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Sin Miedo a Nada por Midori Uchiha Phantomhive

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Estefan Roth tenía 28 años. Era un alfa de tez clara, cabello rubio y ojos color café. Media aproximadamente 1,85. Era un abogado de renombre, trabajaba en un bufete conocido. El rubio ese día había tenido un juicio bastante difícil, pero consiguió salir victorioso ganando el caso para su cliente. Llegó a su departamento e inmediatamente se quitó el saco, deshizo el nudo de su corbata y la arrojó al sofá cuando la quitó de su cuello.

 

El rubio fue a la cocina, se sirvió un vaso de agua y lo tomó. Cuando sació su sed observó un punto fijo en la cocina. Estefan odiaba sentirse solo, por más que intentase salir con omegas nada resultaba bien. Las mujeres solo salían con el debido a su posición social y su dinero. El alfa quería estar con alguien que lo quisiese por sí mismo. Sus celos eran insoportables estar sin un omega con quien anudarse era difícil.

 

Los pensamientos del hombre se vieron interrumpido por un ligero toque en la puerta principal. Sin ganas, Estefan fue a abrirla.

 

Frunció el ceño al reconocer al hijo de Claudia, su vecina de enfrente.

 

-Louis, ¿se te ofrece algo? -preguntó seco.

 

El joven frente a Estefan sonrió con chulería.

 

-A ti atado en tu cama dejándome montarte salvajemente hasta que no resistas más, rompas tus ataduras y muerdas mi cuello reclamándome como tuyo -respondió Louis con una sonrisa angelical.

 

El alfa ignoró el pequeño tirón que sintió su miembro al imaginar la escena. Tanto tiempo sin tener sexo lo estaba debilitando.

 

-Mocoso, no tengo tú tiempo. ¿Dime de una vez qué quieres?

 

Louis hizo un puchero.

 

-Solo quiero hablar contigo ¿No puedo?

 

Estefan suspiró cansado. El mayor de mala gana se hizo a un lado para que el menor entrara a su departamento. Louis sonrió y entró al lugar. Estefan cerró la puerta y regresó a la cocina ignorando a pequeño omega.

 

El rubio miró de reojo a Louis. Era un chico de 15 años. Tenía el cabello negro, los ojos claros, la piel de color crema. Media apenas 1,60. Louis le había causado más de un dolor de cabeza al abogado. Desde que se había mudado a ese lugar hacía dos años, Louis había mostrado interés en él. Con el pasar de los años ese interés se había tornado en algo con lo que el adulto no podía lidiar. Especialmente cuando el menor no pedía oportunidad para pedirle que lo marcara.

 

-¿Hasta cuándo me ignoraras? -preguntó Louis mirando a Estefan desde la puerta.

 

-Hasta que decidas irte a tú casa.

 

-Sabes que no me refiero a eso -dijo el chico con el ceño ligeramente fruncido.

 

-No, no lo sé.

 

Louis apretó los puños y miró indignado al mayor.

 

-Sabes que estoy enamorado de ti. ¿Cuándo me aceptaras? Sé que eres mi alfa, ¿por qué no puedes vez que soy tu omega? -gritó dolido el menor.

 

Estefan suspiró.

 

-Cuantas veces tendré que decirte que hay muchos alfas dispuestos a estar contigo.

 

-Sólo te quiero a ti -dijo Louis derramado algunas lágrimas.

 

Algo dentro del hombre se rompió al ver al chico llorar. Detestaba esos gemidos que soltaba el menor cada vez que lloraba reclamando su a tención. Resignado a seguir sus instintos se acercó al menor y sutilmente lo rodeó con sus brazos. Louis se aferró a Estefan y dejó que sus lágrimas corriesen.

 

"Cuando está situación se volvió tan complicada" pensó el mayor.

 

-¿Por qué no me marcas? -preguntó Louis.

 

-Sabes que no puedo. No puedo -dijo Estefan.

 

Estefan pensó en como poco a poco ese pequeño omega comenzaba a romper sus barreras. Inició con sus sonrisas inocentes. La voz de Louis era sedosa y melodiosa. Su olor era dulce, podía jurar que olía a vainilla.

 

Estefan no podía aceptar al menor, no era correcto. Además, Estefan sabía que sí accedía a tener algo más que una amistad con Louis sería hipócrita de su parte. Estefan muchas veces había mirado con malos ojos a aquellos alfas que tenían una relación más íntima con un omega mucho menor. Estefan lamentaba la hora en que se topó con ese niño, pero contradictoriamente agradecía tener la oportunidad de sentir a Louis entre sus brazos. Era tan confuso lo que le hacía sentir.

