vida.

-Escúchame,- pude sentir sus  palabras rozando mis labios. Estaba demasiado cerca- tú no sabes NADA de mí.

-Nadie sabe nada sobre ti-reí entre dientes todavía sin abrir los ojos-. Te cierras a los demás y no dejas que te ayuden. El mundo no es tu enemigo, Sasuke.

-¿Por qué insistes tanto en ayudarme, en saber sobre mí?

-¿No es obvio?-contesté-. Es porque estás sufriendo.


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