 

Estefan se separó un poco del menor y con su mano derecha levantó el rostro de Louis. Las mejillas las tenía bañadas en lágrimas, sus ojos estaban brillosos por ellas. Se perdió en la mirada del pelinegro, el rubio siempre había amado el color de los ojos de Louis. En ocasiones tenían un tono verdoso otras veces se veían entre grises y miel.

 

-Siempre me has parecido un gatito en busca de afecto -dijo Estefan sin pensar en las consecuencias.

 

Louis miró sorprendido a Estefan por la comparación. Sonrió tímido. El rubio retiró el resto de las lágrimas de las mejillas de Louis con sus pulgares.

 

El de cabello azabache mordió su labio inferior. Se sentía tan bien entre los brazos del alfa, se sentía querido y protegido. Deseaba tanto que el mayor lo aceptase, deseaba que Estefan lo amase, deseaba que lo marcase y lo reclamase como suyo. De solo pensar en anudarse con el hombre sentía como comenzaba a mojarse.

 

Estefan sin poder resistir el impulso se inclinó dejando su rostro cerca del más bajo. Louis entrecerró los ojos deseando no despertar en caso de estar soñando.

 

Sus alientos se mezclaron, sus narices se rozaron. El alfa sintió como el aliento de frutilla inundo sus fosas nasales. Su alfa rugió, quería probar ese bocado que se ofrecía solo. Estefan rosó los labios de Louis con los propios. La caricia fue minúscula, casi intangible pero fue suficiente para sacar un gemido de Louis. El alfa dominaba a Estefan e hizo lo que tanto había deseado el menor. Louis llevó sus manos al cuello del mayor cuando sintió que terminaba con la minúscula distancia que separaba sus labios. Era un suave rose. Sentía los labios esponjosos y virginales de Louis moverse torpemente. El rubio se aferró a la cintura de Louis, sintió que sus manos estaban hechas para estar en ese lugar, lo pegó a su cuerpo. El menor gimió en medio del beso, Estefan aprovechó y deslizó su lengua dentro de su boca.

 

Louis ahogó un gemido en la boca del mayor. Decidido a no quedarse atrás Louis se impulsó y enrolló sus piernas alrededor de las caderas de Estefan. El rubio colocó sus manos en el trasero de Louis. El alfa caminó hasta los mesa y sentó a Louis en ella. El rubio estaba en medio de las piernas del menor quién se aferraba a su cuello. Louis se sentía en el cielo. Estaba húmedo.

 

Rompieron el beso y Estefan fue golpeado por la realidad.

 

-No puedo. Claudia me matará si pongo un dedo sobre ti -dijo con la voz ronca el rubio.

 

Louis negaba mientras apretaba los labios en una fina línea.

 

-No pienses, sólo sígueme basando, por favor -pidió.

 

-Será mejor que te vayas a tú casa -dijo frío el mayor conteniendo con todas sus fuerzas al alfa que quería arrancarle la ropa a Louis.

 

Louis miró con dolor a mayor, no sabía cómo Estefan podía montarse tan cálido y segundos después ser frío y cortante. El omega se sintió frío y abandonado. Aguanto las ganas de llorar, aun le quedaba orgullo.

 

-Como quieras -dijo Louis cuando estaba seguro de que su voz no se quebraría.

 

Estefan acompañó a Louis hasta la puerta y cuando el menor entró a su departamento la cerró. El rubio quedó mirando la puerta hasta que la rabia lo golpeó.

 

-¡Maldita sea! -gritó-. No puedes estar con él. Es hijo de tu amiga y es un omega muy pequeño. Por amor a dios no caigas, no puedes caer por él. Él no es tu omega. Mi padre me matará si se entera de esto, si estoy con un omega -se advirtió a sí mismo Estefan.

 

Esa noche Estefan recordó cómo se escuchaban los gemidos de Louis una y otra vez en sueños, pero esos gemidos no eran causados por un simple beso. En su sueño siempre terminaba marcando a Louis.

Notas finales:

N/A: Hola, hace tiempo tenía esta idea en mente. 

 

Espero le haya gustado este primer capitulo. 

 

Sin más que decir, se despide MidoriUP.


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